El dato en sí es que el absentismo a las aulas duplica con creces el porcentaje que registran los países equivalentes de nuestro entorno, y eso, en opinión de los analistas, obedece a dos motivos fundamentales:
- el progresivo deterioro social que está provocando la crisis económica, llegando a la desestructuración de muchos núcleos familiares cuyo objetivo es la mera subsistencia, en una pendiente en la que la educación pasa a un claro segundo término
-la falta de alicientes para el estudiante que ve "en el ambiente" que hay muchas posibilidades de que su esfuerzo, traducido en una titulación, no sea la llave para acceder a una mínima estabilidad y autonomía representadas por un puesto de trabajo digno en el que aplicar todo lo aprendido y ser útil a la sociedad.
En nuestra opinión, ambos motivos son lacerantes, pero, si nos detenemos a pensar, el que es realmente preocupante para el futuro del país es el segundo, dando por sentado que el primero puede entenderse como coyuntural y que puede dársele la vuelta con la mejora económica anhelada.
Para analizar brevemente el alcance del segundo imaginémonos como estudiantes que planean su futuro profesional. ¿Humanidades? Sin salida, hasta el punto de que están despareciendo de los itinerarios curriculares. ¿Ciencias? No hay presupuestos destinados a investigación, con lo que la salido profesional es inviable. ¿Carreras técnicas? Se ha menospreciado la industria y hoy no hay una red fuerte que garantice un mínimo potencial de desarrollo. ¿Leyes? ¿Arquitectura? ¿Turismo? ¿Informática?.... No hay ni un solo sector que pueda erigirse hoy en correa de transmisión entre formación/educación y empleo, pese a lo que diga la publicidad oficial. Otro camino para el estudiante es convertirse en emprendedor, pero el primer escollo (y no son teorías) es el desconocimiento del "hacia dónde se pretende que vaya el país", preocupados unos y otros en la obscena lucha por lograr y/o conservar unos votos y sin tener una idea sólida de país, haciendo girar la educación (y el posterior enfoque de tejido empresarial) al viento de la veleta de la ideología dominante en el gobierno de cada momento.
Y así pasa que en todos los tests que se hace en nuestro país, tanto en temas educativos como en productivos, vamos cosechando uno tras otro, sonoros suspensos y toques de atención para los que, dicho sea de paso, nadie se siente concernido ni tiene la decencia de admitir su error y dimitir.
Seamos serios. Ideologías aparte, mientras no haya un idea de futuro común de país ni se podrá diseñar una educación efectiva y positiva ni, lo que es peor, tejer las redes empresariales, de industria, comercio y servicios, que sustenten el entramado del crecimiento del país. Hasta entonces iremos suspendiendo la calidad educativa, la comprensión lectora, el absentismo.....y el PIB, la competitividad, y cuantos indicadores se usen para medirnos o compararnos con otros
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