domingo, 22 de junio de 2014

Estados Unidos por el buen camino con la emigración

La casualidad ha querido que el mismo día confluyan dos hechos que, sin que pueda afirmarse que tratan exactamente de un mismo tema, ayudan a contextualizar una problemática creciente, de múltiples aristas y a la que, por una razón o por otra (todas de índole política), no se le presta la atención aue merece.

Por un lado, el día referido, 20 de junio, se conmemora un año más, desde que la ONU lo implantó en el año 2000, el Día Mundial del Refugiado, haciéndolo coincidir así con el aniversario de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951  y este año bajo el lema de "Una familia separada por la guerra es demasiado".  En palabras de la ONU, "Cada minuto, ocho personas lo dejan todo para huir de la guerra, la persecución o el terror y la mayoría tienen que elegir entre algo horrible o algo aún peor.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, también conocida como ACNUR, trata de proporcionarles cierto bienestar, pero tiene que hacer frente a un número cada vez mayor de desplazados". Y lo dramático es precisamente eso, que el problema va en aumento por el incremento del número de conflictos que se originan cada año en cualquier parte del mundo. En el mensaje lanzado por Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU, con motivo de este día, se afirma que «La mayoría de los refugiados de todo el mundo (86%) viven en el mundo en desarrollo, frente al 70% hace tan solo 10 años. Muchos de esos países han mantenido sus puertas abiertas a las personas que buscan seguridad y han demostrado una generosidad que supera con mucho sus posibilidades. Hago un llamamiento a todos los Estados Miembros y a nuestros asociados en la sociedad civil para que hagan todo lo posible por apoyar a las naciones y comunidades que han acogido en su seno a las personas desplazadas por la fuerza.» Para que la visión ses completa. conviene no olvidar lo que piensa en voz baja más de uno y que, por ejemplo, Andrew Harper, responsable de ACNUR en Jordania, uno de los países que más refugiados ha acogido, sirios, iraquíes o palestinos. No se muerde la lengua Harper cuando dice que la Conferencia de paz de Ginebra no ha servido para nada, que los países ricos se desentienden del problema aportando cada vez menos fondos para atender a estas gentes, que no es un problema humanitario sino político y que falta voluntad política de unos y otros para afrontarlo.

Antes de mencionar la otra noticia vinculada, una pregunta de reflexión: supongamos que una, diez, cien o mil de estas personas, encuadradas en esa situación desesperada y sin futuro,deciden que su única salida para vivir, ella y los suyos, se encuentra tras unas fronteras protegidas por cuchillas o por alambre de espino ¿se detendrán? Sólo alguien vocacionalmente insensato e incapaz de analizar globalmente los problemas más allá de unas elecciones puede pensar que unas  cuchillas, por atroces que resulten, pueden detener la voluntad de quien sólo (SÓLO) quiere VIVIR. Podrán evitar un salto, diez, cien, pero no el flujo continuo (y como hemos visto, creciente) de seres humanos que busca, repetimos, tan solo poder vivir.
Atisbando un mundo mejor

Por eso es importante la segunda noticia (para variar con estas cosas. con escaso o nulo eco en los medios) y es que Estados Unidos, por boca de su vicepresidente Joe Biden, ha anunciado un amplio programa de apoyo que permita frenar la creciente migración (en especial de niños no acompañados) desde Centroamérica. El plan, de acuerdo a lo expuesto en una conferencia de prensa junto al presidente guatemalteco Otto Pérez, está dotado de 40 millones de dólares para un programa de educación para jóvenes en riesgo en Guatemala y una campaña de información.
Además, informó de un desembolso por 116 millones de dólares para reforzar la seguridad centroamericana y evitar la oleada de migrantes que cruzan la frontera de México y luego buscan llegar a la frontera sur de Estados Unidos.
Biden también recordó que Estados Unidos destina unos 9,6 millones de dólares adicionales a los gobiernos centroamericanos para apoyar la reintegración de los menores que migran a sus hogares en sus países.

Eso es ir en la buena dirección. Qué duda casbe que la medida tiene un componente importante de velar por la seguridad interior de EEUU controlando los flujos migratorios, pero eso no quita valor global a la iniciativa. Las migraciones son la base de nuestra cultura y progreso, en una evidencia que sólo se atreven a negar los "guardianes de las esencias" representantes de "raza" superior diferente, y tratar de impedirla, aunque sea por medios violentos, es,al final, como pretender poner puertas al campo. Hay que analizar las razones que justifican el deseo de abandonar el propio país y, en lugar de invertir, por ejemplo, en la instalación de una frontera con cuchillas, invertir en el país de origen para hacerlo atractivo a quien busca un futuro, em acciones que a la larga revierten en el inversor. No somos ingenuos, eso es algo que, por sí solo, puede hacerlo Estados Unidos y quizá ningún otro país, y han de ser acciones políticas coordinadas de largo recorrido pero, yendo a la primera noticia, la de los refugiados, o trabajamos todos los países juntos en hallar soluciones válidas o puede llegar un momento en que el problema de la emigración (incluyendo desplazados por conflictos bélicos) nos supere y no tenga solución.
También es cierto que mientras se estudian caminos, todo lo que rodea la inmigración se ha de atender debidamente, pero cada gobierno tiene la opción de ser líder en la búsqueda de soluciones positivas o líder de la represión sin más y la instalación de cuchilllas.

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