Fue en 2001 cuando un grupo de familiares, allegados y facultativos
preocupados y dedicados a cuidar enfermos de ataxia, enfermedad neurodegenerativa poco nombrada, deciden
organizarse para dar a conocer a la sociedad y a las autoridades sanitarias esta problemática y,
como consecuencia de la importancia del tema y la eficacia de sus movilizaciones, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó al poco tiempo que el día
internacional para concienciar a la sociedad sobre esta enfermedad
sería el 25 de septiembre de cada año, fecha en la que se suelen
programar actividades de toda índole para darla a conocer y conseguir
fondos destinados a la investigación y conocimientos de otras
personas con el fin de poder dar una vida mejor a los afectados por
esta enfermedad.
Pero, ¿qué es la ataxia? Cuando oímos hablar de dolencias neurodegenerativas, nos viene a la memoria los nombres de las que salen en los medios: la esclerosis múltiple, el Parkinson, el Huntington, el Alzheimer,... pero, ¿ataxia? ¿qué es eso? ¿algo nuevo?
Su nombre (del griego a- que significa "negativo" o "sin" y taxiā que significa "orden", lo que ya da pistas sobre su naturaleza: “no se siguen las órdenes”) ya fue usado por Hipócrates para indicar que una enfermedad iba a ser prolongada pero su adscripción actual se debe al médico neurólogo alemán Nikolaus Friedreich, que fue el primero en realizar investigaciones en el año 1863, empezando por los problemas de coordinación así como la degeneración del sistema nervioso y la dificultad de los movimientos en brazos y en piernas que había observado en los habitantes de los pueblos de la región de Heidelberg. La dolencia en sí no es privativa del ser humano y, como curiosidad, está emparentada con algunas formas de la rabia o con la encefalopatía espongiforme bovina (puesta de moda hace algún tiempo como “enfermedad de las vacas locas”). Hay que decir que en otros países no hay el casi secretismo -como si fuera un estigma- del nuestro sobre ella; ahí está, por ejemplo, la película japonesa "La historia de Aya Kitou", donde la protagonista padece un tipo de ataxia espinocerebelosa, y que se puede encontrar en Youtube, subtitulada en castellano.
Su nombre (del griego a- que significa "negativo" o "sin" y taxiā que significa "orden", lo que ya da pistas sobre su naturaleza: “no se siguen las órdenes”) ya fue usado por Hipócrates para indicar que una enfermedad iba a ser prolongada pero su adscripción actual se debe al médico neurólogo alemán Nikolaus Friedreich, que fue el primero en realizar investigaciones en el año 1863, empezando por los problemas de coordinación así como la degeneración del sistema nervioso y la dificultad de los movimientos en brazos y en piernas que había observado en los habitantes de los pueblos de la región de Heidelberg. La dolencia en sí no es privativa del ser humano y, como curiosidad, está emparentada con algunas formas de la rabia o con la encefalopatía espongiforme bovina (puesta de moda hace algún tiempo como “enfermedad de las vacas locas”). Hay que decir que en otros países no hay el casi secretismo -como si fuera un estigma- del nuestro sobre ella; ahí está, por ejemplo, la película japonesa "La historia de Aya Kitou", donde la protagonista padece un tipo de ataxia espinocerebelosa, y que se puede encontrar en Youtube, subtitulada en castellano.
Médicamente, las ataxias (en plural)
son un grupo de dolencias incluido en las llamadas Enfermedades Minoritarias que
afectan, según cifras divulgadas por asociaciones de enfermos, a menos de una persona por cada dos mil y que se caracterizan
por una degeneración progresiva espinal y/o cerebral. Los síntomas
de la enfermedad engloban problemas de coordinación, de equilibrio,
de habla, de deglución y perturbaciones en la marcha, y pueden
desembocar en enfermedad cardíaca u otras graves disfunciones que
pueden ser muy invalidantes para la autonomía personal.
La gran mayoría de ataxias no tienen cura al día de hoy ni tratamiento aunque existen terapias de rehabilitación (neurorrehabilitación, en puridad) y dispositivos de adaptación (que pueden ir, según los casos, del bastón, muletas, andadores, sillas de ruedas para aquellos con alteración en la marcha, dispositivos para ayudar en la escritura, la alimentación y el cuidado personal si se deterioran la mano y la coordinación del brazo, a dispositivos de comunicación para las personas con problemas del habla, por citar algunos) que pueden contribuir a ralentizar el proceso de la enfermedad, permitir al paciente tener la mayor independencia posible y mejorar, por lo tanto, la calidad de vida de los pacientes.
Tanto
la aparición de los síntomas iniciales como
la
duración de la enfermedad pueden estar, y de hecho lo están, sujetos a variación.
Generalmente, una persona con ataxia conserva las
facultades y la
capacidad mentales
completas,
por lo que
sabe (como pasa con otras dolencias de este tipo) que
puede perder progresivamente el control físico, y
es consciente en todo momento de su estado actual, del que tenía hace un tiempo y, por él, antes que nadie, del
progreso de la ataxia.
En
el Día internacional de la ataxia, varios propósitos conexos:
-
todo
el ánimo y la fuerza a los enfermos de ataxia en la entereza de su lucha cotidiana.
-
un recuerdo emocionado a todos los que nos han dejado con/por la
ataxia, sabiéndonos transmitir de forma callada su alegría de vivir
durante todo el proceso.
-
un homenaje sincero a aquellas personas del entorno inmediato a las
que también “les ha tocado la china” y se han convertido
de la noche a la mañana en cuidadores,
con todo lo que eso representa para ellos en trabajo, dedicación, renuncia y sacrificio.
-
agradecimiento
a los profesionales (que son muchos: médicos, enfermeros,
fisioterapeutas, logopedas, investigadores,…) que se vuelcan en su
entrega, cada uno en su especialidad, para combatir la
enfermedad y/o mantener la calidad de vida del enfermo..
Acabamos hoy con un recuerdo musical de Glen Campbell, que nos dejó hace unos meses víctima, precisamente, de una enfermedad degenerativa, en su caso, Alzheimer, interpretando una canción de aquellas que hacen pensar, compuesta en su día por Charles Aznavour.
Miguel, no tengo palabras. Todas las enfermedades son crueles, sólo hace falta estar al lado de la persona afectada para comprenderlo.
ResponderEliminarAbrazos.
Me cuesta ponerme en tu piel Miguel,considero que res una persona con coraje, luchadora y con ganas de vivir, te tendré como referencia en lis momentos bajos, eres un héroe, de verdad. Un fuerte abrazo
ResponderEliminar