¿Son creíbles estas cifras? Cuestionables, cuando menos. Si fueran totalmente ciertas, el problema ya no sería económico, sino directamente de orden público, y ríete tú de la "radicalidad" de las manifestaciones de la primavera árabe, pongamos por caso. Ciertamente hay numerosos casos sangrantes que se han de reconocer y solucionar dentro de lo posible, pero es imposible que el porcentaje real de paro sea el que ofrece la estadística. Un indicador más para cuestionarlo: en la época vacacional recientemente acabada, el turismo nacional, es verdad, ha disminuido, pero no hasta el punto que sería de esperar si los hogares sin ingresos fueran los que se dicen.
Esto nos hace pensar que la bolsa de actividad económica fuera del sistema es lo suficientemente abultada como para "maquillar" los números de la crisis hasta el punto de que cifras oficiales estiman que el fraude laboral equivale a más de un millón de puestos de trabajo a jornada completa o, traducido a valor económico, casi el 10 % del PIB. Hay que puntualizar que el volumen de la economía sumergida (que incluye más aspectos que el mero fraude laboral en cotizaciones), se acerca al 20 % del PIB en nuestro país, frente, por ejemplo, al casi 8 % en Alemania.
No es, desde luego, un tema de fácil resolución, pero los poderes públicos deberían saber analizar las causas (complejidad de trámites para emprendedores, impuestos desorbitados en algunos aspectos, nula ayuda para emprender...) y afrontarlas con sensatez en lugar de recurrir al recurso, que se presenta erróneo, de subir los impuestos sin más, abriendo la puerta a que quienes tienen dificultades para asumirlos, dejen de pagarlos y salgan del sistema, que es, precisamente, lo que se busca evitar.
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