domingo, 11 de marzo de 2012

La perdurabilidad del liderazgo ético

Este fin de semana he tenido el privilegio de asistir a un evento insólito por lo infrecuente y ejemplarizante por su trasfondo.
Es preciso hacer un poco de historia para calibrar su importancia: en los años 60/70 del siglo pasado, inició su andadura una empresa, de capital íntegramente español, fruto de la unión de varios pequeños negocios, para cuya gestión se llamó a un, entonces, joven profesional que había de cuidarse de la organización interna, control de la producción, labor comercial, representación legal y supervisión de la gestión de los recursos humanos, es decir, de ser el alma de la empresa y motor de su crecimiento.
Tiempos difíciles en lo social, además, de forma que había que luchar no sólo por la estabilidad y futuro de la actividad de la empresa sino por el mantenimiento de la paz interna atendiendo a las justas demandas de los trabajadores al tiempo que se deslindaba la reivindicacion política de la laboral.
Esa dualidad de funciones condujo a negociaciones laborales frecuentemente duras, tensas y eternas, con maratonianas jornadas de discusiones seguidas de noches en vela para conseguir acuerdos que, siendo beneficiosos para la empresa, representaran también un logro en la reivindicación de los trabajadores.
El paso de los años, con todo, ejerce su dictadura y en este país se alcanzó eso que ha venido en llamarse el "estado del bienestar", los convenios fueron reconducidos fuera de la esfera de la política y la empresa a la que nos referimos fue vendida a capital extranjero en la última década del siglo pasado. Una de las consecuencias de este cambio de accionariado fue la salida de la empresa de quien había sido su gestor/gerente/administrador/negociador, salida, eso si, pactada y con todos los honores y reconocimientos.
Estamos, pues, en los años 1998/1999. Y, desde entonces, la empresa ha continuado con su presencia tranquila en el mercado, estable y con un equipo de profesionales estructurado sobre los pioneros de la época descrita.

Y ahora sí, ya puede explicarse que el evento aludido al inicio es que, transcurridos 13 años desde la despedida del gerente/negociador, los trabajadores de base de la empresa, tanto los actuales en activo como los ya jubilados, capitaneados, precisamente, por quienes tenían la responsabilidad de negociar condiciones de trabajo en nombre de la plantilla, han organizado una comida de homenaje al ex-gerente y negociador en nombre de la empresa, A.R., de la que, por otra parte, estaban excluidos los directivos con el fin de que el encuentro no se convirtiera en un acto institucional sino en eso, en un homenaje espontáneo a una forma de entender la relación entre empresa y trabajadores en la que, pese a la dureza de los enfrentamientos, primaba la ética y la responsabilidad de las personas como marco de actuación en la defensa de los intereses de unos y otros.
Como es natural, el evento tiene múltiples lecturas, desde la añoranza personal hasta la reivindicación de unas formas perdidas, pero en un blog como éste, enfocado al management, debe enfatizarse en el reconocimiento de que la persona debe ser el eje de cualquier negociación y que, en unos tiempos especialmente regresivos en los derechos por mor de una pretendida solución (que ni lo es ni lo podrá ser de esa forma) a una crisis, se manifiesta que los equipos fuertes y cohesionados se consiguen con actuaciones en las que la persona no es un simple número en una estadística, sino el eje del engranaje del funcionamiento actual y futuro del tejido empresarial.
Una forma de liderazgo bien entendido

Adicionalmente, el acto se revela como el mejor ejemplo de qué es el liderazgo, que nada tiene que ver con lo que se estudia en muchas escuelas de negocios.
Vaya mi brindis virtual y felicitación por el evento, por la persona del homenajeado y mi consideración y respeto por quienes, a pesar del paso de los años, han sabido mantener su afecto por quien supo, desde la más absoluta ética, defender los intereses de la empresa sin pisar los del equipo de personas que la componen.

2 comentarios:

  1. Vaya también mi brindis vitual !!!!!!!!!!!!!!!

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    1. Gracias. La situación lo merece. Mas que todo un master de renombre en gestión de personas y en liderazgo, actos como el referido muestra (a quien es capaz de aprender) dónde se encuentra la raiz de las, a veces complicadas, relaciones personales en los negocios/empresas.
      Considérate adherida al brindis, por supuesto.

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