Nadie podía imaginar en 1971, cuando el entonces joven economista alemán Klaus Martin Schwab propone, en una casi "reunión de amiguetes" a celebrar en la recóndita estación de esquí suiza de Davos debatir, analizar y buscar solución (siempre en el plano de la teoría) a distintos problemas de
carácter mundial, que el evento iría evolucionando y creciendo hasta alcanzar el tamaño y difusión actuales (evolución a la que, seguramente, contribuyen "pequeños detalles" como que ya a la primera reunión acudiera, entre 440 personas de 31 países, el famoso economista John Kenneth Galbraith, que conocía a Schwab de su paso por la Universidad de Harvard), si pensamos que en la reunión de este año, celebrada entre los días 20 al 23 de enero, ya, como es conocido, bajo el nombre de Foro Económico Mundial (World Economic Forum - WEF), en la que ha sido su 46ª edición, ha contado con la participación de mas de 2.500 representantes del mundo de los negocios, la
política, la sociedad civil, la ciencia y la cultura, entre los que cabe señalar 40 jefes de
Estado o de Gobierno de todo el mundo,en un ejercicio en el que se combinan el deseo de compartir ideas, debatir de problemas comunes, estudiar posibles soluciones... o, no nos engañemos, simplemente "salir en la foto".
Cada año se convoca Davos alrededor de un tema principal, si bien, como es lógico, las diferentes conferencias y ponencias que se desarrollan abarcan una temática diversa. En la edición que acaba de concluir, los invitados han intentado abordar, sobre todo, los efectos en las sociedades de todo el mundo de la llamada "cuarta revolución industrial". En palabras del fundador del Foro Klaus Schwab en su comunicado/convocatoria, existen muchos desafíos en el mundo actual y siento que uno de los más fuertes y con mayor impacto será el de dar forma a la Cuarta Revolución Industrial, dada la velocidad, la amplitud y la completa innovación en los sistemas del cambio tecnológico en marcha. Los desafíos son tan abrumadores como alentadoras son las oportunidades.
Cada año se convoca Davos alrededor de un tema principal, si bien, como es lógico, las diferentes conferencias y ponencias que se desarrollan abarcan una temática diversa. En la edición que acaba de concluir, los invitados han intentado abordar, sobre todo, los efectos en las sociedades de todo el mundo de la llamada "cuarta revolución industrial". En palabras del fundador del Foro Klaus Schwab en su comunicado/convocatoria, existen muchos desafíos en el mundo actual y siento que uno de los más fuertes y con mayor impacto será el de dar forma a la Cuarta Revolución Industrial, dada la velocidad, la amplitud y la completa innovación en los sistemas del cambio tecnológico en marcha. Los desafíos son tan abrumadores como alentadoras son las oportunidades.
No es desdeñable como punto de partida fijarse en la opinión del Consejero Delegado de la empresa Autodesk (líder mundial en software de diseño 3D para entretenimiento, recursos naturales, fabricación, ingeniería, construcción e infraestructuras civiles), Carl Bass,
la fábrica del futuro tendrá sólo dos empleados: un hombre y un perro. El hombre estará ahí para alimentar al perro y el perro para impedir al hombre tocar el equipo. Podemos imaginar un robot capaz de tratar a los pacientes de ébola o haciendo la limpieza de los residuos nuclearesy es que, pese a que la opinión generalizada de los expertos nos intenta convencer de que la cuarta revolución industrial está todavía en estado naciente, que la sociedad aún no se ha dado cuenta de los escenarios increíbles que esta capacidad crea,.pero que con el paso rápido del cambio y la interrupción de los negocios y la sociedad, el tiempo para analizara en profundidad es ahora, cuando un informe del propio Foro lanzado al comienzo de la reunión prevé que, para 2020, cinco millones de puestos de trabajo se perderán como resultado de los cambios tecnológicos en los 15 países más industrializados (mala noticia para España si está entre esos 15 países, pero pésima noticia para del futuro si no lo está). En ese sentido. el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, participante del Foro, decía:
Creo que, en conjunto, estas transformaciones son cambios para bien. Pero vienen con peligro real, y nos obligan a ser proactivos porque, ¿cómo hará el trabajador del almacén que utilizaba para enviar su orden, o el vendedor que solía contratar, para ganarse la vida, cuando él o ella ya no es necesario en esa empresa?
En el debate, diferentes expertos estiman que 47 por ciento de los empleos en Estados Unidos están en riesgo debido a la
informatización, en una tendencia no sólo centrada en el mundo occidental; de hecho, menos personas trabajan actualmente en "fabricación" que en 1997, gracias en parte a la
automatización. Basta recordar al respecto de la vigencia de la tendencia que el gigante chino de productos electrónicos Foxconn anunció en agosto de 2012 que iban a introducir un millón de robots dentro en tres años para remplazar el trabajo humano.
En palabras del fundador del Foro, Klaus Schwab, sensiblemente más cauto, estamos al borde de una revolución tecnológica que fundamentalmente va a alterar nuestra forma de vivir, trabajar y relacionarnos. En su escala, el alcance y la complejidad, la transformación será diferente de todo el género humano ha experimentado antes. Todavía no sabemos exactamente cómo va a desarrollarse, pero una cosa es clara: la respuesta a la misma debe ser integrada e integral, involucrando a todos los actores de la política mundial, de los sectores público y privado a la academia y la sociedad civil.
La gran pregunta que cabe hacerse ante este panorama social sombrío es si urge a darse prisa. Si hay
dislocaciones sociales masivas¿qué hacer? ¿"fumigarlas" directamente?