¿Vamos al cine? La gran evasión (The great scape) es una película dirigida por John Sturges en 1963, hay que recordar que con música de Elmer Bernstein, con un elenco de actorazos en el que destacan Steve McQueen, Charles Bronson, Donald Pleasance, David McCallum, etc., basada en hechos reales sucedidos en 1944 en el campo nazi de prisioneros de guerra de Stalag Luft III, situado en las cercanías de la ciudad de Sagan (hoy Żagań, Polonia), en la que, durante la Segunda Guerra Mundial, un grupo de oficiales ingleses y norteamericanos, aviadores la mayoría, se proponen organizar una fuga en la que se verán implicados doscientos cincuenta presos. Para llevar a cabo su plan comienzan a excavar tres túneles simultáneamente. Después de que el primer túnel es descubierto por un guardia, abandonan el segundo y se dedican exclusivamente al tercer túnel. Consumada la fuga, la mayoría de los prisioneros que han participado son capturados o muertos. Solo tres se escapan.
La evasión de presos del fuerte de San Cristóbal, en el monte del mismo nombre de Navarra (monte Ezkaba en euskera), o fuerte de Alfonso XII (ya que la fortificación fue construida bajo su reinado), dentro del término municipal de Berrioplano y muy próximo, a unos 10 kilómetros, al norte de la ciudad de Pamplona, se produce tal día como hoy, el 22 de mayo de 1938, también domingo, cuando la guerra (in)civil va a cumplir dos años y se inclina a favor de los rebeldes. Considerada una de las mayores evasiones carcelarias de Europa, y quizá una de las más desconocidas, un nutrido grupo de republicanos presos en el Fuerte logró escapar. Tan solo tres1 (como en la película) llegaron a la frontera con Francia, y las consecuencias para el resto fueron devastadoras. El bando republicano agota sus posibilidades lanzando una postrera ofensiva en el Ebro, confiando en resistir lo suficiente como para que la guerra europea que se presiente, conllevase el apoyo de las democracias contra el fascismo, algo que no sucedió. Y, si comparamos con los hechos narrados en la película. Hitler mandó fusilar a 50 de los 76 fugitivos; los responsables de estas ejecuciones, miembros de la Gestapo, fueron localizados e identificados después de la guerra, juzgados y ahorcados en 1948 mientras que la fuga de San Cristóbal, seis años antes, presenta números más contundentes: 795 fugados documentados, de los que 206 fueron abatidos en los montes (las autoridades justificaron la elevada cifra de muertos alegando "su resistencia a ser capturados, por desobedecer las intimidaciones de la fuerza pública o hacer armas contra ella, la temeridad de la intentona y la fatalidad de los hechos producto de los combates entablados durante su busca y captura"); entre los capturados, 14 fueron fusilados en el centro de Pamplona como “promotores” (juicio sumarísimo 1916/38) y otros 45 murieron en el fuerte de enfermedad y malos tratos en los años sucesivos, hasta 1944… y también sólo tres escapan. Quienes dirigieron la mortífera persecución fueron felicitados y ascendidos2. Privilegio de los vencedores.
Unos antecedentes: la construcción del fuerte comenzó luego de la Guerra carlista, formando parte de la defensa del Pirineo mediante campos atrincherados, junto a los de Oiartzun (Gipuzkoa), Jaca, Biescas y Canfranc (Huesca), y Sant Juliá de Ramis (Girona), ninguno de ellos terminado. El fuerte nunca llegó a ser usado con fines defensivos, no tanto por la aparición de la aviación, sino por la aparición también de cañones de acero con ánima rayada y proyectiles ojivales que duplicaban el alcance y la capacidad de penetración en los muros, lo que volvió obsoleto este tipo de estructura, con lo que en 1929 pasa a ser penal militar realizando las construcciones adecuadas para esta nueva función. Durante la Segunda República, a raíz de la revolución de Asturias de 1934, se convirtió en "Prisión Provincial", es decir, prisión civil, hasta julio de 1936. A partir del golpe militar, en el que Navarra quedó bajo el control de los sublevados, volvió a llenarse el penal y, en pocos meses, tenía una población de unos 2000 presos en unas condiciones de vida extremadamente difíciles, ya que los presos, según testimonios consultados, sufrían una mala alimentación, enfermedades, mucha humedad, frío y un hacinamiento espantoso, considerado así uno de los centros penitenciarios más duros de la Península. A muchos de los prisioneros se les anunciaba la "puesta en libertad" y cuando iniciaban el descenso del monte eran abatidos.
En 1938 había en el Fuerte 2487 personas detenidas, en su mayoría dirigentes políticos y sindicales y militantes revolucionarios y republicanos que sufrían de maltratos y vejaciones como palizas, hambre extrema y piojos, habiendo constancia documental de la muerte por esas condiciones de 305 presos, contabilizadas del 1 de enero de 1937 al 6 de julio de 1945, fecha del cierre como penal. La fuga fue preparada por una treintena de presos, que utilizaron el esperanto para poder comunicarse sin ser entendidos por los demás y el domingo 22 de mayo de 1938 había muy pocos militares en el fuerte, y los pocos que había se hallaban desarmados y se disponían a cenar. Fue entonces cuando los presos aprovecharon para intentar huir al grito de "¡Sois libres!, ¡A Francia!". Consiguieron desarmar a muchos de los guardias y hacerse con sus armas; durante la refriega, solo uno de los guardias opuso resistencia y perdió la vida al golpearse con una barra (no por arma de fuego). Pero recelando de lo fácil que estaba resultando todo, muchos de los presos, que vieron las puertas de sus celdas abiertas, pensaron que era una trampa de los funcionarios para matarlos una vez las cruzasen3. Unos 795 presos se lanzaron desesperadamente hacía la montaña, descalzos y mal vestidos, en dirección a la frontera francesa. Eran perseguidos sin tregua y abatidos uno a uno4, aunque algunos fueron detenidos de nuevo y pudieron salvar la vida. Un soldado que volvía de Pamplona percibió lo que estaba ocurriendo y bajó a la ciudad a dar la voz de alarma. Además, un falangista preso, Ángel Alcázar de Velasco5, también corrió monte abajo para avisar, con lo que el factor sorpresa pretendido en el plan de fuga, para contar con unas imprescindibles horas marchando hacia la frontera, se ve frustrado. Tras la fuga, el estupor se apodera de los militares golpistas. ¿Cómo ha podido pasar eso y cómo en Pamplona, ciudad puntal del levantamiento?, las noticias llegaron a Pamplona y las autoridades franquistas enviaron enseguida refuerzos al penal con la intención de dar caza a los fugados. Varios camiones militares equipados con reflectores consiguieron abortar parte de la fuga y capturar a un gran número de evadidos y de inmediato empezaron las batidas para detener al resto de huidos. Los prisioneros muertos fueron enterrados en poblaciones vecinas, en fosas comunes, pero el flujo de cadáveres era tal, que sus habitantes al final se negaron a recibir más cuerpos. Entonces las autoridades habilitaron cerca del fuerte un cementerio conocido como "el cementerio de las botellas", ya que cuando un preso era enterrado el sacerdote o bien el enterrador le colocaba una botella entre las piernas con su nombre, apellidos y procedencia. En ese cementerio fueron enterrados 131 presos.
Con los objetivos de rescatar del olvido las vidas de las personas que protagonizaron la fuga y desvelar un capítulo de nuestra historia claramente ignorado, se ha creado el “GR-225, La fuga de Ezkaba-1938-Ezkabako Ihesa” que une senderismo y memoria, reconstruyendo los senderos de los fugados hacia la frontera, las fosas que han sido localizadas, y dando detalles acerca del recorrido y sus etapas. La ruta también rinde un especial homenaje y sigue la histórica huella de Antxon Bandrés Alza, fundador de la Federación Vasco-Navarra de Alpinismo en 1924, quien el 26 de mayo de 1938, cuatro días después de la fuga, se lanzó a ciegas al monte tratando de localizar fugados y ponerlos a salvo, tal y como detectaron los servicios de espionaje franquistas. En cuanto al Fuerte, en 1941 se adapta para servir como sanatorio penitenciario de tuberculosos y, finalmente, el 6 de julio de 1945, se cierra como penal; desde 1946, tras las debidas adecuaciones, se convierte en depósito de municiones. El Ejército abandonó las instalaciones en 1987, quedando un retén militar de vigilancia hasta 1991. En los años 90 del pasado siglo fue utilizado ilegalmente como granja avícola por un breve periodo de tiempo. A fecha actual se encuentra abandonado, siendo propiedad del Ministerio de Defensa. En 1988, con motivo del 50 aniversario de la fuga, se erigió un monumento en homenaje a los fugados y caídos por la libertad y la República, escondido entre la maleza en un tramo descendente del monte, monumento vandalizado ya, al menos, en tres ocasiones, la última destruido a mazazos en agosto de 2009 por reconocidos miembros de la extrema derecha, en un ataque que fue condenado por todos los partidos políticos con excepción del Partido Popular.
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1Algunas fuentes citan cuatro, incluyendo un enigmático “hombre de California”.
2La multitudinaria fuga cogió por sorpresa al por entonces jefe de la guarnición, el alférez Manuel Cabeza, que había decidido pasar una tarde de domingo, que en principio se preveía muy aburrida, en Pamplona. Su negligencia le costó cara: veinte meses de cárcel pero, al final, fue sometido a un Consejo de Guerra en enero de 1945 y absuelto de todos los cargos.
3En un artículo del diario El País publicado el 21 de octubre de 2007 se recoge el testimonio de varios de los presos de San Cristóbal. Uno de ellos, con 89 años, dijo lo siguiente: "El desconcierto era total. Había rumores, pero nunca pensamos que la fuga fuera a llevarse a cabo. Cada uno tiró por su lado; algunos, que incluso pensaron que se había terminado la guerra, fueron directos a la estación de tren de Pamplona y trataron inocentemente de comprar un billete con los vales de la prisión. Naturalmente, los detuvieron enseguida. Yo calculo que estuve unos 15 minutos corriendo desorientado por el monte hasta que oí claramente el toque de trompeta de las fuerzas que venían de refuerzo desde Pamplona, así que decidí regresar a la prisión. Para cuando llegaron los refuerzos militares de Pamplona, yo estaba en mi sitio de siempre".
4En el mismo artículo del diario El País, otro de los antiguos presos recordaba: "Las tropas nos perseguían a tiros por el monte, nos iban matando como a conejos, al que veían lo mataban, así que nos fuimos dividiendo y dividiendo, y al final íbamos dos gallegos y yo, que soy de León, juntos. No sabíamos dónde estaba Francia. Por la noche avanzábamos y por el día permanecíamos agazapados, hasta que ya no aguantamos más el hambre y nos arriesgamos de día. Llegamos a un pueblo, Gascue-Odieta, y una mujer avisó a los militares. Vinieron a por nosotros, pero, antes de devolvernos al fuerte, la señora nos dio el mejor manjar que he probado en mi vida, un plato de sopa, ¡con fideos!. No nos teníamos que haber fugado. Salimos sin provisiones, muy débiles, sin conocer la zona. Fue un error, pero nos estaban matando de hambre y de frío"
5Falangista y pronazi, encarcelado porque, durante los conocidos como Hechos de Salamanca de 1937 (lucha por el poder en la Falange entre Franco y Hedilla), propone, al menos en dos ocasiones, el asesinato de Franco, es detenido, juzgado por “rebelión militar” y condenado a cadena perpetua, que se le redujo a tan solo dos años tras su aviso de la fuga.
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