Cuando se piensa en los billetes de euro de alta denominación, en particular los de facial de 200 y 500 euros, se señala que, por temas de incumplimiento fiscal, corrupción y otras lindezas, España tiene el dudoso privilegio de ser el país de la Unión Europea que atesora más cantidad de estos billetes pese a que su circulación real en negocios y comercios sea prácticamente nula. Es cierto que aunque el uso de dinero en efectivo ha
experimentado un moderado descenso en la UE hasta el punto de que ya hay países que han anunciado en serio su voluntad de eliminarlo de las transacciones y usar las tarjetas de crédito, débito, monedero, etc., la demanda de billetes de
alta denominación, que por lo general no son muy utilizados para
realizar pagos, tales como los billetes de 500 euros, ha sido sostenida.
El billete de 500 euros representa más del 30% del valor de todos los
billetes en circulación. Esto despierta dudas acerca de la finalidad de
estos billetes y si están relacionados con actividades delictivas, que
debería estudiarse más a fondo.
Paralelamente, a mayor abundamiento, está demostrado que el país de todo el mundo donde se guarda un mayor volumen de euros es Colombia. Puede resultar chocante, pero es fácil hallar la razón habida cuenta de la triste relación de la economía real del país con el narcotráfico: según la conclusión de un informe de Europol, que es el órgano encargado de facilitar las operaciones de lucha contra la delincuencia en la Unión Europea (UE), y a pesar de los constantes cambios en el seno del crimen organizado y del crecimiento del ciberdelito, los métodos de blanqueo de capitales detectados continúan siendo los tradicionales. La posibilidad de vincular el dinero en efectivo con actividades criminales continúa siendo un enorme desafío para las autoridades de aplicación de la ley. “El uso de dinero en efectivo por los criminales sigue siendo uno de los principales obstáculos para concluir con éxito las investigaciones. Es una amenaza que no ha recibido suficiente atención internacional o soluciones legislativas. Un enfoque fragmentado de cumplimiento tanto a nivel nacional como internacional y diferentes marcos regulatorios en todos los países miembro de la UE, son ampliamente explotados por los delincuentes, que adaptan sus métodos y rutas para tomar ventaja de estas lagunas. Intensificar los esfuerzos para aumentar la cooperación internacional y el intercambio de información y el establecimiento de un enfoque más concertado entre los Estados miembros de la UE en relación con los movimientos de dinero efectivo dentro de la UE, son cruciales si queremos hacer frente a estas actividades delictivas”.
Paralelamente, a mayor abundamiento, está demostrado que el país de todo el mundo donde se guarda un mayor volumen de euros es Colombia. Puede resultar chocante, pero es fácil hallar la razón habida cuenta de la triste relación de la economía real del país con el narcotráfico: según la conclusión de un informe de Europol, que es el órgano encargado de facilitar las operaciones de lucha contra la delincuencia en la Unión Europea (UE), y a pesar de los constantes cambios en el seno del crimen organizado y del crecimiento del ciberdelito, los métodos de blanqueo de capitales detectados continúan siendo los tradicionales. La posibilidad de vincular el dinero en efectivo con actividades criminales continúa siendo un enorme desafío para las autoridades de aplicación de la ley. “El uso de dinero en efectivo por los criminales sigue siendo uno de los principales obstáculos para concluir con éxito las investigaciones. Es una amenaza que no ha recibido suficiente atención internacional o soluciones legislativas. Un enfoque fragmentado de cumplimiento tanto a nivel nacional como internacional y diferentes marcos regulatorios en todos los países miembro de la UE, son ampliamente explotados por los delincuentes, que adaptan sus métodos y rutas para tomar ventaja de estas lagunas. Intensificar los esfuerzos para aumentar la cooperación internacional y el intercambio de información y el establecimiento de un enfoque más concertado entre los Estados miembros de la UE en relación con los movimientos de dinero efectivo dentro de la UE, son cruciales si queremos hacer frente a estas actividades delictivas”.
El contenido citado en cursiva pertenece al más reciente informe de Europol "Why is cash still king?" (algo así como ¿Por qué el dinero en efectivo sigue siendo el rey? del que se puede consultar el original en inglés a través de la página web de Europol), que muestra que, si bien los consumidores están utilizando cada vez menos el dinero en efectivo, este método sigue siendo uno de los preferidos para intentar regularizar el producto de actividades criminales.
Se recuerda en el prólogo del informe que todas las actividades delictivas producen ganancias, frecuentemente dinero en efectivo (nadie entrega una factura acreditativa de la venta de un alijo de droga, por ejemplo, para que se pague mediante una transferencia bancaria) que los delincuentes tratan de legalizar a través de diferentes medios. Tanto las actividades delictivas que producen el dinero sucio como el propio acto del blanqueo de ese dinero son realizados por grupos transnacionales de la delincuencia organizada independientemente de su origen étnico o ubicación geográfica, desafiando de esta manera cualquier categorización. Las actividades de lavado de dinero son muy difusas por una razón relativamente simple y que a veces se pasa por alto: el crimen organizado es una actividad comercial que trabaja para obtener un beneficio financiero.
Todos los delitos utilizan dinero en efectivo para intentar blanquearlo en algún momento del proceso delictivo, aunque no sean insensibles a las nuevas tecnologías como las monedas virtuales, en las que se utiliza el dinero en efectivo como instrumento para disimular el origen delictivo de los fondos recaudados.
El hecho de que en la delincuencia organizada se muestre prioritario el uso del efectivo sobre el de las monedas virtuales es precisamente lo que hace que las
conclusiones de este informe de la Europol sean de gran interés ya que a pesar de los
cambios de tendencia observados en la criminalidad y las
grandes amenazas con las nuevas tecnologías, los esquemas de blanqueo de capitales detectados por las fuerzas del orden están todavía en gran medida
caracterizados por las técnicas tradicionales, en particular, el uso de
dinero en efectivo.
Puede resultar chusco, pero uno de los métodos más utilizados por
los delincuentes para legitimar capitales sigue siendo el contrabando de
dinero físico. Es difícil evaluar la magnitud de esta actividad
criminal, pero según algunas estimaciones conservadoras basadas en los
registros recibidos por Europol muestran que las autoridades de los
estados miembros detectan y/o confiscan unos 1.500 millones de euros por
año. Según el informe, entre 2012 y junio de
2014 más de 3.800 millones de euros en efectivo fueron detectados y/o
confiscados por las autoridades competentes.
Hay, por supuesto, muchos otros factores que presentan riesgos relacionados con el blanqueo de capitales (por ejemplo, la propiedad efectiva o el beneficiario final de las empresas-tapadera) que, en general, están recibiendo suficiente atención a nivel internacional, y ya se están abordando a través de la legislación europea, pero el uso de dinero en efectivo por parte de los delincuentes sigue siendo una de las mayores amenazas comunicadas por las autoridades responsables de aplicar la ley en materia de blanqueo de capitales, así como una de las barreras más importantes para llegar a un final exitoso en las investigaciones y procesos legales.
Las conclusiones del informe incluyen una serie de recomendaciones que buscan aportar soluciones prácticas para ayudar a prevenir el uso del dinero en efectivo para efectos criminales, como por ejemplo señalar la evidencia de que si bien el contrabando de dinero físico sigue siendo un método frecuente, la información (su mantenimiento e intercambio) relacionada con detecciones de dinero en efectivo no siempre está centralizada a nivel nacional, y ciertamente no lo está a nivel internacional, por lo que es imposible evaluar, tanto la magnitud del fenómeno como, por ejemplo, las rutas preferidas por los delincuentes para mover el dinero fìsico.
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