José Martínez Ruíz "Azorín" |
Y son esos pequeñas cosas, esos pequeños detalles aislados, los que nos ayudan a entender el alcance real de esta crisis y la futilidad de las medidas que nos sacuden. Recordemos: en virtud de esta sacrosanta austeridad pregonada como receta suprema para bordear la crisis, asistimos a un desmontaje sistemático de un estado "del bienestar" instado por los gobiernos y jaleado por insignes expertos que, casualmente, casi siempre son afines o, directamente, integrantes de los Think Tanks de los respectivos gobiernos. Y se nos vende como "o esto o el apocalipsis".
Pero, como uno es de la vieja escuela y tiene la funesta manía de pensar (aún a riesgo de equivocarse), se le ocurre analizar comparativamente un par de sueltos de las páginas salmón de la prensa y encuentra, por ejemplo:
1.- Grecia busca la aceptación por los inversores privados de la oferta que ha lanzado para el canje de sus bonos soberanos . No se conoce lo que harán los hedge funds implicados, pero las todopoderosas agencias de calificación ya han dicho que el canje está propuesto bajo presión y se preparan para decretar la fallida de Grecia en cuanto se ejecute. Ante esto, los hedge funds ya han anunciado que si se les obliga a aceptar el canje, pedirán automáticamente cobrar los seguros que amparaban originalmente las inversiones.
2. - Nuestro ministro De Guindos se reune hoy en New York (¿será un desayuno "europeo" o un almuerzo "americano"?) con los gestores de diferentes fondos especulativos para explicarles las bondades de las reformas emprendidas por el gobierno de mayoría absoluta de España. Entre los asistentes, se ha anunciado que estará John Paulson, que ganó miles de millones de dólares con el estallido del mercado inmobiliario y de las hipotecas basura en Estados Unidos. Lo dicho, ¿quien manda en todo este embrollo? ¿los gobiernos o "los mercados"? ¿Qué se busca, el bien común o la rentabilidad de unos cuantos?
3.- Esas reformas que defenderá hoy en New York el señor De Guindos están siendo asumidas como única solución a la crisis, y la correspondiente austeridad salvaje como peaje a pagar por la ciudadanía; las críticas a la reforma están siendo descalificadas como "marxistas" "irreales", "de sindicalistas con el norte perdido" y similares lindezas. Lástima que esos defensores de los recortes no lean, entre otros, a Paul Krugman, premio Nobel de Economía y poco sospechoso de marxista cuando afirma que "La doctrina afirmaba que los efectos negativos directos que los recortes del gasto tendrían para el desempleo se vería contrarrestados por los cambios en la confianza, que las reducciones salvajes del gasto llevarían a un aumento repentino del gasto de los consumidores y de las empresas, mientras que los países que no efectuaran recortes vería huídas de capìtal y unos tipos de interés por las nubes". No deja de resultar curioso que los países que no han basado su estrategia ante la crisis en políticas de austeridad espartana (Japón y Estados Unidos entre otros) han recuperado el índice de PIB anterior al estallido de la crisis.
4.- Es un hecho que los efectos depresivos de la austeridad impuesta se han visto incrementados por la caída del gasto privado, tanto consumo como pequeña inversión. No cabe, pues, sino acabar citando nuevamente a Krugman: "Es hora de dejar atrás las creencias imaginarias sobre las virtudes de la austeridad en una economía deprimida"
Sin más comentarios.
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