No es ahora momento ni lugar para criticar o elogiar tales acusaciones, de las que, por otra parte, hay fundadas sospechas de que tienen un trasfondo de verdad, en el sentido de que el Banco de España no podía ignorar la situación real de nuestra economía ni de las entidades sujetas a su supervisión y que todo indica que equivocó la actuación en el intento de corregirla (o en la inacción de no hacerlo), máxime cuando el propio responsable actual de la Asociación Española de Banca (AEB), anteriormente ligado al Banco de España, admite que "algunas cosas no se hicieron bien" aunque deja ver que no sería correcto pedir responsabilidades (?).
Hay, sin embargo, dos pequeños detalles que no pueden pasarse por alto, como son el momento elegido por Durao Barroso para lanzar sus críticas y la reacción corporativa de los dirigentes de nuestros bancos.
Respecto a la primera cuestión, es llamativo que Durao lance sus invectivas cuando está a punto de dejar el cargo, y uno se pregunta ¿Por qué ahora? ¿Se ha enterado de golpe? Es difícil creer que no lo supiera antes, con toda probabilidad "in time", en el tiempo que estaba ocurriendo. ¿Por que no lo denunció? ¿Peligraba su cargo? ¿Hubiera contribuido o no a una solución efectiva?.... Se admiten apuestas.
¿Nubarrones? |
En cuanto a la segunda, algunos presidentes de bancos elogian sin dudar la actuación del Banco de España y, curiosamente, citan como ejemplo demostrativo de su correcto proceder la implantación de las provisiones anticíclicas,m olvidando muchos otros detalles no tan evidentes ni tan positivos. Lo que ocurre es que citar, precisamente, las provisiones anticíclicas en los riesgos asumidos es demostrar cierta desmemoria ya que fueron establecidas por el Banco de España en 1999, cuando "España iba bien" y cuantos aconsejaban (aconsejábamos) prudencia y rigor eran tachados de peligrosos visionarios negativos. La implantación de tales provisiones provocó que la mayoría de entidades pusieran a bajar de un burro (educadamente, por supuesto) al entonces Gobernador de la institución Luis Ángel Rojo, si bien la idea de buscar un mantenimiento de solvencia de las entidades ajeno al día a día fue tomada con entusiasmo por los redactores de los sucesivos Acuerdos de Basilea y, con cierto debate jurídico previo, incorporado a estos documentos. Es decir, que el argumento que usan para defender la actuación del Banco de España es muy anterior al indicado por Durao Barroso y, curiosamente, rechazado enérgicamente por los mismos que lo defienden.
¿Política, economía, ética...? También apuestas sobre la mesa.
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