Se atribuye a George B. Shaw la expresión de que "el sentido común es el menos común de los sentidos" y, autorías aparte, la tozudez de los hechos confirma una y otra vez la validez de ese dicho.
Cuesta entender la coherencia de algunas ordenanzas municipales últimamente publicadas (¡con la que está cayendo!), aparentemente guiadas por un mismo pensamiento pero en distintas ciudades de nuestra geografía.
La primera corresponde a Barcelona, en la que, con profusión de imágenes en televisión, se divulga que la actividad de sustraer cartones y papeles de los contenedores de basura respectivos es ilegal porque esos cartones, una vez depositados en el contenedor son propiedad del ayuntamiento y, por lo tanto, se atenta contra las arcas públicas con su sustracción, que será sancionada. Bien, juridicamente, nada que decir, excepto, quizá, un recordatorio de la sentencia de San Agustín, cuando decía aquello de "Mihi lex esse non videtur, quae justa non fuerit", es decir, más o menos, "Me parece que lo que es injusto no puede ser ley". Tampoco se entiende muy bien que, para justificar la postura municipal, aparezca un señor muy bien trajeado declarando que tal actividad ilícita merma la rentabilidad de SU empresa de reciclaje.
La segunda corresponde a Madrid, donde se ha publicado que el ayuntamiento multará a quienes sorprenda rebuscando comida desechada en los contenedores de basura. Sin comentarios.
Los tiempos que estamos pasando son difíciles, el nivel de pobreza de la población se incrementa de forma alarmante, el trabajo es cada vez más escaso, las prestaciones se resienten por la crisis económica, el modelo social está en cuestionamiento,.... ¿A que seguir?
Lo que parece evidente, sin caer en el apocalipsis, es que iniciativas como las citadas se han tomado sin tener en cuenta todas estas realidades. ¿No sería más razonable desarrollar herramientas para que esas situaciones no se repitan? Pero está eso del "sentido común"...
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