miércoles, 2 de diciembre de 2015

Lo que se queda por el camino


A punto de comenzar la campaña de las próximas elecciones generales (siendo benévolos y cerrando los ojos a la evidencia de que realmente nos tienen inmersos en una campaña permanente en la que la imagen de los gobernantes es siempre en un atril ante la imagen de una "mosca" de su partido dentro de la panoplia de congresos, convenciones, seminarios. jornadas, reuniones,... de ámbito local, comarcal, provincial, regional,... pero siempre de difusión nacional con la que nos machacan día sí día también) que, al coincidir con la época navideña, se prestan a que la papeleta de votación se junte con la carta a Papá Noel (recordemos, preferencias personales aparte, que estamos en un país aconfesional ¿no? y no mezclemos aquí personajes de la religión) pidiendo salud, trabajo, un gobierno decente y esas cosas que nos colman de felicidad, además de los juguetes para los niños, si es que eso se ajusta a las cifras de la recuperación que, descreídos de nosotros, aún ponemos en duda.

Pero estábamos con la campaña política, que ya se anuncia sucia, agresiva, descarnada y en la que, seguramente, se hablará mucho de todo... lo que interese a los partidos en su lucha por alcanzar cuotas de poder (y sus subvenciones) y poquito, muy poquito, de lo que interesa al ciudadano. Y se prodigarán las promesas de unos y otros; promesas nuevas, por descontado, para sustituir a las últimas incumplidas, y se multiplicarán los mensajes que, o bien se desvirtuarán por el camino o bien se olvidarán cuando interese pese a que queden en la hemeroteca. Total ¿para qué?; luego dirán que la mentira, el engaño, el ultraje, la infamia,... quedan dentro del ámbito privado, los medios lo apoyan y lo tapan, y tan frescos, a  pesar de que queden pruebas gráficas de actitudes ignominiosas impropias de un representante público medianamente decente, aunque nos digan que en campaña vale todo.

No me resisto, con esto de los mensajes desvirtuados, a recordar y compartir con vosotros aquella vieja secuencia de cómo una instrucción clara se transforma en un pandemónium merced a las modificaciones que sufre en cada fase intermedia. Hay múltiples versiones de le anécdota y quizá la más conocida es la que la sitúa en el mundo de la milicia y su cadena de mando, pero como estamos ante un acontecimiento civil, quedémonos, por ejemplo, en la que transcurre en la empresa.


COMUNICADO DE LA EMPRESA

Del director general al gerente.
El viernes próximo, alrededor de las 5 de la tarde, se verá el Cometa Haley en el cielo, en esta zona. Se trata de un evento que ocurre cada 78 años. Por favor, reúna a todos los trabajadores en el patio de la fábrica, provistos de cascos de seguridad, que allí les explicaré el fenómeno. Si estuviera lloviendo, no podremos ver este raro espectáculo a ojo descubierto. En tal caso, todos deberán dirigirse al comedor, donde se exhibirá un documental sobre el Cometa Haley.

Del gerente al director de recursos humanos.
Por orden del Director General, el viernes a las 5 de la tarde aparecerá sobre la fábrica, si llueve, el Cometa Haley. Reúna a todo el personal con cascos de seguridad y llévelos al comedor donde tendrá lugar un raro fenómeno que sucede cada 78 años a ojo desnudo.

Del director de recursos humanos al jefe de personal.
A solicitud del Director General, el científico Haley de 78 años de edad, aparecerá desnudo en el comedor de la fábrica el próximo viernes a las 5 de la tarde, usando casco de seguridad; allí será presentado un documental sobre el problema de la lluvia; y el Director hará demostración en el patio de la fábrica.

Del jefe de personal al jefe de turno.
El viernes a las 5 de la tarde, el Director, por primera vez en 78 años, aparecerá en el comedor para filmar, junto al famoso científico Haley y su equipo, el documental desnudo. Todos deben presentarse con casco de seguridad, porque el documental tratará de la seguridad en condiciones de lluvia.

Del jefe de turno al jefe de brigada.
Todo el mundo, sin excepción de nadie, deberá presentarse este viernes a las 5 de la tarde desnudo, con los Agentes de Seguridad de la fábrica en el patio de la misma. El director vendrá acompañado de Haley un artista muy famoso y su grupo, que mostrarán el documental Bailando bajo la Lluvia. En caso de que llueva de verdad hay que ir para el comedor usando cascos de seguridad. Esto ocurre cada 78 años.

AVISO EN EL MURAL:
El viernes cumple el director general 78 años, por lo cual, se dará libre entrada a todo el mundo, sin excepción de nadie. Para la fiesta, (que tendrá lugar en el comedor a las 5 de la tarde), actuará el grupo Haley y sus cometas. Todos deben ir desnudos y usando condones de seguridad, porque lloverá, y además se va a formar una tremenda "gozadera " en el patio de la fábrica.

El problema serio se suscita cuando el "Aviso en el mural" también lo pone "el Director general", es decir, cuando el mensaje ya se transmite manipulado: ¿O no es manipular con los mensajes el atacar al adversario en una grosera ocurrencia porque "pretende subir el IVA de las chuches" y después subir el IVA incluso de las prótesis sanitarias? ¿No es manipular hacer pasar como normal que Montesquieu sea sólo el nombre del restaurante en la sede del partido, en el que se cuecen las instrucciones de partido a los poderes legislativo, ejecutivo y judicial que, ¡oh, sorpresa! según la doctrina del pensador francés de igual nombre que el restaurante, han de ser independientes?



Y ya que estamos con los mensajes, luego están las campañas no declaradas de los medios de comunicación en general, con sus mensajes como el de la anécdota de más arriba, no tan sólo con sus comentarios en el "análisis" de determinadas encuestas, descaradamente encaminados a condicionar el voto, sino con muestras incuestionables de intentos indisimulados de manipular al por mayor. Un ejemplo: ¿cómo es posible que reputados medios de comunicación que saben que un partido ahora muy promocionado nació y se mueve a la derecha del PP, lo presenten a medida que se acercan las elecciones con más convencimiento como de centro izquierda? ¿y cómo es posible que eso se inicie cuando otro partido, presentado por los medios como radical de izquierda, capta el interés de la ciudadanía? Una de dos, y no hay más: o de repente se han vuelto lelos los periodistas y analistas políticos o manipulan sin pudor.

Llegadas las reflexiones a este punto, el desasosiego empieza a dominarnos: si los mensajes de la campaña, preñados de promesas, resultan inexactos (uno piensa, realmente, en otros adjetivos), tienen una credibilidad proporcional a que la evaluación se haga en los momentos de antes y después de las votaciones, algunos están pensados simplemente para influir de manera perversa en el sentido del voto, ¿qué creer? ¿a quién votar? Al final será verdad lo que sostiene en catedrático Benito Arruñada, que aquí no se pueden ganar elecciones sin mentir y no se puede gobernar después sin incumplir las promesas electorales, pero aún así, acudiendo (respetando la aconfesionalidad estatal. que es otra cosa) a los Evangelios, y en concreto al de San Mateo, "por sus obras los conoceréis" (Mt 7, 15-20, para quien quiera consultar la cita entera), dicho atribuido a Jesús al final del Sermón de la Montaña para ayudarnos a distinguir entre los verdaderos y los falsos profetas.

¿Y cuál es el criterio para reconocer a los verdaderos profetas?  Para Jesús, en este pasaje, está claro: las obras, los hechos, las actuaciones concretas… Es decir, no se trata de dejarse seducir por palabras grandilocuentes, ni por personajes que atraen por su verborrea o por una apariencia deslumbrante… ¡No! El criterio de verificación son las obras… No sólo escuchar lo que dicen, sino también mirar lo que hacen, cómo viven, como actúan… porque quien actúe, juzgue e invite a actuar y a juzgar desde criterios distintos a lo que transmite, no merece ser escuchado y, menos aún, seguido… Bajando a los dichos populares es aquel de "haced lo que yo os digo, no lo que yo hago".

Es una ayuda, realmente. Si preocupa la impunidad de la corrupción, el crecimiento de la pobreza, el inacabable azote del paro, estadísticas aparte, el autoritarismo, el desprecio a las minorías, el inmovilismo de las leyes (con minúscula en este tema), la falta de respuesta al drama de la violencia de género, la aplicación selectiva de la justicia (también con minúscula aquí), la merma de derechos adquiridos, los recortes en servicios básicos, y un largo etcétera, y hubiera algún partido en el que se detectara incoherencia entre lo que dice y lo que hace en esas cuestiones que preocupan (evidentemente sólo es una hipótesis de trabajo; una ciudadanía medianamente seria y concienciada con el futuro de un país no permitiría su existencia), la solución es fácil, incluso para quien no hubiera leído la Biblia: no se le debe votar, porque sería un falso profeta.

Pero le votan.




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