jueves, 9 de septiembre de 2021

Otras víctimas del covid.


Cuando llegue septiembre todo será maravilloso… “, cantaba Bobby Darin en 1961, ese tema central de la película del mismo año y título (Come september), protagonizada por Rock Hudson y Gina Lollobrigida, canción que fue versionada al año siguiente por nuestra Gelu (María de los Ángeles Rodríguez Fernández), popular cantante ye-ye granadina retirada en 1968, en pleno éxito. Pues Gelu no acertó lo de maravilloso ni en este septiembre que estamos ni, mirando hacia atrás, en agosto, ni en julio, ni…, y si miramos para adelante, se vislumbran iguales nubarrones. Todo por la pandemia de la que todos estamos muy cansados y de sus efectos, directos o, como recordamos aquí, “colaterales”. Y es que según el devastador a la par que preocupante informe anual de resultados publicado ayer, 8 de septiembre, por el Fondo Mundial (The Global Fund) la atención centrada en el covid-19 hizo descarrilar la respuesta contra la tuberculosis y el VIH y frenó el progreso frente a la malaria en 2020 con respecto al 2019 y por primera vez en sus 20 años de historia, el mayor financiador multilateral contra estas dolencias ha registrado serios retrocesos en los países con pocos recursos en los que invierte, sobre todo, en materia de pruebas y tratamiento de la tuberculosis y de diagnóstico y prevención del VIH.


Hay que explicar que el Fondo Mundial, creado en 2002 durante el auge de esa otra pandemia, la de VIH/Sida, ha salvado unos 44 millones de vidas y ha reducido en un 46% las muertes causadas por las tres dolencias (la citada, más la tuberculosis y la malaria, las tres grandes pandemias previas a la del covid-19) en los países en los que invierte. A nivel global, proporciona el 77% de la financiación internacional destinada a programas de tuberculosis, el 56% de los de malaria y el 25% de los de VIH. En agosto de este año había aprobado un total de 3.300 millones de dólares para respaldar las respuestas nacionales al covid-19 y adaptar programas contra el VIH, la malaria y la tuberculosis en más de un centenar de países. Según su informe anual, seguir reforzando los sistemas de salud y mitigando los impactos del coronavirus será esencial para lograr tres objetivos: recuperar el terreno perdido en el combate contra las tres enfermedades, enfrentar la covid-19 y prepararse para las pandemias del futuro. La pandemia por el covid-19 también se ha beneficiado de las inversiones realizadas en las últimas décadas en otras enfermedades y en los sistemas de salud en su conjunto. “Era lo esperado, pero ahora ha quedado demostrado”, refiriéndose el Fondo a los numerosos países que han respondido a la pandemia de covid-19 utilizando los mismos laboratorios, sistemas de vigilancia de enfermedades, redes comunitarias, trabajadores sanitarios formados y cadenas de suministros que se crearon para luchar contra el VIH, la tuberculosis y la malaria.


Según el documento, el número de personas que recibieron tratamientos contra la tuberculosis se redujo en un millón con relación a 2019. El tratamiento de los casos resistentes a fármacos cayó un 19%, y el de casos ultra resistentes, un 37%. El impacto, que la organización tilda de catastrófico, podría multiplicarse teniendo en cuenta que cada paciente puede contagiar a unos 15 individuos por año. Hasta la irrupción del covid-19, la tuberculosis era la enfermedad infecciosa más letal del mundo, con 1,4 millones de víctimas en 2019, y sigue siendo la principal causa de mortalidad entre las personas con VIH. En cuanto al VIH, las pruebas diagnósticas cayeron un 22% y los programas de prevención llegaron a un 11% menos de personas. El número de madres que recibieron medicamentos para evitar transmitir el VIH a sus bebés cayó un 4,5%. En total, las pruebas del sida se redujeron un 22%, con el consiguiente retraso del inicio del tratamiento en la mayoría de los países. La pandemia del covid-19 complica la atención del VIH “Después de tantos años de avances ganados a pulso, sería una tragedia ver un nuevo repunte de las infecciones de VIH”, dice Peter Sands, director ejecutivo del Fondo Mundial, cuando se cumplen 40 años desde la detección de los primeros casos de este virus. En el mundo, todavía hay 4,1 millones de personas que no saben que viven con VIH y otros 6,1 millones que saben que están infectados, pero no reciben tratamiento. La respuesta contra la malaria fue la más resiliente, aunque las pruebas de casos sospechosos cayeron un 4,3% y los avances contra la enfermedad quedaron en punto muerto. “Los resultados son graves porque las tres epidemias son unos adversarios temibles: si relajamos la prevención, aumentan los casos, y luego pueden aumentar las muertes, devolviéndonos a un círculo vicioso que eche al traste los progresos logrados hasta la fecha”.
 


El informe ofrece diversas explicaciones; en numerosos países, el virus desbordó los sistemas de salud, los confinamientos interrumpieron la provisión de servicios y las cadenas de suministro, y muchos recursos existentes se destinaron exclusivamente a combatir la nueva pandemia. Luego está el miedo de las personas a acudir a centros de salud por miedo a contagiarse de la covid-19 o de ser estigmatizados si se presentan con síntomas como tos y fiebre que bien podrían tratarse de casos de malaria o tuberculosis. A pesar de todo, la pandemia de covid-19 ha promovido algunas mejoras importantes en la respuesta contra las tres enfermedades, mejoras que, seguramente, hay que consolidar y desplegar a gran escala. Por ejemplo, ahora hay más personas que reciben medicamentos de VIH y tuberculosis para diversos meses, de modo que ya no tienen que desplazarse al centro de salud cada semana y les resulta más sencillo seguir el tratamiento prescrito. Además, se están desplegando herramientas digitales y de mensajería en distintos países para hacer un seguimiento de los tratamientos y para reforzar la prevención. También se están haciendo esfuerzos para diagnosticar, en una sola visita, el VIH, la tuberculosis y el covid-19.


La organización ve el futuro inmediato con preocupación, pero también con confianza, tanto en lo que respecta a la pandemia por covid-19 como al reflote de la respuesta contra las otras tres. “Lo que nos da esperanza es que sabemos lo que funciona, pero si no invertimos ahora, las nuevas variantes de la covid-19 nos ganarán la carrera. El mundo todavía no ha comprendido la escala de la crisis y la magnitud de los recursos necesarios para hacerle frente y evitar peores impactos sanitarios, sociales y económicos”. Eso por no hablar (alguien tendrá que evaluar un día su impacto de todo tipo) de las intervenciones “no urgentes” aplazadas sine die, de las pruebas pospuestas, de las visitas anuladas,… porque es prioritario (y se entiende) el covid, pero… Si con el avance de todo lo que antecede a alguien, que resista las emociones fuertes, le quedan ganas de profundizar, puede descargarse aquí el informe (en inglés) del Fondo.


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