Johannes Brahms (1833-1897), fue uno de los compositores más importantes y respetados de su tiempo; considerándose a la altura de Bach o Beethoven y formando el grupo de las tres «B» alemanas de la historia de la música. Brahms continúa con la tradición romántica europea, incluyendo partituras teñidas de ideas musicales de diversos folclores, como el húngaro o el turco. Destacó además por ser un excelente pianista y violinista al que sumó una gran amistad con Robert Schumann. Brahms a la edad de 20 años (en 1853), inició una gira de conciertos acompañando a un violinista húngaro. Gracias a este contacto directo con la música húngara tomó las primeras referencias para componer sus Danzas Húngaras. La Danza húngara Nº 5, la que nos ocupa, escrita en compás binario tiene dos partes diferenciadas. La primera presenta el tema melódico principal, con cambios de dinámica, ritardandos que frenan el discurso musical y con una fuerza y energía sorprendentes; la segunda parte es mucho más viva y rápida, llena de virtuosismo y acrobacias. En la tradición húngara estas danzas se bailan como exhibiciones de agilidad con saltos y pasos muy marcados que requieren de una gran técnica y buen estado físico. En otro orden de cosas, El gran dictador (en inglés The Great Dictator) es una película estadounidense de 1940 escrita, dirigida y protagonizada por el británico Charles Chaplin, también conocido por su personaje Charlot, único cineasta en Hollywood que seguía realizando películas mudas cuando el sonido ya estaba plenamente implantado en el cine, y esta fue su primera película sonora y la de mayor éxito (aunque a nuestro país llegara con décadas de retraso). Esta obra maestra del cine contiene varias escenas en las que la música clásica está presente, y por esto hemos querido traer aquí una de las más conocidas, la escena de la barbería. En El gran dictador, Chaplin interpreta dos papeles: el del dictador Adenoid Hynkel (parodia de Adolf Hitler) y el del barbero judío. En dicha película se hace una crítica feroz al nazismo, al antisemitismo y al fascismo. En la divertida escena de la barbería, el personaje del barbero judío se dispone a atender a un cliente al ritmo de la Danza húngara nº 5 de Johannes Brahms, y así enjabona, afila sus navajas y afeita al cliente que entre sorprendido y un tanto aterrado, ve como el barbero hace su trabajo, y muy bien por cierto. Una gran escena con una música que difícilmente podremos separarla de estas imágenes desde ahora.
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