El azar ha querido
que, coincidiendo con la ojeada que estamos desarrollando en el boletín 45 del
blog sobre los “paraísos fiscales” domésticos, esos que hacen frontera directa
con España y de los cuales uno es, evidentemente, Andorra, se haya armado la de
San Quintín con la nota con que el Fincen (FinCEN para ser exacto)[1]
ha dado a conocer en la que advierte que un banco
andorrano, y en concreto la Banca Privada d’Andorra, BPA, es un “vehículo
accesible” para el blanqueo de capitales proveniente, entre otros, de las
mafias rusa y china, así como clientes “respetables” como la empresa Petróleos
de Venezuela y algunos más, todo ello argumentado en la nota como fruto de la
corrupción de las altas esferas del banco que, al parecer, lo permitían a
cambio de una comisión.
El asunto promete embrollarse,
tanto en aspectos técnicos de la investigación como políticos; por una parte,
ha faltado tiempo para que determinados medios se refieran al caso englobando
en el problema de un banco (sólo, por lo que sabe, de la matriz, no de sus
filiales en otros países, entre ellos, España) a todo el país de los Pirineos,
algo tan insensato como afirmar que lo que ha hecho Bankia es lo que se hace en
toda la banca española, pongamos por caso; por otro lado, tampoco ha faltado
quien ha dado la noticia aludiendo al “banco de los Pujol”, en un claro intento
de condicionar a cierto público politizando el caso de forma partidista, mientras, paralelamente,
casi nadie se acuerda de que las dos mafias implicadas en el caso según el FinCEN, la rusa de
Petrov y la china de Gao Ping, son viejas conocidas de las autoridades e
investigadores españoles por su actividad en la Costa Brava y en el entorno de
Madrid, respectivamente.
Conviene estar atentos
a la evolución del tema, que promete alejarnos del tedio y tenernos entretenidos. Hay, sin embargo y,
con la noticia aún calentita, dos aspectos de los que, quien corresponda,
debería aprender en beneficio de todos.
1.- La nota del
FinCEN solo cita a la BPA, pero los periodistas americanos que sí preguntan
y exigen respuestas han averiguado y publicado, que también están en el
ajo, pero a un nivel diferente, al parecer, que la banca andorrana (toda vez que los fondos ya están depositados en los EEUU) , el Hong Kong and Shangai Bank Corporation - HSBC (¿os
suena, de Falciani, sin ir más lejos?), Bank of America, Citigroup (con un
amplio historial en temas de blanqueo y, en concreto, en EEUU) y la filial de
Deutsche Bank en EEUU[2].
Lo relevante, no obstante, no es solamente la profesionalidad de los
periodistas sino el hecho de que sus preguntas fueron efectuadas directamente al
FinCEN en base a ambigüedad de su nota en ese punto, y han conseguido las respuestas
en virtud de la legislación de libertad de acceso a “documentación pública”.
Igualito que aquí…
2.- Antes de haber transcurrido
48 horas de hacerse pública la nota, las autoridades financieras andorranas han
destituido de modo fulminante a toda la cúpula del banco, en la que se incluyen
los propietarios de la entidad, tanto por la gravedad de los delitos apuntados
como por el deseo de que los depositantes no tengan ningún problema (el día
siguiente a la noticia, las retiradas de
efectivo fueron del orden del 50/60 % superiores a las de un día normal).
El argumento de las autoridades es que, pese a que el banco tiene 60 días para
presentar su defensa, las acusaciones no aconsejan esperar el sentido de la
resolución judicial. También igual que aquí, donde la presunción de inocencia jurídica ralentiza todas las decisiones y tapa
de manera obscena la indecencia no
presunta, manifestada sin rubor con frecuencia pese a fallo judicial favorable, de no pocos personajes innobles y de quienes, sabiéndolo, los
amparan y les eximen de asumir responsabilidades.
Y seguro que el devenir del caso puede permitir llegar a otras comparaciones que, ya se sabe, siempre son odiosas. Por cierto, que frente a esa inmediatez en las decisiones del gobierno de Andorra, vale la pena recordar que las autoridades españolas aún deshojan la margarita sobre si sancionan o no, curiosamente, al Banco Madrid, filial en España de la BPA, por incumplimiento de la Ley de Prevención del Blanqueo de Capitales tras un año (!) de investigaciones.
¡Hay que ver! Un país pequeño, al que siempre se ha mirado por encima del hombro, y está en entredicho por considerarlo paraíso fiscal, dando muestras de cómo actuar ante un caso de presunta corrupción, diferenciando claramente la senda judicial de la de responsabilidades públicas. ¡Cuánto ha de aprender más de uno!
[1] El Financial Crimes Enforcement Network (FinCEN) es
una agencia del Departamento del Tesoro estadounidense que almacena y analiza
información sobre transacciones financieras con el fin de luchar contra los
delitos financieros, como el fraude hipotecario, blanqueo de capitales y
financiación del terrorismo. La misión del FinCEN es salvaguardar al sistema
financiero de su utilización ilícita en transacciones que escondan blanqueo de capitales
y promover la seguridad nacional a través de la recopilación, análisis y
diseminación de inteligencia financiera, misión que lleva a cabo mediante la
recepción y el mantenimiento de datos de transacciones financieras, análisis y
difusión de esos datos con fines policiales, y cooperación con organizaciones
internacionales homólogas de otros países.
[2] Tras
conocerse su implicación en el caso todos estos bancos salen por peteneras en la
crónica publicada en el Wall Street Journal: un portavoz de HSBC dice que toman
“medidas inmediatas cuando se sospecha
que un cliente ha estado dedicado a blanqueo de dinero”, una portavoz
de Citigroup: el banco “se toma muy en
serio su obligación de ayudar a preservar de abusos el sistema financiero
y adoptará las acciones pertinentes en respuesta al descubrimiento”,
un portavoz de Bank of America: el banco “había
estudiado la nota del FinCEN y está haciendo todo lo necesario” y
finalmente, la portavoz de Deutsche: el banco también ha estudiado la nota
y “ha tomado todas las medidas adecuadas”.
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