jueves, 6 de febrero de 2014

¿Quién mueve los hilos de la corrupción?

En los años 90 del pasado siglo se produjo la serie de películas de terror que, bajo el nombre genérico de The Puppet Masters (en España se llamó "Los muñecos asesinos") narraba las andanzas de un titiritero, Andre Toulon, que descubre el secreto de la vida haciendo que sus marionetas cobren vida y maten a cualquiera que se les cruce en su camino.
La saga tuvo un éxito inmediato desde la primera película, hasta el punto de  que desde el año 2005 se viene anunciando el rodaje de su continuación en forma de serie televisiva.
Y es que eso de mover los hilos para conseguir que otros hagan (consciente o inconscientemente) lo que tú quieres que hagan, como si fueran marionetas no deja de tener su atractivo. Lo malo es que este escenario es mucho más habitual de lo que nos pueda parecer al común de los mortales.

Con la que está cayendo en nuestro país en el submundo de la corrupción, extendida cada día más como una mancha de aceite en el agua clara, viene a cuento recordar un libro del año 2011, escrito por un equipo de expertos dirigido por Emile van der Does de Willebois, especialista jefe del sector financiero del Banco Mundial y que tiene el sugerente título, mira por donde, de The Puppet Masters.

Ya el subtítulo, Alguien mueve los hilos Cómo los corruptos utilizan las estructuras legales para ocultar bienes robados y qué hacer al respecto ” da alguna pista acerca del contenido, que examina los vínculos de la corrupción a gran escala, por parte de funcionarios públicos de alto nivel y el ocultamiento de activos robados a través de empresas fantasmas, fundaciones y fideicomisos. 

El trabajo, del que no tenemos noticia de que haya edición en castellano, es obra de Stolen Asset Recovery Initiative (StAR, Iniciativa para la Recuperación de Activos Robados en nuestro idioma), una asociación creada por el Banco Mundial y la United Nations Office on Drugs and Crime (UNODC u Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito ONUDD). 
Revela el estudio que la  mayoría de los casos de corrupción de gran escala involucra el uso de entidades jurídicas para ocultar la titularidad y el control de las ganancias procedentes de actos de corrupción. En este marco, los autores estiman que las autoridades deberían tomar medidas para mejorar la transparencia, con el objetivo de reducir las oportunidades para cometer el delito, enfatizando en la importancia de que "los Gobiernos mejoren tanto la transparencia de sus entidades jurídicas y acuerdos, como también el cumplimiento de las leyes”.
El libro revela cómo funcionarios públicos corruptos y sus asociados ocultan su conexión con fondos mal habidos, aprovechando vacíos legales e institucionales que permiten su anonimato en empresas, fundaciones y fideicomisos. También enumera los obstáculos en la investigación y el establecimiento del origen y titularidad de los bienes robados: la dificultad de identificar donde operan las entidades jurídicas y con quienes tienen relaciones de negocios, la falta de acceso a la información sobre los beneficiarios y el uso de estructuras empresariales complejas y constituidas en múltiples jurisdicciones.

El documento se basa en una investigación que incluye el análisis de 150 casos de corrupción a gran escala y en un examen de las prácticas de 40 jurisdicciones y sus registros de empresas en materia de recolección, actualización y entrega de acceso a la información de la titularidad de los beneficiarios de las entidades legales. También se basa en las experiencias de más de 77 expertos en 33 jurisdicciones que trabajan en la investigación del uso indebido de las estructuras legales transnacionales.
Se parte de la base de que la creación de una persona jurídica, que tiende a ser un proceso simple y directo, sobre todo en los centros financieros del mundo, “en su conjunto es una buena cosa: Los impedimentos para la libre empresa deben ser mínimos. Pero el hecho de limitar la responsabilidad en empresas no debería permitir que se esconda  la identidad: las personas que hacen negocios y las autoridades deben ser conscientes de que están tratando con una persona real, no sólo un producto nacido de una pedazo de papel. Pero tal transparencia no es siempre la norma, y ahí es donde los problemas pueden comenzar. Prácticamente todos los casos de corrupción a gran escala implican una sociedad, fideicomiso o fundación (“vehículos de empresa” en la terminología del informe) que ha sido creado para ocultar la identidad del beneficiario efectivo".


El estudio cita algunos casos concretos como ejemplo en los que, en general concurren entidades ubicadas en paraísos fiscales, aunque la lista de casos es interminable, y están basados en un  sistema que permite la participación de los "vehículos de empresa" en el  tráfico económico, sin insistir en la transparencia de quienes la  conducen, lo que permite la continuación de ese tipo de corrupción.
Es evidente que los instrumentos destinados a facilitar la actividad empresarial, fomentar la caridad o limitar la responsabilidad también se pueden usar para fines ilegales. ¿Cómo podemos luchar contra esto y garantizar la transparencia adecuada? Todos sabemos que una marioneta sólo puede bailar si alguien está tirando de las cuerdas. De ello se desprende que la identificación del marionetero detrás de tales esquemas de corrupción es un paso crucial. ¿Cómo hacemos eso? “Nuestro informe recomienda que los gobiernos persigan varias líneas de ataque para hacer frente a este problema. En primer lugar, los gobiernos deben analizar la situación de su país para determinar qué entidades, instituciones o sectores son utilizados más a menudo y cómo  debe hacerse pública.esta  información, y, en lo relativo  a las empresas, bancos, asesores legales, contables, debe realizarse una debida diligencia cuando se establece una relación de negocios y averiguar quién mueve los hilos", decía en la presentación el Sr. van der Does. 

El estudio apuntaba alguna recomendación que, vistas desde hoy, con la perspectiva histórica del análisis de la corrupdción declarada (y no atajada) estos años, son de simple sentido común, pero que no nos resistimos a resumir
  • Los gobiernos deben adoptar una estrategia para combatir el uso indebido de las empresas y fundaciones para ocultar fondos mal obtenidos, que debe identificar qué tipos de empresas se están utilizando dentro del país.
  • Todos los proveedores de servicios financieros, servicios administrativos y empresariales deben recopilar información suficiente sobre el beneficiario real de la empresa y vigilar permanentemente si esta información es correcta y actualizada.
  • Todos los registros corporativos deben proporcionar un nivel mínimo de información sobre las entidades registradas. Como mínimo, debe incluir información sobre los accionistas, socios y directores , así como los antecedentes históricos .
  • Los gobiernos deben fortalecer las habilidades y la capacidad de investigación dotando para ello de los recursos necesarios, tanto humanos como técnicos, a las unidades de investigación. 
La pregunta es, como siempre en estos casos, ¿por qué, al parecer, se han obviado estas simples pautas?

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