Abraham
Maslow (1908 - 1970) fue un psicólogo estadounidense, hijo de emigrantes judíos
rusos, conocido como uno de los fundadores y principales exponentes de la rama
de la psicología que tiene en cuenta la experiencia no verbal y los estados
alterados de conciencia en el desarrollo del potencial humano, la conocida como
«tercera fuerza», ubicada entre el conductismo y el psicoanálisis. También se
dedicó a lo largo de su vida profesional al estudio del comportamiento sexual, convirtiéndose
en algo así como un pionero teórico de los trabajos que años más tarde
desarrollarían los aclamados William Master y Virginia Johnson. Sin embargo, lo que le dio el reconocimiento
y la fama mundial fue la publicación en 1943 de la obra “A Theory of Human Motivation” (Una teoría
sobre la motivación humana) en la que incluye la pirámide de la
jerarquía de necesidades a través de la que sugiere que hay un orden
instintivo de prelación y que la satisfacción de las necesidades más
básicas o subordinadas de la persona da lugar a la generación sucesiva de
necesidades más altas o superordinadas.
La
tesis central de la pirámide de las necesidades, que ha tenido aplicación en
diversos campos incluso más allá de la psicología[1],
teniendo en cuenta que su exposición original estaba diseñada para estudiar y
optimizar las razones que impelen a la motivación en un entorno empresarial,
expresa que los seres humanos tienen necesidades estructuradas en diferentes
estratos, de tal modo que las necesidades secundarias o superiores van
surgiendo a medida que se van satisfaciendo las más básicas. En su origen, la
aplicación de las teorías de Maslow en la psicología laboral buscaba afianzar
la estima de los trabajadores, ayudarlos a crecer, a autorrealizarse y a
innovar en la empresa. Maslow escribió extensamente sobre el tema, admitiendo y
tomando prestadas ideas de otros psicólogos y añadiendo su propia aportación de
forma significativa, con lo que el mérito es totalmente suyo.
Maslow
ideó una ayuda visual para explicar su teoría, a la que llamó «jerarquía de
necesidades», consistente en una pirámide que contiene las necesidades humanas,
psicológicas y físicas de manera que subiendo escalón a escalón por la
pirámide, se llega a la autorrealización de la persona. En la base de la
pirámide se encuentran las «necesidades básicas» o «necesidades fisiológicas»
identificadas en general como el
mantenimiento involuntario e instintivo de las funciones corporales que hacen
posible la vida. El siguiente nivel es el de las «necesidades de seguridad y
protección», necesidades que, junto con las del primer escalón, son importantes
para la supervivencia de la persona. Una vez que los individuos tienen
satisfecha su nutrición, cobijo y seguridad vital, tratan de satisfacer otras
necesidades, y así, el tercer nivel es el de «necesidad de pertenencia,
relaciones y amor», compuesto por necesidades psicológicas y basado en la
premisa de que cuando los seres humanos
han cuidado de sí mismos físicamente, están listos para compartirse a sí mismos
con otros. El cuarto nivel se alcanza cuando los individuos se sienten cómodos
con lo que han conseguido; este es el nivel de «necesidad de estima», que
incluye el éxito y el estatus, fundamentalmente en la percepción propia (autoestima)
aunque también en la percepción que los demás le transmiten (heteroestima). La
cima de la pirámide es la «necesidad de autorrealización», y se supera cuando
se alcanza un estado de armonía y entendimiento, una vez cubiertas todas las
necesidades de niveles inferiores.
Es
interesante considerar que Maslow realmente posicionó su trabajo como meramente
psicológico, complemento al de Freud. En su libro de 1968 “Toward a Psychology of Being” (Hacia una psicología del ser), afirmaba:
«Es como si Freud nos proporcionase la
mitad enferma de la psicología y ahora debamos completarla con la mitad sana».
Maslow encuentra dos facetas de la naturaleza humana, la sana y la enferma, de
modo que considera que deberían existir dos caras en la psicología.
Consecuentemente, afirmaba, la forma en la que las necesidades esenciales son
satisfechas es tan importante como las necesidades en sí mismas ya que, juntos,
estos dos elementos definen la experiencia humana.
Por ejemplo, en la medida en que una persona
satisface su impulso de cooperación social, establece relaciones significativas
con otras personas y amplía su mundo. En otras palabras, establece conexiones
significativas con una realidad externa —un componente esencial de la
autorrealización—. Por contra, en la medida en que las necesidades vitales
encuentran egoísmo y satisfacción del deseo de competencia/competición, la
persona adquiere emociones hostiles y limita sus relaciones con la realidad
externa —su conciencia permanece internamente limitada.
Un acercamiento a la
pirámide de necesidades
Sin
pretender ser exhaustivo, la delimitación de la jerarquía de necesidades
propuesta por Maslow es la siguiente (resumido de Jess y Gregory Feist en su
“Theories of personality”, de 2009):
· Necesidades
fisiológicas: forman la primera prioridad, son de origen biológico y están
orientadas a la supervivencia del hombre; se consideran las necesidades básicas
e incluyen cosas como: necesidad de respirar, de beber agua, de dormir, de
comer, de sexo, de refugio. Es importante
notar que cuando estas necesidades no son satisfechas por un tiempo prolongado,
la satisfacción de las otras necesidades pierde su importancia, y pasan a dejar
de existir.
· Necesidades
de seguridad: cuando las necesidades fisiológicas están en su gran parte
satisfechas, surge un segundo escalón de necesidades orientadas hacia la seguridad
personal, el orden, la estabilidad y la protección. Dentro de estas necesidades
se encuentran cosas como: seguridad física, de empleo, de ingresos y recursos,
familiar, de salud y contra el crimen o ataque a la propiedad personal. Las necesidades de seguridad muchas veces
son expresadas a través del miedo: a lo desconocido, al caos, a la ambigüedad,
a la confusión… Las necesidades de seguridad se caracterizan porque las
personas sienten el temor a perder el control de su vida, de ser vulnerable o
débil frente a las circunstancias actuales, nuevas o por venir. En efecto, muchas
personas dejan suspendidos muchos deseos, como el de libertad, por mantener la
estabilidad y la seguridad. Visto así, muchas veces las necesidades de
seguridad pasan a adquirir un papel muy importante cuando no son satisfechas de
forma adecuada hasta el punto de que, según muchos expertos, “la mayoría de las
personas no pueden ir más allá del nivel de seguridad en la escala de
satisfacción de necesidades”, lo que se ve en la necesidad que tienen muchas
personas de prepararse para el futuro y sus circunstancias desconocidas.
· Necesidades
de aceptación social (amor, afecto y pertenencia): cuando las necesidades
de seguridad y de bienestar fisiológico están medianamente satisfechas, la
siguiente clase de necesidades contiene el amor, el afecto y la pertenencia o
afiliación a un cierto grupo social y están orientadas, a superar los
sentimientos de soledad y alienación. En la vida diaria, estas necesidades se
presentan continuamente cuando el ser humano muestra deseos de casarse, de tener
una familia, de ser parte de una comunidad, de ser miembro de una confesión o
simplemente asistir a un club social. La
existencia de esta necesidad está subordinada a la satisfacción de las
necesidades fisiológicas y de seguridad. Por otra parte, debe de tenerse muy en
cuenta que las condiciones de la vida moderna, en la cual el individualismo y
la falta de interacción son un patrón de vida, la mayoría de las veces no
permiten la expresión de estas necesidades.
· Necesidades
de autoestima: cuando las tres primeras clases de necesidades están
medianamente satisfechas, surgen las llamadas necesidades de estima orientadas
hacia la autoestima, el reconocimiento hacia la persona, el logro particular y
el respeto hacia los demás; al satisfacer estas necesidades, las personas se
sienten seguras de sí misma y valiosas dentro de una sociedad; cuando estas necesidades
no son satisfechas, las personas se sienten inferiores y sin valor. En este
particular, Maslow señaló dos necesidades de estima: una inferior que incluye el respeto de los demás, la necesidad de
estatus, fama, gloria, reconocimiento, atención, reputación, y dignidad; y otra
superior, que determina la necesidad
de respeto de sí mismo, incluyendo sentimientos como confianza, competencia,
logro, maestría, independencia y libertad. La
cruda realidad nos dice que las necesidades de autoestima son generalmente
desarrolladas por las personas que poseen una situación económica cómoda, por
lo que han podido satisfacer plenamente sus necesidades inferiores en la pirámide.
Es curioso constatar que las necesidades de “estimación del otro” se suelen
alcanzar antes que las de estimación propia, pues generalmente ésta depende de
la influencia del medio externo.
· Necesidades
de autorrealización: son las más elevadas y se hallan en la cima de la
jerarquía; Maslow describe la autorrealización como la necesidad de una persona
para ser y hacer lo que esa persona "nació para hacer", es decir, es
el cumplimiento del potencial personal a través de una actividad específica; de
esta forma una persona que está inspirada para la música debe hacer música, un
artista debe pintar, y un poeta debe escribir, y hacerlo bien, y sufren tensión
si no lo hacen o no lo hacen bien. Las necesidades de autorrealización son
únicas y cambiantes, dependiendo del individuo. Este tipo de necesidades están
ligadas con la necesidad de satisfacer la naturaleza individual y con el cumplimiento
del potencial de crecimiento. Para poder
satisfacer la necesidad de autorrealización, es necesario tener la libertad de
hacer lo que uno quiera hacer. Visto así, no puede haber restricciones puestas
por uno mismo ni tampoco puestas por el medio.
Dentro
de las necesidades de autorrealización algunos autores[1] incluyen
la necesidad de trascendencia, que tienen como objetivo promover una
causa más allá de sí mismo y experimentar una comunión fuera de los
límites del yo; esto puede implicar el servicio hacia otras personas o grupos,
la devoción a un ideal o a una causa, la fe religiosa, la búsqueda de la
ciencia y la unión con lo divino. Es decir, de alguna forma, las necesidades de
trascendencia son aquellas que están asociadas con el sentido de la comunidad, expresado
a través de la necesidad de contribuir con la humanidad, yendo más allá de uno.
Muchas veces, las personas dejan de lado
las necesidades de desarrollo personal para poder contribuir a la sociedad, en
este sentido se podría decir que hay una necesidad altruista, la cual muchas
veces se superpone a las inferiores, por la misma razón este sería un estado de
motivación que superaría al de la autorrealización.
Fuera de la pirámide
Además
de las necesidades descritas, Maslow también identificó posteriormente otras categorías de necesidades que incluyó al
mismo nivel que las fisiológicas dando origen a una rectificación de la
jerarquía de necesidades pese a que se sigue usando la pirámide original.
La caracterización de estas nuevas necesidades
es:
· Necesidades
cognitivas, de saber y comprender: están asociadas al deseo de conocer que
tiene la gran mayoría de las personas; cosas como resolver misterios, ser
curioso e investigar actividades diversas. Parece
fuera de duda que estas necesidades serían derivaciones de las necesidades
básicas, expresándose en la forma de deseo de saber las causas de las cosas y
de reconocerse pasivo frente al mundo, destacando que este tipo de necesidad es
muy importante para adaptarse a las cinco necesidades antes descritas.
· Necesidades
estéticas: están relacionadas con el deseo del orden y de la belleza e
incluyen: necesidad por el orden, necesidades por la simetría, la necesidad de
llenar los espacios en las situaciones mal estructuradas, la necesidad de
aliviar la tensión producida por las situaciones inconclusas y la necesidad de
estructurar los hechos. No son
universales, pero al menos ciertos grupos de personas en todas las culturas
parecen estar motivadas por la necesidad de belleza exterior y de experiencias
estéticas gratificantes.
Conclusiones inconclusas
La
Teoría de la Jerarquía de las Necesidades según Maslow, implica el que se den
los siguientes presupuestos:
-
Solo cuando un nivel inferior de necesidades ha sido
satisfecho adecuadamente, es cuando es posible que el nivel inmediatamente más elevado
surja, en el comportamiento de la persona, es decir; cuando una necesidad de
nivel más bajo es atendida, es cuando deja de ser motivadora del
comportamiento, dando oportunidad para que surja, la del nivel más alto y esta
se pueda desarrollar.
-
No todas las personas logran llegar a la cima de la
pirámide, algunas personas, por circunstancias de la vida, pueden llegan a
preocuparse por las necesidades de autorrealización y otras se quedan en los
niveles más bajos, sin que consigan satisfacer los niveles inferiores.
-
Cuando las necesidades de niveles bajos son
satisfechas, comienzan a aparecer y predominar las de los niveles más altos,
pero si una de las de abajo vuelve aparecer, genera tensión en el organismo[2].
La necesidad que en determinado momento domine, es la que automáticamente
tenderá a organizar y movilizar las fuerzas del organismo, con el objeto de
atenderla.
-
Toda persona posee siempre más de una motivación.
Todos los niveles actúan conjuntamente en el organismo y dominan las
necesidades más elevadas sobre las más bajas, siempre que estas se hayan
satisfecho o atendido adecuadamente. Su efecto sobre el organismo es siempre
global y de conjunto y nunca aislado.
-
Cualquier comportamiento motivado es como un canal
por el cual muchas necesidades fundamentales pueden ser expresadas o
satisfechas conjuntamente.
-
Cualquier posibilidad de frustración de la
satisfacción de ciertas necesidades, se considera una amenaza psicológica y
estas amenazas son las que producen las reacciones generales de emergencia en
el comportamiento humano.
Por otra parte, y según Mark E. Koltko-Rivera[3],
la versión rectificada de la jerarquía de necesidades de Maslow tiene varias
implicaciones importantes para la teoría y la investigación en la personalidad
y la psicología social; estas consecuencias incluyen enfoques más amplios para:
· Las concepciones personales y culturales de la
finalidad de la vida.
· Las bases motivacionales de la conducta altruista,
el progreso social, y la sabiduría.
· El terrorismo suicida y la violencia religiosa.
· La integración de la psicología con la religión y
la espiritualidad en la personalidad y la psicología social.
No
son de importancia menor estos cambios, que ponen de manifiesto la maleabilidad
de las personas, individualmente o en grupo, para forzar un generalmente
inadvertido cambio en el orden jerárquico de las necesidades. Basta, por
ejemplo, con ocultar o minimizar que una de las necesidades básicas está siendo
desatendida por quien podía ayudar a cubrirla y, en su lugar, acudir al sentido
colectivo presentando como prioritaria otra necesidad claramente de un nivel
superior (y externa a la persona), o culpar a un tercero de la falta de
atención de la primera o de que ese tercero instiga un ataque pata impedirlo,
para que se revierta el orden y se actúe, no en beneficio de la persona y del
grupo, sino de los intereses de quien promueve este cambio perverso. Esa
perversión responde, por ejemplo, a la evidencia de las multitudes, frecuentemente
de personas con carencias evidentes en sus necesidades básicas que defienden la
satisfacción de una necesidad que ni es la suya ni, muchas veces, la colectiva,
invirtiendo sin saberlo, de forma interesada para otros el orden de la pirámide.
¿Ejemplos?
Numerosos en todos los ámbitos. Sólo uno en estas líneas: apelar al sentimiento
patriótico (a falta de saber exactamente a qué se refieren con él)
prescindiendo de que necesidades como el sustento, el trabajo, la vivienda...
no sólo no están cubiertos, sino que están siendo agredidos impunemente, todo
ello en una perversa manipulación de la necesidad de trascendencia.
Finalmente,
volviendo a teoría, es necesario destacar que la “Teoría de la Motivación Humana”,
con su jerarquía de necesidades y factores motivacionales así como las
siguientes investigaciones de Maslow en el área de las necesidades humanas, es
parte del paradigma humanista, para el cual el logro máximo de la autorrealización
en todos los aspectos de la personalidad debería ser parte fundamental del
sistema (señal de que los demás niveles estarían cubiertos).
[1] Entre
otros, Feist op.cit
[2] Hemos de
pensar, además, que la percepción de necesidad no es un standard fijo e
inamovible para todos los sujetos, sino que pueden producirse diferencias
significativas en determinados individuos. Por ejemplo, el sexo, admitido generalmente
como una necesidad básica, hay autores que lo mantienen en el tercer nivel y no
en el primero por su componente de relación interpersonal o social
confundiéndolo, a nuestro entender, con el amor que sí queda encuadrado sin
ninguna duda en este nivel.
[3] En su artículo publicado en la Review of
General Psychology de la American Psychological Association, Vol. 10, nº 4 de
2006 y de nombre larguísimo (Rediscovering the Later Version of Maslow’s Hierarchy
of Needs: Self-Transcendence and Opportunities for Theory, Research, and
Unification – Redescubriendo la última
versión de la jerarquía de necesidades de Maslow: autotrascendencia y
oportunidades para la teoría, investigación y unificación)
[1] Hoy día
son incontables los libros de autoayuda que, sin citarlo, beben en las fuentes
de Maslow.
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