Cuando se habla, por ejemplo, de que "los mercados condicionan tal o cual decisión soberana de un país", se está admitiendo que ese país debe ceñirse a los requerimientos de "los mercados" par poder realizar sus deseos. Y la pregunta que surge siempre es la misma: ¿quienes, realmente, son "los mercados"? ¿De donde les viene tanto poder?
Posiblemente haya que hacer un poco de historia: las concentraciones de poder surgen de un modo tan darwiniano como natural, lo que ocurre es que, hasta que se manifestó en toda su crudeza lo bueno y lo malo de la globalización, estas elites poseedoras de poder quedaban limitadas habitualmente dentro de los estados-nación y, cuando superaban esos límites, solía haber mecanismos disuasorios de su actuación. Sin embargo ahora la operativa es global sin prácticamente medios institucionales que limiten la actuación, invocando la sacrosanta "libertad de mercado". Pero. no olvidemos que "los mercados" están dirigidos por personas.
Y, como divertimento, sólo para poder reflexionar el desequilibrio que este aspecto comporta al desarrollo de la humanidad, fijémonos que la Ley de Pareto, sí, la del 20/80, también se cumple en esta clase, es decir que, al final, una comunidad de unos miles de personas lleva las riendas del planeta.
Analicemos: la Ley de Pareto se cumple en el mundo de las finanzas, en el que 100 instituciones manejan un tercio de los activos financieros del mundo (un solo inversor, Fidelity, posee más del 10 % de las 100 primeras compañías americanas); se cumple en el mundo empresarial, donde 250 compañías controlan un tercio del PIB mundial; se cumple en la milicia, en que la suma de USA y la OTAN (12 % de la población mundial)detentan más del 80 % de los gastos militares mundiales; se cumple, por supuesto, en la distribución de riqueza, ya que el 10 % de la población acapara el 85 % de la riqueza mundial; se cumple incluso en la religión, ya que habiendo más de 4.000 religiones, la suma de dos de ellas (islam y cristianismo) concentra un tercio de la población del globo; y, obviamente, se cumple en la política porque solo un puñado de naciones, de entre las casi 200 que existen, controlan los procesos multilaterales.
Es así pues, que las personas que en cada apartado se sitúan en la parte alta de la pirámide, se constituye en la elite del poder y forma ese grupo de pocos miles a que aludíamos.
¿Bueno o malo que sea así? Digamos simplemente que son aspectos que conviene tener en cuenta cuando se están buscando salidas de la crisis que beneficien a todos. También a las elites, sin demagogias fáciles.
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