miércoles, 28 de diciembre de 2011

Resumen del año

Tradicionalmente, los últimos días del año se dedican a analizar lo que nos han deparado los últimos 365 días, a hacer acto de reflexión de hechos, intenciones y actitudes, y, cómo no, de asumir los nuevos (?) propósitos de mejora que, con suerte, mantienen su vigencia hasta el día de Reyes.
El problema es que, desde hace unos años, el análisis se centra en la malhadada crisis, en la confusión que genera, y en la dificultad de establecer propósitos de mejora sobre algo que no acaba de conocerse, Es, como decía el recientemente desaparecido intelectual italiano Giorgio Bocca, "una crisis de la cual nadie sabe nada, que nadie sabe con exactitud cómo empezó ni cómo acabará; nunca en la historia de la humanidad  se había llegado a una oscuridad de esta naturaleza".
Y si se saben las razones, aún peor. Valga una anécdota, como se dice en estos casos, real como la vida misma: un empleado de IBM, Ed Thorp, publicó en 1962 el libro "Beat the dealer" (Vence a la banca) en el que divulgaba un modelo estadístico de conteo de cartas para vencer en el blackjack. Pase que la obra se convirtiera en el libro de cabecera en lo concerniente a juegos de azar; lo que es más difícil de digerir es que se retocara para transformarse en "Beat the markets" (Vence a los mercados) y sirviera de base a Fischer Black y Myron Scholes para promulgar precisamente la conocida como fórmula Black-Scholes, utilizada en Wall Street para poner precio a los derivados financieros.
Es decir, los mercados gobernados por las leyes del azar...
Ed Thorp

Cuando se le preguntó a Ed Thorp si se sentía algo culpable por haber contribuido a crear mecanismos que habían desembocado en la mayor crisis financiera en mucho tiempo, su respuesta fue que el problema no eran los derivados en sí mismos, sino la falta de regulación sobre ellos.
Acabáramos. Algo así (pero diferente, naturalmente) sobre los prejuicios de Einstein por la utilización bélica de la energía nuclear.... a posteriori.
Por todo ello, más allá de propósitos personales (que también) hay que reafirmarse en pedir al nuevo año toneladas de sentido común a quienes mueven el cotarro político y económico-financiero, promoviendo que quienes se han enriquecido sobre la ausencia de regulación contribuyan parcialmente a salir del marasmo. Y no es utopía.
Lo dicho, muy feliz año 2012

lunes, 26 de diciembre de 2011

La Nochebuena se viene...

... la Nochebuena se va, y nosotros nos iremos y no volveremos más"
Eso dice el conocido villancico y no parece lugar como para cuestionar una verdad tan evidente.
Llevamos un tiempo intentando vislumbrar la salida al túnel en el que estamos sumidos desde hace ya cuatro años pero casi siempre sin acabar de admitir que el paisaje que encontremos será marcadamente diferente del que dejamos al inicio y que, como dice el villancico, "no volverá más". Deben de acometerse demasiados cambios en lo económico, en lo social, en las leyes que nos rigen, en las políticas de cada país, como para no darse cuenta de que, efectivamente, habrá un antes y un después. ¿Peor? No necesariamente. Si en épocas mucho más difíciles globalmente que la actual  fuimos capaces entre todos de capear el temporal y sentar unas bases (que se dieron en llamar "del bienestar") sólidas, no hay motivos objetivos para pensar que el cambio tenga que ir a peor.

Posiblemente la clave esté en la forma de tripular ese cambio. Por eso, ahora que estamos en época de expresar buenos deseos, y pasada la primera oleada de la Navidad, hay que desear fervientemente que, a partir YA del año que empieza, y entre muchas otras cosas:

- que acabe la esquizofrenia de los "mercados"
- que se instale la firmeza en las agencias de calificación (o castigan el rigor presupuestario o castigan la política de inversión, pero no ambas cosas a la vez)
- que se ilumine el juicio de todos los gobiernos (la solución no es SOLO el recorte presupuestario)
- que se aborde con tino la necesaria reforma laboral
- que no se criminalice (pero tampoco se santifique innecesariamente) al funcionariado
- que no se instale la política de tirar la piedra y esconder la mano en los agentes sociales y seamos capaces de colaborar todos en la salida del túnel.
- ....

Se puede salir, demagogias aparte.... sin olvidar el papel de China en la economía..
FELIZ Y PROVECHOSO 2012