lunes, 31 de marzo de 2014

La marihuana como indicador de confusión



Es noticia estos días la autorización en dos de los Estados Unidos de América, concretamente en los de Washington y Colorado, de la marihuana para uso recreativo, además de la veintena de Estados que han promulgado leyes que legalizan total o parcialmente su uso con fines terapéuticos. Eso no es obstáculo para que la marihuana siga siendo una droga ilegal designada como tal en la Ley del año 1970 que se ocupa de tales productos (Controlled Substances Act)
Esa paradoja conduce a una situación chocante: por una parte nos encontramos ante una industria, la de la marihuana, en auge, con ingresos de miles de millones de dólares, una amplia base de clientes, y proyecciones de gran crecimiento, pero por otra, es también una industria cuyas empresas no pueden encontrar un banco con el que operar abiertamente ya que los fondos que obtiene en la comercialización son esencialmente intocables para las entidades financieras del país debido a los conflictos entre la citada legalización en los distintos estados y las leyes federales anti blanqueo de capitales que pueden dar lugar a enormes multas para la entidad y sentencias de hasta 20 años de prisión para las personas que fueran condenadas.. Hay que recordar que de acuerdo con la legislación federal, (Título 18, Código de EEUU Sec. 1956), "realizar transacciones con el producto de la venta de sustancias controladas, o mover las ganancias a nivel internacional, se considera una “actividad ilegal” y un delito “subyacente” que puede desatar una investigación por blanqueo de capitales". Por cierto que la parte resaltada en negrita evidencia que este dilema bien se puede trasladar a otros países y jurisdicciones que han legalizado parcial o totalmente el mercado de la marihuana, ya sea para fines medicinales o recreativos.

Es cierto que el debate sobre la oportunidad de legalizar o no este producto sigue muy vivo (hay que tener en cuenta que en la inclusión de la marihuana como droga ilegal, en su día, se debió en parte a la enorme presión de las industria farmacéutica para favorecer la venta de sus compuestos químicos alternativos) y así,
desde que California despenalizó la marihuana medicinal en 1996, los esfuerzos para su completa legalización han crecido en todo EEUU y la fabricación y comercialización de la marihuana medicinal y recreativa ya ha inyectado millones de dólares en las economías estatales, y se prevé que las ganancias crecerán rápidamente. A medida que crecen las ganancias, los inversionistas analizan con interés el sector, a pesar de los riesgos.
 Valga como ejemplo del auge de esta industria que ArcView Group, una red de inversionistas con sede en San Francisco, predice que la industria de la marihuana legal en EEUU crecerá a un valor neto de 2.340 millones de dólares. Con una tasa de crecimiento estimada del 64% para el 2014, el mercado de la marihuana está atrayendo cada vez más la atención de los fondos de cobertura y firmas de inversión privada.  Incluso así, esta joven y pujante industria se enfrenta a serios obstáculos legales, y los reguladores y organismos de aplicación de ley se mantienen en silencio en lo que refiere a orientación válida para las entidades financieras, lo que hace que miles de millones de dólares producto de la marihuana legal pueden estar circulando en efectivo. Sin acceso a los servicios financieros, las prácticas comerciales de los dueños de dispensarios de marihuana legales no difieren mucho del submundo del narcotráfico.



Situaciones cono la descrita en Estados Unidos son más frecuentes de lo que cabría suponer en todos los países, en un alarde de ineptitud de algunos poderes públicos que entienden su parcela de responsabilidad como un reino de taifas o, lo que es peor, como un dominio aislado del mundo exterior. Si no es así no se entiende el divorcio cada vez mayor entre la realidad social y la que suelen "vender" desde los poderes, en un ejercicio de insensibilidad que transforma en números estadísticos los clamores legítimos. Como en el caso de la marihuana, resulta chocante y perverso que la realidad (incluso la recogida legalmente) apunte en un sentido y la "imposición superior" la ignore y la castigue, abonando un terreno de confusión en el que nadie acaba ganando nada.

Diferente es otro divorcio, el de las prisas políticas que suelen conducir al caos sin remedio. El ejemplo más clamoroso lo tenemos en la llamada Unión Monetaria alrededor del euro. La idea de implantar una moneda única es buena, sin duda, pero, ¿de verdad nadie se dio cuenta de que antes de su implantación era imprescindible la unión bancaria, financiera y fiscal? Bien, la verdad es que, echando mano de la memoria, sí que se oyeron voces de alerta en ese sentido que fueron rápidamente silenciadas en aras de que el entusiasmo colectivo de los dirigentes políticos no se viera afectado. No es el único caso: la implantación de la "zona Schengen" de movilidad interna de personas dentro de los países de Europa ha saltado por los aires en cuanto se ha admitido que la política está diseñada para los territorios y no para las personas, dando paso sin transición a la expulsión de inmigrantes que, de acuerdo con Schengen no son tales.
Y no hablemos de nuestro amado país, en el que la confusión entre lo social y lo legal (¡ojo! no interpretar "legal" equivalente a "justo") hace notar que las iniciativas alejadas del corsé superior son implanteables cuando no contrarias a leyes de nuevo cuño que, curiosamente, van en contra de ese corsé y se reflejan como meros instrumentos electoralistas teñidos de ideología.
La marihuana como ejemplo: puede ser beneficiosa, puede estar demandada socialmente, puede incluso diseñarse una norma que lo contemple, pero alguien debe ver que es preciso el cambio de corsé para su desarrollo.... y control.

sábado, 29 de marzo de 2014

Elegía al autor de le elegía a Ramón Sijé

Ayer, día 28 de marzo, hizo 72 años de la muerte en la cárcel de Alicante del poeta Miguel Hernández, enfermo y envejecido pese a contar sólo poco más de treinta años.
El hecho de que nuestras autoridades de (in)cultura hayan "rememorado" la fecha con un silencio que resulta clamoroso obliga a pensar que las ideas que defendía el poeta y que lo llevaron a la cárcel, siguen absolutamente vigentes, y que lo que debería ser y entenderse por todos como Cultura (con mayúsculas) está mediatizado por un discurso ideológico que orbita alrededor de un recentralismo totalitario que lleva, primero, al enfrentamiento buscado (y alentado por mor de unas decenas de votos), después al rechazo y, finalmente, al fracaso de la política errática con la que se quiere vestir la iniciativa.

Hora es de que las citadas autoridades reflexionen sobre la evidencia de que la Cultura no debe tener color político y se ha de mantener por encima de las ideologías. Eso, que tan palmario resulta, por ejemplo, en la ciencia (sería impensable por absurdo que un determinado avance tecnológico o científico se asignara en cuanto a su disfrute sólo a la facción política de aquellos que lo han descubierto o investigado), es motivo de un sinfín de problemas en lo que se refiere a la exposición de pensamientos o sentimientos.

De una forma o de otra, queda demostrado que los llamados delitos de opinión no son una rémora de un pasado que sigue presente entre nosotros, y que se usan los instrumentos "legales" (?) para contrarrestarlos. Como si la sensibilidad fuera patrimonio exclusivo de un color político. Un repaso a los nombres y las obras nos enseña que los sentimientos, incluso aquellos que representan una crítica al contrario no tienen por qué tacharse con una marca diferente. Por eso es por lo que resulta mezquino hurtar de reconocimiento público la obra de alguien por el simple hecho de ser políticamente contrario, como sucedió recientemente en el aniversario de la muerte de Machado y ocurre ahora con Miguel Hernández.

Como homenaje a la profundidad de sus versos, valga recordar la dramatizada versión (sin menospreciar otras. por supuesto) que el grrupo Jarcha hizo de su desgarradora Elegía a la muerte de su amigo Ramón Sijé, en la voz de Ángel Corpa.


martes, 25 de marzo de 2014

Un ABC olvidado de la banca

Habría que incluir a modo de sub-entrada la afirmación de que parece que la banca, en esa extraña espiral de sinsentidos con la que nos obsequia, ha perdido tambien la noción de riesgo como debe entenderse, sin permitir identificarlo SOLO con el riesgo hipotecario de las familias.
Una de las causas de que la salida de esta crisis que nos ahoga poco a poco tenga un ritmo mucho más lento del que sería deseable es la falta de financiación a proyectos empresariales, esa queja fundamentada y recurrente de emprendedores y pymes de que "no hay crédito" en la banca para ellos cuando sí que lo hay, por cierto, para grandes organizaciones y para la Administración. No vale ya la excusa pueril de las entidades financieras del altto índice de morosidad, toda vez que éste, que existe, ni es de pymes ni de economías domésticas, sino de megaproyectos ruinosos que en su día tenían una fachada más política y de prestigio (?) que otra cosa.

Quizá sea momento de reflexionar colectivamente sobre lo que es, lo que dejó de ser y lo que nunca debió abandonarse (pese al machacón "España va bien" y "todo vale" que se instauró de manera insensata) en la actividad bancaria.

La esencia de la actividad de las entidades financieras es la toma de riesgos, es decir, que el riesgo es un
componente intrínseco en las mismas, su estudio, administración, las decisiones de inversión de sus activos y la toma de decisiones en general, en la búsqueda de maximizar sus beneficios, que tienen una relación directa con la productividad. Existe una relación directa entre el grado de riesgo asumido por una entidad y el
potencial de beneficios a generar.

Administrar los riesgos de una manera eficiente e integral es fundamental, ya que la correcta identificación,
medición, seguimiento y control de riesgos permite a las entidades optimizar el rendimiento sobre su capital,
ajustado por el nivel de riesgo, optimizar las decisiones relativas a su operativa, prevenir pérdidas y proteger
el capital.
 A raíz de la apertura de los mercados, del aumento del volumen de transacciones y volatilidad de las mismas, el análisis de estrategias de administración de riesgos se hace indispensable para no cargar indebidamente las tintas de las desviaciones en operaciones que son ajenas, como está pasando con el hecho de achacar responsabilidades del marasmo financiero a las hipotecas de las familias .Es necesario que las entidades financieras sean capaces de identificar riesgos genéricos y que cuenten con sistemas de medición, que les permitan conceptualizar, cuantificar y controlar estos riesgos en el ámbito institucional, ya que el objetivo principal de la administración de riesgos es asegurarse que las actividades de operación e inversión de una entidad no exponen a pérdidas que puedan amenazar la viabilidad futura de la misma. La administración integral de riesgos es, en ultima instancia, responsabilidad de la dirección y del consejo de administración, ya que es a éstos niveles a quienes corresponde determinar la dirección estratégica a tomar, así como la tolerancia al riesgo que están dispuestos a asumir.

La administración integral de riesgos, por lo tanto, los modelos de medición de riesgo y sus sistemas de control interno deben ser acordes a las actividades propias de cada entidad.
La alta dirección y el consejo de administración deben tener un flujo de información continua que les permita
estar al tanto de los niveles de riesgo que está asumiendo la institución, adicionalmente se debe llevar a cabo
la evaluación periódica del grado de exposición aceptable para la institución con relación al manejo y medición de riesgos, así como el cumplimiento a los límites establecidos, la existencia de controles internos funcionales y un proceso extensivo de reportes y análisis de riesgos.

La administración integral de riesgos debe incluir:
· La identificación y valuación de los distintos tipos de riesgos.
· El establecimiento de políticas, procedimientos y límites de riesgo.
· Seguimiento e información de posibles desviaciones en los límites establecidos.
· Determinación del capital asignado y de la administración de la cartera de acuerdo con las exigencias legales de capital.
· Guías para el desarrollo de nuevos productos con absoluto rigor en su exposición al riesgo dentro de la
estructura existente.
· Aplicación de nuevos métodos de medición a los productos existentes.

Una entidad no debe aceptar la introducción de un nuevo producto hasta que todo el personal relevante así como la alta dirección tengan un entendimiento profundo del mismo y que éste haya sido integrado a los sistemas de medición y control de riesgo internos. 


Todos los riesgos mayores deben ser medidos explícita y consistentemente e integrarse a un sistema de
medición de riesgos integral de la entidad. Los sistemas y procedimientos deben reconocer que la medición
de riesgos en muchos casos es una aproximación sujeta a variaciones por factores económicos y de mercado, pero esto no quiere decir que, como ha pasado, se traslade el riesgo de un epígrafe nuevo a otro ya tradicional pero ajeno a él..
Una práctica sana de medición de riesgo es mantener identificados de manera continua los cambios en las
condiciones del mercado que pueden afectar negativamente el valor de los activos.
Todas las inversiones en mercados de dinero, capital y productos derivados (fijémonos en que quedan excluidas de estos criterios operaciones tradicionales de préstamo y crédito a particulares, base de la actividad productiva) son diferentes de banco a banco, influenciadas por las diferencias en tamaño, estructura organizacional, sofisticación de los sistemas de control, estrategia, ganancias esperadas, historial
financiero, y la experiencia en cuanto a pérdidas, riesgos y tipos de productos que se están operando. Como
resultado de lo anterior las prácticas, políticas y procedimientos de una entidad en lo que se refiere a la
administración de riesgos integral no necesariamente aplican en otras.

Si al final de estas reflexiones, alguien piensa en el evidente desconocimiento de la actividad bancaria  por parte de ciertos políticos que se encontraron al frente de entidades,o que prescindieron de la prudencia y el saber elementales en la comercialización de productos novedosos cuyo impacto aún colea, como por ejemplo eso que se llamó "preferentes", las conclusiones son de cada uno. Y respetables, por supuesto.

sábado, 22 de marzo de 2014

Corrupción, blanqueo, Crimea,...

La situación en Ucrania y Crimea ha cogido a más de uno con el paso cambiado, y no tiene muy definido si condenar la anexión de la península por Rusia, si maldecir el referéndum entre los rusos que poblaban Crimea (recordemos que cedida hace sesenta años a Ucrania por lo que ahora es Rusia), si es bueno comparar o no con otras reivindicaciones, etc. Lo que parece haber quedado claro es que el deseo o  la voluntad de unas gentes queda siempre supeditada a las decisiones de quien detenta el poder, primero en la cesión del territorio y ahora en la operación de independencia/anexión, y estas decisiones, además. alineadas con el dictado de los mercados.
Por cierto que eso que se viene en llamar "países civilizados" han dado una muestra más de su firmeza ante la celebración y resultado de ese referéndum que sólo tildan de ilegal y han amenazado con estudiar posibles sanciones a Rusia, pero sólo en el caso de que siga anexionándose territorios, no sea que se vaya a enfadar Putin y la liamos, con lo que admiten que eso de las fronteras ni siquiera es cosa de la voluntad de las gentes sino algo artificial e impuesto por los poderes económicos y militares. Es indicativo que incluso en nuestra televisión oficial, tan poco amiga de referéndums o consultas, ya se habla de la "reunificación" de Crimea, y no de "anexión".

De momento lo que no cambia es la evidencia de que la "vulnerabilidad" de las personas ante determinadas tentaciones crece en tiempos confusos, por lo que las auténticas iniciativas, particularmente del tandem EEUU/UE, se concentran en controlar a un número concreto de personalidades el origen de cuyo patrimonio podría verse quizá influenciado por esas aguas revueltas en torno a Ucrania, Crimea, Rusia (con un vistoso historial de fortunas personales surgidas a la sombra del final del régimen comunista), etc. y en ese sentido es llamativo el contenido de la intervención en la 19ª Conferencia anual sobre Lavado de Dinero y Delitos Financieros, celebrada en Florida, EEUU, del 17 al 19 de marzo de este año de la directora de la Red de Investigación de Delitos Financieros (Fincen, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, Jennifer Shasky Calvery.

Tomando como base el caso de Ucrania, en su discurso abordó recomendaciones concretas al hilo de la posición de las llamadas personas con responsabilidades públicas. “Si una institución financiera sabe, sospecha o tiene motivos para sospechar que una operación relacionada con figuras políticas extranjeras involucra fondos derivados de actividades ilícitas, incluyendo el lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo, o cualquier otra violación de la ley o reglamento, si la transacción parece no tener ningún propósito comercial o legal,  tiene un objetivo incompatible con el negocio conocido del cliente, la institución financiera debe presentar un  reporte de actividad sospechosa,  de conformidad con las regulaciones de Fincen”, recordando a las entidades financieras la obligación de realizar un mayor examen de las cuentas de Banca Privada en poder o en nombre de figuras políticas extranjeras, con el objeto de monitorear las transacciones hacia o desde esas cuentas que podrían representar los activos de un  Estado, sustraídos o desviados, producto de sobornos y otros pagos ilegales, fruto de la corrupción pública.

Como si recordara la importancia de la Justicia Universal, coincidiendo con momentos especialmente complejos para ella en España. la Sra. Shasky recordó que en los reglamentos de aplicación de la Ley USA Patriot (texto legal estadounidense promulgado después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 cuyo objetivo es ampliar la capacidad de control del Estado en aras de combatir el terrorismo) también contempla indicadores cuando  las transacciones pueden estar relacionadas con productos de la corrupción extranjera

Recordando también cuestiones que no por obvias y repetidas dejan de ser importantes, expuso que la piedra angular de un programa fuerte de cumplimiento antiblanqueo de capitales es la adopción y aplicación de los controles internos, que incluyen políticas procedimientos y procesos para todos los clientes, en particular  para los que presentan alto riesgo por su actividad o perfil, pese a reconocer la dificultad que entraña a veces la realización de una correcta diligencia debida de conocimiento.

Empeñados en su papel de policía global, al menos en la promulgación de criterios de discusión unificados, hace un año estableció la Fincen un departamento que se erige en "brazo de acción principal para hacer valer nuestra autoridad regulatoria contra las jurisdicciones y entidades financieras que son de preocupación primaria de lavado de dinero, fuera de Estados Unidos, así como la aplicación de la Ley de Secreto Bancario”.

Citó en este punto como ejemplo el caso de Liberty Reserve,  un servicio de moneda virtual establecido en la web, que "fue ampliamente utilizado por los delincuentes de todo el mundo para almacenar, transferir y legitimar  el producto de sus actividades ilícitas. Se  había convertido en el método preferido de pago en los sitios web dedicados a la promoción y facilitación de actividades ilegales,  incluyendo el fraude de identidad, robo de tarjetas de crédito, lavado de dinero, estafas en línea, y la difusión de software malicioso. Trataron de evitar el escrutinio regulatorio, mientras adaptaban  sus servicios a los actores ilegales”

En palabras del Fincen, “Conseguir integridad y transparencia es un largo camino. Es una gran demostración de confianza que permite a las entidades financieras ser parte del sistema financiero global. Y esa confianza – ese privilegio – viene con obligaciones. Una de esas obligaciones es la responsabilidad de cumplir controles efectivos antilavado de dinero para poner en su lugar a los delincuentes y los terroristas, incluso aquellos que se visten de político y que no sean capaces de operar con impunidad en el sistema financiero".

Como reflexión paralela final, resulta cuando menos paradójico que mientras la filosofía que se impone en la búsqueda de responsables de delitos (no sólo económicos) empieza a trascender, si bien no en todos los casos, las fronteras jurisdiccionales, en España se restrinja ese derecho a la vez que se legisla para definir a las personas políticamente expuestas (infractores, por tanto) al blanqueo de capitales sólo las extranjeras.

jueves, 20 de marzo de 2014

Pandemonium



Hace algún tiempo, una escritora mediática (buena escritora, para más señas) tuvo el desliz de afirmar sin rubor que nuestro idioma está formado sobre todo por palabras cortas, de forma que las palabras de más de tres silabas ya son escasas en nuestro vocabulario, y el indicador que expuso de su razonamiento es que palabras que contengan las cinco vocales son tan poquitas que sólo hay una: murciélago.

Llovieron las lógicas críticas. En nuestro idioma abundan las palabras pentavocálicas (o panvocálicas) fonéticamente puras, y no digamos las impuras, considerando como tales a estos efectos las que incluyen la letra "u" muda en las sílabas gue, gui, que o qui. (por ejemplo, una palabra pentavocálica pura podría ser acuífero y una impura sería palitroque, en la que la "u" figura pero no se pronuncia)

Sin otro ánimo que el de pasar el rato, en el siguiente relato podemos encontrar unos cuantos ejemplos que servirían para rebatir la osada afirmación de la escritora. Eso sí, se ha de admitir ciertas licencias en el estilo literario para primar el uso de pentavocálicas.

Junto al eucalipto que hay en el estuario que forma un riachuelo conocido como Guadelmino, cerca del barrio de Humilladero, Aurelio instaló una buñolería, sociedad unipersonal según documento escriturado ante el Notario de Fuengirola, Eufrasio Mirabueno.

Su bisabuelo, ahora reumático, había vivido en Orihuela, pero se había refugiado en Humilladero cuando su progenitura adquirió tonos de nebulosidad por un adulterio denunciado en el cuartelillo por una encubridora bribonzuela e impetuosa que necesitó recusación del poder gubernativo: el bisabuelo era republicano pero no rufianesco, y la menstruación de la encubridora dio al traste, con auténtico entusiasmo, del saduceismo de la comunicante al devolverle la reputación..

Llegó Aurelio al autocine, donde una elevada concurrencia de un entorno interurbano, variopinto como si compusieran un centrifugado de estilos en un cruzamiento estimulador, se estaba aburriendo mientras esperaba  ver a una Julia-Roberts, llena de sensualismo, en una película sobre Julio-César (¿o era de feudalismo?). Se entretuvo la espera anotando de forma concienzuda, por duodécima vez consecutiva, en un cuadernillo desdibujado, una ecuación sobre la hipotenusa. Al alzar la vista, vio a su amigo Laurentino, acompañado de una contertulia gesticulosa, espantando con el cable del audímetro un murciélago que había salido del invernáculo....

A su salud.

martes, 18 de marzo de 2014

¿Vuelve la sensatez?




En el reciente Foro económico de Davos, que, como se sabe, se celebra anualmente en esa ciudad suiza, ha habido, como no podría ser de otra forma y como ya se comentó oportunamente en este mismo blog, una honda preocupación por el presente y el incierto futuro previsible de la economía mundial; insignes ponentes han llamado la atención sobre las repercusiones en el ámbito social que ya se están notando como consecuencia de  los efectos de la crisis y que, en definitiva, pueden derivar en repercusiones de índole política en algunos países.

Lo que sí resulta llamativo es el abanico de recetas que se proponen desde Davos para paliar o, cuando menos, mitigar el alcance de estas consecuencias y, en ese sentido, podría hablarse de economistas conversos a una nueva fe. Así es cuando se observa que los más acérrimos defensores hasta fecha reciente de la absoluta libertad de mercado, de la negativa a promulgar normas “que coarten la ley del libre mercado”, de mantener el Estado (a los Estados) como un ente ajeno a la evolución social, de repente se han convertido en paladines de la regulación financiera (a pesar de que sus declaraciones sean hechas con la boca pequeña y procurando no enojar a los "amos del dinero"), súbitamente han descubierto que su utópico mercado sólo podía ser viable para agentes con una demostrada dosis de honradez y que basta con que haya una manzana podrida en el cesto para que se desmorone la confianza del consumidor.

Pero, bienvenida sea esa llamada a la sensatez, aunque tardía y aunque venga de quien viene, Es verdad que ahora no valen lamentaciones ni fáciles avisos de “ya te lo decía yo”, pero si se asume que los ciclos económicos existen, que (salvo la lotería) no hay métodos honrados de enriquecimiento rápido, que el mundo financiero se basa en la confianza y que los inventos con dinero ajeno no acostumbran a ser muy estéticos, seguramente volvemos al buen camino. Y que, si para preservar la confianza (en que MI dinero está a salvo) hace falta regulación, todos seremos ardientes defensores de la misma.

viernes, 14 de marzo de 2014

Pensando en voz alta - Los lazos virtuales

Fue el sociólogo Manuel Castells quien, ya hace años, puso el dedo en la llaga: es en la era de Internet cuando más precisamos el contacto personal
Queda fuera de discusión el hecho de que la forma de relacionarnos con los demás ha cambiado, pasando de un ámbito cercano, confortable y "controlable" a otro sin límites ni fronteras en el que, además, las carencias afectivas y el deseo de encontrar personas afines puede hacer estragos.
Viene como anillo al dedo en este punto la constatación de una evidencia, y es que Internet es sólo una herramienta que hemos de poner a nuestro servicio y, como tal, necesita un control y una criba serena. no dejándose influir por el "todo vale" ni el "todo es verdad" teniendo con ella la misma prudencia, si no más acusada, que en una relación presencial tradicional.
¿Quiere eso decir que la Red es siempre una cortapisa entre las personas? En absoluto. Valga como ejemplo el justificado auge de las redes sociales de todo tipo y pelaje, en las que la afinidad (o la diferencia ¿por qué no?) de criterios crea auténticos lazos de afecto entre personas que nunca se han visto y que, posiblemente, nunca podrán compartir ni siquiera una charla ante una taza de café.
Tampoco es ninguna novedad. Hay suficientes casos de auténtico afecto entre personas que nunca se han visto físicamente, como demuestra la abundante documentación epistolar publicada de decenas de personajes conocidos. (Hay serias dudas, por ejemplo, de que Antonio Machado y Miguel de Unamuno llegaran a conocerse personalmente, pese a la gran cantidad de correspondencia cruzada, enormemente valiosa y reveladora de la personalidad de ambos).
Llegamos, pues, con esta reflexión, al nudo gordiano de la relación virtual. Es imprescindible, para que una relación ajena a la presencia física no sea traumatizante, que esté dominada por el respeto y la sinceridad. Eso no quiere decir que no haya de haber espacios privados, al contrario, debe reivindicarse el espacio íntimo, seguramente marcadamente diferente del público, y éste tratado con igual sentido común, respeto y franqueza que se desarrollaría si los interlocutores estuvieran frente a frente.



En las nuevas formas de relación hay un problema añadido, como es el hecho de que, en general, los mensajes son abiertos, esto es, no los lee un único destinatario, sino todo el partícipe en la red que se usa. Aún no está suficientemente estudiado del problema de la aparente convicción acerca de la privacidad en la Red cuando ésta es cualquier cosa menos privada.  Por eso resulta sorprendente y sintomático comprobar que la misma persona a la que le causa desasosiego que le pregunten en público por cómo van los trámites de un divorcio traumático, pongamos por caso, airee con normalidad (y total inconsciencia) intimidades, tanto propias como ajenas, que deben guardarse, por discreción, en un ámbito más "controlable". Y al revés, la absoluta falta de tacto y respeto de algunas personas -bienintencionadas, seguramente- en hacer alarde público de indiscreción sin parar mientes en el daño que puedan causar con su actitud. Los psicólogos expertos en conducta saben que uno de los peores enemigos de la fluidez de una relación es el malentendido, y hay que reconocer que la forma de relación en Internet fomenta los malentendidos. La inmediatez (quizá con poca reflexión, ya apuntada) de los mensajes, el uso de lenguaje sincopado y sintético, lleno de abreviaturas, signos y "emoticonos" provoca que no siempre coinciden el mensaje que se quiere transmitir con el que se emite y mucho menos con el que se recibe. Si a eso le añadimos el deseo legítimo de gustar a todo el que lea el mensaje, "caer simpático siempre siendo permanentemente ocurrente", y la presunción de que todos entenderán el sesgo que se quiere imprimir, el caos está asegurado.

Pero decíamos que la Red, bien utilizada, crea afectos duraderos, con la particularidad de que son afectos dominados por la técnica, es decir, que están supeditados a que la red en cuestión no se "caiga" o borre, por insondables razones, a la persona o grupo afín al que aludíamos. Es curioso el sentimiento que nos embarga entonces, ya que no se "ha perdido" a una persona, sino que, simplemente, ha llegado de golpe el final de una relación, un final del que ni siquiera sabemos si obedece a la voluntad del interlocutor o también él está sumido en la confusión.

Como conclusión a esta reflexión, y volviendo a Castells, si es cierto que hemos de colmar nuestra necesidad relacional como humanos, admitamos que tenemos una magnífica herramienta de comunicación/relación y aprovechémosla desde el respeto, eludiendo radicalmente aquellos "amigos" que confunden jocosidad mal entendida con falta de respeto ... y rezando para que los hados de la Red no contribuyan con sus peligrosísimos (para lass relaciones) desfases técnicos a crear esa orfandad confusa en la pérdida "técnica" de afectos virtuales, tan fuertes a veces como los tradicionales físicos.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Boletín nº 33 - Una aproximación a la economía sumergida


Los expertos no se ponen de acuerdo en la propia definición, y la abundante literatura sobre este fenómeno económico[1] se refiere indistintamente a sumergida, subterránea, informal, paralela, oculta, irregular, etc. todo ello de acuerdo con las matizaciones propias del enfoque de análisis.
En estas líneas sólo se abordarán, de forma muy escueta, la influencia y, eventualmente, la repercusión que en la existencia, y actual crecimiento[2], de la economía sumergida puedan tener factores tales como las políticas fiscales, el mercado de trabajo, las normativas que rigen las actividades económicas, etc., así como los métodos utilizados para llegar a una aproximación del volumen de economía sumergida sobre el total del país.

¿Qué es la economía sumergida?

Para empezar, no debe identificarse siempre la economía sumergida con actividades ilícitas, ya que éstas representan un porcentaje realmente limitado del total oculto; la famosa frase del “¿con IVA o sin IVA?” al cobrar determinados trabajos / servicios no convierte en ilícito el servicio prestado o el producto vendido, pero sí puede contribuir a sentar las bases de un ciclo perverso porque: 
-          La transacción escapa al sistema tributario
-          Disminuye la cifra de impuestos recaudada
-          La política impositiva puede registrar una reacción al alza.
-          Se alienta el incumplimiento fiscal, indirectamente, por lo elevado de los impuestos,
-          Se incrementan las restricciones presupuestarias

Sin embargo, el ciclo produce una situación paradójica: la mayoría de los ingresos obtenidos a través de la economía sumergida, revierten en la economía formal, lo que sirve a ésta de estímulo.

Queda, pues, patente, que la economía sumergida integra actividades lícitas e ilícitas y que, por propia supervivencia, está en adaptación permanente a los cambios en el sistema fiscal o laboral, por lo que no es extraño, a la postre, que sea compleja una definición válida.
Tiene vigencia, en este sentido, la clasificación que, en su obra de 1997 The underground economy: global evidence of its size and impact, realizaron los economistas Owen Lippert y Michael Walter para el Instituto Frazer, de Vancouver (Canadá) y que se transcribe en el cuadro siguiente.

Tipos de actividades


Transacciones monetarias

Transacciones no monetarias

ACTIVIDADES ILÍCITAS
Comercio de bienes robados; producción y comercialización de drogas, proxenetismo, contrabando, estafa, fraude, comercio de arma, etc.
Trueque de drogas, bienes o productos de contrabando, cultivo de drogas para uso personal, robo para uso personal, etc.

Evasión de impuestos
Elusión de impuestos
Evasión de impuestos
Elusión de impuestos
ACTIVIDADES LÍCITAS
Ingresos no declarados procedentes de trabajos por cuenta propia. Sueldos, salarios y beneficios obtenidos en trabajos no declarados, relacionados con bienes y servicios lícitos, etc.
Descuentos a empleados, prestaciones no declaradas, etc.
Trueque de bienes o servicios lícitos
Trabajos “hechos en casa”, ayuda en trabajos a terceros (“chapuzas”), etc.

De un somero análisis de la tabla, se observa que, al final, el punto de unión entre actividades lícitas o ilícitas vinculadas a bolsas de economía sumergida es la no sujeción a los sistemas impositivos, por variadas razones, que van desde la mera ocultación de la propia actividad en función de su ilicitud a la elusión de impuestos en actividades que, incluso socialmente, están aceptadas como “normales” (prestaciones no declaradas, trabajos hechos en casa, etc.)

Y esta reflexión conduce a otras: ¿en qué se fundamenta la existencia de la economía sumergida? ¿qué repercusión tiene sobre las políticas económicas?

Bases de partida de la economía sumergida

Se ha apuntado más arriba que la economía sumergida está en permanente adaptación a las variaciones sociales, normativas o tributarias. Este aspecto es especialmente perceptible cuando se intenta analizar el fenómeno desde el punto de vista del mercado laboral. En efecto, no hace demasiado tiempo que el trabajo de quien estaba fuera del sistema podía identificarse casi siempre con la discontinuidad de su realización, su atención a los altibajos de la demanda, su dependencia de las necesidades puntuales del empleador, etc. Sin embargo, estas prácticas se han convertido en legales: la discontinuidad, el trabajo por horas, etc., son ahora escenario cotidiano, y admitido de forma generalizada, del mercado de trabajo. Y sin embargo, persiste (y crece) la economía sumergida, lo que hace pensar que la situación laboral, aún siendo de suma importancia, es sólo un aspecto más del problema.
Ciertamente, hay otros motivos que podrían promover un cierto grado de economía sumergida, como los impuestos por la actividad, léase IVA, Sociedades, etc. Sin embargo, se ha demostrado en numerosos casos (que no deben tomarse como paradigma pese a todo) que lo que pretende el comerciante o empresario es, llanamente, obtener cuanto más beneficio lícito, mejor; otra cosa es la percepción de que el destino de los impuestos que paga es el esperado y suficiente (dicho sea de paso, este es un nuevo factor estadístico de elusión de impuestos según diferentes estudios en países desarrollados que demuestran que no son los altos impuestos por sí mismos los que hacen crecer la economía sumergida, sino la aplicación discrecional e ineficaz de los mismos por el sistema), y que no le preocupa en demasía pagar el impuesto sobre los beneficios de su actividad... siempre y cuando los costes incurridos para su obtención sean los que encuentra razonables.
Este apunte, naturalmente, no es válido para la economía sumergida originada por actividades ilícitas, pese a que la intención del empresario sea idéntica.
No son pocos los autores que han estudiado el impacto de las políticas impositivas y de coberturas sociales en el auge continuado de la economía sumergida en los países desarrollados. Dejando aparte las doctrinas ferozmente liberales de algunos de ellos (Valin, entre otros), otros más ecuánimes, como Enste y Schneider en sus estudios para el Fondo Monetario Internacional, aportan datos que arrojan una brizna de luz sobre este impacto.

En el mercado de trabajo de la economía oficial, para calcular el coste de la mano de obra de los empleados de una empresa, se ha de sumar al sueldo los impuestos y las aportaciones a los diferentes sistemas de seguridad social. Puede entenderse que cuanto menor es el gap entre la cifra de beneficios del negocio, deducidos los impuestos, y el coste total de la mano de obra, más tentador es para el empresario “sumergirse” en economías paralelas, aún a riesgo de sanciones. Es decir que, de acuerdo con la idea básica expuesta, los impuestos y las cotizaciones a la seguridad social son factores determinantes de la economía sumergida.

En Estados Unidos se han publicado estudios que demuestran que un incremento de un punto porcentual en la tasa marginal de su impuesto sobre la renta provoca un incremento de 1,5 puntos porcentuales de la economía sumergida.

De este factor, además, se extrae una segunda conclusión: existe una alta movilidad entre economía oficial y economía sumergida, en función de las variaciones de las legislaciones laborales y tributarias, fundamentalmente a través de modalidades de autoempleo que se convierte en empleo para terceros  o viceversa, pero también por la coexistencia de varios mundos en el mercado de trabajo: trabajadores regulados con plenos derechos, trabajadores con derechos distintos (horarios, vacaciones, pagas, etc.) para un mismo trabajo según la sujeción de su contrato a diferente legislación, o trabajadores, sencillamente ocultos. Es éste un problema de difícil solución ya que se han hecho diferentes intentos (Francia, Alemania...) por encontrar fórmulas de regular las horas y formas de trabajo oficial con resultados adversos: los trabajadores han sido empujados hacia la economía sumergida para compensar la situación.

Cuando la Volkswagen redujo su jornada de trabajo en Alemania, se dispararon en la zona las actividades de reconstrucción y rehabilitación de viviendas no registradas por los gremios oficiales del sector.

En este sentido es llamativo que, según datos oficiales publicados recientemente, el incremento registrado en los últimos años previos a la crisis en la cifra de cotizantes a la Seguridad Social no obedecía tanto a la creación de empleo sino al afloramiento de economía sumergida, es decir, trabajadores en activo de antiguo que, por diferentes razones, estaban fuera del sistema de cotización.
No puede acabarse este apartado sin una mención al fenómeno de la corrupción como causante del auge de la economía sumergida. Entendiendo por corrupción el aprovechamiento del poder público para el beneficio privado, parece evidente que la misma encuentra terreno fértil en administraciones débiles, aún con economías muy reglamentadas; el resultado es que se ha detectado correlación directa entre el nivel de corrupción y las cifras estimadas de la economía sumergida.

La economía sumergida, en cifras

Por aquello de que “Spain is different”, hay tendencia a pensar que la economía sumergida sólo afecta a nuestro país o, como mucho, a nuestros vecinos latinos. Nada más lejos de la realidad. De acuerdo con sistemas de medida homogéneos admitidos por el Fondo Monetario Internacional, y que pueden basarse en meras estadísticas (de la fuerza laboral, de las cuentas nacionales,...), en el volumen de transacciones, en la demanda de dinero, en el consumo de energía eléctrica, o en modelos más elaborados que consideran, además, la carga impositiva, las reglamentaciones, etc.[3], en el período 1988-2000, el porcentaje de economía sumergida versus el PIB oficial  era de hasta el 44 % para países en desarrollo (77 % en Nigeria, 69 % en Egipto, 67 % en Bolivia, pero 19 % en Chile y 14 % en Singapur), y de hasta el 16 % para países de la OCDE (posiblemente con el cliché supuesto del 27 %en Italia, pero con sorpresas como Dinamarca, que en 15 años duplicó la cifra, pasando del 8 al 15 %, o como Estados Unidos o Austria, con un 10 % cada uno).
Por lo que respecta a España, las últimas cifras del Instituto de Estudios Fiscales sitúan el volumen de economía sumergida en el 25 % del PIB, con la particularidad de que a principios de los ochenta era del 15 %. En dinero contante y sonante, este porcentaje equivale a unos 150.000 millones de euros, que escapan del control legal. Esta tendencia al crecimiento, por otra parte, es común a todos los países desarrollados.

Hay, sin embargo, y para acabar, diferentes investigaciones efectuados por estudiosos independientes que coinciden en apuntar algunas sugerencias destinadas a quienes diseñan las políticas económicas y encaminadas a controlar este auge:
-          Reducción de tasas tributarias. Puede ayudar, si no a reducir, sí a estabilizar el volumen de economía sumergida.
-          Análisis de las tasas tributarias marginales, cuya incidencia en la decisión de trabajar “sumergido” es mayor que la de las tasas medias.
-         Racionalización del mercado de trabajo ajustado a las necesidades reales.
-          Aplicación de mayores sanciones a la evasión de impuestos.
-       Un punto muy delicado sobre el que los expertos no se ponen de acuerdo sería la revisión de la política de subvenciones a trabajadores (en un escenario teórico y no castigado por la escandalosa cifra del paro sin visos de solución a corto plazo , una excesivamente generosa prestación por desempleo puede llevar a desincentivar la búsqueda de trabajo en la economía oficial y no impide, en cambio, trabajar en actividades no declaradas)

En definitiva, si bien la actividad económica clandestina no es nueva, debe atenderse a su control, en beneficio de todos los agentes económicos y sociales, sobre todo en épocas indefinidas como la actual, en la que se está buscando el encaje entre diferentes países más allá de la economía estricta, con políticas de índole social, laboral y fiscal.


[1] Pese a que el conocimiento de la existencia de bolsas de economía sumergida viene de muy antiguo, las primeras publicaciones que tratan del tema son muy recientes, de 1980, por Vito Tanzi y referidas en exclusiva a EEUU, si bien ya desde finales de la década de 1950, revistas como Journal of Political Economy o Financial Analyst Journal venían prestándole una atención especial.
[2] No sólo en España, sino en toda la UE, por no citar los países en desarrollo y los subdesarrollados.
[3] Puede encontrarse una descripción detallada de los métodos en “Shadow economies: size, causes and consequences”, de Schneider y Enste, Fondo Monetario Internacional, 2000.