Este hecho es aplicable a cualquier clase de empresa o negocio, si bien las medidas necesarias para una eventual reconducción son más complejas a medida que aumenta y/o se ramifica el tamaño de la organización analizada, y es de destacar que, de tales medidas correctoras, las más difíciles de aplicar son siempre las que muestran que los objetivos no han sido alcanzados, sobre todo, porque estaban mal diseñados o, simplemente eran erróneos.
Hablemos de España como gran empresa, en la que estamos todos embarcados para que salga de esta crisis que padecemos y en la que desde hace un tiempo parece que estemos dando palos de ciego sin que se vean avances tranquilizadores. Es cierto que periódicamente se reciben mensajes oficiales que hablan de brotes verdes, de salida del túnel y otras figuras similares, pero la realidad es tozuda y se encarga de desmentir una y otra vez esas edulcoradas misivas. Ahora mismo, sin ir más lejos, nuestro ministro de economía rebosa externamente de euforia augurando que en 2014 se creará empleo (en un calco de las declaraciones de los tres últimos años) y que, para comprobar la veracidad de esa predicción sólo hay que ver que el Ibex ha roto records al alza y que las exportaciones están que se salen. Estoy convencido que el ministro sabe de economía y que sus palabras están dictadas por la buena voluntad, pero, por ejemplo ¿de verdad piensa que el alza de la bolsa es un signo de recuperación de la economía global del país? ¿Conlleva ese alza la disminución de las cifras del paro? ¿Evitará la espiral de recortes? Etc. etc.
Que resista el embate de las olas |
En mi opinión, el fallo que se viene arrastrando desde hace años en las políticas económicas es de diseño. Se viene diciendo que la recuperación económica traerá la reactivación del consumo y ésta creará al fin empleo, cuando el mero sentido común indica que la secuencia eficaz es precisamente la inversa: primero se ha de crear empleo mediante políticas que lo incentiven y no lo coarten; este empleo, representado por la confianza en el futuro personal, animará el consumo y todo junto liderará la recuperación.
En otras palabras, si aún estamos a tiempo, conviene que, quien tenga la responsabilidad, deje a un lado las ideologías, tenga la valentía y la franqueza de variar las prioridades y dedique sus esfuerzos (ya es hora) a analizar las necesidades de las personas y no las de la macroeconomía, y aplique políticas en este sentido, ya que, recursos, tiene (la falacia de insistir en recortes mientras se fomenta una política de ingresos cuando menos discutible, es otra historia, de la que hablaremos otro día)
En definitiva; iniciamos el año como los últimos, y con la convicción de que hay deberes pendientes urgentes por un fallo recurrente de diseño.
FELIZ 2014
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