domingo, 11 de agosto de 2019

Auténticamente apócrifo.

Antes de que existieran las redes sociales, pero sobre todo con ellas, las “Citas citables” 
(título de una de las secciones de la otrora popular revista estadounidense, manejable para la 
lectura por su reducido tamaño, Selecciones del Reader’s digest, que hablaba de gran 
variedad de temas, casi siempre pasados por el tamiz del american way of life, razón por la 
que era conocida de manera chusca en algunos círculos como “Selecciones indigestas”) eran 
recurso socorrido para impartir lecciones de moral o ayudar a la superación personal. Gotas 
de sabiduría las han llegado a nombrar. Con esos antecedentes circulan ahora en las Redes 
Sociales frases atribuidas a cualquier personaje cuya autoridad moral parece suficiente para 
avalar cualquier sarta de lugares comunes cuando no meras estupideces o, lo que es peor, 
“argumento justificativo” para las manipuladoras fake news, tan de moda lamentablemente. 
 
Resultado de imagen de frases apocrifas lincoln

 
Una de las grandes lecciones que hemos aprendido gracias a Internet es la constatación de la 
predisposición de la mente humana a repetir una idea, incluso cuando es errónea o 
simplemente falsa sin hacer análisis de su contenido ni esforzarse por averiguar su 
autenticidad. Así funciona el fenómeno de las citas célebres: una imagen reconocible junto a 
una frase con garra es carne de viral, aunque baste, precisamente, un pequeño paseo por la 
Red para comprobar que gran parte de esas frases no las dijo la persona a la que se le 
atribuyen o las dijo en un contexto muy diferente.

Y así se explica que todo un Presidente de los Estados Unidos de América, ya sabéis, el 
actual inquilino de la Casa Blanca, Donald John Trump, inunde su red social favorita, Twitter, 
de opiniones sui generis sobre cualquier temática, acusaciones infundadas a sus rivales, 
datos inventados, informaciones falsas,… y que sus seguidores lo crean sin más. Pero eso, 
en todo caso, son directamente engaños, no lo que aludíamos como “citas citables” erróneas 
que, en puridad, son frases apócrifas.  La palabra "apócrifa" proviene del griego Απόκρυφα 
que significa “ocultar lejos”, y actualmente se relaciona con la autenticidad dudosa. 
Curiosamente la palabra admite dos interpretaciones: en la religión, un libro apócrifo es todo 
aquel texto o libro de la Biblia (Evangelios apócrifos, Apócrifos del Antiguo Testamento o 
pseudoepigráficos, y otros) que no está aceptado por las distintas iglesias cristianas; fuera del 
ámbito religioso, el término “apócrifa” puede referirse a un heterónimo u obra apócrifa, que es 
una obra (literaria o de otra naturaleza) atribuida falsa, supuesta o fingidamente a un autor, a 
una etimología popular o etimología apócrifa, que es una hipótesis difundida popularmente, 
pero falsa, para explicar el origen de una palabra, o lo que nos ha traído hoy hasta aquí, una 
frase apócrifa, que es aquella frase célebre que se cita de forma incorrecta o que se atribuye 
a fuentes erróneas, persiguiendo con ello, en general, un objetivo concreto.

 
Resultado de imagen de frases apocrifas lincoln
 
No confundamos el usar o citar frases apócrifas con la llana invención de datos. El en su día 
todopoderoso Fraga Iribarne1 era conocido en este sentido porque en sus discursos, emitidos 
con sus maneras vehementes y de pronunciación casi atropellada, introducía con toda 
naturalidad y aplomo datos, cifras o referencias digamos que erróneos junto con otros 
verídicos… que nadie tenía el valor de corregirle. Tampoco tiene que ver el uso de citas 
apócrifas con la actual fiebre del manipulable titular sesgado, que algunos aún llaman 
periodismo, dirigido a quienes no quieren conocer de verdad la noticia (a veces radicalmente 
diferente del titular que la encabeza) y optan por creer a pie juntillas con lo que quiere que 
crea el autor del titular.

En el uso de frases apócrifas, el género de las frases inspiradoras, “abuelo” de la autoayuda, 
lo inauguró el hoy casi olvidado premio Nobel indio de Literatura Rabindranath Tagore, que 
forró las carpetas de las adolescentes de medio mundo con un aforismo cursilón: “Si lloras 
porque ya no ves el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas”.2 Luego vinieron los  
baldosines con recado, los mensajes bobalicones y, finalmente, las frases falsas atribuidas a 
alguien conocido para sembrar la duda y la confusión entre el personal. Para que el engaño 
sea más eficaz, siempre se suele escoger alguna frase que haga reflexionar para atribuirla a 
alguna personalidad históricamente respetada y al ser posible rodeada de cierto misticismo. 
Todo vale: Confucio, el Dalai Lama, Albert Einstein, la Madre Teresa de Calcuta... cuando se 
ven sus caras al lado de una frase que hace pensar ni se plantea dudar de si esta autoría es 
real. Y no siempre lo es. Su contundencia y su credibilidad supuesta las hace incontestables. 
Además, no siempre es fácil detectarlas, ya que pueden llevar años repitiéndose y es 
complicado llegar a su origen.

El uso de frases apócrifas, si bien se ha disparado con las Redes Sociales, no es nuevo y, de 
hecho, parte de nuestra identidad nacional, basada en la historiografía  oficial, se alimenta de 
hechos, dichos y personajes magnificados, ninguneados  o distorsionados a conveniencia de 
quien escribe la historia. No se trata aquí de establecer o debatir acerca de la “incuestionable” 
veracidad de algunos pilares que dan forma a la historia oficial y a través de los cuales se 
hace maleable el sentimiento3, no, sino de recordar que mucho de nuestro perfil cultural unido 
a ese sentimiento está basado en frases que no existen o, cuando menos, son erróneas o 
están descontextualizadas.

 
Resultado de imagen de frases apocrifas quijote
 
Casi como divertimento, demos un paseo por algunas de estas frases apócrifas que, 
seguramente, nos resultarán familiares y que nos permitirá comprobar que en ellas hay de 
todo, desde las que se podrían interpretar altamente espontáneas hasta las muy elaboradas.

Se cuenta habitualmente que, tras pasar varios años en la cárcel por realizar traducciones no 
autorizadas, Fray Luis de León retomó sus clases en la Universidad de Salamanca diciendo  
“Decíamos ayer…”, pero la frase no se pronunció exactamente así, ya que lo que 
verdaderamente dijo el escritor fue “Decíamos tiempo atrás…”. Es casi igual, pero…

Otra frase falsa demuestra que aunque El Quijote aparezca en todos los rankings de los libros 
más vendidos de la historia, eso no significa exactamente que haya sido el más leído. El 
ingenioso hidalgo de la Mancha jamás dijo a su escudero eso de “Ladran, Sancho, señal de 
que cabalgamos”4, la frase no aparece ni siquiera en el Quijote (apócrifo, mira por donde) de 
Fernández de Avellaneda.

La otra referencia, casi tan difundida como la anterior, es “Con la Iglesia hemos topado, 
Sancho” pero lo que en realidad aparece en la obra de Cervantes, en el Toboso, cuando 
caballero y escudero recorren el poblado para buscar el palacio de doña Dulcinea, es “Con la 
iglesia (en minúscula) hemos dado”, y es importante notar el cambio de verbo “dar” por “topar” 
y la “I” mayúscula, con lo que, de referir un obstáculo inesperado, la oración pasa a tener un 
sentido político. Útil, pero es cita inventada.

Naturalmente, no es éste un fenómeno limitado a nuestras fronteras en tanto forma parte de 
una cultura con rasgos comunes. Tan famosa como las anteriores es “Eppur si muove” (“Y 
sin embargo, se mueve”), que es la que, según la tradición, Galileo Galilei habría pronunciado 
después de abjurar de su visión heliocéntrica del mundo ante el tribunal de la Santa Inquisición. 
No hay testimonios directos de que lo haya dicho. No figura en las actas de su proceso ni en 
la biografía que compuso uno de sus discípulos Vincenzo Viviani.

 
Resultado de imagen de frases apocrifas voltaire
 
El filósofo francés Voltaire (François-Marie Arouet) ha cargado mucho tiempo con la autoría 
de la locución “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte el 
derecho de decirlo” que son palabras que bien pueden reflejar a un hombre de la ilustración, 
como lo era el escritor, pero no son suyas. Realmente son de Evelyn Beatrice Hall, que las 
puso en labios del filósofo en la obra biográfica Los amigos de Voltaire y si el texto se publicó 
en 1906, difícilmente pudo ser él el autor.

Si hay un campo especialmente propicio para las frases apócrifas con largo recorrido, ese es 
el de la literatura, y, como muestra archiconocida, “Elemental, mi querido Watson” es otra 
exitosa falsa cita. No está en ninguno de los relatos de Arthur Conan Doyle, creador del 
personaje de Sherlock Holmes (y del doctor Watson, claro) pero como suena bien y parece 
verosímil se ha incorporado al acervo holmesiano universal.

Es moneda corriente citar como de Julio Cortázar la frase “Quiero hacer contigo lo que la 
primavera hace con las flores”, lo que origina un doble error, ya que la versión correcta no 
dice “flores”, sino “cerezos”, pero esa equivocación es la menor; lo más grave es que su 
autor no es Cortázar, sino Pablo Neruda (concretamente en el decimocuarto de sus Veinte 
poemas de amor y una canción desesperada).

Precisamente Neruda es protagonista a su pesar de otra sonora autoría apócrifa; en enero 
de 2008 (recordemos que Neruda había muerto en 1973), el por entonces senador italiano 
Clemente Mastella, al tratar de explicar los motivos por los cuales se cambiaba de bando y, 
con su voto, provocaba la caída de Romano Prodi como primer ministro (la política, siempre 
la política manipulando), recitó un pasaje del poema “Muere lentamente”, atribuyéndoselo 
al premio Nobel chileno cuando la autoría del poema, en realidad, corresponde a la brasileña 
Martha Medeiros.

Más célebre, y que no me resisto a recordar, fue la atribución falsa sufrida por Gabriel García 
Márquez allá por el año 2000. A finales del siglo XX, circuló por la incipiente Internet un texto 
del que se decía que era de Gabriel García Márquez y que era una especie de despedida 
tras enterarse de que tenía cáncer y que su muerte estaba próxima. El texto/poema se llama 
“La marioneta” y comienza así:Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo 
de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso pero, en definitiva pensaría todo lo que digo. 
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. 
Dormiría poco y soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, 
 perdemos sesenta segundos de luz…”.
Y termina de esta manera: Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero finalmente de mucho no 
habrán de servir porque cuando me guarden dentro de esta maleta, infelizmente me estaré 
                                                                  muriendo…”
Lo de la maleta debió haber despertado sospechas a los conocedores de la obra del escritor. 
Luego se supo que el verdadero autor del texto era un ventrílocuo llamado Johnny Welch y 
su muñeco, Don Mofles, era el intérprete del poema. El mismo escritor salió a desmentir la 
autoría “Lo que me puede matar es la vergüenza de que alguien crea que de verdad fui yo 
quien escribió una cosa tan cursi”, declaró Gabo en aquel momento. García Márquez murió 
en 2014, sin dar a conocer ningún poema de despedida.

Podríamos seguir porque hay infinitas muestras, algunas ya asumidas como auténticas por 
el imaginario colectivo. Y, en cuanto al ranking de “a quién atribuirlas”, aunque también 
circulan frases motivacionales supuestamente pronunciadas por Bill Gates y demás 
fragmentos de sabiduría vital de otro tipo de referentes morales como Will Smith o Bill Cosby, 
por ejemplo, las sentencias más compartidas aluden a personajes a los que no podemos 
preguntar si las dijeron o no: Napoleón, Lincoln, Gandhi, Churchill, Einstein,.... Cuanto más 
serio y mitificado sea el sujeto, mejor, con la circunstancia chusca añadida de que no es 
inhabitual atribuir una misma frase “lapidaria” a más de un personaje, según el perfil que 
convenga aplicar en cada momento.  
¡Bingo! Ésta es auténtica. Pablo Casado, entonces vicesecretario de Comunicación del PP, en febrero de 2016, tras el Comité Ejecutivo Nacional del partido, respondiendo a las críticas de la oposición por los escándalos de corrupción. (ver Youtube)
 
 Claro, que cabe la posibilidad de que todo el contenido de esta entrada sea apócrifo. O no. 
 

-------------------------------
 
1Manuel Fraga Iribarne (1922- 2012) fue un político, diplomático y profesor de Derecho. Su trayectoria política se desarrolló desde los años cincuenta del siglo XX hasta el año 2011 e hizo de todo, ocupando casi ininterrumpidamente cargos de relevancia política e institucional, tanto en la dictadura de Franco como en el periodo democrático; entre otros, fue ministro de Información y Turismo entre 1962 y 1969; vicepresidente del Gobierno y ministro de la Gobernación entre diciembre de 1975 y julio de 1976; y presidente de la Junta de Galicia entre 1990 y 2005. Fue uno de los padres de la actual Constitución española de 1978 y candidato a la presidencia del Gobierno de España entre 1977 y 1986.
El 23 de septiembre de 1976 funda Alianza Popular (AP) una federación de fuerzas de derecha que después se transformaría en el actual Partido Popular sobre la base teórica de "creemos en la democracia, pero en la democracia con orden, con ley y con autoridad". En un primer momento, parece que Fraga se dispone a formar un partido de centro junto con José María Areilza y Pío Cabanillas. Sin embargo, finalmente, el ex ministro de Gobernación se alía con siete ex políticos franquistas, que formarían los llamados por la prensa "siete magníficos", casi todos ex ministros de Franco y, por lo tanto, de la derecha más conservadora: Gonzalo Fernández de la Mora, Laureano López Rodó, Cruz Martínez Esteruelas, Federico Silva Muñoz, Licinio de la Fuente, Gregorio López Bravo y Enrique Thomas de Carranza.
Con estos mimbres, por cierto, es comprensible que hoy VOX no sea una formación autónoma sino una simple escisión del PP, franquista desde su constitución y que los desacuerdos públicos no sean sino luchas intestinas por las cuotas de poder. 

2No deja de ser curioso que el propio Tagore se haya convertido en víctima a través de la frase “los árboles no te dejan ver el bosque”, del acervo popular y atribuída a él en ocasiones.

3No es este ni ahora el lugar ni el momento de extenderse en esas incongruencias, aunque sí de recordar que la historia oficial suele presentar y alentar (algunos en el día a día de hoy lo siguen haciendo) los problemas de conveniencia (política) como problemas de convivencia (social), y así va todo, que cada vez, a medida que se publican investigaciones históricas serias, ajenas a las luchas de poder, es más difícil mantener como históricos mitos como Don Pelayo, El Cid, el papel de y con los judíos, la religión como motor de la Reconquista, etc. por ceñirnos solamente a la España musulmana.

4Según diversos estudiosos, el origen de esta frase viene de un poema de Goethe, que dice:
Ladran con fuerza…
Quisieran los perros del potrero
Por siempre acompañarnos
Pero sus estridentes ladridos
Sólo son señal de que cabalgamos

No hay comentarios:

Publicar un comentario