miércoles, 30 de noviembre de 2022

El amor es brujo.



El amor brujo
es un ballet de Manuel de Falla (Manuel María de los Dolores de Falla y Matheu para los amigos) que en 1915 lo transformó para convertirlo en una de sus obras más importantes. Ambientado en un barrio gitano de Cádiz, el argumento cuenta la historia de Candela, una muchacha gitana, joven viuda, cuyo amor actual por Carmelo se ve atormentado por el espectro de su celoso antiguo amante. La obra es de carácter marcadamente andaluz, tanto en lo musical como en lo literario; el libreto fue escrito por Gregorio Martínez Sierra en dialecto andaluz, si bien se ha llegado a poner en duda su autoría, en favor de su mujer, María de la O Lejárraga García, feminista apasionada que, sin embargo, publicó obras bajo el nombre de su marido. La música contiene momentos de gran belleza y originalidad, e incluye las famosas Danza ritual del fuego, la Canción del fuego fatuo y la Danza del terror. Una historia de hechizos, de brujería, donde el espectro del amante muerto de Candela se le aparece celoso ante sus amores con Carmelo. La solución estará en manos de su amiga Lucía…Falla estudiaba el cante jondo en la época de El amor brujo, y cada aspecto musical de la obra revela la influencia de ese estudio; Falla no citó canciones folclóricas reales, sino que se basó en su conocimiento del idioma para crear un "arte folclórico" original asombroso en su poder y autenticidad. Una pizca de historia: tras estallar la Primera Guerra Mundial, en 1914, Falla, que se hallaba en París, regresó a Madrid. Y lo primero que hizo fue aceptar el encargo de una artista gitana, Pastora Imperio (cuya madre, Rosario la Mejorana, sugirió una antigua leyenda andaluza para el tema), quien le solicitó que compusiera para ella algo tan sencillo como "una canción y bailes", a lo que Falla respondió con una "gitanería" en dos escenas para pequeño conjunto orquestal, que cuenta la historia de una muchacha gitana que reconquista a un amante indiferente con la magia del amor; la historia, en el libreto, termina felizmente pero no sucedió así con la "gitanería". Estrenada en el Teatro de Lara, de Madrid, en abril de 1915, con el título de "El amor brujo", la obra no gustó nada y, en vista del fracaso, al año siguiente Falla reescribió la obra para orquesta sinfónica, dividiéndola en dos cuadros y agregando tres canciones para voz de mezzo-soprano. Llegó a realizar más de diez versiones diferentes, incluyendo en ellas arreglos para música de cámara, orquestas tanto sinfónica como de cámara, baile pantomima, ballet y suite concierto. A fines de 1930, tomó cuatro piezas de la "gitanería" original y las convirtió en una suite para piano. Pero antes, en 1924, había hecho el arreglo que ha llegado hasta nuestros días. Es la versión de ballet, un "ballet-pantomima" de un solo acto, que resultó la más exitosa de todas y la que comúnmente se escucha en las salas de concierto como pieza orquestal, conformada por trece piezas, entre ellas la popular "Danza ritual del fuego". Tal vez el fragmento más conocido sea, precisamente, el frecuentemente transcrito "Danza ritual del Fuego", el componente central del ritual de Candela a medianoche. Igualmente impresionantes, sin embargo, son las canciones y otros bailes. No se trata de lo que transcriben muchas de las famosas partituras "españolas" francesas y rusas, sino más bien de una destilación terrosa de impulsos autóctonos. Aunque es una obra teatral muy viva, El amor brujo es tanto una serie de intensas reflexiones musicales sobre el poder del amor como una mera narración de historias.




martes, 29 de noviembre de 2022

Escribir "como suena".



«In-A-Gadda-Da-Vida», lanzada en 1968, es una canción de Iron Butterfly (Mariposa de hierro, toma ya nombre) incluida dentro del álbum del mismo título, en el cual ocupa la totalidad de la segunda cara, con una duración de 17 minutos. La letra, una canción de amor del personaje bíblico Adán a su compañera Eva, se escucha solo al principio y al final. Pocos temas de la historia del rock son tan emblemáticos y representativos como él; muy conocido, es una de las grandes obras del género. Sin embargo, es fácil escucharla y hacerse la pregunta: ¿Qué significa “In-A-Gadda-Da-Vida”? “Una noche llegué a casa y me encontré a Doug. Había estado trabajando en una canción y se había metido grandes dosis de vino Red Mountain. Estaba componiendo eso que él llamaba “In the Garden of Eden”, pero estaba tan borracho que cuando me la empezó a cantar balbuceó “In-A-Gadda-Da-Vida”. Me pareció que sonaba bastante bien y lo escribí tal como me lo dijo, y así se quedó.” (Ron Bushy batería de Iron Butterfly, recientemente desaparecido). Huelga decir que, en aquella época, no eran pocos los músicos que, para inspirarse o, simplemente, como modo de vida, experimentaban con el alcohol y las drogas, especialmente con las psicodélicas. ¿Significa esto que la banda tuvo una visión que les hizo titular así la canción? ¿Acaso alguien descubrió un lenguaje oculto? ¿Hay algo de “místico” en el nombre de este tema? No, de hecho, es todo lo contrario. A veces, un colocón es simplemente eso, por más que se haya romantizado el uso de drogas a lo largo de la historia. Y, en contra de la creencia popular, no todo los artistas -e incluso puede que la mayoría de ellos- son eficientes bajo la influencia de cualquier tipo de sustancia estupefaciente o la bebida. Cuando Doug Ingle compuso el tema, su intención no era la de que durase 17 minutos. Sin embargo, la química es la química y, una vez comenzó a tocar la banda, eso fue lo que duró la grabación aunque eso le hizo menos gracia a los ejecutivos de la discográfica. ¿Es realmente “In-A-Gadda-Da-Vida” un gran tema con esa duración? Para gustos, colores, pero, obviamente, el tema más corto perdía mucha de su gracia, que está en los largos solos de batería u órgano realizados por la banda; .fue el primer disco de la historia que obtuvo la certificación de platino por vender más de un millón de copias, y eso sucede básicamente porque allí estaba la canción de canciones, la que inspiraría estilos a partir de entonces. La canción es importante en la historia del rock porque marcó el punto en el cual la música psicodélica produjo heavy metal. En los siguientes años setenta artistas de heavy metal y de rock progresivo le debieron mucho de su sonido y, más incluso de sus actuaciones en directo, a esta grabación. Todo era un homenaje al exceso, un viaje de ácido al más allá. Una de las señas de identidad más evidentes es la introducción mítica de teclado de inspiración clásica. Aquí hay señas evidentes de la Tocata y fuga de Bach en un inicio solemne. En cuanto a la letra, la verdad es que puede sorprender la poca letra para tantos minutos, pero con aquello bastó. Las connotaciones bíblicas son enormes y la invitación al pecado es abrumadora. A pesar de que en la Biblia es la mujer quien da la manzana del árbol prohibido al hombre por influencia de la serpiente (el diablo), aquí parece que sea el hombre el que invita a la fémina. No hay alusión alguna al pecado original pero la música es descriptiva. Hay en los muchos pasajes una especie de largo paseo por el Edén para devolvernos al mismo punto de partida. La invitación a dar un paseo por el jardín del Edén (el paraíso) también puede ser vista como una invitación a un viaje de ácido, muy común en la época, o a un encuentro sexual por eso de “¿no sabes que siempre te seré fiel?”. Una especie de promesa vacía para encandilar a un amor fortuito de carretera. Iron Butterfly cayeron en desgracia, han quedado literalmente olvidados pero quizá el tiempo les termine dando la razón. Es más, hay mucha gente que conoce al tema, pocos al grupo. En 2012 Iron Butterfly tocaron en Barcelona y fue un éxtasis poder ver esta mastodóntica canción a manos de dos de sus creadores.


 

domingo, 27 de noviembre de 2022

"Comerse el coco".


El ser humano es especialista en montarse películas, todos lo hacemos. más o menos elaboradas. Somos analíticos, y nos preocupamos por el futuro: eso está bien. El problema es quedarnos “enganchados” en las preocupaciones y en el análisis de lo que puede llegar a pasar (o lo que pasó), y sostenerlo y elaborarlo ad infinitum. Quedarse “enganchado” nos consume excesiva energía y nos bloquea. La famosa parálisis por el análisis. Etimológicamente la palabra “preocuparse” indica ya de por sí que la pre-ocupación es lo que viene antes de la “ocupación”. Es decir la finalidad y la utilidad de la preocupación es prepararnos para la acción, pero claro, cuando el “run-run” está tooodo el día en nuestra cabeza, estas preocupaciones y las películas que nos hemos montado dejan de cumplir su función: no son útiles, no ayudan… al contrario: embotan y bloquean. “No puedo parar de darle vueltas a todo, analizo las cosas una y otra vez: le doy vueltas a las cosas que he dicho o hecho y también a todos los posibles problemas que pueden surgir.. mi mente está todo el rato: “¿y si pasa ésto?, ¿y si pasa lo otro?.. inseguridades, preocupaciones.. es un “runrun” constante que me absorbe toda la energía” Hay épocas en las que no dejamos de darle vueltas a todo y donde ese «todo» indefinido, complejo y amenazante, nos asfixia y nos agota. Queda claro, no obstante, que tenemos derecho a preocuparnos cuando algo en concreto va mal ¡faltaría más!; sin embargo, hay veces en las que se entremezclan demasiadas cosas logrando que, al poco, surja la sensación de que cualquier cosa escapa ya de nuestro control y, admitámoslo, no hay una sensación peor que esa: la indefensión aflora en esos momentos y casi sin saber cómo, el estrés y la ansiedad toman el mando logrando que todo se desbarate. En esas situaciones donde la preocupación entra en bucle, aparece el agotamiento psicológico y, entonces, es casi imposible hallar una solución para cada problema. Decía Marco Aurelio con acierto que la vida queda determinada por nuestra forma de pensar. Sin embargo, hay algo que está bastante claro: a veces los pensamientos actúan en nuestra contra. Así, y a pesar de que muchos nos digan aquello de que «si cambias tus pensamientos, cambiarás tu realidad», hacerlo no es tan fácil. No basta con dar un chasquido con nuestros dedos, ni es suficiente solo con quererlo. Para salir del “bucle de las ideas” hemos de practicar el estar más en el presente, en lo que estamos haciendo más que en lo que estamos pensando: pasar de la preocupación a la ocupación, tomar un mayor contacto con el aquí y ahora, y ayudarnos a entrenar nuestra atención a focalizarse en el presente. Cuando no dejamos de darle vueltas a todo hay alguien que aviva ese bucle sin fin: el diálogo interno. Es él quien hace los problemas más grandes al introducir el miedo, al susurrarnos que no vamos a poder con eso, al situarnos en el inmovilismo y no en la acción. Es necesario por tanto educarlo y tomar control sobre esa voz interna. ¿De qué manera? Siendo conscientes del modo en que nos hablamos a nosotros mismos. Es esencial que comprendamos un detalle muy simple: preocuparse no es malo, hacerlo en exceso sí. La finalidad de una preocupación no está en avivarla más aún, en quedarnos quietos lamentándonos y dándole vueltas a eso que hay en nuestra mente. La clave está en buscar soluciones, en crear cambios.


Las preocupaciones son un tipo de pensamientos que se consideran como una forma de resolución de problemas, porque nos sitúan en posibles escenarios futuros donde podemos reflexionar acerca de cómo resolver determinadas situaciones o problemas, son una respuesta normal y adaptativa pero sólo hasta cierto punto, ya que se vuelven inútiles cuando interfieren en nuestra vida y nos pasamos más tiempo preocupados que resolviendo el problema en sí mismo, e incluso cuando ya no podemos controlar el tiempo que pasamos con ese tipo de pensamientos. De hecho, se podría llegar a pensar que cuanto más tiempo se pase preocupándose o dándole vueltas a las cosas, mejor se podrá resolver el problema o prevenir futuras consecuencias. Sin embargo, este no es el caso, ya que las preocupaciones prolongadas en el tiempo o muy frecuentes al cabo del día generan ansiedad y, a su vez, potencian esas preocupaciones. Procurar no hacer atribuciones y poner etiquetas hace que los pensamientos sean más realistas y efectivos. Por ejemplo: “He suspendido los últimos dos exámenes por no haber dedicado el tiempo suficiente a estudiar” es distinto de “He suspendido los dos últimos exámenes porque soy un mal estudiante”. Hay que ser consciente de que las ideas son eso: ideas y pensamientos, no necesariamente son “la realidad” ni necesariamente va a suceder la película que te montas .. Ser consciente de ello ayuda a tomar cierta distancia, por ejemplo: “No voy a poder” es distinto de “Estoy teniendo el pensamiento de que no voy a poder”. Son, por lo general, problemas que a futuro podrían suceder (o no): todas las posibles dificultades (y sólo dificultades habidas y por haber se presentan en nuestra mente, estos pensamientos suelen empezar por el famoso: “¿Y si…?”, que vale para preocupaciones sobre temas propios o que afecten otras personas como pareja, hijos, padres, amigos… Pero no se trata de negar el pensamiento ni discutirlo, sino de no seguir dándole vueltas, reconocer los “bucles”, aceptarlos y cambiar la atención a otro pensamiento que pueda ser más útil, pues hay que entender que intentar suprimir o controlar los pensamientos es contraproducente, ya que solo se consigue fortalecerlos y hacerte sentir peor. Sin embargo, prestarles atención, observarlos, puede ayudarnos a que nuestro malestar disminuya. Al distanciarse de estos pensamientos no los juzgamos ni los intentamos eliminar, simplemente dejamos que pasen por nuestra mente. Lo que solemos hacer de forma inadecuada es liarnos con ellos intentando solucionar algo y convirtiendo la solución en el problema. Está ampliamente demostrado que nuestros pensamientos tienen una relación directa con el estado del cuerpo a nivel físico y, en muchas ocasiones, dar demasiadas vueltas a los problemas puede acabar afectando a la salud. El pensamiento tiene siempre la última palabra. Somos esclavos de nuestros pensamientos y estamos a sus órdenes, pueden ayudarnos a expandir nuestra vida o pueden limitarla. Esta es la diferencia entre los animales y nosotros, que tenemos el cerebro más desarrollado y donde se genera el pensamiento. Nuestro cuerpo es todo uno y el estrés está relacionado con el sistema inmunitario, por ejemplo. Entonces si se interpreta cosas que no son, se genera un estrés innecesario, lo que puede llevar a enfermar. Es por esto por lo que es tan importante aprender a pensar bien y a saber distinguir y separar los pensamientos que son racionales de aquellos que nos perjudican y no nos dejan seguir adelante.


Esta nueva forma de relacionarnos con nuestros pensamientos necesita de otro componente, que sería algo así como el “desapego” de esos pensamientos, es decir, se trata de experimentar un evento interno como un acontecimiento que es independiente de la conciencia del yo (de nosotros mismos), es decir nosotros no somos el pensamiento, sino que el pensamiento es independiente, consiste en convertirnos en observadores externos de nuestros pensamientos. Para comprobar este aspecto acudamos, como ejercicio, a las fantasías, que normalmente, experimentamos como si fuesen reales provisionalmente, ya que nos sumergimos en ellas durante un periodo de tiempo, que es lo que llamamos “estar en modo objeto”. La práctica de cambiar a “modo observador” independiente del contenido de la fantasía durante la propia fantasía puede proporcionar una poderosa experiencia subjetiva de esta técnica. Esta habilidad, como el resto de habilidades nuevas que se aprenden a lo largo de la vida, lleva su tiempo de práctica. No es fácil y, como cualquier habilidad, requiere un cierto nivel de esfuerzo, tiempo, paciencia y práctica continua. Es importante destacar que no se utilice esta técnica como una forma de evitación emocional o cognitiva o como un medio para prevenir las consecuencias temidas. No es un medio para evitar los pensamientos, sino que se trata de relacionarse con ellos y experimentarlos de una manera nueva que requiere una inacción manifiesta. En realidad, detrás de cada pensamiento hay una emoción, una serie de creencias que damos por válidas, unas experiencias previas que dan fuerza a determinadas afirmaciones y a muchos mecanismos de defensa. Por lo tanto, controlar y gestionar nuestros pensamientos requiere de un profundo trabajo personal, pero todos podemos lograrlo porque, al fin y al cabo, no se trata de dejar de preocuparnos, sino de preocuparnos un poco mejor. Cuando no dejamos de darle vueltas a todo hay una mayor activación en la corteza cingulada anterior (región del cerebro que resuelve el conflicto emocional suprimiendo la actividad de la amígdala y sus conexiones salientes.) que activa una señal de dolor como respuesta a una alarma; lo hace así porque interpreta que hay un estímulo amenazante, algo de lo que es necesario protegerse. En ese estado mental, quien tiene las riendas de nuestra realidad es la amígdala cerebral, logrando que las emociones asuman el control. Ello explica por qué nos cuesta tanto pensar de manera más reflexiva, objetiva y racional cuando estamos preocupados e invadidos por la ansiedad. Cuando no dejamos de darle vueltas a todo, la mente no solo está cautiva de la ansiedad, lo que hay en su interior es desorden y es caos. De ahí que lo que debemos hacer una vez nos hayamos dado un descanso, es higienizar esa habitación mental, poner orden y quitar lo que no sirve, lo que intensifica el malestar.

jueves, 24 de noviembre de 2022

Tierra rara, muy rara.


Un día tomaremos nota y censaremos los nombres
de los que se han ido con la pandemia. Entre ellos Gil Bridges, el último miembro de la alineación original de Rare Earth que seguía al pie del cañón, que murió el 8 de diciembre de 2021, a los 80 años, de complicaciones derivadas del Covid-19. Pero veamos quién es/era Rare Earth. Rare Earth es una banda de R&B y rock de Detroit, Michigan, formada en 1960 como The Sunliners, que cambió su nombre a Rare Earth en 1968 y que firmó en 1969 con el recién creado sello del mismo nombre de la Motown (les sugirieron en broma a los de la discográfica que llamaran al nuevo sello «Rare Earth» y para su sorpresa, aceptaron). No fue la primera banda blanca que firmaba con Motown pero si la primera que tuvo éxito, aunque, eso sí, fueron los primeros en firmar con el nuevo sello de la Motown que iba a dedicarse a editar rock blanco. Durante 1969, el grupo contribuyó con su música a la película “Generation” protagonizada por David Janssen y Kim Darby. Rare Earth tuvo varios éxitos entre 1970 y 1971, incluyendo remakes de «(I Know) I’m Losing You» y «Get Ready» de The Temptations. Vendieron más de un millón de copias y recibieron un disco de oro pero ya se registraron los primeros cambios de músicos en la formación. La versión original de Temptations de "Get Ready", producida por Smokey Robinson en 1966, fue diseñada como una respuesta a la última moda de baile y la voz de falsete de The Temptations canta el tema principal de la canción, que se produjo como un número de baile acelerado con un ritmo prominente proporcionado por el batería de Motown. "Get Ready", que alcanzó el número 4 en las listas de éxitos Billboard en la versión de Rare Earth, atrevida versión de 21 minutos que no suele ser bien valorada por los puristas del soul, sin embargo es bastante apreciada entre aficionados al rock y que, por cierto, también fue grabada por Ella Fitzgerald y The Supremes entre otros, es la última canción que Robinson escribió y produjo para The Temptations, Musicalmente, la versión de Rare Earth comienza en tono psicodélico hasta que, a partir del minuto 2:30, hace su aparición la inconfundible parte melódica cantada; en el minuto 5 comienza una interesantísima parte instrumental en la que, poco a poco, van apareciendo las percusiones, el bajo, el órgano, la guitarra eléctrica, los instrumentos de viento y de nuevo las percusiones, especialmente presentes entre el minuto 17 y el 20:50, en que vuelve a recuperarse la melodía conductora hasta el final del tema. En el grupo, los cambios de personal se sucedieron hasta que a finales de la década de 1980 y principios de la de 1990, se estabilizaron y la banda tuvo un mercado tocando «clásicos» de las décadas de 1960 y 1970. La alineación se ha mantenido estable en general durante la última década más o menos. Rare Earth continúa actuando en el circuito de los clásicos. En 2005, Rare Earth entró en el Salón de la Fama de las Leyendas del Rock and Roll de Michigan.



 

miércoles, 23 de noviembre de 2022

Con el permiso de Shakespeare.

 


En el enlace al vídeo de hoy podemos escuchar y ver (una versión de) la famosa Danza de los caballeros de la Suite nº2, Op. 64, de Romeo y Julieta del compositor ruso Sergei Prokofiev. La Suite es la segunda de las tres que Prokofiev diseñó para dar a conocer una versión de concierto del ballet Romeo y Julieta y es preciso señalar que las tres suites no son limitativas pues cada director que las ejecute puede constituir una nueva eligiendo a su gusto extractos del ballet, circunstancia que por otra parte se ha realizado en innumerables ocasiones, sobre todo en las grabaciones discográficas. Posiblemente, este breve e inolvidable fragmento es el más conocido del ballet Romeo y Julieta y pertenece al segundo cuadro del primer acto. Algunos compositores de Hollywood, como John Williams, han copiado esta estructuración formal de Prokofiev para crear famosas páginas musicales cuya vinculación con este fragmento es del todo ineludible. Se quiera o no admitir, esta brevísima pieza forma parte de la antología melódica de la llamada música clásica. La Danza de los Caballeros tiene lugar durante un gran baile de máscaras ofrecido por la poderosa e influyente familia Capuleto de Verona, de la nobleza italiana gibelina, gran rival histórica de la poderosa familia de la nobleza de Romeo Montesco. Cortejada por partidos ricos, enamorada de su primo Teobaldo, prometida contra su voluntad por su padre al Conde París, Julieta conoce a Romeo en este baile, bailan juntos y luego se enamoran perdidamente el uno del otro. Teobaldo reconoce a Romeo disfrazado y lo desafía a muerte en un duelo….Y hasta ahí. Esta importante y compleja obra alegórica de Prokofiev, primera adaptación coreográfica duradera de una pieza de Shakespeare, fue encargada en 1934 por el Teatro Mariinsky de San Petersburgo aunque Prokofiev finalmente la compuso en 1935/36 para el Teatro Bolshoi de Moscú (no era la primera vez que el autor incursionaba en el género; antes de 1930 ya había compuesto tres ballets, más breves, escritos para los Ballets Rusos de Diaghilev) y el estreno se lleva a cabo con éxito en 1938 en el teatro Mahen de Brno en la antigua Checoslovaquia (Prokofiev no podrá asistir, debido a las restricciones de salida en Rusia). Antes del estreno del ballet completo, su música pudo escucharse en Moscú y Estados Unidos, proveniente de las tres suites, principalmente la No 2, que contiene la Danza de los Caballeros y la calurosa acogida de las suites impidió que San Petersburgo siguiera esperando, de forma que el Teatro Kirov (hoy, Mariinsky) montó el ballet en 1940, con nuevas secciones incorporadas. De ahí en adelante, el ballet y los caballeros danzantes solo conocieron el éxito. Con abundante presencia en series de televisión, publicidad, y ampliamente difundida gracias a arreglos de bandas rockeras, la pieza también acompaña, curiosamente, a un club de fútbol de la segunda división inglesa en su entrada al campo de juego. Prokofiev tenía en alta estima la obra, pero, seguramente, jamás imaginaría que veríamos a jugadores de fútbol saltar al césped a los sones de su ballet. Como curiosidad, el gran Rudolf Nureyev se “apropió” del ballet en 1977 para él mismo y Margot Fonteyn. Nureyev decía que “Romeo y Julieta es la historia de un niño que se convierte en hombre. Cuando era adolescente, persigue a todas las chicas, pero no pasa mucho tiempo antes de que ya no quiera arreglárselas con las hermosas pero frías mujeres que conoce, o con las vidas amorosas platónicas que lo hacen llevar. Quiere experimentar sentimientos más fuertes. Julieta lo lleva todo a la cabeza por él. Ella es apasionada, dispuesta y más madura que él … Estoy convencido de que el Renacimiento de Verona y el Londres isabelino, en una sociedad dividida entre las viejas supersticiones y el hambre por el nuevo mundo, tenían sexo y violencia en común; que, por extraño que parezca, los vincula a nuestro tiempo». Rudolf convirtió a Julieta en una rebelde preparada para desafiar los códigos de su clase. Lleno de ardor y ruido, en una Verona realista donde las manzanas de casas se hinchan al sol y sirven como escenarios permanentes para una población llena de peleas y colorido, su ballet que es extremadamente fiel al texto de Shakespeare, brinda una visión casi cinematográfica de una sensual, brutal, refinada y hasta obscena vida cortesana, donde la vida y la muerte se deciden en un instante.


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martes, 22 de noviembre de 2022

Preguntas ¿sin respuesta?


Hace pocos días, en circunstancias que no vienen al caso, mi interlocutora me dijo que el nombre (y la música) de Atahualpa Yupanqui no le sonaba
absolutamente de nada. Pues manos a la obra, sin entrar en su biografía, para deshacer el entuerto. Atahualpa (nombre que en quechua viene a significar “el que viene de lejos para narrar”), y, en concreto, la canción de él que hoy recordamos, aprovechando el momento, fueron un referente fundamental para el nacimiento de nuestra "canción de autor"; han sido muchos los "cantautores" que en los años sesenta y setenta sintieron hacia él una gran admiración y lo incorporaron en su universo musical y creativo como un referente insustituible, entre ellos, por ejemplo, Carlos Cano, Caco Senante, Luis Eduardo Aute, Pedro Manuel Guerra, … Entre las aproximadamente 350 canciones de su autoría registradas oficialmente, pueden citarse: “El arriero”, “Camino del indio”, “Coplas del payador perseguido”, “Los ejes de mi carreta”, “Le tengo rabia al silencio”, “Luna tucumana”, “Milonga del solitario”, “Piedra y camino”, “El poeta”, “Preguntitas sobre Dios”, “Sin caballo y en Montiel”, “Tú que puedes, vuélvete”, … , entre muchas otras, y sus composiciones han sido cantadas por reconocidos intérpretes, como Mercedes Sosa, Los Chalchaleros, Horacio Guarany, Jorge Cafrune, Alfredo Zitarrosa, José Larralde, Víctor Jara, Ángel Parra y Marie Laforêt, entre muchos otros, y siguen formando parte del repertorio de innumerables artistas, en la Argentina y en distintas partes del mundo. Yupanqui se afilió al Partido Comunista en un acto compartido junto a otros intelectuales en el mítico estadio porteño Luna Park y el artista sufrió las consecuencias de estar ideológicamente enfrentado al gobierno constitucional del general Juan Domingo Perón: se le prohibió tocar, grabar y publicar, y también se impidió que su música fuera grabada por otros intérpretes. Por ser opositor a Perón también estuvo preso durante nueve meses sin proceso ni condena; en otra ocasión, un oficial de policía le tiró en la comisaría una máquina de escribir sobre la mano derecha –seguramente no sabía que Yupanqui era zurdo–. Esa herida le dejaría ciertas secuelas que con el correr de los años afectarían su forma de tocar la guitarra. Las “Coplas del payador perseguido”, serían, al parecer, una respuesta a dicha agresión: “y aunque me quiten la vida/ o engrillen mi libertad/ y aunque chamusquen quizá/ mi guitarra en los fogones/ han de vivir mis canciones en l’alma de los demás”. Esta canción estuvo prohibida en algunos países, como, por ejemplo, en la España franquista. "Preguntitas sobre Dios"; que recordamos hoy, es una canción que sorprende y llega a atrapar por su sensibilidad y, en particular, por su contenido, que, en aquel contexto, resultaba totalmente revolucionario. Sobre esa canción, Atahualpa Yupanqui dijo estas bellas, sinceras y entrañables palabras: «”Preguntitas sobre Dios” es una canción que me trajo muchas satisfacciones y también muchos dolores de cabeza; en cierta ocasión, por cantarla, llegué a estar cien días preso en una cárcel. Yo no quiero faltarle el respeto a lo que la gente cree y ama; yo tengo la obligación de respetar. No soy muy creyente; soy un poco como era mi padre...; cuando mi madre me decía: “Yo soy creyente”, mi padre me miraba y decía: “Yo soy dudante”. Yo también soy un poco “dudante”, tengo algunas dudas...; Puedo decirles por qué soy dudante, no es una falta de respeto. Una vez me preguntaron: “¿Usted cree en Dios?”... Tengo mucho respeto por la imagen de Dios; mucho respeto por mamá, mi madre –adorable vasca, mi veces adorable, un millón de veces–; pero tengo también una duda que quisiera aclararles; una vez que termine mi duda podré rendirle mi homenaje a Dios, pero mientras tanto permítanme que guarde silencio. ¿Y cuál es esa duda?. Mi duda es muy sencilla. Un sacerdote amigo mio un día me preguntó: “¿Usted cree en Dios?”. Y yo le contesté: “Tengo una duda”... “¿Y cuál es tu duda?”, volvió a preguntarme... Y yo le respondí: “Usted me pregunta si creo en Dios, y yo a mi vez me pregunto: Dios, ¿creerá en mí?...; esa es mi duda”». Bellísimas palabras que son una extraordinaria y emotiva introducción para escuchar seguidamente la canción que, por cierto, tiene una total y absoluta vigencia.

 

domingo, 20 de noviembre de 2022

Un futuro que ya está aquí.


En este año 2022,
aprovechando que hace cuatro días (el 16 de noviembre) fue el centenario del nacimiento del escritor portugués, Premio Nobel de Literatura, José Saramago, y con la que está cayendo de todo tipo, se imponía releer algo de su obra antes de que acabe el año, y elegí para ello La caverna (la pérdida del empleo) que, con las dos novelas anteriores Ensayo sobre la ceguera (la pérdida de la vista) y Todos los nombres (la pérdida del nombre), forma un tríptico en que el autor deja escrita su visión del mundo actual. Si se tuviera que hacer una sinopsis del libro, hablaríamos de una pequeña alfarería frente a un centro comercial gigantesco. Un mundo en rápido proceso de extinción, otro que crece y se multiplica como un juego de espejos donde no parece haber límites para la ilusión engañosa. Todos los días se extinguen especies animales y vegetales, todos los días hay profesiones que se tornan inútiles, idiomas que dejan de tener personas que los hablen, tradiciones que pierden sentido, sentimientos que se convierten en sus contrarios En este sentido, una familia de alfareros comprende que ha dejado de serle necesaria al mundo. Como una serpiente que muda de piel para poder crecer en otra que más adelante también se volverá pequeña, el centro comercial dice a la alfarería: «Muere, ya no necesito de ti». Una impresionante parábola sobre el mundo actual y sobre el verdadero significado del cambio, una crítica feroz a la sociedad urbana consumista que, por desgracia, va desplazando a la vida rural, un oficio tradicional condenado a desaparecer, un gran centro comercial que te esclaviza y te atrapa,… y una sorpresa final insospechada (que no se desvelará aquí, claro). Me merece respeto la literatura de Saramago y la idea de la obra es brillante, criticar la globalización y el poder de los grandes centros comerciales en perjuicio de lo artesanal y el pequeño establecimiento, encarnándolo en un alfarero que de repente se encuentra sólo inútil en un mundo donde ha servido dignamente. Saramago nos pone, como siempre, en el disparadero. Con su habitual agudeza, nos habla de un mundo que lamentablemente es el nuestro, de personas que pierden su valor en la sociedad porque sus profesiones se van quedando obsoletas, animales que irremediablemente se extinguen y desaparecen de la tierra, la aparición de emporios y multinacionales sin alma que engullen y arrasan con todo... En fin, la destrucción del hombre en espíritu y forma.Enfrentarse a la prosa de Saramago, a la profundidad de su pensamiento, a su dominio del lenguaje siempre supone un placer inmenso y una fuente de sabiduría, aunque también (¿por qué no decirlo?) un cierto dolor de cabeza. Nunca destaca este autor por el ritmo o el suspense de su relato, pero en esta ocasión, esa ausencia casi total de historia llega a su máximo extremo. No es la mejor novela para iniciarse en el genio portugués, pero sí para deleitarnos en ella, es un libro en el que no pasan grandes cosas, al menos en apariencia, pero en el que en realidad pasa mucho, lo que ocurre es que debemos ser capaces de captarlo nosotros mismos, de leer entre líneas1. La lectura de este libro requiere conocimiento y comprensión literaria, una obra que contiene mucha filosofía.


Saramago, (el nombre es, al parecer, una broma del registrador, que hizo fortuna
y se mantuvo, al inscribir su nacimiento) hijo de campesinos iletrados, cursó algunos años en un colegio industrial, pero no terminó los estudios, y mucho menos fue a la universidad. Fue un trabajador de fábricas, un peón en el andamiaje, un rostro más entre los millones que nada podían hacer por su futuro más que rogar no ser despedidos para poder seguir teniendo techo y comida. Ese bagaje es parte de su obra. Fue un autor que creyó en el rol del artista como cronista comprometido de su época, un pesimista contradictorio que creía en la capacidad de los humanos, un “comunista hormonal”, un ateo, un intelectual que desafiaba las formas, que no temía enfrentar a la iglesia o los sistemas políticos con la pluma a través de una lógica precisa y cruel, que aseguraba que el sistema educativo actual “más que formar abogados o ingenieros...” debería tener como gran tarea”formar personas”, y lamentaba que sus colegas hacían una literatura “que ni siquiera era light“ sino que no tenía”nada adentro”. A la isla canaria de Lanzarote -que se encuentra más cercana a Africa, que a Europa- llegó con su tercera mujer, la española Pilar Del Río, para quedarse luego de que en 1991, su novela El Evangelio según Jesucristo no pudo participar en un concurso literario europeo ya que la obra, según el gobierno portugués, “ofendía las creencias del pueblo”. Pero aquellos años fueron los más fructíferos quizá, José Saramago habitó un paisaje lunar, despojado, una isla donde los volcanes habían borrado tiempo atrás todo atisbo de vida rural, a la que llamaba “el callejón del viento”, donde podía deambular tranquilo y escribir, lejos de los ruidos, lejos de las luces. Y lo hizo de manera furiosa, reflexiva, creando enormes alegorías y metáforas, con textos con una potencia simbólica inaudita, que una vez comenzados eran máquinas que nunca se detenían, de las que no se puede bajar tampoco. Obras como Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres, La caverna, El hombre duplicado, Ensayo sobre la lucidez, Las intermitencias de la muerte, El viaje del elefante y Caín. Y Saramago fue en sí una isla. Leerlo es recorrer los límites de nuestro entendimiento, visibilizar las costas de bella apariencia pero que pueden ahogarnos, que se presentan apacibles en la rutina y que bajo su manto, en realidad, protegen misterios y peligros que se nos escapan.


Para entender a Saramago, nada mejor que acudir a él mismo; ya en 1986, en La balsa de piedra, Saramago realiza su primera gran crítica al estado de las cosas en Europa. En la novela, la península ibérica se separa del resto del continente y navega hacia la deriva, al mismo tiempo que un grupo de personas comienza una búsqueda espiritual a partir de vivir situaciones extraordinarias, mágicas algunas. Allí se exponen los intereses camuflados, las miserias, los miedos, los deseos y también los sueños. En una entrevista de 2002, comentó: “Yo creo que hoy se está necesitando un debate mundial sobre la democracia, y quizá si lo hiciéramos nos daríamos cuenta de que esto que estamos viviendo y que llamamos democracia, no lo es. Es una pura falacia, es una falsedad, nada de lo que está pasando hoy en el mundo, en los países que se declaran democráticos, tiene que ver con la auténtica democracia. Se ha vuelto evidente que el poder real es el poder económico. El problema central es que el poder se escapó de las manos de los ciudadanos. No se escapó, se lo quitaron. Lo hicieron al organizar el mundo de forma tal que la economía debilita la capacidad política de los ciudadanos de intervenir en la sociedad que es la suya, de las que ellos son parte. Lo que pasa en el mundo, la publicidad, el discurso político, el mensaje, todo trabaja para que ganen ellos y nos movilicemos sólo para comprar un coche. Pienso en cómo el sistema canaliza la energía de un ser humano, su imaginación, su capacidad creadora para convertirlo en un comprador. Cuántas transformaciones llegarían si toda esa energía se concentrara en mejorar el mundo…” Saramago se hizo de la nada. Creció en un ambiente totalmente adverso y construyó una obra profunda, donde se dejó la piel para alertar sobre la necesidad de un cambio. Fue un intelectual poético, honesto, incluso cuando no tenía nada para decir. Una isla literaria, que como su balsa de piedra, creó a la deriva. Y que, a pesar de considerarse un pesimista nunca perdió la fe: “Los pesimistas son los únicos que tienen motivos para querer cambiar el mundo”.


Volvamos a la novela. ¿Os suena de algo “El mito de la caverna” de Platón? Por si acaso os pillo distraídos os pongo un poco al día. Es una especie de metáfora que Platón nos narra en el libro VII de su obra “La República”, en la que explora la diferencia existente entre el conocimiento que nos proporciona la razón y el que nos llega a través de los sentidos, uno imperceptible a simple vista y el otro aparentemente obvio. En la narración Platón nos explica como en un espacio cavernoso se encuentran desde su nacimiento varios hombres, encerrados y atados con cadenas, lo que les impide volver la cara y solo pueden mirar hacia adelante. Tras ellos hay la luz de un fuego que arde y que proyecta las sombras de otros prisioneros que transportan mercancías a través de un camino situado en un plano más alto. Los prisioneros que solo pueden mirar hacia una dirección lo único que perciben del mundo exterior son esas sombras. Y eso es lo único que ellos pueden ver y percibir del mundo. El filósofo nos plantea qué es lo que sucedería si de repente pudiesen volver las cabezas. ¿Cuál sería su realidad? ¿La que han conocido desde que nacieron o lo nuevo que ven?. Pero y si sacaran al exterior a uno de esos hombres y viera la luz del sol. ¿Volvería a su vida anterior tras haber conocido y comprendido el mundo de fuera? Pero si este hombre volviera a la caverna a liberar a sus antiguos compañeros ¿sería capaz de convencerlos? Probablemente no, no solo se burlarían de él sino que incluso tal vez intentarían matarlo. La idea, más o menos, es que lo que llega a nuestros sentidos no tiene porque ser la realidad absoluta y siempre podremos descubrir una realidad ajena a lo que vivimos en este momento. Esta explicación viene a cuento de algo, y es que la novela está inspirada en este mito. El gran centro comercial que Saramago critica es la caverna. Un lugar con sus propias reglas que marca la vida de sus ciudadanos, donde sus habitantes viven en un lugar frio y sin personalidad, sin poder ver el sol ni las estrellas. 'La ausencia de comunicación es total en un centro comercial', señaló el premio Nobel, 'donde el comprador no necesita intercambiar ninguna frase con el dependiente, a diferencia del diálogo inevitable que se establece en una tienda pequeña. Pero, junto a esa circunstancia, el único espacio público del mundo de hoy es un centro comercial. Antes las gentes se reunían en las plazas o en los jardines, pero ahora ya no son lugares seguros. Los grandes almacenes son, a la vez, las nuevas catedrales y las nuevas universidades. No tengo nada contra estos establecimientos, pero sí contra una forma de espíritu autista de consumidores obsesionados por comprar'. El trabajo esclaviza el espíritu y anula la personalidad. Pero para poder entenderlo mejor hay que leerlo. A la vez es una gran crítica a la sociedad consumista; los negocios tradicionales van desapareciendo a la vez que la sociedad consumista evoluciona a pasos agigantados. Son las grandes superficies las que marcan las tendencias y deciden nuestras necesidades. Incluso hace una comparativa del centro con Dios que tiene el poder de elegir. 'La amenaza constante hoy es perder el puesto de trabajo y eso condiciona la intervención pública de mucha gente que se autolimita. No desprecio la tarea de los sindicatos, pero van poco más allá de pedir un 0,5% más de aumento de sueldo, mientras las multinacionales lo dominan todo', dice Saramago. Las novelas de Saramago son únicas y siempre merece la pena leerlas. Impregnada ésta de su esencia nos cuenta como los tiempos cambian y las personas debemos o dejarnos llevar o luchar por lo que queremos. Como siempre el estilo de Saramago no es fácil de digerir para el lector poco acostumbrado, quizás demasiado para el lector que tome uno de sus libros por primera vez cuyo estilo tan peculiar puede llegar a agobiar. Narrado en tercera persona su prosa es densa y elaborada. Como suele hacer, no utiliza guiones en los diálogos sino que separa las frases por comas, y carecen de signos de exclamación e interrogación. El narrador omnisciente utiliza el presente para narrarnos los acontecimientos pero frecuentemente se cuestiona lo que ha de suceder o incluso se aventura en pequeñas conjeturas y reflexiones. En esta historia hay sueños y esperanza pero también desilusión y pesar. Quizás, repetimos, no es la novela más apropiada para empezar a leer al genio portugués pero, si uno ya lo conoce, seguro que se siente muy a gusto con los personajes y la historia de la alfarería. Es una lectura muy recomendable y, como el mismo Saramago dijo: “La caverna ha sido escrita para que la gente salga de la caverna”.

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1Como dice el mismo Saramago, “...Leyendo se acaba sabiendo casi todo, ...No sirve la misma forma para todos, cada uno inventa la suya, la suya propia, hay quien se pasa la vida entera leyendo sin conseguir nunca ir más allá de la lectura, se quedan pegados a la página, no entienden que las palabras son sólo piedras puestas atravesando la corriente de un río, si están allí es para que podamos llegar a la otra margen, la otra margen es lo que importa, A no ser, A no ser, qué, A no ser que esos tales ríos no tengan dos orillas sino muchas, que cada persona que lee sea, ella, su propia orilla, y que sea suya y sólo suya la orilla a la que tendrá que llegar,...”

 

jueves, 17 de noviembre de 2022

¿Es o no es Rod Stewart?


Próximo ya el 78
aniversario del nacimiento del cantante Rod Stewart (Roderick David Stewart para ser exactos) recuperamos una vieja y curiosa historia del cantante sucedida poco antes de dar su salto definitivo a la fama y después de descartar una eventual carrera como futbolista, la historia de “In a Broken Dream” de Python Lee Jackson. Pero, ¿Rod Stewart se hizo llamar en algún momento Python Lee Jackson? A principios de los años 70 surgieron varias canciones cantadas inequívocamente por él, bajo lo que muchos creyeron que era un seudónimo y una de ellas en concreto, “In a Broken Dream”, es considerada como una de las mejores interpretaciones de su carrera. En realidad Python Lee Jackson era el nombre de un quinteto australiano que tuvo un relativo éxito en su tierra entre 1965 y 1967. En enero de 1968 la banda se separó para reunirse de nuevo a finales de año en el Reino Unido. Fue en abril de 1968 cuando grabaron varias canciones y en tres números contaron como cantante con un por entonces todavía poco conocido Rod Stewart recién salido del Jeff Beck Group y que ya había fichado como solista por Mercury, pero que por problemas contractuales no pudo grabar nada para el sello hasta julio del 69. En octubre, se uniría a Ronnie Wood y a los restos de los legendarios Small Faces para fundar Faces. La grabación de voz de los Python no estaba yendo bien y el cantante y compositor del tema, Dave Bentley, acepta que le sustituya Rod; era 1968 y Faces todavía no habían triunfado, así que al desconocido cantante sustituto le pagan con unas fundas nuevas para los asientos de su coche (hay quien afirma que también se incluían alfombrillas; no entraremos en eso). La canción “In a Broken Dream” era muy buena y debió ser un éxito entonces (se acabó colocando en el puesto nº 3 en Inglaterra cuando fue reeditada en 1972 a rebufo del éxito de Rod como solista). Quién sabe si la historia hubiese cambiado y Rod no se hubiese convertido en el cantante de aquel grupo de extraño nombre.


 

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Va de festivales.



Para los aficionados/fanáticos de la música y los músicos actuales de cada momento, la temporada de festivales los tiene repasando carteles para no perderse las actuaciones más virales del año, hoy con una oferta enorme donde escoger, desde música pop hasta electrónica o alternativa. Los conciertos en directo han ocurrido desde siempre, pero no fue hasta los años 50 del pasado siglo que hubo una multitud reunida en torno a la música. Fue en Newport en 1954, con el primer festival de jazz anual de América; por su cartel han pasado músicos de la talla de Billie Holiday, Louis Armstrong y Ella Fitzgerald, y aún podemos disfrutar de él hoy en día en Rhode Island. Y entonces llegaron los años 60, la paz, el amor libre, la música y la ruptura de los convencionalismos, que se convirtieron en los protagonistas de los festivales, especialmente de The Monterrey International Pop Festival, el primer concierto masivo de rock de la historia. Un evento de tres días en California organizado en solo seis semanas. Allí fue donde América conoció a The Who, donde Janis Joplin lanzó su carrera y donde Jimi Hendrix quemó su guitarra.... y donde tuvo lugar el famoso 'Verano del amor' en 1967. A su reflujo, en los años 60, 70 y 80 todavía había un número relativamente bajo de festivales, pero en los 90 el boom los hizo colosales, épicos y totalmente masivos, naciendo como hongos festivales hoy reconocidos como punteros como Woodstock o, en nuestra casa, Canet Rock o Doctor Music Festival y conciertos multitudinarios como el de Bangla Desh, el We are the world, etc. sin embargo, está semiolvidado uno cuya primera edición se organizó en una pequeña isla inglesa en 1968, creciendo rápidamente en poco tiempo y acumulando tantísimo público que el Parlamento creó una Ley con la que exigían una licencia para reuniones de más de 5.000 personas. Esto terminó con el festival hasta 2002, año en el que fue resucitado en otra ubicación, donde aún se sigue celebrando. Nos referimos, claro, al Festival de la Isla de Wight, en el que, entre el 26 y el 30 de agosto de 1970, cientos de miles de personas se reunieron para ver las actuaciones de Joan Báez, Jimi Hendrix, The Doors, Donovan, Sly and the family Stone, John Sebastian, Ten Years After, Taste, Joni Mitchell, Miles Davis, Leonard Cohen, Melanie, Richie Havens, Supertramp, The Who, Tony Joe White, Emerson, Lake & Palmer, The Moody Blues y Jethro Tull (todo un catálogo y la historia resumida de la música pop) en el que se considera junto con los festivales de Woodstock, Avándaro y Monterrey como uno de los más importantes de la historia de la música. Se llegó a decir que el número de espectadores de esta edición de 1970 había alcanzado los 600.000, superando a Woodstock, aunque los promotores afirmaron que la cifra real era de la mitad. No obstante, la inesperada afluencia provocó (como se ha apuntado) la aprobación de la Ley de la Isla de Wight, que prohíbe reuniones en la isla de más de 5000 personas sin un permiso especial. Las dificultades de trasladar y alojar en la isla a un público tan numeroso, la oposición de los vecinos, así como las pérdidas financieras de esta edición significaron la suspensión del festival durante los años siguientes.




 

martes, 15 de noviembre de 2022

... temo que mañana lloraré ...



He de confesar que cuando inicié en el blog el repaso por algunas canciones, una de las primeras que me vino a la cabeza fue “Epitaph” de King Crimson. Sin embargo, he escrito textos sobre otras canciones. ¿Por qué? Porque no sabía (de hecho, no sé) como enfocar este tema. Describir “Epitaph” es complicado, como lo es describir todo el disco en el que se encuentra, In the Court of the Crimson King. Melancólica, extravagante, misteriosa, triste, evocadora, premonitoria… todos estos adjetivos vienen a la mente, pero creo que se quedan cortos, así que antes de intentar explicar su mensaje, hablaré de las sensaciones que provoca, pero aún antes pongámonos en antecedentes: Robert Fripp reunió a principios de 1969 a un grupo de extraordinarios músicos, Greg Lake (bajo), Ian MacDonald (mellotron, viento), Michael Giles (batería) y el letrista Pete Sinfield, dando comienzo a King Crimson, realizaron ese mismo año un álbum singularizado tanto por su contenido musical y temático, como por un impactante diseño de portada. El álbum era In the court of the Crimson King, en el que se entrelazaban capas de rock abrasivo y elementos de jazz atonal y psicodelia sinfónica, preludio del aire de amenaza que sostiene todo él, y que ni siquiera disipan los aires dulcemente pastorales que acompañan a la voz melodiosa de Greg Lake en temas como ‘I talk to the wind’ o el mismo ‘Epitaph’. La carátula, ya mítica, representa el poder deformante del miedo, da envoltura completa a una obra en la que Robert Fripp había buscado trasladar influencias de los Beatles, Jimi Hendrix y Miles Davis, artistas que sabían adelantar el futuro. “Epitaph” es una experiencia que se tiene que vivir, y como todas las experiencias que valen la pena, se tiene que vivir bien. Nada de música de fondo mientras se hace cualquier tarea, no. Hay que estar presente, integrarla en tu persona, que te entre por los poros de la piel y te destroce o rehaga el alma. “Epitaph” es magia. “Epitaph” es poesía dentro de un disco que, desde su portada hasta su última nota, es arte puro. Para la canción, su autor quiso dejar algo para el epitafio, tal como nos lo dice el nombre de la canción. Tanto el título como la letra se refieren al mensaje que se muestra en una lápida y, entre medio de una intensidad enorme, la voz se enfrenta a una lucha y teme que su epitafio será una confusión (algo que, por cierto, va muy bien con la música que practica el grupo). Greg Lake, su cantante: “Epitaph es básicamente una canción de cómo mirar todo con confusión en un mundo enloquecido”. King Crimson tenía la extraña capacidad de escribir sobre temas de una manera extremadamente profética, y el mensaje de “Epitaph” es hoy aún más relevante de lo que era cuando la canción fue escrita. 1969 fue un año funesto, lleno de guerras (Vietnam), crisis, muertes y una locura que empezaba a asomar la cabeza en la sociedad occidental, principalmente. Ahora, la cosa no solo no ha mejorado (sigue habiendo guerras, las crisis, tanto económicas como de otra índole están a la orden del día, y las muertes se cuentan por millones), los proféticos mensajes de nuestra protagonista canción no son parte del pasado. Aquella locura ya reina en el palacio del rey carmesí, que es el mundo entero.

domingo, 13 de noviembre de 2022

Quo vadis, Europa?

 


La pregunta
puramente retórica “Quo Vadis Europa?” es más pertinente que nunca en este año 2022 en el que la comunidad internacional, y Europa en particular, contempla con incredulidad el regreso de la guerra en nuestro continente. Si la Unión Europea es un actor político en constante cambio, la guerra en Ucrania nos obliga a redefinirnos como un actor global en el orden mundial: ¿qué impacto tiene esta guerra, y la inestabilidad que genera, en la política, economía y estabilidad social de Europa? La sociedad internacional está viviendo numerosos cambios en el siglo XXI: por la crisis financiera de 2008, el impulso y la «crisis» de la globalización, la amenaza terrorista, el cambio climático, la aparición de populismos y noticias falsas, la invasión de Ucrania, etc. Todo ello, coronado por la pandemia del coronavirus, cuyo impacto promete ser mayor de lo esperado dado que sus consecuencias se extienden a numerosos ámbitos: sociales, económicos, políticos, etc. y, además, cabe esperar que de él se deriven consecuencias estructurales más a largo plazo: transformación de las estrategias a nivel nacional y europeo y por supuesto en las relaciones internacionales. ¿Habrá alguna potencia que se erija definitivamente en el actor hegemónico? ¿Se perfilará más claramente un liderazgo de China o Estados Unidos? ¿O seguiremos asistiendo a un tablero mundial apolar? Siendo la UE el mayor espacio de libertades y democracia, nuestro destino está en manos de los europeos. Vamos a donde nuestras decisiones nos llevan y de nada sirve criticar a nuestros gobernantes, siendo nosotros los que les hemos dado en las urnas el liderazgo ejecutivo. Europa ha vivido en un régimen de confort bajo las premisas del Estado del Bienestar. A él debemos grandes conquistas sociales y, por supuesto, también parte las debilidades que hoy padecemos. La cuestión ahora, ante el desafío lanzado por Putin con la invasión de Ucrania, es saber si renovamos esas bases o buscamos nuevas fórmulas de convivencia a futuro. El líder ruso nos ha situado ante el espejo que deja ver nuestras arrugas, pero también ante la posibilidad de seguir tomando nuestras propias decisiones, nos enfrentamos a los riesgos que supone elegir el camino; el primero de ellos consiste en definir si queremos acometerlo fuertemente unidos o buscando cada cual las salidas sin pensar en el vecino (en las últimas crisis que ha vivido la UE, como el Brexit y la pandemia, se ha optado por la unidad; ante la invasión de Ucrania, inicialmente hemos vuelto a apostar por una respuesta única, pero con acentos demasiado pronunciados entre los socios y a medida que el conflicto se alarga, el peligro del sálvese quien pueda se pone más de manifiesto. La crisis energética y la inflación va a poner a prueba la solidaridad entre europeos en un invierno que se vislumbra muy duro). Otro camino fácil, que nos expone a más amenazas aun, es el de no querer madurar y seguir pensando que el mundo ideal en el que vivimos es gratis y no requiere de esfuerzo alguno, cuando los enemigos de la libertad y la democracia nos atacan; vivir del gas ruso, del modelo Otanizado de seguridad de Europa o no tener una política migratoria sensata ante el deterioro demográfico que afecta al continente, es sembrar miseria para las próximas generaciones. Tampoco sería la primera vez que Europa opta por soluciones fáciles y se entrega a gobernantes populistas; los problemas complejos no requieren soluciones simples, pero lo más probable es que los oídos se dejen seducir por los protagonistas del ruido: políticos, propagandistas, comunicadores y detrás de ellos, una nueva clase empresarial dispuesta a todo con tal de alcanzar el poder, para lo que emplean estrategias de discurso político gobernadas por el descontrol y el exceso, no es un régimen político sino una estrategia de conquista o de ejercicio del poder sobre un fondo de democracia, pero de manera exacerbada. En Francia, en Alemania, en España y, en muchos Estados miembro de la UE, estamos asistiendo a fenómenos de estas características que merodean las puertas de los Gobiernos y que pueden sentarse en los palacios de la toma de decisiones. Ante estos riesgos cada vez más ciertos debemos tomar conciencia de la trascendencia del momento y de la importancia de no perder los valores de la sociedad del bienestar que nos hemos sabido dar.


Por unas cosas o por otras, Europa1 siempre ha sido envidiada, deseada y puesta sobre un pedestal, ya en la mitología, y para muestra, un ejemplo del relato del rapto de Europa
(aunque, ojo, nada que ver el nombre de la doncella de la leyenda con el del continente; al parecer, Europa -nombre destinado, en principio, sólo a la Grecia continental-, al igual que Asia, fue antes un topónimo que un personaje mitológico): se cuenta que el enamoradizo dios Zeus, a pesar de su esposa Hera, tan celosa y vengativa, vio a la bella joven fenicia Europa cuando ésta estaba jugado con sus compañeras en la playa de Sidón donde reinaba su padre Agenor. Parece que las muchachas se encontraban junto a una manada de vacas, por lo que Zeus decidió convertirse en un toro de resplandeciente blancura y cuernos semejantes a una luna creciente, y se mezcló con el rebaño. Poco a poco, el blanco toro se fue acercando y acabó tumbándose a los pies de la bella Europa. Ésta, asustada al principio, va cobrando ánimo, acaricia al animal y acaba por sentarse en su espalda. Sin dejarla tiempo para reaccionar, el toro se levanta y se lanza hacia el mar, que cruzó nadando a gran velocidad. A pesar de los gritos de Europa, que se aferra a sus cuernos para no caerse, se adentra en las olas y se aleja de la orilla, Así llegan ambos a la isla de Creta. Allí, en Gortina, Zeus se transforma en águila, y consuma la unión con Europa junto a una fuente y bajo unos plátanos que, en memoria de estos amores, obtuvieron el privilegio de no perder jamás sus hojas. Fruto de estos amores Europa dio a luz tres hijos: Minos, Saperón y Radamantois. Zeus entregó tres regalos a Europa: Talos, un autómata de bronce, Laelaps un perro que nunca soltaba a su presa, y una jabalina que nunca erraba. Europa se convertiría en la primera reina de Creta porque, por designio de Zeus, se casaría con Asterión, el rey, y posteriormente con Asterio. Mientras tanto, en Fenicia, la familia de la princesa lloraba su pérdida, pues desconocían su paradero. Su padre, furioso por el rapto de su hija, dispuso que partiese de inmediato Cadmo, su hijo, para rescatar a su hermana, prohibiéndole que se presentara de nuevo en palacio si no era con ella. Cadmo decidió ir a buscarla, aunque para ello tuviera que recorrer todo el mundo conocido. Sin embargo, jamás logró descubrir el lugar donde Zeus la había escondido, e incapaz de regresar a casa y soportar el dolor de su padre, decidió fundar una nueva ciudad: Tebas.


Más allá del caso de Europa, en la mitología, particularmente en la griega, encontramos ejemplos de mujeres que son raptadas, e incluso una diosa sufre el rapto de su propio tío. El historiador Heródoto de Halicarnaso (484 a.C.-425 a.C.), a quien debemos la narración del rapto de Europa, nos dice en el libro I de su Historia que el motivo de escribir su obra es “que no llegue a desvanecerse con el tiempo la memoria de los hechos públicos de los hombres, ni menos a oscurecer las grandes y maravillosas hazañas, así de los griegos como de los bárbaros”. Con este objeto refiere una infinidad de sucesos varios e interesante y expone con esmero las causas y motivos de las guerras que se hicieron mutuamente los unos a los otros. Y, todo seguido, el escritor comienza a narrar los raptos de distintas mujeres como desencadenante más acuciante de las guerras. Las primeras “culpables” fueron las Sabinas, Proserpina,..., unas más famosas que otras, pero supusieron intercambios de mujeres entre Oriente (Asia Menor) y Occidente (básicamente Grecia).


La violencia ejercida sobre el sexo femenino ha constituido un aspecto bastante notable en la sociedad desde tiempos antiguos; la violencia en general y la sexual en particular, se habían convertido en un modo más de expresar el dominio que el hombre poseía sobre la mujer. Con el tiempo, esta pasó a reflejar la esencia del patriarcado, sistema que trata constantemente de fomentar la autoridad y la potestad del sexo masculino, quien pretendía hacerse escuchar siempre por encima de los demás, especialmente por encima de las mujeres, relegándolas a un segundo plano. La mitología griega no solo refleja en sus contenidos el sexismo imperante en la sociedad antigua, sino que a través de los mitos se contribuía a la naturalización, legitimación y reproducción del patriarcado. Es así como numerosos aspectos relacionados con la violencia aparecen en los mitos cogidos de la mano de alguna figura femenina, que es la quien sufre siempre las consecuencias.


A través del rapto de Europa y los principales autores clásicos que aluden a este relato mitológico en sus escritos, se puede reflexionar sobre el modo en que se ejerce la violencia sobre la protagonista. Un mismo hecho violento se puede representar e interpretar de distintas formas según la persona y el punto de vista que adopte ante una misma situación, lo que a su vez incluye, de forma automática, un estudio sobre el concepto central que envuelve su figura: el rapto mitológico, pues es el elemento que une gran parte de los relatos griegos donde el factor predominante es la violencia de carácter sexual que se ejerce sobre una figura del sexo femenino. Resulta ciertamente triste que la verdadera realidad de la mujer de la Grecia Antigua nos sea desconocida por la falta de fuentes femeninas. Si en el siglo V a.C. Eurípides da voz a mujeres como Fedra o Medea, no deja de ser un hombre quien les da voz. Por otra parte, las noticias que los autores masculinos nos dan sobre el mundo femenino, se limitan a “ciertas” mujeres, ya que de todos es sabido lo diferente que podía ser la vida según fuesen mujeres libres, esclavas, extranjeras, prostitutas…De cualquier forma, las mujeres estaban siempre bajo la tutela de un padre o marido (cosa no tan lejana aún ni tan “exótica” para nosotros, pues hasta el reciente año 1975 las mujeres tampoco podían, en España, abrir una cuenta corriente sin permiso del marido, si se casaba con un extranjero se perdía la nacionalidad aunque nunca se saliese de España…), y eso fue así desde el principio: la mujer bailando al son que el hombre tocaba. Y desde el momento en que la mujer pertenece al hombre, como los demás animales domésticos, en las permanentes guerras el rapto de doncellas, aún hoy, se convierte en el botín más apreciado.

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1Ovidio, en su obra “Fastos”, señalaba el día 14 de mayo como aquel en que se veía en el cielo la constelación de Tauro, el toro, y atribuye el origen del nombre al mito del rapto de Europa por Júpiter, bajo la apariencia de un toro. En su obra “Metamorfosis” relata este mito. Ay, Europa, noble doncella. Te sentaste cándidamente sobre el lomo de un toro de apariencia mansa y él te separó de los tuyos para siempre. Apenas el animal penetró con sus patas en el agua, cuando tú ya intuiste que no podrías regresar a la orilla, cada vez más distante. Se marchitaron de pronto las guirnaldas que adornaban su testuz y bajo ellas reapareció la naturaleza de la bestia. Qué paradoja: hubiste de agarrarte con fuerza a tu captor para no caer al agua, para no ahogarte en ese mar tuyo, ese mar nuestro testigo del abuso que se cometía contra ti. Cuando arribásteis a la ribera a donde te conducía para poseerte, Júpiter se despojó de su disfraz de toro y se manifestó ante ti con todo su esplendor divino. Y tú, virgen ingenua, le temiste más que cuando parecía un toro manso. Luego, Júpiter premió al toro de cuya apariencia se había valido para raptarte, colocándolo en el cielo, entre las estrellas. Y a ti te dejó preñada flotando sobre el mar, extensa, varia, hermosa, para que muchos pueblos pudiéramos llamarte patria.


jueves, 10 de noviembre de 2022

Por África... aunque no se sepa.



Gilbert O’Sullivan, nacido Raymond Edward O'Sullivan (en su primer contrato como compositor se le sugirió que cambiara su primer nombre a Gilbert como un juego de palabras sobre los compositores de operetas en la época victoriana William Gilbert y Arthur Sullivan), es un cantante y compositor irlandés, autor de un un pop calmado con sofisticados arreglos orquestales y un soft-rock de fácil escucha que conquistó a comienzos de los años 1970 las listas de ventas. Entre sus canciones más recordadas se encuentran Alone Again (Naturally), Clair y Get Down. Pero hoy recordaremos Nothing rhymed, de finales de 1970, que Sullivan ha contado que surgió, tanto la letra como la melodía, de ver por televisión una película/reportaje de niños hambrientos en África (durante la guerra civil nigeriana), que el historiador del pop Paul Gambaccini describió como una de las grandes canciones de todos los tiempos y que sentó las bases para que otro músico irlandés, Bob Geldof, líder y vocalista de la banda The Boomtown Rats, creara en 1985 la fundación «Band Aid Trust», que se financiaría a través de dos conciertos realizados en Estados Unidos e Inglaterra, llamados Live Aid para pedirle a los países ricos y al G8 que redujeran la deuda de los países africanos, y que se comprometieran a ayudar en el combate de la pobreza. Volviendo a la canción, Sullvan explicó en una entrevista cómo llegó a escribirla: “Me inspiró en la primera vez que se mostraban niños hambrientos en la televisión y realmente resonaron en mi mente todas aquellas imágenes. Sólo escribo sobre lo que leo en el periódico y lo que veo en la televisión. Soy un buen observador, por lo que incorporo todo tipo de cosas que veo a mi alrededor, lo que me gusta porque significa que no solo me quedo con el tema. Y canciones como Nothing Rhymed tratan sobre el tipo de cosas que a menudo lees, sobre el horror y la violencia que ocurre en el mundo, el hambre, esos temas son las cosas cotidianas que a menudo me interesan como letrista.”


If I give up the seat I've been saving

To some elderly lady or man

Am I being a good boy?

Am I your pride and joy?

Mother please if you think say I am

And if while in the course of my duty

I perform an unfortunate take

Would you punish me so

Unbelievably so

Never again will I make that mistake

This feeling inside me could never deny me

The right to be wrong if I choose

And this pleasure I get

From say winning a bet

Is to lose

When I'm drinking my Bonaparte Shandy

Eating more than enough apple pies

Will I glance at my screen

And see real human beings

Starve to death right in front of my eyes

Nothing old, nothing new, nothing ventured

Nothing gained, nothing still-born or lost

Nothing further than proof, nothing wilder than youth

Nothing older than time, nothing sweeter than wine

Nothing physically recklessly, hopelessly blind

Nothing I couldn't say

Nothing why 'cos today

Nothing rhymed

This feeling inside me could never deny me

The right to be wrong if I choose

And this pleasure I get

From say winning a bet

Is to lose

Nothing good, nothing bad, nothing ventured

Nothing gained, nothing still-born or lost

Nothing further than proof, nothing wilder than youth

Nothing older than time, nothing sweeter than wine

Nothing physically recklessly, hopelessly blind

Nothing I couldn't say

Nothing why 'cos today

Nothing rhymed