Con la que está cayendo alrededor de la (menguante) actividad laboral en nuestro querido país, unido a la arrogancia que demuestran las clases dirigentes (que siempre llevan la razón aunque, como los del chiste, los paranoicos sean el resto del mundo), las soluciones que a veces se apuntan como el maná para reactivar la economía a base de la infalible receta de la mejora de la competitividad, me han traído a la memoria la conocidísima historia, ya clásica, de la competición de remo entre un equipo de empresa español y otro japonés, que reproduzco sin más comentarios.
El remero incompetente
Tras dar la salida a las canoas, los remeros japoneses imprimieron un fuerte ritmo,remando todos a la vez y empezando a destacarse claramente de la canoa en la que iban los españoles. En la meta, la ventaja del equipo oriental acabó siendo de más de una hora.
La dirección de la empresa española se reunió entonces a puerta cerrada para analizar las causas de tan bochornosa actuación, llegando a la siguiente conclusión: "Se ha podido observar que en el equipo japonés había un jefe de equipo y diez remeros, mientras que en el nuestro había un remero y diez jefes de equipo, por lo que el año próximo se adoptarán las medidas adecuadas."
Al año siguiente se repitió la competición y, nuevamente, el equipo japonés empezó a destacarse desde la primera remada. En esta ocasión, la ventaja obtenida al final por los japoneses fue de dos horas y media sobre el tiempo de los españoles.
La Dirección volvió a reunirse para estudiar lo sucedido y vieron que de nuevo el equipo japonés se compuso de un jefe de equipo y diez remeros, mientras que en el nuestro, tras las medidas adoptadas el año anterior, se componía de un jefe de equipo, dos asesores de gerencia, siete jefes de sección y un remero.
Tras un minucioso análisis comparativo de los resultados de las dos carreras, la conclusión fue unánime: "El remero es un incompetente".
El año siguiente la dirección del equipo español decidió tirar la casa por la ventana. La embarcación se rediseñó desde cero con la participación de los más prestigiosos ingenieros navales del mundo. De nuevo, el equipo japonés se escapó nada más darse la salida. La embarcación española llegó con tres horas de retraso.
Tras la regata, y a fin de evaluar el pésimo retorno de la inversión realizada, se celebró una reunión al más alto nivel, llegándose a las siguientes conclusiones: "Este año, el equipo nipón optó una vez más por su ya tradicional tripulación, formada por un jefe de equipo y diez remeros. El nuestro, tras una auditoría externa y el asesoramiento de una prestigiosa consultora multinacional optó por una formación mucho más vanguardista, compuesta por un Chief Rowing Officer, dos Assistant Rowing Officer, tres Senior Rowing Consultant, un experto en Coaching aplicado al Remo, un apuntador de tiempos y dos vigilantes de seguridad que no quitaban ojo al único remero, al que, como único responsable de pasados fiascos, habían sancionado quitándole todos los pluses e incentivos."
Tras varias reuniones, se acordó que para la próxima regata, el remero se sustituirá por uno de contratación externa, vista su falta de proactividad, nulo compromiso y su incapacidad para trabajar en equipo. Se ha venido observando cierta dejadez a partir de la decimoquinta milla marina, escuchándole frases como “Que os den por ... a todos” y “Va a remar tu … madre”, actitud que rozó el pasotismo en la línea de meta.
Homenaje al gran Quino, con su permiso |
Evidentemente, cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia. Y si en lugar de "empresa" alguien lee "Administración", está claro que goza de una imaginación desbordada.
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