miércoles, 20 de enero de 2016

Éramos pocos….



Se confirma, o al menos todos los datos lo apuntan: nos esperan unos años en los que no ganaremos para sobresaltos, o sea, como estos últimos tiempos sin ir más lejos, pero anunciándonoslo ya para que no nos coja por sorpresa. Y no hablamos del sainete en que se está convirtiendo nuestra política doméstica (cuyo (pen)último acto, sobre el que no nos pronunciamos y que sólo mencionamos por lo que tiene de incoherente, es el de que cuatro formaciones anunciadas como tales por el Ministerio del Interior en la noche electoral, convocados en la rueda de consultas del Rey – que algo informado estará, digo yo – como cuatro formaciones políticas diferentes, la Mesa del Congreso discrepa y sólo les reconoce el derecho a un único grupo parlamentario), sino a las voces que vienen de fuera y que nos provocan cierto desasosiego solo oírlas.

En la entrada anterior a esta de este blog nos hacíamos eco de los negros nubarrones en el futuro económico inmediato que pronosticaba el Royal Bank of Scotia (RBS) en una nota a sus clientes. En tanto el RBS es una entidad privada, cabía pensar que su opinión podía pecar de parcial y que no debía tomarse demasiado en serio; el problema es que los acontecimientos se suceden a una velocidad de vértigo y corroboran el Principio de McGregor, ese que asegura que Murphy era un optimista. Nos referimos, claro, a sendos informes, casi simultáneos, divulgados estos días por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y por la Organización Internacional del Trabajo (OIT)

Respecto del primero, es cierto que, según informa el World Economic Outlook, boletín informativo del Fondo Monetario Internacional, la economía mundial crecerá este año y el próximo a mayor ritmo que en 2015. Sin embargo, no alcanzará los resultados previstos previamente "debido a los riesgos en los mercados emergentes"[1], es decir, que el FMI ha pronosticado un crecimiento del Producto Interior Bruto mundial del 3,4 por ciento para el año 2016 y del 3,6 por ciento para 2017, pero ha rebajado un 0,2 sus previsiones para ambos ejercicios. En definitiva, para el FMI, la desaceleración en China, el fortalecimiento del dólar estadounidense, los precios de las materias primas (el petróleo) bajos y las tensiones geopolíticas son algunos de los principales factores de riesgo para la economía global.

Reproducimos a continuación  el cuadro resumen del informe:
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De los factores citados, no profundizaremos en el caso de China aunque sí en el resto que cita el informe de la organización. En cuanto al precio de las materias primas, lo considera un "viaje lleno de baches" ya que, como anunciaba el RBS, un nuevo descenso de esos precios puede empeorar las perspectivas ya frágiles de los productores pese a que pueda impulsar la demanda de los importadores. En palabras de Maurice Obstfeld, consejero económico y director de investigación del FMI, "Hay mucha incertidumbre ahí y creo que eso contribuye a la volatilidad. Podemos estar en un viaje lleno de baches este año, sobre todo en el caso de los países emergentes y en desarrollo".

En lo tocante a la tensión geopolítica, uno de los riesgos más importantes, según el FMI, es una "escalada de las tensiones geopolíticas actuales en una serie de regiones, lo que puede afectar a la confianza y perturbar el comercio mundial, los flujos financieros y el turismo. Nuevos choques económicos o políticos en los países que actualmente ya experimentan dificultades económicas podrían hacer descarrilar[2] sus planes de aceleración", advierte el comunicado.

En cuanto al dólar, como divisa de referencia, asevera el informe que "una mayor apreciación del dólar y un endurecimiento de las condiciones financieras globales, que podrían aumentar la vulnerabilidad de los mercados emergentes, pueden crear efectos adversos sobre los balances corporativos y aumentar los problemas de financiación para aquellas corporaciones que dependen del dólar por lo que destaca que el fortalecimiento de su moneda nacional es uno de los principales riesgos no solo para EE.UU., sino también para toda la economía mundial. 

No hace falta puntualizar la evidencia de la dependencia de la economía española de la evolución de la economía mundial habida cuenta de la relación entre la cacareada “recuperación” y aspectos tales como la iniciativa del BCE para con la Deuda, la bajada del precio del crudo,… , dicho sea sin ánimo de crítica.

Pero, por si no hubiera suficiente con el RBS y el FMI, se descuelga la OIT con un jugoso informe que no ayuda, precisamente, a combatir ese sentimiento de depresión y pesimismo que empieza a apoderarse de nosotros.

En efecto, la OIT ha publicado su informe World employment and social outlook (Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo, del que también han editado un resumen en español) que indica que la desaceleración del crecimiento económico mundial en el 2015, debido al pinchazo de los países emergentes, ha dejado un rastro de desempleo que ha alcanzado a cerca de un millón de personas en todo el mundo; el año pasado ha terminado con casi 200 millones de parados en el planeta, un millón más que el año pasado y 27 millones más que antes de la crisis y el efecto negativo se va a mantener este año y el próximo por lo que la OIT pronostica 3,4 millones de parados más en los dos próximos años: 2,3 millones en el 2016 y 1,1 millones en el 2017.

Según el informe, sólo EEUU y los países el centro y norte de Europa van a poder presentar datos positivos en el mundo laboral, en niveles de empleo de antes de la crisis, ya que el sur de Europa, en donde aún colea la recesión, se mantendrán tasas altas de paro.

La OIT alerta sobre el empleo vulnerable, que alcanza al 46% de la población mundial, la mayoría por cuenta propia o familiar, mal pagado y sin protección social. La previsión es que en los dos próximos años aumenten este tipo de subempleo, sobre todo en las economías emergentes, y que se haga más temporal y más involuntario; una buena parte de la población se encuentra en la disyuntiva de tener empleo pero ser pobre.
Cuando gran parte de los gobiernos dan por concluida la crisis originada en el 2008, la OIT recomienda aplicar medidas distintas a las conocidas en vista de que se platean nuevas amenazas al crecimiento. "Es probable", dice el informe, "que la bajada de los precios de las materias primas empeore la situación fiscal de los países exportadores, pero unos recortes del gasto a gran escala de estas economías tendrá repercusiones negativas a escala mundial, empeorando las perspectivas del mercado laboral".

Este organismo sugiere que las reformas financieras garanticen que los bancos presten dinero a la economía real y que se aproveche esta etapa de bajos tipos de interés para financiar infraestructuras que creen empleo y tengan costes mínimos para el erario.

¿Y España? 
El informe incluye un apartado sobre España en el que se especifica que "se espera una modesta mejora de la tasa de desempleo en España durante 2016, aunque aún quedan muchos desafíos que afrontar".

El informe recuerda que en 2015 la tasa de desempleo para personas mayores de 16 años en España disminuyó en 2 puntos porcentuales hasta situarse en el 22,4% y, de acuerdo a las proyecciones de la OIT, se espera que esta tendencia a la baja continúe durante los años 2016 y 2017, alcanzando un 21,5 % en 2016 y un 21,3 % en 2017.

Sin embargo, las proyecciones para el crecimiento del empleo son bien pesimistas, dado que la OIT estima que será del 0,9 % en 2016 y que será nulo en 2017, mientras que fue del 1,8% en 2015.

Por otro lado, el informe advierte que el desempleo juvenil sigue siendo elevado: por encima del 63% para jóvenes entre 16 y 19 años y del 42% para lo que están entre 20 y 24 años, por lo que "dada la tendencia observada en la tasa de desempleo en los últimos años, el país tardará al menos 10 años en volver a los niveles de antes de la crisis". Los economistas de la OIT alertan, además, que la recuperación del empleo observada hasta la fecha se ha basado, esencialmente en contratos temporales. "Uno de los principales problemas del mercado laboral español es que en muchos casos con contratos cortos, a veces empleos temporales de una semana. En junio se supo que uno de cada cuatro contratos que se firmaba dura una semana o menos. En España se da desde hace ya muchos años una situación en que más o menos la tercera parte de aquellos que tienen un trabajo lo tienen en situaciones de cierta precariedad, con empleos temporales, o empleos también a tiempo parcial".

El informe alerta del elevado número de familias en riesgo de situarse por debajo del umbral de pobreza, una cifra que aumenta: del 27,3% de la población en 2013 al 29,2% en 2014[3]. "El elevado porcentaje de trabajadores pobres en España es muy preocupante y hay que destacar que ese aumento es más importante que en la media de los países europeos".



¿Más comentarios?
Pues quizá sí; en el Foro Económico de Davos que se inicia hoy (habrá que estar atento a su evolución estos dias), el tema estrella es que la automatización y robotización de los procesos industriales provocará en los próximos años que unos 5 millones de trabajadores pasen a engrosar las listas del paro en los países industralizados. Como contrapartida a este jarro de agua fría, el citado Maurice Obstfeld, del FMI, apunta en las conversaciones previas del Foro que debe lucharse contra el crecimiento de la desigualdad "antes de que pase de ser un problema social a uno de la economía.
Ya lo dijo bien, a su forma, Atahualpa Yupanqui, hace décadas: "El estanciero presume / de gauchismo y arrogancia; / él cree que es extravagancia / que su peòn viva mejor / mas no sabe ese señor / que por su peón tiene estancia" (en donde 2estanciero" equivale a "hacendado" ya que una estancia es una hacienda agrícola o ganadera)


[1] "Los riesgos para las perspectivas mundiales, perspectivas que siguen tendiendo a la baja, están vinculados a los actuales ajustes en la economía global: una desaceleración generalizada en las economías emergentes, un reequilibrio en China, los bajos precios de las materias primas y la salida gradual de las condiciones monetarias extraordinariamente cómodas en EE.UU. Si no se gestionan con éxito estos desafíos clave, el crecimiento global podría descarrilar",
[2] La importancia de las palabras en los documentos oficiales: el uso del vocablo “descarrilar” indica estadísticamente, analizando textos históricos, una preocupación rayana en el pánico.
[3] Son datos objetivos y no, como sostienen “ilustres” tertulianos, informaciones para atacar al gobierno.

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