La Marató de TV3 es un telemaratón anual con fines benéficos que se celebra desde hace más de un cuarto de siglo el domingo antes de Navidad. El evento se emite en TV3, la televisión autonómica de Catalunya, y aunque no se emite en toda España, La Marató de TV3 es el principal telemaratón del país y el que más dinero recauda. La edición de 2018 superó los 10 millones de euros para luchar contra el cáncer,
Desde la primera edición de 1992, el objetivo del programa es recaudar fondos para la investigación médica y se encarga de gestionar el dinero, seleccionar los mejores proyectos científicos y financiar las campañas publicitarias de sensibilización.
Hoy, 25 de febrero, tres días antes del Día Mundial de las Enfermedades Raras, se ha hecho público que la emisión de 2019, a celebrar el próximo 15 de diciembre, se dedicará, por segunda vez en su historia (la primera fue hace 10 años), a las ENFERMEDADES MINORITARIAS, unas patologías, entre 6.000 y 8.000, que afectan, cada una, menos de 5 personas de cada 10.000. Como son poco frecuentes, se investigan poco.
La mayoría son genéticas y muchas son graves, crónicas y discapacitantes. La mitad se manifiestan desde el nacimiento y todas tienen mal pronóstico. De hecho, según datos y estadísticas médicos, un 35% de los pacientes no supera el primer año de vida, y uno de cada cinco no llega a cumplir los 15 años de edad. Actualmente, un 40% de los pacientes diagnosticados no tiene ningún tratamiento o, si hay alguno, no es el más adecuado.
Con este escenario, la investigación es básica pero el hecho de que tenga alguna de estas enfermedades poca gente hace, también, que haya poco interés por invertir en su búsqueda, por lo que a menudo se debe tener imaginación y solidaridad para buscar financiación.
La Codorniz, “La revista más audaz para el lector más inteligente”, fue una revista de humor
satírico gráfico y literario publicada desde 1941 a 1978, marcando un hito y sirviendo de
inspiración a las posteriores El Papus, Hermano Lobo y Por Favor.La Codorniz fue fundada por Miguel Mihura, como sucesora de la desaparecida revista
franquista La Ametralladora, y dirigida por el propio Mihura, que en 1944 le pasó el testigo al
escritor Álvaro de Laiglesia (Todos los ombligos son redondos, En el cielo no hay almejas, Tú
también naciste desnudito, Racionales pero animales,…) quien daría el toque personal que
caracterizaría a la revista.
A pesar de sus reconocidas raíces en el humor fascista, al evolucionar con la sociedad, tuvo
problemas con la censura de la dictadura de Francisco Franco y sufrió numerosas multas,
apercibimientos y, de modo irremediable, suspensiones en 1973 y 1975 (tengamos en cuenta
que se publicaba en un tiempo en el que ni siquiera había censura previa; salía la edición y, si
no gustaba a quien tenía que gustar, les secuestraban el número ya distribuido por los kioscos
y les cerraban la edición por un tiempo) Asimismo es víctima, o quizá disfruta con ello, de
múltiples de eso que llamamos leyendas urbanas referidas a portadas y artículos que nunca
publicó y sin embargo son famosísimos. Algunos de estos bulos son, haciendo memoria:- La existencia de una portada titulada “Frasco, frasco, frasco, arriba es piña”, de la que se
dice que les secuestraron la edición y les cerraron la revista; sigue la leyenda urbana diciendo
que, para protestar por la censura, hicieron el número que figura a continuación.- La portada del túnel: se veía la entrada de un túnel, por el que se disponía a entrar una
locomotora; todas las páginas interiores de la revista estaban en negro, como si fuese la
oscuridad del interior; y como contraportada, el tren saliendo del túnel.- La de Bombín es a bombón: de todas las portadas-bulo, seguramente la más famosa fue la
de “Bombín es a bombón, como cojín es a equis. Y nos importan tres equis que nos cierren la
edición”. Hay personas que aseguran, incluso, tener un número de esta edición.- La portada del Fresco de Galicia: otro dibujo que la gente afirma haber visto. Un parte
meteorológico en el que en destacado recuadro podía leerse: “Un fresco general procedente
de Galicia domina toda España”, referido al Dictador Franco.- La portada del Huevo-de-Colón: más célebre que las anteriores si cabe es, en el falso
recuerdo popular, aquella que dicen que presentaba a toda página un gran huevo de gallina,
con el rótulo “El huevo de Colón”. Y luego, más abajo, en letra pequeña: “Tenemos otro. La
semana que viene lo publicaremos”. - El Título Invertido: cuando a Francis (Francisco), el hijo varón de los marqueses de Villaverde
y nieto del dictador, le cambiaron el orden de los apellidos llamándole Franco Martínez en vez
de Martínez Franco, La Codorniz apareció como “Codorniz La”.Esas portadas, según el mismo director Laiglesia, que lo dejó escrito en su último libro “La
Codorniz sin jaula”, nunca existieron en la revista pero la leyenda está tan arraigada que,
hablando con algunas personas de edad, aseguran con convicción haber visto “con sus propios
ojos”, por ejemplo, ¡¡la portada de los frascos y la piña!!
Al parecer, esta portada es un montaje apócrifo posterior.
Por la revista pasaron nombres que hoy forman parte de nuestra pequeña historia como Tono,
Neville, Herreros, el propio Álvaro de Laiglesia, entre otros, y también se fueron incorporando
escritores “generalistas” como Wenceslao Fernández Flórez, Enrique Jardiel Poncela y Ramón
Gómez de la Serna o especializados en humor satírico como Rafael Azcona, Ángel Palomino,
Evaristo Acevedo o Alfonso Sánchez, además de dibujantes como Mingote, Gila, Chumy
Chúmez, Forges, Ops o El Perich, con secciones fijas que pronto se hicieron famosas: La
crítica de la vida, Tiemble después de haber reído, La cárcel de papel y La comisaría de papel.
Como se puede apreciar, en la revista trabajaban casi todos los escritores de humor de la
época. En los años 60’, y 70' la leían personas de todas las tendencias políticas y celebraban
sus chistes como una chirigota nacional. En definitiva, constituían un grupo de amigos y hacían
un humor surrealista, absurdo y muy desconcertante para la época, que provocaba igual
irritación que entusiasmo. Como se ha apuntado, uno de los colaboradores literarios de la revista era Evaristo Acevedo,
humorista y escritor de reconocida ironía, que también firmó algunos de sus miles de artículos
en otros medios bajo seudónimo (Evaristóteles, Fernando Arrieta, Noé), y que fue el
responsable de las secciones fijas La cárcel de papel, en la que tomaban a un personaje,
generalmente político, y le sacaban los colores reproduciendo los despropósitos que había
dicho en los últimos tiempos1 y La comisaría de papel, en cuyos calabozos “encerraba” a los
escritores/periodistas, sin respeto de edad, fama o condición, que cometían lo que entonces se
llamaba "un gazapo" (realmente este término ha ido desapareciendo ahora, precisamente por
su mayor abundancia), y ello prueba su ironía y buen conocimiento del idioma, además de
objetividad al ver la realidad circundante.Si hiciéramos el esfuerzo de imaginación de trasladar La Codorniz a nuestros días, más de
cuatro décadas después de su desaparición, podríamos observar con sorpresa (o no) que
muchos de sus chistes y artículos no se publicarían hoy por la perceptible regresión en la
libertad de expresión que nos afecta (comparada con la época de la dictadura -!!-), mientras
que, paralelamente, todo indica que Evaristo Acevedo se vería obligado a hacer horas extras:
por lo que se refiere a La cárcel…, no daría abasto a reproducir las insensateces que dicen
nuestros políticos (basta echar una ojeada a la hemeroteca de los últimos años), con la gran
diferencia de que lo mismo que antes producía que le salieran los colores, hoy se hace con
total impunidad/inmunidad y nadie pide responsabilidades, y, en lo tocante a La comisaría…, en
la época de la eclosión de las fake news (vulgo “mentiras”, no lo olvidemos), seguramente
habría muy pocos que se salvarían del calabozo, y no meramente por gazapos lingüísticos.
"Titulares - ¡Malditas mentiras!"
En el fondo, estas diferencias son reflejo, nos guste o no, del profundo cambio de valores y la
comodidad e indiferencia crecientes que registran nuestras sociedades en los últimos tiempos.
Se han vertido ríos de tinta por parte de los defensores y los críticos de esos cambios, y no
contribuiremos en estas líneas al debate, pero aprovechando que estamos con la evolución
observada con La Codorniz, nos fijaremos en un detalle, seguramente menor, en los medios y
que es, sin duda, causa/efecto en alguna filosofía de algún pequeño matiz dentro de los
cambios globales.Estamos (nadie lo discute) en la era de la información; cada momento del día y de la noche
estamos sometidos a un perenne e intenso bombardeo de noticias (?) hasta el punto de que se
nos hace difícil, aunque sólo sea por falta de tiempo, seleccionarlas, estudiar la fiabilidad de las
fuentes, cribarlas, compararlas y analizarlas con el fin de, al final de ese proceso, tomar la
decisión razonada pertinente sobre el tema o formarnos adecuadamente una opinión basada
en la ponderación de todos los datos y puntos de vista. Ante esa manifiesta incapacidad casi
fisiológica, buscamos alternativas, y una de ellas es confiar en los titulares de la noticia para,
en función de ellos, profundizar en la información, o lo que es peor, llegar conclusiones sólo
con el titular.Dice el apartado d) del articulo 20 de la Sección 1.ª, De los derechos fundamentales y de las
libertades públicas, de nuestra Constitución que tenemos derecho “A comunicar o recibir
libremente información veraz por cualquier medio de difusión...”, pero nada se puntualiza de la
veracidad exigida a los titulares. Y aquí nacen los líos, no encuadrables, además, en ninguno
de los trabajos de Evaristo Acevedo. Veámoslo en la práctica con un caso real: hace un tiempo
se publicaron simultáneamente en dos medios de comunicación los siguientes titulares:”Rajoy
asegura un incremento anual de las pensiones” y “Rajoy condena a la pobreza a los
pensionistas”. Algo chirría, ¿verdad?. El fondo de la noticia, común con algún matiz
interpretativo en ambas publicaciones, es que el gobierno había acordado que las pensiones,
efectivamente, se incrementarían cada año en un porcentaje muy inferior al coste de la vida y
no vinculado con él, con lo que ciertamente el pensionista perdería poder adquisitivo año tras
año hasta llegar a un escenario de futuro de pobreza.Dejando de lado que, en cualquier caso, falta información necesaria para formarse una opinión
sólida sobre el tema (forma jurídica de la medida – ley, decreto,...-, horizonte temporal de
vigencia, parámetros para una eventual revisión, etc.), queda meridianamente claro que los
titulares NO SON noticia, sino meros instrumentos de manipulación de voluntades y de creación
de una opinión totalmente sesgada en quien se fía sólo de ellos. Y eso admitiendo que
realmente dicen parte (pero sólo parte interesada) de la verdad. Es como si en la vieja
canción de Salvatore Adamo “Le futur n’existe pas” (El futuro no existe) nos quedamos en el
título para deprimirnos sin más y obviamos que, en el fondo, la canción aborda un sesudo
problema filosófico que puede entenderse fácilmente si uno se ciñe al hecho de que en
realidad el futuro aún no está y que, para que suceda, debe hacerse ahora.
Efectivamente, escuchando la canción, accedemos a las claves: “El futuro no existe, no está
trazado, se construye todos los días y nadie sabe su recorrido. El futuro no existe, es lo que
haremos tejiéndolo punto por punto porque el futuro está en nuestras manos…El futuro es
ahora, en cada paso, cada momento… “ ¿Se entiende mejor si no nos limitamos al título/
titular? Y eso partiendo de la base de que el sesgo/manipulación se hace sobre datos
parcialmente verdaderos o incompletos. ¿Qué puede llegarse a alcanzar en la guía/dominio
de una voluntad con fake news? Claro, que siempre habrá quien se quede en el titular, sin
profundizar (no sea que el conocer toda la verdad le haga replantearse sus esquemas), y su
reacción se referencie solamente a él. En cualquier caso, y casi por salud mental, tengamos
1En
La cárcel de papel dieron
con sus huesos literarios infinidad de figuras a lo largo de los
años. Los "encausados" raramente admitían con buen
espíritu su "encarcelamiento"; algunos solían aceptarlo
riendo de dientes afuera pero la mayoría replicaba, bien con airada
cartas a la propia revista, bien desde las páginas de otros
periódicos. Reacciones notables fueron, por ejemplo, la de un
sector de valencianos cuando fue "encarcelada" la Fallera
Mayor de sus fiestas locales, en los años 50; puso el grito en el
cielo y hasta procedió a arrojar ejemplares de La Codorniz al
fuego. Y más notables todavía las producidas entre los políticos
de la última etapa del franquismo: a La cárcel
de papel fueron a parar el ministro Laureano López
Rodó, después "Los Noventa Ministros de Franco", y por
último Torcuato Fernández Miranda, presidente interino de gobierno
tras el asesinato de Luis Carrero Blanco. Esto desencadenaría una
serie de expedientes y cierres, que a la larga determinarían la
desaparición de La Codorniz por auténtica asfixia económica.
Es noticia, con muy diferentes matices según quien la publique, que se han convocado en
España elecciones generales para finales del próximo mes de abril, con el principal argumento,
según nos han dicho, de que el gobierno actual no ha podido tirar adelante los presupuestos.No entraremos en la política alrededor de este hecho (allá cada cual con su conciencia, en todo
caso; los motivos de unos para echarlos para atrás y de los otros para defenderlos ya se
explicaron en la tribuna donde conceptos como España, Catalunya, Estado, Democracia (todas
con mayúsculas, tal fue el ímpetu con el que fueron pronunciadas) invadieron el hemiciclo), sino
en alguno de esos que ahora se conocen como “daños colaterales” producido que,
curiosamente, no ocupan titulares (¿no son noticia?).
Empecemos por el principio. Mientras una mayoría parlamentaria tumbaba los presupuestos,
imaginemos que un grupo de trabajadores sociales se acercó al televisor en el momento de la
votación y, cuando la presidenta del Congreso, Ana Pastor, leyó el triunfo del no, sus caras
reflejaron una profunda decepción. No es para menos porque el rechazo a los presupuestos
deja en el aire 515 millones destinados a la dependencia. Y es que cien mil dependientes, la mayoría grandes y severos dependientes, de esos que
requieren ayuda para casi todo o para todo, seguirán esperando la asistencia que las
administraciones les han otorgado en base a la ley del 2006, pero que no pueden dar por falta
de dinero. Sí, 100.000. A día de hoy, hay unos 250.000 dependientes en esa lista de espera
para ser atendidos, pese a que tienen reconocido el derecho, de ellos, unos 100.000,
considerados dependientes severos o grandes dependientes. Los más vulnerables, los más
necesitados. Ese es el número de ciudadanos que aún permanecen en lista de espera y que
se iba a beneficiar de los 515 millones añadidos a este capítulo.Para el sector de la dependencia, lo ocurrido el miércoles es, sencillamente, “una desgracia”,
tal y como señala José Manuel Ramírez, presidente de la Asociación de Directoras y Gerentes
de Servicios Sociales. Cuando parecía que los políticos se habían puesto de acuerdo para
impulsar la ley que, sin lugar a dudas, más recortes ha sufrido durante la crisis, la de
dependencia, todo se va al traste. Para mayor vergüenza de nuestra clase política, el
Observatorio Estatal de la Dependencia del 2017 (último publicado), realizado por la
Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, señala que durante ese año
fallecieron 38.000 personas sin haber podido ejercer sus derechos derivados de la condición
de persona en situación de dependencia. “Por supuesto que no fallecieron por esa causa, pero
sí lo hicieron con la expectativa incumplida de ejercer sus derechos y recibir atenciones”,
señala Ramírez. Esto supone que diariamente fallecen más de 100 personas dependientes sin
haber llegado a recibir prestaciones o servicios. Sin comentarios.En cuanto a las previsiones,“ese incremento de los presupuestos permitían sacar de esa lista
de espera a casi la mitad. Además, desahogaría financieramente a las comunidades
autónomas que, en la mayoría de los casos, han sostenido el desarrollo de la ley como
buenamente han podido aportando el 80% del gasto del servicio, aunque según la norma
debería ser a partes iguales entre administración central y autonómica (nivel mínimo
garantizado)”, puntualiza Ramírez. Según los datos que maneja la citada asociación,
considerada referente en el sector, el incremento de los 515 millones de euros no permitiría
aún terminar con la lista de espera, ni siquiera con la de grandes dependientes. En realidad,
suponía el 72% de lo necesario para acabar con la desatención de los grandes dependientes y
dependientes severos (715 millones), pero era un paso de gigante. La esperanza era que a
finales del 2020 o 2021, esa lista de espera desapareciera, tal y como acordaron los partidos
parlamentarios que suscribieron el Pacto por la Dependencia. Todos firmaron el pacto, menos
el PP (que nadie piense que ésto sea un ataque a su ideología, que no lo es, pero los hechos,
que se pueden confirmar consultando el Diario del Congreso, son tozudos y son como son).
Entonces, conscientes de las dificultades que habría para sacar adelante los presupuestos,
todos los partidos, excepto el PP, se comprometieron, como alternativa, a pedir al Ejecutivo un
decreto ley, en virtud de la urgencia social que supone este tema, para abordar de manera
directa e inmediata el incremento de la financiación dirigida a la dependencia. Fuentes del
Gobierno confirmaron que mantendrán lo acordado.
Visto y analizado todo lo sucedido, lo fácil sería personalizar las culpas en uno u otro partido
según se mire, cuando lo auténticamente relevante es que TODA la clase política (y la
sociedad) tomara conciencia de que la atención a la dependencia debe estar por encima de
luchas partidistas, no supeditada en ningún caso a que sea un partido u otro el que está en el
gobierno y haga una u otra política. ¿O acaso todas las personas en situación (a su pesar) de
dependencia son de un mismo color político?Y otra cosa, sobre la que ya se ha llamado la atención, es que, burocráticamente, la ataxia no
está considerada como enfermedad causante de incapacidad y, por lo tanto, de dependencia.
agrupadas todas ellas en una disciplina llamada enigmística, que, pese a que recoge hechos
lingüísticos registrados ya en la Roma del siglo IV antes de nuestra era, pasando (dando un
salto en el tiempo) por nuestro rico Siglo de Oro, se circunscribía hasta hace bien poco,
prácticamente, al campo del folclore y de los juegos de palabras. La enigmística moderna,
básicamente literaria, que bebe de las fuentes de la retórica clásica y recoge con un cierto
afán historicista muchos de los hallazgos lúdicos de textos de la literatura universal de todos
los tiempos, empieza a desarrollarse en la Italia de hace un siglo, concretamente a raíz de
publicarse en 1926Storia dell’Enimmistica, de Demetrio Tolosanti y Alberto Rastrelli. Entre
nosotros contamos con el filólogo, estudioso y divulgador del tema Màrius Serra con
documentadas obras de los casos catalán y castellano, diferentes y con características
propias cada uno de ellos.
En la práctica, la poderosa industria de la publicidad suele usar técnicas enigmísticas para
llegar más fácilmente con sus productos al usuario/consumidor. Para el curioso, actualmente,
la verdad es que son pocos los libros dedicados específicamente a la enigmística, y la mayor
parte de la información en torno a ella se oculta en tratados de retórica, libros sobre
curiosidades literarias, estudios críticos o recopilaciones de rarezas.Entre los estudiosos de la enigmística de hoy, convertida en una técnica que incorpora la
utilización de métodos experimentales para transmitir la información, hay un debate recurrente
acerca de si se acoge o no en ella a los signos de puntuación y su casuística. Ya se sabe, los
signos de puntuación, esos símbolos que delimitan las frases y los párrafos para conseguir
estructurar el texto escrito, ordenan las ideas y las jerarquizan en principales y secundarias y,
además, eliminan ambigüedades aunque su uso varía según el estilo de escritura (que se lo
digan si no, al García Márquez de El otoño del patriarca o al Cela de Cristo versus Arizona,
entre otros). En términos de principios y parámetros, los signos de puntuación entrarían a
formar parte de los parámetros del lenguaje, y en consecuencia se sitúan en un proceso de
constante evolución y son variables, por lo tanto pueden depender de otros factores. Si su
inclusión, ausencia o alteración permiten “jugar” con el significado que se quiera dar a una
frase, entonces entran de lleno en la enigmística.Como ejemplos conocidos de estos juegos de lenguaje, no es lo mismo Déjeme hacerle una
pregunta tonta que Déjeme hacerle una pregunta, tonta ni Vamos a comer niños que Vamos a
comer, niños. Se cuenta una anécdota, atribuida al emperador Carlos V, que explica que debía
firmar una sentencia que decía así: “Perdón imposible, que cumpla su condena”. Pero el
monarca, según se cuenta, apiadado por el condenado, a quien conocía, cambió la coma de
sitio antes de firmar y ordenó “Perdón, imposible que cumpla su condena”, y de ese modo
cambió la suerte de algún desgraciado.
El uso de los signos de puntuación se ha aplicado incluso a experimentos de psicología
sociológica; en cierta ocasión se pidió a los estudiantes de una universidad que, en una frase
dada, pusieran la coma que faltaba en el lugar correcto. La frase era “Si el hombre supiera
realmente el valor que tiene la mujer andaría a cuatro patas en su búsqueda” y el resultado
fue que la inmensa mayoría de mujeres la colocaron después de la palabra “mujer” mientras la
abrumadora mayoría de hombres la pusieron tras la palabra “tiene”.Desde el punto de vista lúdico, los signos de puntuación son capaces de dar sentido a
expresiones, a priori, enloquecidas, como “Del vecino era el gato y la madre del vecino era
también el padre del gato”Si hay una construcción, estudiada en el campo de la enigmística, que ejerce un especial
magnetismo y ha seducido a numerosas personas, esa es el palíndromo, palabra (oso, Ana,
reconocer, anilina,… ) o frase (Yo voy, La ruta natural,… ) que se puede leer y que dice lo
mismo al derecho y al revés (lo que para la simbología numérica se llama capicúa) y que lleva
milenios entre nosotros. Componer palíndromos es una hazaña que se mide por el número, la
extensión y la dificultad. El nombre fue inventado en inglés (palindrome) por Ben Jonson en
1629, según el Oxford English Dictionary, y proviene del griego, significando algo así como “de
ida y de vuelta”, aunque los palíndromos tenían milenios de existir, sin nombre. Tal vez en
todas las lenguas y en todas las culturas hubo observadores curiosos que descubrieron los
palíndromos. Pero Sótades, un satírico griego del siglo III a. C., tuvo la ambición de crearlos:
hacer versos que dijeran lo mismo al revés que al derecho. Desgraciadamente, no se
conservan. En cambio, pasó a la historia la burla de lesa majestad que le costó la vida, que
aludía al matrimonio del rey Ptolomeo II con su hermana, y Sótades acabó tirado al mar dentro
de un cofre de plomo.Más allá del campo de la enigmística, hay palíndromos en la composición musical (gustos
aparte), identificados, por ejemplo, en el Cuarteto para el fin de los tiempos de Olivier
Messiaen, y también los hay en Bach, Haydn, Beethoven, Schubert, Berg, Webern y
Shostakóvich.También se habla de palíndromos en la química del código genético, porque
hay secuencias como agt aaa aaa tga. Y en la física de los agujeros negros, donde se
considera (y se descarta) la posibilidad de que el tiempo corra hacia atrás; reversión
imaginable con el aforismo de Merlina Acevedo: “El reloj de arena es el palíndromo del
tiempo.” Hay palíndromos por todas partes. Se puede decir que todo espejo crea palíndromos
entre la imagen y la realidad.
Hay palíndromos anónimos y perfectos que circulan desde hace muchos años como “Dábale
arroz a la zorra el abad” que, como casi todos, no tiene algo importante que decir ya que se
suele priorizar en ellos la construcción de palabras sobre el significado final, y uno se queda
en la duda de por qué le daba el abad de comer a la zorra o si a ésta le gustaba el arroz,
pongamos por caso. De autor anónimo hay muchos, muchísimos más: Somos o no somos,
Isaac no ronca así, Sé verlas al revés, Amó la paloma, Anita lava la tina, Luz azul, Yo hago
yoga hoy, Ana lava lana… Pero, sobre todo, los palíndromos han cautivado a muchos
escritores. Ahí está para demostrarlo el verso en latín "In girum imus nocte et consumimur
igni" (Damos vueltas en la noche y somos consumidos por el fuego), que algunos atribuyen a
Virgilio y otros a Dante Alighieri. Y los palíndromos también han hechizado a autores como
Jonathan Swift, Edgar Allan Poe, Lewis Carroll, James Joyce, Vladimir Nabokov, Italo
Calvino… Entre los latinoamericanos destacan los argentinos Julio Cortázar y Jorge Luis
Borges y el cubano Guillermo Cabrera Infante. Uno de los últimos cuentos de Julio Cortázar -incluido en "Deshoras", su último libro de
relatos, publicado en 1982- se titula "Satarsa" y gira en torno a un palíndromo: Atar a la rata.
También en "Lejana", un cuento de "Bestiario", Cortázar habla de palíndromos. La
protagonista de ese relato, Alina Reyes, confiesa que pasa el tiempo con juegos de palabras,
incluidos los palíndromos. "Los fáciles, Salta Lenin el atlas; Amigo, no gima; los más difíciles
y hermosos, Átale, demoníaco Caín, o me delata; Anás usó tu auto, Susana", subraya.
Precisamente de Cortázar, y contradiciendo aquella tendencia general que apuntábamos de
la poca o nula importancia del significado final de la frase obtenida, es uno que parece
bastarse a sí mismo para extraer una oscura verdad: “Adán y raza, azar y nada”, lúcida
combinación que hace surgir una reflexión compleja, pesimista y desencantada sobre la
humanidad y su destino.No hay unanimidad sobre ello, pero, para algunas fuentes, el palíndromo más largo del
mundo es obra del escritor francés Georges Perec, vio la luz en 1969 y se trata de una
novela que consta de 1.300 palabras y que se puede leer tanto de izquierda a derecha como
de derecha a izquierda; otras fuentes, sin embargo, apuntan que en 2008 el compositor
español Víctor Carbajo publicó el palíndromo más largo del mundo, 140.721 letras y 22.132
palabras (todas diferentes de 4 a 15 letras), y el récord Guinnes está en posesión de la
novela “Dr.Awkward & Olson in Oslo” de Lawrence Levine, 167 páginas y 31.594 palabras
pero menos letras que el de Carbajo, 104.000. Por tanto el de Carbajo es más largo y en
cualquier caso es el más largo en español.Apasionante. Por cierto, la frase “enloquecida” que dejábamos en suspense cuando
hablábamos de los signos de puntuación se convierte en plenamente razonable sólo si le
añadimos un punto y coma: “Del vecino era el gato y la madre; del vecino era también el
Sin entrar en el falso y recurrente debate (alimentado por los ¿políticos?¿de verdad son
políticos = servidores del pueblo?) que gira alrededor de cómo se manipula el ”de dónde es”
uno para endilgarle según la respuesta determinada etiqueta clasificatoria que determina la
“casilla” en la que se ubica e “indica” el trato que por ella “le corresponde”, que no siempre
coincide con el trato ligado a la ubicación que le correspondería atendiendo al “quién es”, y
teniendo en cuenta la idea estéril pero convenientemente magnificada, de que el pasado
(pese a la multiplicidad y disparidad de percepciones que lo registran) se puede repetir, nos
atrevemos a proponer una somera reflexión sobre todo ello.Y para ello acudimos a la música. Claude "Curly" Putman, Jr. fue un militar, compositor y
letrista norteamericano cuyo mayor éxito fue la canción de música country publicada en 1965
"Green, green grass of home" (algo así como “La verde verde hierba de mi hogar”),
popularizada rápidamente y grabada, entre otros, por Elvis Presley, Kenny Rogers, Don
Williams, Burl Ives, Joan Baez, Jerry Lee Lewis, The Grateful Dead, Johnny Cash, Dean
Martin, Joe Tex, Nana Mouskouri, Tom Jones,.… (toda una nómina).La canción cuenta la historia de un hombre que regresa al hogar de su infancia en lo que
parece que es su primera visita a casa desde que se fue de ella en su juventud. Cuando se
baja del tren, sus padres están allí para saludarlo, y su amada, Mary, viene corriendo para
unirse a ellos. Todo es bienvenido y en paz; todos vienen a su encuentro con "los brazos
extendidos, sonriendo dulcemente". Con Mary, el hombre pasea a gusto entre los
monumentos de su infancia, incluido "el viejo roble en el que jugaba" y declarando que “es
bueno tocar la hierba verde, verde de la casa". Pero la canción no tiene un final feliz. Ese
retorno feliz a su hogar no es más que un sueño, pues, bruscamente, el hombre se despierta
en la cárcel: "Entonces me despierto y miro a mi alrededor, a las cuatro paredes grises que
me rodean. Y me doy cuenta de que solo estaba soñando". Está, de hecho, en el corredor
de la muerte. A medida que se reanuda la canción, nos enteramos de que el hombre se está
despertando el día previsto para su ejecución ("hay un guardia y hay un cura viejo y triste, y
brazo junto a brazo, caminaremos al amanecer"), y él volverá a casa solo para ser enterrado:
"Sí, todos vendrán a verme a la sombra de ese viejo roble, mientras me ponen debajo de la
hierba verde verde de mi hogar".
Musicalmente, “Green green grass of
home” es una bella canción country con un sueño maravilloso en
ella pero que, al final de la misma, despertamos sobresaltados y
dejamos atrás las bellas imágenes del ansiado regreso a casa, de
los recuerdos, los primeros amores, la familia, el olor de la hierba
del hogar. Todo ha sido no más que un último sueño, que sin tener
el trágico final de la canción, de un condenado a muerte, nos hace
pensar que, sea cual sea el presente, el pasado no pasa de ser un
sueño irrepetible si fue bueno o una pesadilla que ojalá no se
repita si no lo fue. El futuro es otra cosa y es un error vincularlo
sólo al pasado. En definitiva, el pasado, inalterable, modeló lo
que eres, mientras que el presente encarado al futuro marca lo
que haces conscientemente, aunque en ello, sin duda, nos
auxiliemos de alguna interpretación de algún aspecto del pasado.
Nada más. Alentar lo contrario es engañar y manipular.
Pero
hablábamos de la manipulación a través del lenguaje. Veamos:
cuando el protagonista de la canción inicia su evocación, lo hace
refiriéndose al “old home town” (que podríamos traducir como
“el viejo pueblo-hogar”), donde se aglutinan familia, amores,
paisajes, sensaciones, etc., que conforman su identidad; la
traducción de esa expresión al castellano es la “vieja ciudad
natal”. Y no es lo mismo porque el lugar de nacimiento es una mera
circunstancia en la vida de una persona, que no siempre coincide con
dónde considera esa persona que está el hogar (con todo lo que ello
representa) de sus raíces. Acudiendo a temas de actualidad para un
ejemplo: los mismos que reivindican que el sardanista catalán Pep
Ventura es andaluz por haber nacido en Alcalá la Real (Jaén)
rechazan de plano que el actual Presidente de la Junta de Andalucía, Juanma
Moreno, sea catalán por haber nacido en Barcelona. ¿Es o no es
manipular? Dejémoslo aquí pese a que es realmente un tema de largo
debate, pero sólo con eso ya resulta evidente que el apelar,
generalmente por motivos políticos partidistas, al lugar de
nacimiento, tiene todas las trazas de ser una manipulación basada en
la exaltación de ciertos criterios identitarios.
The old home town looks the
same
...
It's good to touch the green, green grass of home
...
Then I awake and look around me
at four grey walls that surround me
and
I realize, yes, I was only dreaming
...