Dejadme compartir, para empezar, una experiencia personal: tengo una buena amiga de hace mucho tiempo (de esas que se sabe que están ahí aunque pasen años sin vernos) que está pasando, como muchos otros, eso que conocemos como una mala racha. Aparte de su delicado estado de salud, en pleno confinamiento por esta pandemia del Covid-19 que nos azota y sus restricciones en el ámbito personal-relacional, de reuniones rituales y demás, hace unos días sufrió el trance de la pérdida de su madre, por causas ajenas al virus.
Para acabarlo de arreglar, hundida moralmente, y tras ciertas molestias físicas achacables, de entrada, a un resfriado con la habitual automedicación de estos casos, la realización de unas pruebas clínicas han dado como resultado que es positiva (en el sentido médico de la expresión), contagiada por el coronavirus de las narices, con lo que eso comporta en esta situación personal, en el plano físico y en el anímico. Esta situación, sin duda repetida en muchas personas, me ha conducido a reflexionar, abriendo el abanico, alrededor de la que parece la pregunta del millón: ¿son los problemas de salud los causantes del estrés o es el estrés el que causa los problemas de salud?, porque a veces uno no es consciente de que está sufriendo estrés y es el cuerpo el que dice que existe ese estrés. Máxime en una situación confusa y difícil como la que estamos viviendo con la pandemia.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el bienestar emocional es un “estado de ánimo en el cual la persona se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a la comunidad”. En una visión más amplia, también puede hablarse de bienestar emocional en relación a la capacidad de adaptación a los cambios y tener sentido del humor, conjuntamente con un estilo de vida saludable y activo. Las personas mayores, además, como es el caso, tienen el difícil papel de ser ellas mismas las responsables de adoptar una actitud positiva, dar un significado positivo a la vida y convivir con las dificultades propias. Mantener un contacto vital con el mundo que les rodea será el primer paso para encontrar una actitud positiva y llena de significado; es importante no dejarse abandonar, entrar en contacto con familiares y amigos, querer estar al tanto de las noticias y de la actualidad,... Cuanto más contacto se tenga con la realidad que nos envuelve, más fácil será encontrar esas razones para vivir. Un segundo paso para dar significado a la vida es marcándose retos y metas, que no tienen que ser grandes hazañas, pero sí objetivos que estimulen y hagan la rutina más agradable: tener unos horarios regulares para las actividades cotidianas, salir a dar un paseo todos los días, relacionarse con el vecindario, comer con la familia o amigos, asumir ciertas responsabilidades... La vida da grandes oportunidades en cualquier momento.
Las personas que gozan de buena salud emocional son conscientes de sus pensamientos, sentimientos y comportamientos, y han aprendido maneras saludables de lidiar con el estrés y los problemas que son una parte normal de la vida. Se sienten bien consigo mismas (crucial ésto) y tienen relaciones saludables. Sin embargo, muchas cosas que suceden en la vida pueden perturbar la salud emocional, lo que puede llevar a lógicos y fuertes sentimientos de tristeza, estrés o ansiedad pero, precisamente, el reconocimiento y la “clasificación” de las causas de esa tristeza, estrés o ansiedad puede ayudar a controlar la salud emocional.
La salud emocional es una parte importante de la salud general. Las personas que son emocionalmente saludables tienen el control de sus pensamientos, sentimientos y comportamientos y son capaces de hacer frente a los desafíos de la vida con una mayor eficacia. Pueden mantener los problemas en perspectiva y recuperarse de los contratiempos. Se sienten bien con ellos mismos y mantienen relaciones saludables. Rompiendo tópicos, ser emocionalmente saludable no significa, ni mucho menos, que se sea feliz todo el tiempo: significa que se es consciente de las emociones y que se puede convivir con ellas, ya sean positivas o negativas. Las personas sanas emocionalmente también sienten, naturalmente, estrés, enojo y tristeza, pero saben cómo manejar sus sentimientos negativos y pueden saber cuándo un problema es más de lo que pueden manejar solos. La investigación muestra que la salud emocional es una habilidad, lo que conduce a técnicas que se pueden seguir para mejorarla y ser, consecuentemente, más feliz.
No es objetivo de estas reflexiones facilitar “recetas” porque la casuística es prácticamente infinita y “cada caso es un mundo” pero la experiencia personal y la observación permiten afirmar que hay muchas formas de mejorar o mantener una buena salud emocional, como, entre otras:
Sea consciente de sus emociones y reacciones. Observe lo que lo pone triste, frustrado o enojado. Intente abordar o cambiar esas cosas.
Exprese sus sentimientos de manera apropiada. Informe a las personas cercanas a usted cuando algo le molesta. Mantener ocultos los sentimientos de tristeza o enojo aumenta el estrés. Esto puede causar problemas en sus relaciones. Si los sentimientos de estrés, tristeza o ansiedad están causando problemas físicos, guardar estos sentimientos puede hacerlo sentir peor. Está bien hacer que sus seres queridos sepan cuando algo lo molesta; sin embargo, tenga en cuenta que su familia y amigos no siempre pueden ayudarlo a lidiar con sus sentimientos de forma adecuada. En estos momentos, pida ayuda a alguien fuera de la situación.
Piense antes de actuar. Dese tiempo para pensar y estar tranquilo antes de decir o hacer algo de lo que pueda arrepentirse.
Maneje el estrés. Aprenda métodos de relajación para lidiar con el estrés. Estos podrían incluir respiración profunda, meditación y ejercicio. Los métodos de relajación, como la meditación, escuchar música, hacer yoga, etc., son formas útiles para lograr el equilibrio de sus emociones. La meditación es una forma de pensamiento guiado que puede adoptar muchas formas como por ejemplo mediante ejercicio, estiramientos musculares o respiración profunda.
Aspire al equilibrio. Encuentre un equilibrio saludable entre las obligaciones y el ocio, entre la actividad y el descanso. Tómese tiempo para hacer las cosas que disfruta.
Cuide su salud física. Haga ejercicio regularmente, coma comidas saludables y duerma lo suficiente. No abuse de las drogas o el alcohol pues el consumo de drogas o alcohol simplemente causa otros problemas, tales como problemas familiares y de salud. Evite que la salud física afecte su salud emocional. Para tener una buena salud emocional, es importante que cuide de su cuerpo con una rutina regular que incluya ingerir alimentos saludables, dormir lo suficiente y hacer ejercicio para aliviar la tensión acumulada. Evite comer en exceso.
Conéctese con otros. Haga una cita para almorzar, únase a un grupo y salude a los extraños. Necesitamos conexiones positivas con otras personas.
Encuentre propósito y significado a las cosas. Descubra qué es importante para usted en la vida y concéntrese en eso. Podría tratarse del trabajo, su familia, una acción de voluntariado, cuidado u otra cosa. Dedique tiempo a hacer lo que le parezca significativo.
Manténgase positivo. Concéntrese en las cosas buenas de la vida. Perdónese por cometer errores y perdone a los demás. Pase tiempo con personas sanas y positivas. Concéntrese en las cosas por las que se siente agradecido en la vida. Trate de no obsesionarse con los problemas que conducen a sentimientos negativos, lo que no significa que tenga que pretender ser feliz cuando se siente estresado, ansioso o enfadado. Es importante para hacer frente a estos sentimientos negativos, pero también trate de centrarse en las cosas positivas en su vida. Es posible que desee utilizar un agenda para llevar un registro de las cosas que lo hacen sentir feliz o tranquilo. Algunas investigaciones han demostrado que tener una actitud positiva puede mejorar su calidad de vida y dar un impulso a su salud. También puede ser necesario que encuentre maneras de deshacerse de algunas cosas en su vida que lo hacen sentirse estresado y abrumado. Tómese un tiempo para disfrutar de las cosas que le gustan.
Desarrolle la capacidad de resiliencia1. Las personas con capacidad de resiliencia pueden hacer frente al estrés de una manera saludable. La resiliencia puede ser aprendida y reforzada con diferentes estrategias, que incluyen tener apoyo social, mantener una visión positiva de uno mismo, aceptar el cambio, y mantener las cosas en perspectiva.
Hay que recordar y tener en cuenta que la mala salud emocional puede debilitar el sistema inmunitario del cuerpo y esto lo hace más propenso a tener resfriados, por ejemplo, y otras infecciones en los momentos emocionalmente difíciles. Además, cuando uno se siente estresado, ansioso o molesto, no puede cuidar de su salud tan bien como debería. Es posible que no sienta ganas de hacer ejercicio, comer alimentos nutritivos, o tomar un medicamento que le receta su médico. Tampoco hay que olvidar que, en definitiva, la salud mental incluye el bienestar emocional, psicológico y social, y afecta la forma en que pensamos, sentimos y actuamos cuando enfrentamos la vida. También ayuda a determinar cómo manejamos el estrés, nos relacionamos con los demás y tomamos decisiones. La salud mental es importante en todas las etapas de la vida, desde la niñez y la adolescencia hasta la edad adulta y la vejez.
Por descontado, esto no es sólo teoría y hay, por desgracia, múltiples factores diferentes que pueden afectar la salud emocional y la mental, incluyendo:
- Factores biológicos propios, como los genes o la química del cerebro
- Experiencias de vida, como traumas, infantiles o no
- Antecedentes familiares
- El estilo de vida, como la dieta, actividad física, etc.
- Hacer frente a la pérdida de un ser querido
- …..
Pero hay que ser positivo. Con el tiempo, la salud emocional puede cambiar... a mejor. Por ejemplo, puede estar enfrentando una situación difícil, como tratar de controlar una enfermedad crónica, cuidar a un pariente enfermo o soportar la pérdida de una persona querida y la situación puede agotarle y abrumar su capacidad de lidiar con ella. Esto puede empeorar su salud emocional pero por otro lado, siendo consciente de esos problemas, el poder aplicar las técnicas descritas puede mejorarla, pensando siempre que cuando se trata de sus emociones, puede ser difícil saber qué es normal y qué no.
---------------------------------------------------
1Originalmente, resiliencia, en cuanto a la física y la química, indica la capacidad de cualquier material para recuperar su forma inicial a después de que se ejerce una fuerza que lo deforma. Término muy extendido en psicología, la resiliencia, también llamada entereza, es la capacidad para saber adaptarse con resultados positivos frente a situaciones adversas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario