Queda fuera de toda duda que las organizaciones terroristas
y las organizaciones humanitarias sin fines de lucro (ONGs en adelante) tienen
objetivos muy diferentes, si bien es cierto que, a menudo, se basan en
capacidades logísticas similares de tal forma que fondos, material, personal y la
influencia pública son recursos clave para las segundas, en tanto que las
primeras buscan los mismos recursos para promover su causa, lo que hace que las
ONGs se puedan volver vulnerables a su utilización por redes terroristas. En
ciertos casos ocurridos, la organización en sí era una mera farsa que existía simplemente
para canalizar dinero a los terroristas. Sin embargo, en otros casos, el abuso
de la ONG ocurrió sin el conocimiento de los donantes, o incluso de los miembros
de la dirección y el personal de la propia organización. Es un hecho que, además
del apoyo financiero, algunas ONGs también han dado cobertura y apoyo logístico
para la circulación de terroristas y armas ilícitas.
La Recomendación 8 del Grupo de Acción Financiera
Internacional contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo
(GAFI), dentro de sus conocidas 40
recomendaciones, requiere que los
países revisen sus marcos legales para asegurar que estas organizaciones de
caridad no sean utilizadas como instrumentos para financiar actividades
terroristas. Hay que recordar que España, en una interpretación ajustada de
la recomendación, aunque fiel al espíritu del GAFI, incluyó el año 2005, en el
Reglamento de aplicación de la Ley de Prevención del Blanqueo de Capitales
entonces vigente, dentro de las entidades sujetas a vigilancia desde esta
óptica, a las Cofradías de los pasos de Semana Santa, con el consiguiente
revuelo social. En nuestra cultura, y precisamente para paliar la inacción de los
gobiernos en el plano humanitario, la existencia de muchas ONGs resulta balsámica,
pero por los aspectos comentados más arriba es necesario velar por que estas
organizaciones no se conviertan en vehículo de tramas de delincuencia
organizada, incluido el terrorismo.
En la historia reciente, fue con motivo de los atentados
contra las Torres Gemelas de Nueva York, como se sabe el 11 de septiembre de
2001, cuando las autoridades empezaron a fijarse en ciertas organizaciones “de
caridad” que, a la postre, no eran sino tapaderas para financiar impunemente
actividades terroristas, pero no ha sido hasta hace unos días, el 25 de marzo
pasado, cuando el GAFI ha celebrado en Bruselas una reunión de consulta y
diálogo directamente con el sector de las ONGs con el objetivo de ajustar las mejores
prácticas que los diferentes gobiernos y organizaciones pueden implementar para
protegerlas de ser utilizadas por personas y grupos criminales para financiar
actos terroristas a la vez que se analiza el acceso normal de las ONG a los
servicios financieros.
En el documento de resumen editado por el GAFI para su
puesta en vigor prevista en junio de este mismo año, el informe Best practices combating the abuse of non-profit organisations (Recommendation 8) - Limited update to reflect the revised fatf recommendations and the need to protect NPOs’ legitimate activities (Mejores prácticas en la
lucha contra los abusos de las organizaciones sin fines de lucro (Recomendación
8) - Actualización limitada para reflejar las recomendaciones revisadas del
GAFI y la necesidad de proteger las actividades legítimas de las ONGs'),
el GAFI valora la oportunidad de trabajar directamente con las ONGs, cuya
opinión es determinante a la hora de evaluar prácticas que realmente se pueden
asumir.
El informe resalta la evidencia de que las ONGs corren el peligro de ser
abusadas por terroristas en diferentes niveles e instancias: desde la
apropiación indebida de la recaudación de fondos en la calle hasta la
infiltración de organizaciones terroristas en los programa para promover su
ideología.
Destaca el GAFI en su informe que existen otros factores que vuelven a las ONGs muy atractivas para las organizaciones terroristas, algunos de los cuales son:
- La globalización, que cambió la forma en la que las ONGs funcionan y que las llevan a áreas donde operan redes terroristas. Esto ha creado redes financieras y de logística o transporte que son funcionales a las organizaciones terroristas.
- La enorme fuerza laboral transitoria con la que cuentan las ONGs, y el hecho de que una importante parte de ésta esté compuesta por voluntarios. Los antecedentes de los empleados y voluntarios por lo general no son revisados en forma exhaustiva. Las entidades sin fines de lucro también tienen dificultadas para atraer y retener personal que cuente con experiencia técnica en evaluación de riesgo, cumplimiento y asuntos legales.
- Las ONGs por lo general no reciben el escrutinio riguroso al que sí se ven sometidos otros sectores debido a la alta confianza que por lo general se tiene de la función social y del buen trabajo hecho por ellas. Las redes terroristas abusan de esta confianza y se aprovechan de las actividades legales de ONGs desinformadas de la situación, o imitan o crean entidades legítimas.
Entre algunas de las conclusiones que se desprenden del
informe sobre tipologías[1]
se encuentra que las ONG pueden tener más de una vulnerabilidad y que los
terroristas buscarán explotar más de una debilidad. En los casos analizados, el
desvío de los fondos de las ONGs por parte de entidades terroristas fue el
principal método de abuso, sin embargo otros abusos no financieros también
aparecían en forma regular como por ejemplo utilizar la organización para
reclutar adeptos.
Las ONGs de mayor riesgo son aquellas que participan en
actividades de “servicio”, y que funcionan en las proximidades de una zona/amenaza
terrorista. Esto puede referirse a una ONG que opera en una zona de conflicto
donde existen amenazas activas de terrorismo u ONGs que operan en zonas donde
la población es blanco de grupos terroristas, en ambos casos la variable clave
de riesgo no es geográfico, sino de proximidad con una amenaza activa.
El informe declara
así mismo que en la celbración de los debates de la reunión de Bruselas con el sector de ONGs, los participantes tuvieron un profundo intercambio de opiniones sobre las
siguientes cuestiones importantes:
- -
riesgos específicos de financiar el terrorismo por
las vulnerabilidades que afronta actualmente el sector de las ONG, referenciados
al informe de tipologías editado por el GAFI que confirma que no todas las ONG
tienen un mismo nivel de riesgo de abuso por terroristas.
- -
las actuales iniciativas tomadas por el propio
sector para mitigar esos, incluyendo medidas que se están implementadas por las
ONGs que operan en zonas de conflicto, así como ejemplos de buenas prácticas en
tales condiciones adversas para el mantenimiento de la correcta gobernanza, la
transparencia y la integridad del sector.
- -
la necesidad de evitar un enfoque de uniformidad
en todas las ONGs para luchar eficazmente
contra estos abusos dadas las diversas y numerosas características de las ONGs
y sus entornos operativos.
- -
la importancia de realizar evaluaciones de
riesgo en cada país junto con revisiones del sector en él para que los Estados
entiendan que las ONGs pueden estar afrontando en su jurisdicción un alto
riesgo de abuso terrorista.
- -
la necesidad de que los países pongan en
práctica las medidas de mitigación apropiadas, proporcionadas a los riesgos
identificados y en línea con el enfoque del GAFI basado en el riesgo.
- -
ser consciente de que una mala interpretación o
una mala aplicación de las normas del GAFI pueden impactar negativamente en el
desarrollo de las actividades humanitarias legítimas de las ONGs y conocer las herramientas
en las normas del GAFI y la metodología divulgada que ayudarán a los
evaluadores para identificar y poner de relieve esta cuestión al evaluar el
grado de eficacia en la aplicación por los países de las normas del GAFI.
- -
la necesidad de fomentar una relación más
estrecha entre las autoridades gubernamentales, el sector de las ONGs y las
entidades financieras con el fin de garantizar que las ONGs legítimas tienen
acceso a los servicios financieros, y
- -
el convencimiento de que el informe de las Mejores Prácticas, que revisa el papel sobre
la lucha contra el abuso de las ONGs facilitará un mejor entendimiento entre
los países, las ONGs, instituciones financieras y donantes de fondos acerca de
cómo proteger las ONGs de abuso terrorista, en línea con los estándares del
GAFI y el enfoque basado en el riesgo.
El GAFI reitera su compromiso de seguir colaborando con el sector de las ONGs sobre estas cuestiones, y reconoce el valor que este diálogo interactivo aporta a la labor del GAFI.
El GAFI reitera su compromiso de seguir colaborando con el sector de las ONGs sobre estas cuestiones, y reconoce el valor que este diálogo interactivo aporta a la labor del GAFI.
[1] El
informe Risk of Terrorist Abuse in Non-Profit Organisations examina las tipologías en
detalle, cómo y dónde las ONGs están en riesgo de abuso terrorista. El informe
utiliza estudios de casos, combinados con la aplicación de la ley, con otros agentes
intervinientes gubernamentales y las propias ONGs para aumentar el conocimiento
de los métodos y el riesgo de abuso por terrorismo del sector de las ONGs, tanto
a nivel nacional como internacional.
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