Uno de esos ejemplos, paradigma de lo que nunca debe permitirse que sea una gestión empresarial, nos lo ofrece la otrora prestigiosa empresa Panrico (curioso y afortunado acrónimo para el nombre de Panificadora Riera Costafreda). Fabricante de productos de bollería industrial cuya marca ya forma parte de la pequeña historia cotidiana de este país, hace unos diez años empezó a dar señales de que algo debía cambiar para mantenerse exitosamente en el mercado y, a partir de aquí, la secuencia de acciones en su entorno es, más o menos, como sigue:
1.- En el año 2005 deja de ser una empresa familiar y el 100 % de su capital es adquirido por unos fondos de inversión debidamente asesorados por una firma de capital riesgo.
2.- A partir e ese momento, la política de la empresa es la de adquirir (casi indiscriminadamente) marcas y productos competidores para mantener su cuota de mercado.
3.- Como consecuencia de los problemas económicos generales a los que, naturalmente, no es ajena. acuerda en 2010/2011 con los trabajadores una rebaja en los salarios de un 25 % de media, a cambio de mantener el ritmo de producción y mantener también la plantilla.
4.- En septiembre de 2013 se anuncia que los trabajadores dejarán de percibir su nómina, aunque también se anuncia que los proveedores de la empresa no han de preocuparse porque su pago está asegurado.
5.- Los hechos se precipitan y el mismo mes, días después, se propone a los sindicatos el despido del 50 % de la plantilla (unos 2.000 trabajadores) y una reducción de salarios para los afortunados que conserven su puesto de trabajo de entre el 35 y el 45 %, con la amenaza de presentar concurso de acreedores si no se acepta.
6,. .....
Hasta aquí los hechos. Lo preocupante es que no se trata de un caso aislado y si las autoridades no toman medidas para atajar el escarnio creciente hacia los trabajadores en el que se están convirtiendo las relaciones laborales y dejan de mirar para otro lado a la hora de que determinados empresarios interpreten la, por otra parte, discutible, reforma laboral, el problema seguirá agravándose y sus consecuencias son, realmente, de difícil cálculo.
viva la lucha de los trabajadores de PANRICO contra la prepotencia patronal y la complicidad del Estado!!
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