Después de darle vueltas al asunto, al final decido comentarlo por su influjo en el estudio del correcto management, y quizá como continuación de las reflexiones que merece en ese subgénero de profesionales encarnado por los empleados y jefes tóxicos.
Es en épocas difíciles cuando aflora la verdadera dimensión de las personas, de forma que, por ejemplo, son legión aquellos "líderes" de épocas de bonanza que se revelan como pésimos gestores e incalificables personas cuando han de pilotar el navío en mares encrespados.
Sin embargo, esos aspectos, que suelen quedar en el ámbito privado, pueden alcanzar el summun en situaciones como esta de la que me ha llegado noticia.
Resulta que un determinado profesional (?) decidió abandonar una empresa en dificultades (como muchas) y, posteriormente, decidió acometer una aventura personal. Nada que decir en contra. sino todo lo contrario. Finalmente, por diferentes razones, la empresa en la que prestaba sus servicios fue engullida por la crisis un tiempo después y sus empleados se vieron obligados, como tantos, a buscar una salida laboral satisfactoria.
Una ex empleada de esta empresa, facilitó como referencia de su historial profesional al susodicho que, cuando contestó la petición de esas referencias fue con insidias, del calibre de "sólo he de decirte que yo he montado la nueva empresa y no he contado con ella.." y lindezas semejantes. Claro, claro, él "no ha dado malos informes".
¿Dormirá mejor este sujeto una vez consumada la infamia?
Triste, muy triste.
Y mezquino, muy mezquino. Cuando, además, por lo que me ha llegado, nunca coincidieron en ningún equipo de trabajo.
No son estos temas los que han de conformar la estructura de este ni de los de ningún blog, pero la vida es la que es y como es, conviene tener claro que la condición humana es poliédrica y (volviendo al principio), la crisis hace aflorar la verdadera esencia de las personas.
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