El Premi Internacional
Catalunya (menos publicitado y promocionado que otros como el
Princesa de Asturias, por ejemplo) es un premio otorgado cada año
desde 1989 por la Generalitat de Catalunya con el que se reconoce el
trabajo de personas que no sólo han contribuido al desarrollo de la
cultura, la ciencia, la economía, etc., sino que además hayan
destacado por haber realizado sus trabajos con un alto compromiso
ético y humanístico. Entre los galardonados encontramos a Karl
Popper, Mstislav Rostropóvich, Václav Havel, Pere Casaldàliga,
Jimmy Carter o Malala Yousafzai entre otros. Este año 2017, la
distinción ha recaído en el director de cine greco-francés
Costa-Gavras1,
reconociendo así el jurado, por un lado, "la contribución del cine a la
sociedad como una de las grandes formas de representación artística"
al ser el primer cineasta al que se concede el premio y, por otro lado, al
galardonado en concreto, “la calidad de su extensa e intensa
filmografía, así como su mirada crítica sobre el mundo y su
compromiso social”.
De la lectura de sus
declaraciones y entrevistas (además, claro está, del visionado de
sus películas) es fácil deducir su compromiso político-social y su
coherencia y hoy nos quedamos con aquella reflexión suya de que la
desinformación es la base de la manipulación.
No es ninguna novedad; la
falta de información o la información sesgada, parcial o incompleta
ha existido siempre como instrumento de influencia en las voluntades,
y, por tanto, de poder. Sin ir más lejos, la Iglesia Católica llegó
al extremo de excomulgar a quien se atreviera (era ilegal, ¿os
suena?) a traducir la Biblia a la lengua vulgar, ya que ello podía
dar pie a quien la leyera a interpretaciones diferentes de las que
la Jerarquía ordenaba, en un claro ejercicio de información
controlada. Por eso resulta tan preocupante ese tipo de
periodismo (?) tan en auge hoy día en que se exige al colaborador
del programa o a la persona entrevistada "un titular" o una
respuesta de sí o no, pedida con insistencia, a cuestiones llenas de
matices en las que la información razonada previa es indispensable.
Y eso cuando no, como a veces se observa, el titular se parece como
un huevo a una castaña al contenido de la propia noticia que viene
desarrollada a continuación del titular. El (pen)último ejemplo a
que he asistido de este alarde de manipulación interesada (todo sea
por las audiencias) prescindiendo del valor de la información, ha
sido el de una pizpireta conductora de un programa de tertulia
política televisivo preguntando insistentemente a un entrevistado:
Dígame sí o no: ¿usted iría a votar en el referéndum ilegal
de Catalunya del 1 de Octubre? ¿Sí o no? Y se quedó tan ancha.
La pregunta que cabría hacerse, ya que estamos en un tema tan
delicado como éste, es si la audiencia tiene información razonada y
completa del mismo o se han quedado en la superficie del visceral es
ilegal y no te dejo antes de formarse una opinión sólida en uno
u otro sentido.
Enfatizando según conviene |
No es este el lugar para
desgranar la información de algo tan complejo y con tantas aristas,
a lo sumo para recordar que tras la partidista recusación del
Estatut de Catalunya por parte del Partido Popular (algún día
alguien tendrá que explicar por qué la "Andalucía, realidad
nacional" que consta en su Estatuto, por ejemplo, no se recusa,
y, en cambio, decir que "El Parlamento de Catalunya, recogiendo
el sentimiento y la voluntad de la ciudadanía, ha definido Catalunya
como nación" merece la presentación fulminante de recurso) y
de algún que otro portazo del gobierno de Madrid a las aspiraciones
catalanas, mostradas en continuadas manifestaciones pacíficas de
millones de personas, impele al entonces President de la Generalitat,
Artur Mas, a plantear la celebración de una consulta
(factible y constitucional en opinión de muchos juristas e incluso
de algún padre de la Constitución) para que la ciudadanía se
expresara sobre su encaje dentro de España, ante lo que el PP
arguyó que eso crearía agravios con el resto de territorios y que
rompía España (la expresión es cosa del PP en ese contexto,
ahí está la hemeroteca) y el gobierno de Madrid se cerró en banda,
sin hablar y sin dar alternativas. De cómo una consulta
constitucional se convirtió en el cepo en el que todos estamos
metidos es un monumento, precisamente, a las consecuencias de lo que
aparece como incapacidad exhibida por el gobierno para gestionar el
tema (pese a que su Presidente no cesa de proclamar que es hoy "el
principal problema de España") y, acudiendo a Costa-Gavras, a
una manipulación a gran escala, para poner a todos los españoles en
contra, por una sonora desinformación perfectamente orquestada.
Porque, vamos a ver:
¿alguien recuerda en estos 6 años un solo argumento del gobierno,
sus partidos afines y su coro mediático que no sea "es ilegal",
"no os dejo" o "es un invento de cuatro visionarios",
incluso cuando, en primera propuesta, era una consulta legal sobre un
deseo manifestado por millones de personas? Su único argumento ha
sido la prohibición permanente (incluso a hablar), el ponerse trascendente excusándose en algo tan difuso como eso de la soberanía (soberanía ¿sobre qué? ¿sobre la voluntad de terceros? Si es eso lo que se pretende, eso no es democracia sino dictadura de mayorías, que es otra cosa), la
judicialización a medida que se iban dando avances que no se sabían
(o no se podían, en función de estrategias anteriores del partido)
gestionar... o el apelar a la fibra sensible de la población, por
los perversos efectos emocionales de una presunta separación
administrativa.
Craso y pueril error. No
vamos a caer ahora en la tentación, seguramente enriquecedora, de
transitar sobre el concepto "patria" y sus múltiples
variantes (mira por dónde, señuelo frecuente para la manipulación), pero define el Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española como Patria, en su primera acepción a la
Tierra natal o adoptiva ordenada como nación,
a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos,
históricos y afectivos. Si recientemente se han conmemorado los
250 años de la fundación de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena
y Andalucía por colonos a los que no se les discute que vinieran de
Stuggart, pongamos por caso, para luchar por lo mejor en su nueva
tierra, no se entiende que se cuestione que alguien llegado a
Catalunya desde Azuaga, por ejemplo, quiera lo mejor (sin faltar a la
solidaridad, por supuesto) también para su tierra de acogida. El
futuro de las personas nunca debe anclarse a la historia, al pasado
de los Estados, siempre basado en vencedores y vencidos.... salvo que
lo que se busque sea perpetuar estos roles.
Dejadme compartir en este
punto una historia real de la que tengo conocimiento fidedigno
cercano. En los años 30 del pasado siglo había en la zona a caballo
entre Almería y Murcia (allí donde el acervo popular dice que el
terreno, a diferencia de otros que dan frutas, verduras, cereales, pastos, etc. ése sólo
da pena) una familia numerosa, como muchas otras, que veía con
desesperación cómo, a pesar de trabajar de sol a sol como esclavos,
incluso los niños, a duras penas conseguían comer casi cada día.
Como en aquellos años no estaba España para alegrías, alguien les habló
de buscar suerte en el extranjero ¡total, poco había que perder! y,
tras muchas dudas porque eso representaba separarse de su familia,
amigos, ambiente,... finalmente tomaron la decisión de marchar,
embarcando todos en Cartagena, en un pesquero que les llevaría a
Barcelona, de donde, en un viaje penoso, se trasladaron a buscar
trabajo en los campos de una ciudad del sur de Francia. Cuando, al
cabo de poco tiempo, la madre comprobó que (eso sí, trabajando como
negros) sus hijos no tenían problema para poder comer cada día
¡y podrían ir al colegio, francés pero colegio!, se guardó
celosamente y con cariño todos sus recuerdos y se entregó a la
nueva tierra en la que sus hijos tenían un futuro. Jamás volvió al
terruño. Y lo que son las cosas; por cuestiones amorosas, los hijos
mayores regresaron después a establecerse en España, sin que ello
les afectara ni a los unos ni a los otros en sus relaciones con los suyos pese a que,
ocasionalmente, los gobiernos de España y de Francia no estuvieran a
partir un piñón, en una demostración (otra más) de que lo
importante es la persona, no su "etiqueta", lejos de las decisiones administrativas de
los gobernantes de turno de los territorios, que en nada pueden influir en los
sentimientos y afectos.
Es evidente, volviendo en
este caso a nuestro gran Costa-Gavras, que tiene razón en que la
desinformación es la madre de la manipulación, aunque al final es
cada uno de nosotros quien decide buscar y contrastar información
antes de tomar decisiones, en el sentido que sea, de acuerdo con su
ideología, experiencia y sentimientos o se conforma en acatar sin
más el slogan fácil que sabe que se lanza para manipularlo.
P.S.- En las líneas que
anteceden no hay opinión que no esté respaldada por hechos que se
pueden hallar y contrastar en la hemeroteca de los últimos seis
años.
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1Konstantinos
Gavras, más conocido como Costa-Gavras, nació en Atenas en 1933, hijo de
padre ruso y madre griega, y se nacionalizó francés tras llegar a
París a comienzos de los años 50 para estudiar cinematografía.
Si se repasa brevemente su
filmografía, la película que lo dio a conocer al gran público fue
"Z", del año 1969, interpretada por Yves Montand y Jean Louis
Trintignant, con guión escrito al alimón con nuestro Jorge
Semprun, en la que se reconstruye el asesinato organizado por la
policía de un líder izquierdista, y el intento de disfrazarlo de
accidente. Posteriormente vinieron "La confesión", sobre
las torturas del estalinismo; "Estado de sitio", en la que
denuncia la connivencia de la CIA con la asesina dictadura
cívico-militar en Uruguay de 1973 a 1985, "Desaparecido",
que trata de la complicidad de Estados Unidos en el golpe de Augusto
Pinochet en Chile (y que, por cierto, estaba proyectado rodar en
Barcelona pero al coincidir el tiempo previsto para el rodaje con el
golpe de Estado de Tejero, hubo rápido cambio de planes y se rodó
en México). "La caja de música", que habla de los
criminales de guerra aún ocultos, etcétera.
Realmente, cada película que dirige le sirve para hacer patente su compromiso político, desde las de su primera época (puro thriller político),o las posteriores de drama sentimental, hasta las de los últimos años, en que se dedica más a la ficción social. En definitiva, como dice el conocido crítico Diego Galán, "su cine compone una crónica política de las principales páginas de la segunda mitad del siglo pasado… y que aún continúa reflejando el presente".
Realmente, cada película que dirige le sirve para hacer patente su compromiso político, desde las de su primera época (puro thriller político),o las posteriores de drama sentimental, hasta las de los últimos años, en que se dedica más a la ficción social. En definitiva, como dice el conocido crítico Diego Galán, "su cine compone una crónica política de las principales páginas de la segunda mitad del siglo pasado… y que aún continúa reflejando el presente".
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