martes, 11 de octubre de 2011

El Nobel a las evidencias

El recientemente concedido Premio Nobel de economía a los estadounidenses Thomas Sargent y Christopher Sims puede ser interpretado sin demasiado esfuerzo como el premio Nobel al sentido común del análisis. En efecto, la tradición es que, año tras año, la divulgación del premio venga seguida por una búsqueda frenética del lector interesado de qué es exactamente lo que ha merecido el premio, generalmente sesudos y complicados análisis fuera del alcance del común de los mortales.
Este año no. El Nobel de economía de 2011 ha ido a parar a dos economistas (entre muchos otros que comparten la génesis de sus estudios) que se han preocupado por aportar mecanismos que relacionan las políticas económicas de los gobiernos con elementos puramente económicos como la inflación, el paro, la competitividad y todos esos aspectos que a  veces se nos han querido presentar como compartimentos estancos y de generación espontánea.
A ojos del profano, la relación es evidente, pero no está de más que una institución como el Nobel la respalde, sobre todo si tenemos en cuenta que el Nobel de Economía fue un "invento" del Banco de Suecia en la década de los sesenta del pasado siglo y que, por lo tanto, es de suponer que se le conceda un cierto peso a la practicidad del merecimiento del premio.
 Es curioso que, con motivo de la concesión, todos se sumen al carro afirmando sin rubor que hasta el último bedel del último departamento del economía de la última institución u organismo, venía aplicando la estadística de Sargent y Sims olvidando en sus declaraciones que si eso fuera así, muchos quebraderos de cabeza actuales o no serían o serían diferentes. Los estudios de los premiados corresponden a la década de los últimos años 70  y en ningún momento pueden tomarse (¡ojalá!) como una varita mágica para solucionar la crisis actual.


Pero la vuelta al sentido común, y que éste sea premiado, es una gran noticia. Enhorabuena a los premiados y, en esta ocasión, también a quienes lo han concedido.

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