miércoles, 10 de agosto de 2022

Música clásica en versión pop.


 La música que llamamos clásica siempre ha sido una compañera fuertemente inspiradora para los pioneros del rock, especialmente del conocido como sinfónico o progresivo, aunque no es menos cierto que famosos compositores bebieron del folclore del pueblo para sus obras; grupos como Procol Harum o The Moody Blues -éstos especialmente- a menudo arroparon sus novedosas propuestas musicales con elementos procedentes de la música culta1. Si el disco “Days of Future Passed”, de esta última formación británica, nace como un intento de llevar al ámbito del rock la novena sinfonía, la deEl Nuevo Mundo”, de Dvorak, la canción a la que hoy queremos dedicarnos, “Rain and tears”, del grupo Aphrodite’s Child, es una adaptación del “Canon en re mayor” del músico barroco alemán Johann Pachelbel. Precisamente el Canon de Pachelbel pasa por ser la pieza de música clásica más “inspiradora”, abarcando desde Los Pop Tops, nuestros Alejandro Sanz, Álex Ubago o Rosana a The Beatles u otras figuras mundiales consagradas, como lo demuestra Rainer Hersch, que conduce un popurrí de canciones basadas en el mítico Canon. 


 Esta versión pop-rock
del Canon a la que nos referimos fue arreglada por el músico griego recientemente desaparecido Evangelos Odysseas Papathanassiou, más conocido como Vangelis, un autor muy importante en la historia del rock progresivo, la música electrónica y la new age, que tiene en su haber bandas sonoras de películas tan populares como “Carros de Fuego”, “Blade Runner” o “1492: La Conquista del Paraíso”, auxiliado en la letra por el joven francés de origen ruso Boris Bergman (que años más tarde se hará muy famoso por ser el autor de las mejores canciones de la gran estrella rock francesa, Bashung, fallecido en 2009). El tema fue un éxito a nivel mundial y alcanzó el primer lugar en ventas en países como Bélgica, Italia, Francia y Nueva Zelanda, llegando al segundo puesto en Noruega, Suiza y Holanda. Incluso se puede encontrar por Youtube una versión en castellano, con el nombre de “Lluvia y lágrimas”, que hizo el hoy olvidado grupo ferrolano Los Sprinters antes de convertirse en los años setenta en el conjunto de acompañamiento del cantante Andrés Do Barro.


U
n poco de historia, que nunca viene mal, sobre el grupo. En 1967, Evangelos Odysseas Papathanassiou –Vangelis– y Artémios Ventouris Roussos –Demis Roussos– eran dos músicos con cierta popularidad en su país, el primero como teclista de The Formynx, el segundo como bajista y vocalista de The Idols. Cuando se conocen forman una nueva banda, a la que bautizarán como Aphrodite’s Child, con la incorporación de Loukas Sideras a la batería y Anargyros Koulouris (del que nunca más se supo) a la guitarra, con la intención de despegar y cosechar el éxito. Pero aquel año irrumpe en escena en Grecia otro personaje, Geórgios Papadópoulos, con más ganas de protagonismo aún. Es coronel del ejército y el 21 de abril, con la ayuda de algunos descerebrados de mismo rango, se hace con el país. Las dictaduras, se llamen como se llamen, no son muy amigas de los intelectuales y artistas en general, así que el grupo decide marcharse a Inglaterra para intentarlo. Pero cuando tratan de embarcar desde la costa francesa, las aduanas inglesas les impiden el paso, aduciendo falta de visado, aunque las malas lenguas opinan que en aquella época, estando Francia socialmente hirviendo, Inglaterra no quería más alborotadores en sus tierras pese a que con su pinta de hippies barbudos, nadie se creería que los cuatro músicos pudieran levantar adoquines e incendiar lecheras. Inesperadamente bloqueados en la frontera, deciden quedarse en Francia y enseguida se dirigen a las discográficas firmando un contrato de seis años como Aphrodite’s Child. Como no venían de Grecia con las manos vacías, el último día antes de la huelga general en Francia, terminan de grabar su primer álbum, End of The World, que contiene el mega hit objeto de estas líneas Rain And Tears. Y la canción, estuvo de inmediato en todas las radios y estuvo encabezando las listas de ventas de bastantes países europeos.

El año siguiente publican el segundo álbum, It’s Five O’Clock, del que se extrae el single homónimo, que les consagra como súper estrellas pop. El éxito les obliga a estar continuamente de gira por Europa, cosa que no gusta nada a Vangelis. En paralelo, la discográfica pide cada vez más canciones pop parecidas, quiere aprovechar el filón. Pero Vangelis no lo ve así, él quiere investigar sonidos experimentales, conceptos musicales y empieza a componer su obra más ambiciosa, basada en el Apocalipsis según San Juan sacada del nuevo testamento. Dos años de trabajo para el disco más famoso de la banda, más conceptual y progresivo, un doble disco llamado 666, el nombre/número de la bestia, que se publica el mismo día que se estrena la comedia musical Jesus Christ Superstar. A pesar de la osadía del proyecto, el disco conoce un gran éxito de ventas. En la cara 1 del disco 2, se encuentra la canción Infinity, interpretada por una invitada de honor, Irene Papas, la gran actriz griega, también “auto expulsada” de su país. Más de 5 minutos de percusiones hipnóticas con la voz firme de Irene Papas pronunciando en un interminable bucle orgásmico la frase “I was, I am, I am to come”. Este tema (¡siempre la censura!) hará que el disco estuviera prohibido en algunos países europeos, como España. Este disco será el último de Aphrodite’s Child, que se disolvió en 1972. Posteriormente Vangelis y Demis Roussos colaborarán, en especial en la mítica banda sonora de la película Blade Runner, aunque Roussos no figure en los créditos. Y, para acabar, otro guiño, con los Pop Tops, a la "inspiración" en el Canon.

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1Al rock progresivo también se le suele llamar rock sinfónico, de hecho las primeras manifestaciones de este estilo musical estaban repletas de orquestaciones y elementos característicos de la música clásica, aportaciones que, a medida que avanzamos en la década de los setenta, van difuminándose en beneficio de la experimentalidad, los nuevos sonidos y la calidad instrumental. No obstante, estas influencias procedentes de la música culta no llegaron a perderse y, ya en los años ochenta, hubo todo un movimiento de acercamiento a lo clásico, tanto desde el progresivo como desde el heavy metal. Algunos expertos musicales suelen datar este fenómeno en el año 1967, cuando aparece el tema de Procol Harum «A Whiter Shade of Pale» y, sobre todo, el segundo trabajo de la banda británica The Moody Blues, titulado «Days of Future Passed», un álbum clave en la historia de la música rock, un álbum conceptual en el que se relata el transcurrir de un día desde el alba hasta la noche. Además de los instrumentos habituales del grupo, también intervino la London Festival Orchesta, dirigida por Peter Knight, no como un simple acompañamiento sino como una parte más del discurso musical. De esta manera, convirtieron el encargo de la casa discográfica de hacer una versión rock de la sinfonía «El Nuevo Mundo» de Antonin Dvorak, en una obra totalmente diferente, con personalidad propia que, probablemente, se convirtió en la obra fundadora de un nuevo estilo musical: el rock sinfónico. Su tema más conocido, con el que se cerraba el día: «Nights in White Satin», es una balada romántica imprescindible en cualquier recopilación que se precie.


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