Es conocido por todos el comienzo de los “Cantares”, de
Antonio Machado, aquello de Todo pasa y
todo queda… perfectamente aplicable a muchas situaciones y, ahora en
particular, al análisis del escenario socio-política actual tras las elecciones
municipales y autonómicas (aunque no en todas las Autonomías) celebradas hace
unos días.
Todo pasa…: el
martilleo de unas campañas pensadas y elaboradas sólo para los afiliados a cada
partido, en las que, en general, se evita cuidadosamente hablar de programas,
las nuevas promesas que sustituyen sin rubor a las anteriores incumplidas, la
patente de corso para decir todo tipo de barbaridades con tal de arañar cuatro
indignos votos, el tiempo de “y ahora me portaré bien si me votas”, y más
cosas.
Todo queda…: la
sensación de perplejidad de unos y otros ante algunos resultados, las promesas
incumplibles (las nuevas, claro), el rencor y odio declarados públicamente al
votante de otras formaciones, la muestra de ignorancia e incapacidad de tener
claro que la política ha de tener como base a la sociedad y no la cuota de
poder (ligada ésta a subvenciones oficiales, entre otras cosas) y, sobre todo,
parece que los partidos no son conscientes de que queda mucho por hacer, además de lo que hacen continuamente, que es
despellejarse entre ellos.
Esa labor que queda por hacer debería ser el leitmotiv de
las acciones de las formaciones políticas, separando antes muy claramente el
interés del partido del de la ciudadanía si es que no coinciden, y aprendiendo
a diferenciar (han demostrado de sobras que no saben) los datos macro de los micro. Es decir, que la
negociación entre formaciones políticas que representan a ciudadanos debería ir
encaminada (y debería controlarse que así lo fuera) a solucionar problemas de
éstos y no en ruines discusiones por número de cargos a repartir.
Un ejemplo; tres días antes de las elecciones, la OCDE publicó
el documento Todos Juntos ¿Por qué reducir la desigualdad nos beneficia? …en
España que, para la relevancia de
su contenido, tuvo escasa repercusión en los medios, quizá porque desmontaba de
forma lacerante el discurso triunfalista del partido mayoritario (el mismo
partido, por cierto, del que su portavoz tuvo el lapsus de decir que los
resultados obtenidos –anticipando varios meses a lo que pase en las generales-
indicaban una próxima legislatura basada en el diálogo, con lo que declaraba
que éste no ha existido en época de mayorías parlamentarias) con su mantra de
la recuperación y el final de la crisis, o quizá porque nos medios pensaron que
la realidad vende menos que las, a veces, estúpidas filípicas de campaña entre
unos y otros.
¿Y qué decía la OCDE?
Entre otras cosas, como puede verse en el resumen que se acompaña,
el informe no es para que los gobernantes tiren cohetes y vendan sin rubor
recuperación y estabilidad:
-
España es el séptimo país (segundo de la UE,
tras Grecia) en la dimensión de la brecha entre los que más y menos tienen, de
los 34 analizados.
-
El 43 % de la riqueza en España es del 10 % de
los españoles.
-
Los ingresos reales
del 10 % más pobre han descendido un 13 %.
-
Las reformas fiscales han reducido las
prestaciones sociales a la vez que han incrementado los impuestos.
-
España es el país de la OCDE con una mayor caída
en el empleo y, además, el 60 % de la pérdida de empleo afectó a contratos
temporales y/o de salarios precarios.
-
Hay un 40 % de trabajadores con contrato
temporal o a tiempo parcial, porcentaje que se dispara al 60 % para los
trabajadores jóvenes (hasta 29 años).
-
….
La OCDE propone potenciar el empleo de calidad y de mayor estabilidad,
mejorar la redistribución de obligaciones, tanto fiscales como las derivadas de
ayudas sociales, etc., o sea, cosas que los partidos pueden incorporar en sus programas, analizar y, llegado el caso, negociar.
Para intentar levantar el ánimo ante la lectura de esos
datos (conocidos, sin ninguna duda por el mismo gobierno que predica la
recuperación social -“¿Quién habla hoy de
paro?”, se atrevió a decir sin rubor nuestro presidente del gobierno en un
acto de campaña- paralela a la macroeconómica del Estado) y la indignación ante
la evidencia de que la solución a estos aspectos no forma parte de la
negociación entre partidos, uno echa un vistazo a una de las 6 Autonomías españoles
que tienen un PIB mayor que la media de la UE (aunque no en los lugares de
cabeza de la clasificación, y muy lejos de ellos) y la sensación es que se deja
Guatemala para caer en Guatepeor. En la Autonomía que hemos escogido al azar, la
laboriosa e industriosa Euskadi, según datos del Consejo de Relaciones
Laborales, casi el 50 % de los contratos de trabajo firmados son de duración
igual o inferior a un mes, un 15 % de plazo superior, y el 35 % restante son de
duración indeterminada, en su mayoría contratos de obra o de interinos. ¿Para
qué seguir leyendo?
¿Marca España? Ilustración de la
Encyclopædia Britannica
para "Unemployment" |
¿Es o no aplicable el Todo
queda por hacer? Es hora de olvidarse de luchas bizantinas, de campañas, de
promesas inanes, de arrogancias patéticas y trabajar para ayudar al ciudadano y
no sólo servirse de él por intereses de partido. El enfoque al ciudadano (cabe
recordarlo después del ruido de las campañas, en las que no ha figurado) no ha
de ser instrumento político y si motivo de reprensión a la formación política
que lo olvidara, sobre todo si escuchamos algunas declaraciones de gente como
del ex Secretario del Tesoro USA y ex Economista jefe del Banco Mundial, Larry
Summers, cuando afirma sin rodeos que “queda
crisis para todo el resto de década en España” y, para combatirla propone
políticas expansivas, inversión pública, crear mercados financieros para las
empresas, abandonar los recortes,…
Claro que es una opinión, pero... ¿y si fuera como él (y muchos otros) dice? Falta que lo sepan los políticos y también que sepan actuar en
consecuencia.