Es inevitable que al oír el tema en cuestión, "Teatro", inconscientemente se le pone cara al ruin personaje que retrata La Lupe, ya que, desgraciadamente, la situación es harto común, no ya en el terreno sentimental al que se abona la canción, sino, particularmente, en el de las relaciones laborales: en efecto, con la excusa de la crisis, no pocos pseudoempresarios sobreviven del engaño y del esconder bajo una mansa apariencia una personalidad miserable e indigna enfocada al enriquecimiento personal a costa de fingir lo que no es y, por supuesto, culpando de sus males, frecuentemente, además, a quienes le sirven de auténtico soporte en las dificultades. Son como el personaje de Ricardo III, de Shakespeare, el gran villano, viscoso, ambicioso, cruel y sin escrúpulos, que es capaz de mentir a todos para ocultar sus intenciones. Trasladado a la realidad podría ser, unido en una sola persona, aquel que cuando vienen dificultades, saquea su propia empresa, engaña a sus socios, estafa a sus empleados, se arrastra llorando con lágrimas de cocodrilo ante quien puede salvarlo o ante quien es acreedor.... ¿Exagero? En absoluto: sabandijas así existen; es más, seguro que cualquier lector decente es capaz de identificar alguna que reune más de una de esas características.
Nada que ver, lógicamente, con el emprendedor que sufre, como todos, los avatares de la crisis pero se esfuerza en vencerla sin engañar a nadie y sin estafar a quien le ayuda, saliendo adelante sin hacer ruido en su lucha contra todos los "agoreros" oficiales. Para ellos, como espectadores privilegiados, este "Teatro"
No hay comentarios:
Publicar un comentario