domingo, 19 de febrero de 2017

Las pensiones y los mundos paralelos

La mecánica cuántica es la última de las grandes ramas de la Física; es relativamente nueva porque comienza a despuntar a principios del siglo XX, a raíz de que dos de las teorías que intentaban explicar lo que nos rodea, la Ley de gravitación universal y la Teoría electromagnética clásica, se revelan insuficientes para explicar ciertos fenómenos.

Se puede decir que la mecánica cuántica es la parte de la física que estudia el movimiento de las partículas muy pequeñas o microobjetos y se fundamenta en la naturaleza corpuscular-ondulatoria de los objetos físicos. El concepto de partícula "muy pequeña" atiende al tamaño en el cual comienzan a notarse efectos como la imposibilidad de conocer con exactitud infinita y a la vez la posición y la velocidad de una partícula, entre otros. A tales efectos suele denominárseles "efectos cuánticos". Pero de las partículas "muy pequeñas", a raíz de trabajos como el de Bohr1 interpretando experimentos, algunos de ellos puramente hipotéticos, que intentan explicar el comportamiento de algunas partículas ante la medición o la sola observación, se abre camino la idea de los"múltiples mundos" que sostiene que a cada partícula experimental se le puede asociar dos mundos en el caso estudiado, pero ¿Cuántas partículas, entonces, hay en el universo? Y así la controvertida idea de la existencia de universos paralelos mantiene, en resumen, que el universo se ramifica en un montón de nuevos cosmos alternativos. Algunos se parecen al nuestro pero otros son completamente diferentes, de forma que todas las posibilidades se toman en cuenta.

Poca broma. Recientemente, académicos de la Universidad de Griffith (Australia) no solo creen que esos multiversos existen, sino que además están convencidos de que interactúan entre ellos. En un artículo publicado junto con científicos de la Universidad de California en una prestigiosa revista científica explican que en lugar de evolucionar de forma independiente, estos mundos cercanos se influyen entre sí por una sutil fuerza de repulsión. Se necesita la teoría cuántica para explicar cómo funciona el universo a escala microscópica, y se cree que es algo aplicable a toda la materia. Pero es muy difícil de comprender, exhibiendo fenómenos extraños que parecen violar las leyes que nos son familiares de causa y efecto.

Como es fácil deducir, la fascinación de lo diferente y difícil de explicar ha subyugado a una pléyade de escritores, de forma que "universos paralelos" o términos similares también se encuentran como temáticas de la literatura, particularmente en lo que por ejemplo se refiere al género literario fantástico.

Algo parecido, la existencia de universos paralelos (ojo, no confundir con la expresión fonéticamente idéntica de "universos para lelos") parece darse en el mundo de la política, en el que algunos con responsabilidad política se mueven en una realidad diferente de la que se puede observar a simple vista por el resto de los mortales.

El (pen)último ejemplo lo tenemos en las declaraciones efectuadas el pasado día 15 por el gobernador de Banco de España, Luis María Linde en su comparecencia en el Congreso de los Diputados, en la Comisión del Pacto de Toledo sobre el futuro de las pensiones, donde, resumiendo, y como se ha publicado en la mayoría de medios, ha indicado que prolongar la edad de jubilación hasta los 67 años es una opción que se justifica por el aumento de la esperanza de vida, el retraso en la entrada en el mundo laboral, la menor necesidad física que requieren la mayoría de trabajos en la actualidad y la mejora de las condiciones físicas en edades más avanzadas."Cualquier medida encaminada a desincentivar la jubilación anticipada y permitir la ampliación de la vida laboral por encima de los 67 años tendría efectos positivos sobre la sostenibilidad financiera del sistema", ha señalado y ha añadido que algunos países han optado por incluir ya en sus mecanismos de sostenibilidad un enlace automático entre la esperanza de vida y la edad a la que se permite la jubilación.

En lo que presenta como un ejercicio de transparencia del sistema, Linde ha pedido que se suministre a los ciudadanos toda la información necesaria sobre su futura pensión para que les permita tomar una decisión sobre su ahorro ya que sugiere que también se podría plantear extender el papel del ahorro para la jubilación, de modo que permita complementar los recursos del sistema contributivo público con la acumulación de activos financieros con los que suplementar las futuras pensiones públicas si bien ha puntualizado que mecanismos de capitalización son complejos y requiere un análisis previo para ver cómo se implanta, si es voluntario u obligatorio y la rentabilidad que puede ofrecer.
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En plata, las "recetas" del gobernador del Banco de España (haciendo prevaler en ellas la función de la Institución de asesorar al gobierno sobre la de promover el buen funcionamiento y la estabilidad del sistema financiero, dentro de las que tiene encomendadas) en su análisis del futuro de las pensiones se reducen a retrasar la edad de jubilación y a que nos vayamos acostumbrando a la idea de que el sistema público de pensiones quieren que desaparezca.

Es llamativo que una persona de tal responsabilidad actúe ante los diputados de la Comisión como un analista teórico, como si para hablar de la evolución de los desahucios provocados por la actual Ley Hipotecaria basara su disertación en la simulación de Montecarlo2, pongamos por caso, en lugar de contribuir a hacer esta proyección de futuro que se esperaba sobre las pensiones sin perder la vista los antecedentes del problema y la situación en el universo real y no en el suyo paralelo.

Sin entrar en la posibilidad de alargar la edad de la jubilación para adecuarla al progreso de la esperanza de vida (tema complejo en el que no conviene ni frivolizar ni generalizar toda vez que en la propia Administración coexisten oficios/cargos que contemplan la jubilación antes de los 60 años junto a los que lo hacen a los 70, y se ha de analizar en función del tipo de trabajo, antigüedad en él, circunstancias personales, etc.), aprovecharemos sólo para reflexionar sobre algunos aspectos ligados a la financiación de las pensiones, al hilo de las declaraciones del Sr. Linde..

¿Pensión pública o pensión privada?


El sistema público español de pensiones se basa en que con las cotizaciones de los trabajadores en activo se asume el pago de todo tipo de pensión (jubilación, orfandad, viudedad,...) y con el remanente de estos ingresos que queda se va constituyendo un fondo de seguridad, llamado popularmente "la hucha de las pensiones", destinado a ayudar en épocas difíciles. Pues bien, la drástica rebaja en el número de trabajadores originada por la crisis que se manifestó en 2008 ha provocado la disminución de las cotizaciones para hacer frente al paralelo aumento de los gastos sociales y el acudir a la "hucha", cuyo importe actual roza todas las alarmas y ha sido la excusa ideal para que este gobierno empiece la campaña de atemorizar con el futuro de las pensiones.

Porque si fuera verdad ese mantra oficial de la recuperación económica y la creación de empleo, las cotizaciones habría registrado el lógico repunte y no seguirían, como se lamentan paradójicamente en las cifras oficiales, sin recuperarse. Posiblemente la creación e implementación por este gobierno de la mal llamada reforma laboral haya contribuido poderosamente a la mala situación actual; en efecto (ciñéndonos únicamente a las cotizaciones, sin criticar ningún otro aspecto de la reforma), la nueva Ley facilita el despido de trabajadores de las empresas por causas objetivas, entre las cuales están incluso los casos en los que éstas argumenten que quizá puedan entrar en pérdidas (ni siquiera que las tengan). Consecuencia: muchos empresarios, con el beneplácito de las autoridades laborales y fiscales (porque están actuando de forma legal (?) aunque indecente), se han precipitado a reducir plantillas... procediendo de inmediato a lo que formalmente serían recontrataciones de algunos de los trabajadores despedidos, en condiciones sociales peores y salarios mucho más bajos, lo que se traduce automáticamente en una merma de ingresos por cotizaciones al sistema, ya que éstas están relacionadas porcentualmente con los salarios.

Otro tanto ocurre, de cara a las cotizaciones, con la proliferación de "falsos autónomos", empleados que se han visto obligados a cambiar la forma jurídica de su relación con la empresa para poder seguir haciendo exactamente lo mismo que venían haciendo y con igual exclusividad.

Ya que hablamos del futuro de las pensiones y de las cotizaciones vinculadas, no nos resistimos a mencionar algo que puede parecer, pero no lo es, ciencia ficción, como es el impacto en las cotizaciones del efecto robotización. Más allá del exotismo de esos artilugios con apariencia humana que nos sorprenden con sus acciones y movimientos, la verdad es que, quizá sin darnos cuenta, asistimos impasibles a un proceso de sustitución de humanos por máquinas: cajeros automáticos en lugar de personas, máquinas para el cobro del peaje en la autopista, contestadores automáticos en los call centers, máquinas de vending, unidades de transporte de metro sin conductor y un largo etcétera que ya vemos "normal". En 2013 se publico el interesante informe The future of employment, con el respaldo de la Universidad de Oxford3 según el cual el 47 por ciento del empleo total actual está en situación de alto riesgo, “ya que muchas de sus ocupaciones son susceptibles de ser automatizadas en una o dos décadas”. En una primera fase, la mayoría de los trabajadores del sector del transporte y de la logística, así como los administrativos y, en general, todos los relacionados con la oficina, y los vinculados a los procesos de fabricación y producción, “son susceptibles de ser sustituidos por el capital informático”. Estamos hablando de la financiación de las pensiones y esto nos lleva a la pregunta del millón: si los humanos son sustituídos por máquinas, ¿cómo quedan las cotizaciones? ¿cotiza un robot? Hay quien apunta como solución revisar la fiscalidad de las empresas inmersas en ese proceso de cambio pero, en nuestra opinión, las políticas fiscales, tanto en lo que se refiere al aumento de la presión como a su rebaja, no son la panacea y ya que la tendencia a la reducción de puestos de trabajo parece imparable, nos encontramos ante una encrucijada a la que se debe dar respuesta urgente.
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Ya hay voces que proponen que no todas las pensiones sean financiadas por cotizaciones, sino que, por ejemplo, las de viudedad y orfandad lo sean a través de los Presupuestos Generales del Estado, o sea, a través de impuestos. Complicado. ¿Impuestos especiales? ¿Epígrafe de destino concreto en partida específica? ¿En detrimento de qué? Si se habla de impuestos, más razonable sería luchar en serio contra el fraude fiscal y la desigualdad en la aplicación del rigor recaudatorio en función de si el sujeto impositivo es un empleado por cuenta ajena, una SICAV, una pequeña empresa, una gran corporación, etc. Es posible que en ese escenario de fraude tendente a cero, el destinar una partida concreta de los Presupuestos a ayudar al mantenimiento de la "hucha" sea un tema menor. Lo que resulta inmoral, lo diga quien lo diga, es proponer financiar pensiones con cargo a Presupuestos y admitir como normal la existencia conocida de fraude fiscal sin hacer nada para atajarlo.

La gota malaya que hace tiempo usa el gobierno en su argumentación en temas de pensiones consiste en repetir una y otra vez la necesidad de complementar las futuras pensiones públicas (que ya se anuncia que serán de miseria) con planes privados. Que esto lo proponga como receta de futuro todo un gobernador del Banco de España es la prueba irrefutable de que él y otros como él viven en universos paralelos. En el análisis anterior, con motivo de la evolución de las cotizaciones, acerca del cambio (a peor) en los salarios de los trabajadores, fruto de la "eficaz" reforma laboral, ya se percibe que los ingresos han sufrido importantes recortes en general. No es difícil deducir en este marco que, si ya el trabajador medio tiene problemas para llegar a fin de mes, ¿cómo proponerle que formalice un sistema de ahorro cuando le resulta imposible ahorrar? Resulta, incluso, cruel anunciarle que tendrá, en el mejor de los casos, una pensión futura ridícula a la vez que se le recuerda que, palabras aparte, no se le pone a disposición ninguna herramienta real para mejorarla.

Pero, técnicamente, hay más sobre los planes de pensiones privados, que ya existen. Tradicionalmente han sido, ni más ni menos, meros productos financieros (amparados, eso sí, por una Ley y Reglamento específicos) que se solían ofrecer a los clientes de las entidades usando dos señuelos: su rentabilidad como ahorro futuro y su favorable tratamiento fiscal. Sobre el primer punto, la rentabilidad media de los fondos de pensiones en los últimos diez años ha sido menor al aumento del IPC en ese tiempo. Sin palabras. Mención aparte merecen aquellos fondos que no sólo no han producido plusvalías sino que el capital aportado se ha visto mermado (hay documentados casos en que se han instrumentado planes de pensiones utilizando lo que se conocen como derivados, esas "armas financieras de destrucción masiva" como los definió el conocido inversor multinacional Warren Buffett). En cuanto a la favorable fiscalidad de las aportaciones, es cierta, pero las entidades financieras, en su afán de captar esos ahorros (aunque sean formalmente recursos fuera de balance para ellas), no siempre han informado adecuadamente de que el impuesto que se ganaba en cada imposición al plan (dentro de las cantidades marcadas por la Ley) habría de pagarse en el momento del rescate, es decir, cuando se necesitan los fondos, en el momento de la jubilación.

En fin, con este repaso a vuela pluma sobre algunos aspectos relacionados con las pensiones, ya puede observarse que no son temas para tratar con ligereza ni para infundir miedo a futuro con ellos. La ciudadanía estaría mucho más tranquila si los gobernantes fuesen capaces de reeditar el espíritu del Pacto de Toledo de 1995, cuando, como ahora, el descenso de las aportaciones y el incremento de los gastos del sistema ponían en duda la estabilidad del mismo, y se llegó a consensos satisfactorios en lugar de tomar iniciativas unilaterales bochornosamente paradójicas, como ha hecho el gobierno del PP anunciando como un triunfo el decreto por el que se establecía un aumento anual de las pensiones del 0,25 % que, según las últimas estimaciones no desmentidas, equivale a un decremento del poder adquisitivo de 7 puntos porcentuales en los próximos 3 años.

Cae de cajón que si la jubilación llega al votante del PSOE, del PP, de IU, de VOX,... es ridículo, ineficaz y peligroso el abordar toda la problemática que rodea a las pensiones desde ópticas partidistas: el ciudadano medio aspira, al menos, a un retiro sosegado, gobierne quien gobierne. Y eso que, realmente, el colectivo de personas mayores (atendiendo a su número de acuerdo con la pirámide demográfica) es, más que el de jóvenes, quien puede hacer decantar la balanza en una votación a un partido u otro; dicho de otra forma, constituye un posible y masivo voto cautivo. Pero de ahí a la amenaza constante de "que viene el lobo" mientras se llevan a cabo medidas claramente perniciosas sin demostrar voluntad de buscar soluciones globales beneficiosas, va un abismo.
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1Niels Henrik David Bohr (1885-1962), Premio Nobel de Física en 1922, fue un físico danés que realizó contribuciones fundamentales para la comprensión de la estructura del átomo y la mecánica cuántica. La idea de los universos paralelos nace de una interpretación del experimento de Young en una cámara obscura en la que se hacen pasar unas bolas de billar por unas rendijas. Muy a grosso modo, el razonamiento de Bohr es el que sigue: Supóngase una partícula (bola en el experimento) con dos posibilidades: pasar por el agujero A o por el B, estos agujeros pueden interpretarse como dos mundos; por un mundo la partícula pasa por el agujero A, y por el otro mundo por el B. Nuestro mundo no es alguno de estos dos mundos, sino una “mezcla híbrida” de los dos que genera la interferencia. Pero cuando detectamos por donde pasa el electrón todo se reduce a un sólo mundo: el mundo en donde la partícula pasó por ese agujero, y ya no hay interferencia.

2El método o simulación de Montecarlo es un método estadístico numérico que se usa para aproximar expresiones matemáticas complejas y costosas de evaluar con exactitud. Proporciona soluciones aproximadas a una gran variedad de problemas matemáticos posibilitando la realización de experimentos con muestreos de números pseudoaleatorios en un ordenador. 

3 Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne, Universidad de Oxford 2013, The future of employment: how susceptible are jobs to computerisation?. Como señala el informe, una parte importante del empleo en servicios, ventas y ocupaciones de la construcción cuenta con una elevada probabilidad de ser informatizado. El mercado de robots de servicios personales y domésticos ya está creciendo un 20 por ciento anual (2013) y en la medida en que se vayan mejorando las prestaciones de los ingenios mecánicos, disminuirá la ventaja comparativa del trabajo humano. En segundo lugar, aun cuando la actividad comercial requiera de un grado evidente de presencia personal y de inteligencia social, algunas de sus áreas, como los cajeros, los empleados de mostrador y los teleoperadores de marketing verán cómo el número de sus puestos de trabajo desciende sensiblemente. En tercer lugar, la prefabricación transformará las obras de construcción, lo que terminará por reducir sustancialmente la mano de obra empleada.

El sector profesional de alto valor añadido tampoco se libra de estos procesos y está sufriendo sensiblemente los embates de la informatización. Incluso sectores en teoría poco susceptibles de ser reemplazados por máquinas, como los diseñadores de chips de ordenador, los asesores fiscales o los arquitectos están viéndose afectados por los programas de software.

David H. Autor, profesor de economía en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, aseguraba al New York Times que esta tendencia está provocando que se pierdan muchos puestos de trabajo en la parte media de la pirámide económica, y que el crecimiento del empleo en la parte superior esté desacelerándose. Se van a necesitar menos personas en el proceso productivo. Las predicciones, pues, son mucho más negativas de lo que creemos ya que dado que el grado de eficacia en la tarea va a ser similar y que las máquinas son más baratas que el trabajo humano, es claro que “se van a necesitar menos personas en el proceso productivo”.

El empleo en los años próximos va a ser un asunto central, como lo será el manejo de las tensiones sociales que causará el descenso de número de puestos de trabajo. Sin embargo, el asunto parece pasar desapercibido, preocupados como estamos de generar políticas que aseguren la devolución de intereses de deuda y no de generación de puestos de trabajo. El problema sigue ahí: harán falta menos seres humanos…


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