jueves, 5 de junio de 2014

Disminución del paro, sí, pero,,,

Se han publicado los datos, realmente halagüeños, referidos a la importante disminución de las cifras de paro. Todos hemos de estar contentos con la noticia, por supuesto, pero seguro que estaríamos más contentos si esa disminución de cifras se correspondiera con una mejora real de la situación laboral, pero, por desgracia, los datos que la rodean y que la alimentan parecen ir de forma tozuda en otra dirección.

Desgraciadamente no es un tópico decir, repitiendo lo que proclaman voces autorizadas, que España ha perdido toda una generación de trabajadores/ciudadanos/contribuyentes/pensionistas entre la crisis (más social que económica) y la inacción y manifiesto desdén hacia el problema por parte de quien, en teoría,, debería ser el primero en intentar solucionarlo.
La otra reflexión, que en ninguna forma puede tomarse como tópico, orbita alrededor de la evidencia (a mi juicio) que el trabajo debe permitir VIVIR. Otra cosa es que el trabajo sea más o menos agradable, duro, responda o no a vocación... pero su desempeño correcto ha de permitir al trabajador y su familia vivir dignamente, Y quien diga que eso es una utopía exhibe una absoluta ignorancia económica y social, porque se puede conseguir, y de hecho se ha conseguido en épocas económicas y sociales muy difíciles.

Curiosamente, la sociedad en general parece haber aceptado que eso sea así y todo indica que se reserva el poder trabajar a los elegidos (políticos aparte, por favor: hablamos de trabajar); basta echar un vistazo a las demandas de trabajo publicadas que, en general se pueden clasificar en tres patrones:

- Las demandas de ejecutivos/directivos, bien pagados, que encierran un arcano más allá de la preparación, experiencia o perfil.
- Las demandas de lo que sea con un sueldo digno, llenas de trampas imposibles de cumplir en forma de criba, con requisitos por encima o por debajo de la realidad (y de las que, por cierto, se hacen cómplices las empresas de selección)
- Las demandas generales, con sueldos de miseria y condiciones de semi-esclavitud con el agravante de que, cuando alguien expone el problema, la respuesta del patrón suele ser del tenor de "pues si no lo quieres, hay cola para conseguirlo". Repugnante y dramático.

Dejo al arbitrio del lector adivinar cuál es el segmento de demanda que más crece.
Pensemos ¿vamos hacia esto?

Caso aparte son las "empresas" que timan con toda desfachatez a la gente necesitada prometiendo imposibles, a cambio, además, de pagos. Contra ellas, ningún comentario: código penal sin más, con obligación de devolver lo estafado.

Por último no puede olvidarse en este panorama a la Administración, con su conocida congelación de personal. No se sabe muy bien como interpretarlo, pero quizá fuera conveniente que, en los contados casos en que puede contratarse personal, cumplan con la máxima de conceder igualdad de oportunidades. Hace unos días me llegó la noticia de la convocatoria en concurso abierto por el ayuntamiento de Villamulas de Enmedio, pongamos por caso, de una plaza de limpia-polvo de los soportes de teléfono, también pongamos por caso, para el que era, no mérito, sino requisito necesario para acceder al concurso, el acreditar haber ejercido durante al menos cinco años como limpia-polvo de los soportes de teléfono en el ayuntamiento de Villamulas de Enmedio. Curioso cuando menos en un concurso abierto.

Algunas cosas posiblemente puedan calificarse como anécdota, pero, en general, falta un tramo largo, y una reflexión muy seria de los agentes sociales antes de lanzar las campanas al vuelo por un pretendida recuperación que no será tal hasta que todo el que quiera trabajar pueda hacerlo a cambio de un sueldo que le permita llevar una vida digna (no enriquecerse, no se confunda) a él y su familia.

Es desgarrador comprobar que lo que se leía hace no mucho tiempo con palabras de Miguel Hernández (y música en esta ocasión de Serrat) y que se identificaba con el pasado cada vez se teme más como retrato de un futuro atroz si no se presta la debida atención. 


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