Se está hablando mucho estos días de lo que al parecer rodea la designación de Qatar como sede del mundial de fútbol, un país con una estructura política cuestionable, con un clima que aleja la práctica habitual de ese deporte y una afición quizá en aumento pero que en ningún momento provoca las pasiones a las que estamos acostumbrados en el mundo del fútbol. Es vox populi que Qatar "compró" su designación y ahora se está investigando y analizando a quién, por qué y a cambio de qué.
Sin embargo, en el país que conquistó merecidamente sobre el terreno de juego el campeonato del mundo celebrado en Sudáfrica, hecho del que las autoridades se apresuraron a identificar como bandera de una Marca España (que sigue, por cierto, sin saberse muy bien por qué está integrada), no ha recibido el mismo interés informativo otra noticia, también relacionada con el deporte rey pero que podría afectar a la limpieza del proceso global (no de la conquista del título, ojo) en el cual España alcanzó la cumbre del fútbol y permitió la aludida identificación de la Marca España.
El diario estadounidense The New York Times aseguró que
varios partidos amistosos previos a la Copa Mundial de Sudáfrica 2010 fueron
arreglados, hecho que ha reconocido la Federación Internacional de Fútbol
Asociación (FIFA) en uno de sus informes confidenciales, donde se admite que
algunos árbitros fueron sobornados para beneficiar a las apuestas.
El rotativo asegura que esos árbitros recibieron
cuantiosos pagos por parte de un grupo con sede en Singapur, a fin de que
pitaran a favor de ciertos equipos en al menos cinco encuentros en África (se cita, entre otros. el partido Sudáfrica-Guatemala, finalizado con un 5-0 a favor del equipo de casa después de un sinfín de jugadas polémicas)
El informe de la FIFA detalla que el grupo de Singapur pagó para que la
Federación de Fútbol Sudafricana designara a dichos árbitros para los partidos
amistosos tras ofrecerse a pagar los gastos de los
colegiados y manipulando a los directivos.
Cabe resaltar que al menos 15 partidos fueron objeto de
actos de corrupción en las fechas previas al magno evento deportivo, una
acusación difundida por The New York Times que encuentra confirmación de los sobornos en la gran
actividad despertada de repente en las casas de apuestas en torno a dichos encuentros,
donde se especulaba sobre el número de goles que metería cada equipo.
El escándalo sobre la influencia de la mafia en partidos de
fútbol tiene lugar justo antes de que arranque el Mundial de Brasil
2014, lo que supondría un nuevo golpe para la FIFA en la organización del
polémico (por varias razones) evento deportivo. Es un tema delicado, este de la conexión del deporte con la corrupción y las mafias, un tema que ya ha merecido la atención de organismos internacionales como el GAFI, que viene denunciando hace tiempo el uso del fútbol en concreto para el blanqueo de capitales, y un día sería bueno abordarlo con serenidad y seriedad sin esperar, por ejemplo, que algún malintencionado vincule estos escándalos con la deseada Marca España. ¡Sólo faltaría!
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