miércoles, 9 de diciembre de 2015

El dinero en efectivo en el punto de mira

A pesar de la creciente prevalencia de métodos de pago distintos del efectivo en las economías desarrolladas, el dinero en efectivo sigue siendo un medio de pago y cobro consolidado en todo el mundo, con una estimación de unos 400.000 millones de dólares USA en circulación para dar cobertura a entre el 46% y el 82% (dependiendo del país) de todas las transacciones de todos los países que se realizan en efectivo. Del mismo modo, el efectivo sigue siendo ampliamente utilizado en la economía criminal y sigue siendo la materia prima de la mayoría de la actividad criminal. 

Así comienza el informe que han elaborado conjuntamente el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) y el Grupo de de Acción Financiera de Oriente Medio y Norte de África (MENAFATF) y que ha sido publicado el pasado día 30 de noviembre en la página web de la primera organización de las citadas.

El informe, titulado Money laundering through the physical transportation of cash (Blanqueo de capitales mediante el transporte físico de dinero), analiza aportes de más de 60 países para identificar los métodos y técnicas que los delincuentes utilizan para el transporte de fondos a través de las fronteras ya que se destaca que los delincuentes suelen elegir, para eliminar sus activos ilícitos de cuenta bancaria y romper la pista de auditoría (contable de la entidad o forense de una investigación), el traslado a otros países para gastarlos o reintroducirlos en el sistema bancario..

En los prolegómanos del documento podemos leer que en muchos casos, incluso cuando el producto de un crimen se genera inicialmente en formato electrónico (por ejemplo, el robo de fondos de una cuenta bancaria), los delincuentes optan por retirar los fondos de la cuenta bancaria en efectivo, lo transportan a otro país, y pagan en otra cuenta para eliminar posibles pistas en la investigación. El transporte físico de dinero en efectivo a través de una frontera internacional es una de las formas más antiguas y básicas de blanqueo de dinero, pero, como se muestra en estas páginas, hoy en día sigue siendo generalizada. No hay estimaciones plenamente fiables para la cantidad de dinero blanqueado de esta manera, pero la cifra podría situarse entre cientos de miles de millones y un billón de dólares por año. La mayoría de los países encuestados durante la compilación de este informe eran de la opinión de que el contrabando de dinero en efectivo es un problema creciente. El transporte físico de dinero en efectivo como método de blanqueo de capitales no se limita a un determinado tipo de delito, aunque muchas jurisdicciones reportan sólo el uso de esta tipología por las organizaciones de tráfico de drogas; la realidad es que también está relacionado con el tráfico ilegal de otras materias primas, como el alcohol y el tabaco, y también se usa ampliamente por los delincuentes involucrados en otras actividades, incluyendo el fraude fiscal, las armas y el contrabando de armas, el crimen organizado y la inmigración, la trata de personas, la financiación del terrorismo,....



El documento contiene una serie de estudios de casos reales para ilustrar estas técnicas, que van desde el transporte de grandes cantidades de dinero de baja denominación, por "mulas" o correos o, al contrario, pequeñas cantidades de dinero en efectivo, pero de alta denominación.
El informe identifica los principales retos que las policías de aduanas y otros organismos de seguridad afrontan para detectar e interrumpir el transporte físico de dinero en efectivo ilícito .
Igualmente, proporciona indicadores de alertas (banderas rojas) y otras informaciones para uso de todos los organismos, que tienen que trabajar coordinados, con el fin de lograr el intercambio de información y los controles en sus fronteras. Estos indicadores pueden indicar posibles casos de transporte de fondos y contribuir a perfilar y una mayor investigación.

Y es que no hay un método de contrabando de dinero en efectivo que se asocie más a una forma de criminalidad que otro, y no hay garantía de que dos delincuentes que cometen el mismo tipo de delito moverán sus ganancias de la misma manera y por la misma vía. En cambio, los métodos utilizados para transportar físicamente dinero ilícito dependen del proceso de toma de decisiones emprendido por el delincuente, que siempre comienza por identificar el propósito del movimiento de efectivo (por ejemplo, para borrar la pista de la investigación de auditoría, para pagar a un proveedor, para depositar en otra jurisdicción, etc.) y que determinará el destino final, lo que a su vez marcará el método utilizado, y en última instancia, la ruta elegida. En todas las etapas, aspectos tales como el riesgo, a asumir, la "normalidad" de la transacción, su sencillez y las demandas de los "socios" afectarán a las decisiones tomadas. Entender el proceso de toma de decisiones puede ayudar en el desarrollo de técnicas de control de las autoridades encargadas de combatir el problema. Una vez que el dinero se ha trasladado a su destino y se utiliza para los fines previstos, es cosa de tiempo que entre en el sistema financiero legítimo y que sea "reciclado" por los bancos y entidades financieras. Los países que utilizan su propia moneda única en las transacciones tienen la oportunidad de supervisar la repatriación de su moneda desde el extranjero, y si bien esto no es en absoluto sencillo, un análisis adecuado puede llevar, en algunos casos, a identificar rutas de alto riesgo, las redes de blanqueo de capitales y conducir al establecimiento de programas nacionales de sensibilización de riesgo.

El GAFI recuerda que los métodos utilizados para legitimar (blanquear) el producto económico de actividades delictivas y/o financiar actividades ilícitas están en constante evolución: a medida que el sector financiero internacional ejecuta las normas del GAFI, los delincuentes encuentran canales alternativos. Esta afirmación no es gratuita y, por lo que se refiere al dinero en efectivo, si bien es cierto que, siguiendo las teorías del GAFI, en todos los países se va limitando su uso para realizar transacciones y aumentando el control de su movimiento, sea en el interior del país o a través de las fronteras, no es menos cierto que la eficacia de estas medidas queda reducida a casos puntuales. Algunas reflexiones sobre la realidad que nos rodea nos ayudará a apuntalar este criterio.

En cuanto a la lacra del terrorismo, conviene diferenciar entre actividad terrorista y organización terrorista. Por lacerante que nos parezca, el control del dinero en efectivo le hace cosquillas a la actividad del terrorista que, a la postre, con una inversión mínima en la fabricación de un artefacto explosivo, pongamos por caso, es capaz de producir una masacre, y eso cuando no usa un simple cuchillo para sus ataques a transeúntes inocentes. Incluso el "lobo solitario" puede adquirir a través de Internet, por ejemplo, un mortero, granadas, un fusil de asalto,... que paga en bitcoins (sin dejar rastro de comprador o vendedor) y que recibe cómodamente en su domicilio desmontado en varios paquetes, que pasan todos los controles aduaneros como "piezas y componentes metálicos".

Otra cosa son las organizaciones terroristas, que, a los efectos sobre los que reflexionamos, cabe encuadrar directamente dentro del crimen organizado junto a drogas, armas, trata de personas, de órganos,... en las que su economía de basa en el movimiento de grandes cantidades de dinero que se precisa blanquear. Evidentemente ningún banco en su sano juicio financiaría (a sabiendas) la compra de un alijo de cocaína, pongamos por caso, por lo que la transacción se lleva a cabo en efectivo rabioso (o a cambio de otros bienes, lo que es menos usual por el incordio de que puede quedar de manifiesto el cambio de nombre del titular de según qué bienes).

Y entonces se llega a una conclusión desasosegante: el libre uso de esos fondos esconde, no diremos connivencia, que parece excesivo aparte de MUY delicado, sino un alto grado de inoperancia y/o desidia por parte de alguna de las instituciones afectadas.

Me explico con un símil.
Supongamos que tú tienes actualmente depositados 100.000 (cien mil) euros, fruto legal de toda una vida de trabajo y ahorro, en una entidad financiera y, altamente mosqueado porque no te rinden ni un céntimo de intereses y en cambio te acribillan a comisiones vete a saber por qué concepto, decides retirar TU dinero y guardarlo de momento bajo el colchón de tu cama, en casita. Ya pensarás después qué haces con él. Pues bien, si has decidido algo así, cerciórate de que te diligencien el modelo oficial S-1 (sobre cuyo contenido, particularidades y funcionamiento no entraremos aquí), y de que quede debidamente guardado en el colchón, junto con la pasta, si quieres evitar quebraderos de cabeza posteriores cuando, ya decidido el destino de TU dinero (compra de un anillo de diamantes, paga y señal de la compra de una finca, vuelta al sistema financiero porque ahora sí que te pagan intereses,...), te encuentres que la autoridad te lo confisca, te abre causa como presunto blanqueador y cosas así por no disponer del dichoso S-1. Algo parecido ocurre en el supuesto de que se quiera mover a través de la frontera una cantidad de dinero por encima del límite permitido.

La reflexión de fondo orbita en torno a que, pese a la intención del GAFI y otros organismos por atajar los caminos de la economía del delincuente, y pese al aparente férreo control  del uso del dinero ¿cómo consigue el crimen organizado la ingente cantidad de billetes que precisa en su "industria"? porque no acaba de cuadrar el rigor absoluto para el ciudadano medio y la alegre disposición del dinero en efectivo por los delincuentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario