Hoy 20 de junio, Día
Mundial del Refugiado (todos podemos serlo), conviene dedicar unos
minutos a leer el Informe que sobre el tema ha publicado la ACNUR, que algo de eso sabe, en
tanto que la ACNUR, Oficina del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Refugiados fue establecida el 14 de diciembre de 1950
por la Asamblea General de las Naciones Unidas y acredita alguna
experiencia. La agencia tiene el mandato de dirigir y coordinar
la acción internacional para la protección de los refugiados a
nivel mundial. El informe merece ser leído
en su integridad y convenientemente digerido, particularmente en los
datos que rebaten ciertas ideas de gobiernos (y ciudadanos) que
justifican su hipócrita indiferencia en falsedades, mantenidas pese
a todo. No añadimos ningún comentario personal a lo que se ofrece a
continuación, correspondiente a la presentación del informe por
ACNUR.
(Todas las imágenes de esta entrada del blog son de ACNUR) |
Las guerras, la violencia y
la persecución desarraigaron a un número récord de hombres,
mujeres y niños en todo el mundo el año pasado, lo que hace que un
nuevo pacto global sobre refugiados sea más crítico que nunca,
según un informe de ACNUR publicado hoy.
En su informe anual
Tendencias Globales 2017, la Agencia de la ONU para los Refugiados
descubrió que 68,5 millones de personas habían sido expulsadas
de sus hogares en todo el mundo a fines de 2017, más personas que la
población de Tailandia.
De esta cifra, los
refugiados representaron 25,4 millones. Esto es 2,9 millones más que
en 2016, también el mayor aumento que ACNUR haya visto en un solo
año.
El nuevo desplazamiento
también está creciendo, con 16,2 millones de personas desplazadas
durante 2017, ya sea por primera vez o repetidamente. Eso es un
promedio de una persona desplazada cada dos segundos. Y
abrumadoramente, son los países en desarrollo los más afectados.
La crisis en la República
Democrática del Congo, la guerra en Sudán del Sur y la huida a
Bangladesh de cientos de miles de refugiados rohingya desde Myanmar.
Entre ellos estaba la abuela Mutaybatu, de 55 años, que huyó a pie:
“Caminamos durante 10 días y luego cruzamos en bote”, dijo,
hablando en un asentamiento de refugiados en Bangladesh. “Fue un
viaje lleno de dificultades, no teníamos comida, de vez en cuando
comíamos lo que podíamos encontrar como hierbas y malezas u hojas
de los árboles” “Mi mensaje al mundo es que no quiero ser
refugiada. Quiero que podamos regresar a nuestro hogar”.
“Quiero que podamos regresar a nuestro hogar en Myanmar, pero
quiero estar segura de la seguridad y vivir en paz... no siempre
viviendo con miedo al próximo ataque”.
El número de solicitantes
de asilo que esperan el resultado de sus solicitudes ha aumentado en
aproximadamente 300.000, alcanzado los 3,1 millones, para fines de
diciembre de 2017. Las personas desplazadas dentro de su propio país
representaron 40 millones del total, un poco menos que el 40,3
millones en 2016.
“Estamos en un punto de
inflexión y para que la gestión del desplazamiento en el mundo
tenga éxito es necesario un nuevo enfoque mucho más integral, que
no deje solos a los países y a las comunidades frente a estas
situaciones”, dijo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Refugiados, Filippo Grandi, que encontró esperanza en un
nuevo plan para responder a situaciones de refugiados, promovido por
14 países. Un nuevo Pacto Mundial sobre Refugiados, que busca
una cooperación internacional más estrecha en respuesta a las
crisis de refugiados, estará listo para su aprobación por la
Asamblea General de las Naciones Unidas en cuestión de meses. “Hoy,
Día Mundial del Refugiado, me dirijo a los Estados miembros para
pedirles que lo apoyen”, dijo. “Nadie se convierte en
refugiado por elección, pero cada uno de nosotros sí podemos elegir
cómo ayudar”.
Los hallazgos en el informe
Tendencias Globales desafían algunas de las percepciones sobre el
desplazamiento forzado, en comparación con la realidad. Entre ellos
está la noción de que los desplazados del mundo se encuentran
principalmente en países desarrollados. Los datos demuestran lo
contrario, pues el 85% de los refugiados se encuentra en países
en desarrollo, muchos de los cuales son extremadamente pobres y
apenas reciben ayuda para atender a estas personas. Cuatro de
cada cinco refugiados se queda en los países vecinos al suyo.
Los desplazamientos a gran
escala más allá de las fronteras del país también son menos
frecuentes de lo que podría pensarse con 68 millones de personas
desplazadas en el mundo. Casi dos tercios de quienes se ven
forzados a huir son desplazados internos que no han salido de sus
propios países. De los 25,4 millones de refugiados, más de una
quinta parte son palestinos bajo la protección de UNRWA. Del resto,
que se encuentra bajo el mandato de ACNUR, dos tercios proceden de
tan solo cinco países: Siria, Afganistán, Sudán del Sur, Myanmar y
Somalia. El fin del conflicto en cualquiera de estos países tendría
un impacto muy significativo en el panorama mundial del
desplazamiento.
De la misma forma que el
número de países que provoca desplazamientos masivos es reducido,
el número de países que acogen a un elevado número de
refugiados es relativamente pequeño: Turquía sigue siendo el
país que más refugiados acoge en todo el mundo en términos
absolutos, con una población de 3,5 millones de refugiados,
principalmente sirios. El Líbano por su parte, es el país que más
refugiados acoge en relación a su población nacional. En total, el
63% de todos los refugiados bajo el mandato de ACNUR se encontraban
en sólo 10 países.
Lamentablemente, las
soluciones para abordar esta situación siguen siendo escasas. Las
guerras y conflictos continúan siendo las principales causas de
desplazamientos, al tiempo que se han constatado pocos progresos para
el restablecimiento de la paz. Cerca de cinco millones de personas
pudieron volver a sus hogares en 2017, siendo la gran mayoría
desplazados internos, aunque muchos lo hacían bajo coacción o en
condiciones precarias.
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