Como alguno de vosotros ya sabe, ayer "colgué" en mi muro de Facebook el entretenimiento que repito más abajo que, todo sea dicho, tuvo una apreciable acogida entre "compartir", "me gusta" y simples accesos, lo cual siempre es de agradecer.
La cosa curiosa es que ANTES de empezar a recibir reacciones al contenido del muro, ya me llegaron, como si fueran originales, sin citar el origen, copias del pasatiempo. Nada que decir, no me malinterpretéis; no se trata de copyright ni de nada parecido, y en el fondo también se agradece que alguien lo viera, le gustara y decidiera reproducirlo, aunque fuera como propio, sin citar la fuente.
Pero, cavilando sobre este hecho, en este caso totalmente intrascendente, es inevitable pensar en lo fácil que es propagar bulos, rumores, comentarios tendenciosos o simples mentiras. Hay personas, bienintencionadas, por supuesto, que tienden a creer a pie juntillas TODO lo que aparece en las Redes, a menudo SÓLO porque aparece en ellas, sin tomarse el tiempo necesario para contrastar su veracidad. Y hay personas, éstas menos bienintencionadas, que, conocedoras de esa tendencia heredera de la buena fe, la aprovechan impúdicamente para extender y amplificar sus sesgos o falsedades interesados, de forma que, frecuentemente (como pasó con la anécdota de mi muro), la actuación espontánea de quien los reproduce sin remitirse a la fuente imposibilita llegar a ella, si es que el tema aconseja hacerlo, y todo se convierte en un run-run, en un "me han dicho que han oído que decían..." sujeto únicamente a la credibilidad que merezca al lector la última persona que lo reproduce. Y así nos va...
¡Ah! A mayor abundamiento, el pasatiempo tampoco es originalmente mío; es una modificación/adaptación de uno que encontré hace tiempo en las Redes, de autor desconocido.
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