Lo primero que hay que apuntar es que la entrevista, "La guerra no es el camino idóneo para acabar con el EI", de la que no hay referencia en los medios nacionales, se publicó el pasado día 30 en la agencia Sputnik Novosti (poca broma a pesar del nombre: es una agencia de noticias con poco más de un año de antigüedad que publica diariamente en 30 idiomas), y en ella afirma Garzón que para luchar contra el yihadismo es fundamental la investigación de los mecanismos financieros, del tráfico de armas, especialmente cuando hemos conocido que las armas se compraron en Alemania, y Alemania no es Irak.
Opina que enfrentarse con las armas a un fenómeno como es el
terrorismo yihadista, y en concreto el del Daesh, la comunidad
internacional de alguna forma lo legitima “como un oponente
equivalente”, es decir, con los atentados de París del
pasado 13 de noviembre o las otras acciones que han hecho en distintos
puntos “han conseguido que un gran número de países formen una coalición
para luchar contra él, obteniendo esa legitimización de oponente que
antes no tenían”.
Garzón alerta de que aun cuando se actúe
militarmente “la dinámica de terror o de convicción por parte del Daesh
va a continuar, se manifestará de una u otra forma, pero va a
continuar, por tanto creo que la coordinación de esfuerzos no puede
ser exclusivamente militar, sino que tiene que ir mucho más en
profundidad”.
En el caso de España, Garzón estima que la ley antiterrorista vigente es capaz de hacer frente al fenómeno yihadista, y recuerda que, tras los atentados del 11
de marzo de 2004 que dejaron cerca de 200 muertos en Madrid “no hubo
modificación de las leyes penales o procesales. Con los instrumentos que entonces se
tenían se dio una respuesta ágil y contundente tanto en el ámbito
policial como judicial, dictándose una sentencia con todas las
garantías y habiendo llevando a prisión a los que tenían que ir. Se respondió a la sociedad legalmente y
desde entonces no ha habido más hechos similares, aunque el terror se
puede repetir”.
“Mal sistema es el que legisla al calor
de lo que acontece”, advierte en referencia a las medidas que está
aplicando y publicando el Gobierno francés tras los atentados de París. "Responder con modificaciones y con
degradación de derechos consolidados es muy peligroso, porque nos deja
en manos de la reacción más atávica”, afirma, desde el convencimiento de que se puede conseguir mayor seguridad sin detrimento alguno
de las libertades.
Ya hablando de otras cosas, Garzón lamenta que la lista de políticos que deberían ser jugados en el Tribunal de La Haya no sea más amplia. "He criticado que en ocasiones los
países y el Consejo de Seguridad de la ONU han visto oportuno acudir a
La Haya para la investigación de los casos de Libia o de Sudán y en
cambio no lo juzgó así respecto de Siria. Probablemente, de haber
actuado de esta forma en Siria en su momento, hubiesen cambiado bastantes
cosas”, aunque recuerda que Siria no es miembro del Estatuto de Roma (el instrumento constitutivo del Tribunal Penal Internacional),
como tampoco lo son EEUU, Rusia o China.
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