Pues resulta que hace unas fechas nos encontrábamos en casa tranquilamente, en la
sobremesa de una cena organizada, eso sí, aplicando a rajatabla los protocolos
sanitarios de seguridad recomendados por las autoridades en esta pandemia del
Covid-19 para las pequeñas reuniones de personas cercanas. En la tele estaban
emitiendo, aunque nadie le hacía ni caso, una de esas infumables (con perdón, va a
gustos) películas, todas parecidas, de superhéroes, tan en boga. Pasar de comentar la
película a hablar del “padre de las criaturas”, el inclasificable Stan Lee1, era algo
previsible, y derivar la conversación al mundo de los cómics, natural, como un viaje a
los cimientos de la película.
La opinión, prácticamente unánime, era que los cómics de superhéroes, de Marvel en
definitiva, “padres” de la película que emitían, parecían todos cortados por el mismo
patrón y causaban de entrada un cierto rechazo, con un algo de Independence Day
(todos los “malos” son siempre antiestadounidenses) en la trama, en todas las tramas,
en la que, a decir de algunos, los personajes tienen rasgos psicóticos, con ciego
seguimiento a un líder, fanatismo exacerbado… vamos, una pseudo-religión o secta en
todo regla, y una estética forzada de luces y sombras (no en vano los dibujantes
actuales beben en las fuentes y replican sin matices el estilo de los míticos Jack Kirby
y Steve Ditko, que tanto éxito y aceptación tuvieron años atrás) aunque es poco
sabido que algunas portadas han sido realizadas por autores españoles (precisamente,
españoles) que, en ocasiones, también redibujaron algunas viñetas para adaptarlas al
gusto europeo.
Pero no es sólo cuestión de estética; el cómic estadounidense, pese a su enorme
volumen de producción y mareante poder de difusión, siempre se ha considerado muy
alejado de los estándares de calidad del europeo e incluso del sudamericano, lo que no
quita que haya tenido magníficos autores y/o dibujantes que hoy forman parte
indiscutible de la historia del cómic. Hablemos, entonces, de historia.
En Europa la evolución de la historieta seguía un camino propio. Se considera al inglés
Thomas Rowlandson el inventor del cómic en el año 1809, aunque lo publicara en 1812,
“Los viajes del doctor Syntax”, tal vez el primer cómic o aventura seriada de la historia
en tener resonancia, y en esa época hacen su aparición los bocadillos parlantes; en
1837 el suizo Rudolph Tópffer publica la primera la tira cómica de la historia: “Las
aventuras de Obadiah Oldbuck” y en 1867 Charles Roos y Marie Duval crean el primer
personaje inglés: Ally Sloper; en 1908 se editan en Italia las primeras tiras cómicas en
el Corriere dei piccoli, y en Francia aparecen las aventuras de Pieds Nickeles, los
estafadores Croquignol, Filochard y Ribouldingue, en el diario Le Journal. En España,
el dibujante catalán Apel·les Mestres (1854-1936), formado en Europa, será precursor
de un género que proliferará en numerosas publicaciones a lo largo del siglo XIX, y la
historieta o cómic como la entendemos hoy se inicia también en Catalunya en 1904,
con la revista El Patufet (aunque, en puridad, no sea éste un cómic), la primera
colección de tiras cómicas que se publica en España en forma de revista aparece en
1915, con el nombre de Dominguín, pero no se publica la primera y verdadera revista
de cómic hasta 1917, con el TBO, que dará nombre (tebeo) a todas las publicaciones
gráficas de este tipo.
Si somos estrictos, el origen de los cómics se remonta a miles de años, desde que el
ser humano tuvo la necesidad de dibujar para poder explicar una historia, aventura,
acontecimiento o leyenda. Alumbrado por la luz cimbreante de una hoguera, un viejo
cazador pintaba en el fondo de una cueva una secuencia de caza. Lo hacía con un
tizón acabado de extraer del fuego, hace tal vez 14.000 años. Fue ese, posiblemente,
el inicio de una larga historia, pero las pinturas egipcias, las vasijas griegas, los frescos
romanos, las pinturas murales de iglesias ortodoxas “explicando” las vidas de Jesús y
de los santos no se consideran historietas (o la joya de los relieves “contando pasajes
de la Biblia” en la portada, del siglo XII, de la catedral de Ripoll, Girona), y hay que
esperar a la sátira social y política para encontrar los antecedentes reconocibles del
cómic. No hay que olvidar como dichos antecedentes las miniaturas de las Cantigas
de Santa María de Alfonso X el Sabio, del siglo XIII o las aleluyas (o auques catalanas,
de uso más común en Catalunya que en el resto de España), serie de estampas
acompañadas de unos versos pareados al pie, surgidas en la Francia del siglo XVI y
de temática religiosa que tuvieron su mayor auge en el XVIII (curiosamente, aunque
ese es otro tema, las aleluyas castellanas solían ser escritas en más de una lengua,
como pueden ser el latín y la lengua mozárabe).
Sin embargo, según los cánones, y pese a todo ello, se ha convenido que el primer
cómic moderno publicado en el mundo, fuera el estadounidense The Yellow Kid (El
chico amarillo), de Richard Felton Outcault, el 16 de febrero de 1896 en el diario The
World de Nueva York. Esto es así porque hacia finales del siglo XIX, tanto en Europa
como en Estados Unidos, los periódicos recurrían a diferentes incentivos con el fin de
atraer el mayor número de lectores y, por consiguiente, controlar el mercado. La
modernización de los sistemas de impresión en Estados Unidos permitió que a partir
de 1893 se incluyera una página en color en los suplementos dominicales (origen de la
expresión "prensa amarilla") y, en ellas, tiras cómicas. Fueron éstas las que sentaron
las bases del cómic actual, con las secuencias de imágenes consecutivas para
articular un relato, la permanencia de uno o más personajes a lo largo de la serie y la
integración del texto en la imagen, con los globos de diálogo.
Lo demás ya es historia, aunque siempre hay un primer número para todo: por ejemplo,
en 1929 aparece en Europa el primer Tintín (En el país de los soviets) y en EEUU
Tarzán de los monos, en 1930, Mickey Mouse, en 1938, Superman2, pero los
superhéroes de Marvel que han originado estas líneas pertenecen a otra historia. La
edad de oro del cómic (antes de la irrupción del manga y el estilo japonés) tuvo lugar
en la segunda mitad del siglo XX, cuando proliferan las tiras diarias en la prensa, los
cómic books y los superhéroes. Es en ese momento cuando el cómic experimenta una
rápida expansión internacional, diversificándose ampliamente el género.
Una muestra del cómic en España: Luis García.
Y es esa época de esplendor la que marca las diferencias; en cuanto a Marvel Comics,
la verdad es que había sido una empresa con escasa organización interna en la que el
citado Stan Lee funcionaba como principal guionista, editor literario y artístico, pero su
éxito provocó la adquisición de la empresa por unos nuevos dueños que pronto
mostraron interés en convertir a Marvel en la principal editorial de cómics
estadounidense, invirtiendo en una nueva distribuidora, aumentado la plantilla y el
número de títulos publicados; el objetivo era puramente económico: saturar el mercado
y acabar con las pequeñas y medianas editoriales, pero una serie de factores como la
inflación, la crisis del petróleo y la aparición de otras aficiones entre los más jóvenes
condujeron a una caída de ventas que amenazaba con acabar con la propia industria
del cómic. Hoy en día, Marvel sigue siendo una de las editoriales más importantes del
cómic estadounidense. Sus personajes son conocidos a nivel mundial, pero no ya
como personajes de cómic, sino gracias a las adaptaciones al cine de muchos de ellos.
Desde la óptica de la estética, puede decirse que no han evolucionado desde el inicio
del diseño de sus superhéroes que tan buenos dividendos les proporcionaron, hasta el
punto de que hay un identificable “estilo Marvel”, el mismo ya sea un cómic actual o
uno de hace diez años.
Para ver lo que acontecía mientras por estos pagos, nos apoyaremos en la doctora
Francesca Lladó Pol3, titular de Ciencias Históricas y Teoría de las Artes en la
Universitat de les Illes Balears y en su libro Los cómics de la transición. El boom del
cómic adulto (1975-1984), reelaboración parcial de su tesis doctoral publicado por
Glénat, donde analiza la gestación, aparición, triunfo y crisis del llamado "cómic adulto"
en España, revisando y analizando desde distintos puntos de vista los personajes y
autores más relevantes de este período así como las revistas de cómics, tanto
“tradicionales” como contraculturales, que aparecieron (y sucumbieron) en aquellos
años.
De "La paga del soldado", de A.H.Palacios, publicada en Trinca
Hemos de partir de la base de que en España esos años coincidieron con una auténtica
ebullición sociopolítica originada, entre otras cosas, por la agonía y muerte de Franco,
la Marcha Verde marroquí, la desaparición de las antiguas Cortes, la autorización del
Partido Comunista, la discusión, redacción, votación y promulgación de la Constitución,
el golpe de Estado, el triunfo en las votaciones del Partido Socialista, la entrada en la
OTAN y en el (entonces) Mercado Común Europeo, la aprobación de la Ley del
divorcio,… todo ello a velocidad mareante, lo que facilitaba un clima que favorecía la
creatividad. Eso se tradujo en el llamado “boom” del cómic gracias a la labor de
autores/editores como Roberto Rocca, José María Berenguer, Luis García, Josep Maria
Beà, Rafael Martínez, Joan Navarro, Josep Toutain,... responsables de un auténtico
aluvión de revistas, Totem, Blue Jeans, Trinca (editada por la Editorial Doncel, de la
falangista Dirección Nacional de la Juventud, pero se ha de decir que esta revista no
entró en contenido político), El Jueves, Trocha, Bumerang, 1984, Creepy (que se nutría,
mira por donde, de cómic estadounidense, aunque no de la factoría Marvel), El Víbora,
Comix internacional, Delta, Bésame Mucho, Cairo, Cimoc, Sargento Kirk, Metal Hurlant,
Rambla, Makoki, Vértigo,…
Pero pronto llegaron las vacas flacas; Bruguera (que, casualmente, comercializaba
aquí parte del fondo de Marvel) fue la primera de las grandes editoriales en entrar en
crisis, hasta el punto de que algunos de sus autores tuvieron que dejarla y se sumaron
a la revista Jauja, ya en 1982 aunque, a la larga, el lector juvenil pareció preferir a los
superhéroes norteamericanos, que desde 1982 editaron en la propia Bruguera, en dura
competencia con Zinco y Forum. La saturación del mercado fue ya evidente, pronto
agravada por una recesión económica internacional que, entre otras cosas, encareció
el precio del papel y corrió en paralelo con el auge de nuevos medios de
entretenimiento, como los videojuegos.
Lo cierto es que en estos años de aparente bonanza, editores y autores habían perdido
una oportunidad dorada de interesar de verdad al público lector en general y así, a
pesar de la proliferación del tebeo subvencionado, la mayoría de las revistas de cómic
fueron cerrando por temas ligados a la viabilidad económica. Para entonces, ya se
había publicado el primer manga, Candy Candy (1985).
Pero eso ya es otra historia.
PS- El día 10 de octubre, en una entrevista para Deadline, Alan Moore, creador de los cómics
'Watchmen' y 'V de Vendetta' ha vuelto a mostrarse crítico con las películas de superhéroes,
siendo la última que vio 'Batman' de Tim Burton en 1989. Moore declaró que ya hace años le
parecía "una señal realmente preocupante" que miles de adultos hicieran cola "para ver
personajes que fueron creados hace 50 años para entretener a niños de 12 años" y que esto
parecía ser "una especie de anhelo de escapar de las complejidades del mundo moderno" e
"infantilizaba a la población".
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1Stan Lee (1922- 2018), de nombre real Stanley Martin Lieber, fue un escritor (no dibujante, no nos confundamos) estadounidense, además de productor y ocasional actor (básicamente en cameos) de cine. Es principalmente conocido por haber creado personajes icónicos del mundo del cómic tales como Spider Man, Hulk, Iron Man, Los 4 Fantásticos, Thor, Daredevil, Doctor Strange, X-Men, Black Panther, Capitán América, Hombre Hormiga y Bruja Escarlata, entre otros muchos superhéroes. El trabajo de Stan Lee fue fundamental para expandir Marvel Comics, llevándola de una pequeña casa publicitaria a una gran corporación multimedia. Todavía hoy, los cómics de Marvel se distinguen por indicar siempre «Stan Lee presenta» en los rótulos de presentación.
2Como curiosidad en España, los incombustibles Mortadelo y Filemón aparecen por primera vez en la revista de cómic Pulgarcito de la mano de su creador Francisco Ibáñez en 1958, las historias largas vendrán en 1969, cuando ambos detectives ingresan en la agencia “de inteligencia” TIA. En 2003 siguió los pasos del modelo Marvel y se filmó la película, dirigida por Javier Fesser,
3Francesca Lladó Pol es Doctora en Historia del Arte y Profesora Titular de la Universitat de les Illes Balears. Sigue dos líneas de investigación vinculadas al arte contemporáneo, una ligada al cómic y otra vinculada a los pintores viajeros, especialmente los argentinos llegados a Mallorca a principios del siglo XX. Dentro de las últimas publicaciones vinculadas al cómic destacan Treinta años de cómic en Mallorca (1975-2005) (Palma, 2009) y El cómic en Mallorca durante los años ochenta. Un medio de renovación cultural (Freiburg, 2012).
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