Cada día nos desayunamos con noticias de diferentes ámbitos que, aparentemente, están inconexas. Sin embargo, nada ocurre por casualidad e, incluso desde el punto de vista médico de mantener la agudeza mental, puede resultar saludable relacionarlas y extraer conclusiones.
Tomemos el ejemplo de la prensa de hoy, 15 de junio. Por un lado, leemos que Joan Manuel Serrat ha sido investido Doctor Honoris Causa por la Universitat Pompeu Fabra, de Barcelona (enhorabuena por el merecido reconocimiento). Es en la "letra pequeña" de la noticia donde leemos que, en su discurso de aceptación, el cantautor se declara viviendo en tiempos confusos, en momentos en los que los referentes han desaparecido y en los que la ciudadanía ha perdido la confianza en sus representantes.
La segunda noticia, también fechada en Barcelona, nos informa de que se ha producido una concentración de miles de personas (provinentes del movimiento social de "los indignados" o del 15-M) frente a la entrada del Parlamento en el que hoy se votarán los presupuestos, que ya e han anunciado restrictivos. Es evidente que esta acción vulnera la ley, pero ¿se ha ofrecido una salida o, cuando menos se han atendido, las demandas planteadas por el movimiento una vez celebradas las elecciones cuyo sistema criticaban?
La tercera noticia encierra una mayor enjundia y resume de alguna manera estas y otras noticias sueltas: parece evidente que las acciones que se han tomado para afrontar la crisis han obviado que no se trata de "arreglar el pasado" sino de poner los mimbres para tejer el futuro. No es ningún secreto que la mayor preocupación de la sociedad, esa sociedad que, de repente se ha visto empobrecida y sin futuro inmediato, no es esa inmediatez, sino la convicción de que el futuro de sus hijos y de los hijos de sus hijos será diferente del actual: estamos exigiendo que la juventud se forme y no se le está ofreciendo una perspectiva de futuro creíble. En España ya se habla de un 25 % de la población viviendo en la pobreza, por no decir del exorbitado porcentaje de paro sin solución inmediata.
Ya lo comentábamos en posts anteriores: la solución global de la crisis pasa necesariamente por asumir realmente que nada será como hace unos años, pero, para ver la botella medio llena en lugar de medio vacía, pensemos realmente: ¿era la de hace unos años la mejor forma de sociedad? ¿no alentaba realmente a un desequilibrio que podría estallar (como lo hizo) en cualquier momento? Para llegar a una solución, volviendo a Serrat, son imprescindibles los referentes, es imprescindible la existencia de la llamada "clase media" que amortigüe los inevitables desequilibrios y es imprescindible que haya la percepción de que el futuro existe, que es común para mi vecino y para mí y que nuestros representantes son conscientes de que el bien común es eso, el bien común y no otra cosa.
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