Cuando nuestros políticos son la cuchufleta de los foros internacionales, cuando nadie sabe muy bien el rumbo de la economía española (y no digamos de la industria y del mundo laboral en general), cuando la preocupación del ejecutivo es inundar la sociedad de decretos que van denunciándose uno tras otro por presunta inconstitucionalidad con la virtud de ir creando problemas para cada solución anterior, es un soplo de aire fresco que el Financial Times publique que el primer lugar del ranking de las escuelas de negocios europeas lo ocupa el entrañable (permitidme la expresión, toda vez que quien suscribe es profesor asociado de la institución, y es legítimo sentirse también reconocido, en la parte que toca) Instituto de Empresa, ahora IE Business School. Lo auténticamente llamativo es que dentro de las seis primeras escuelas analizadas por la publicación citada se encuentran también Esade, en quinta posición, e Iese en sexta, figurando también en el lugar 23 Eada.
Para la elaboración del ranking se han tenido en cuenta la calidad de los programas desarrollados, tanto si son abiertos como a medida, variedad de procedencia del alumnado y profesorado, las propias encuestas de satisfacción de los alumnos y las valoraciones ofrecidas por las empresas que reclutan personal procedentes de esta formación. En momentos convulsos en nuestro país en materia de enseñanza de lenguas propias, y ante la evidencia contrastada de que tres de las escuelas citadas son de Barcelona y en ellas se imparte la formación en inglés, castellano.... o catalán, dependiendo de cada particularidad concreta, no deja de ser curioso que uno de los puntos fuertes valorados por la encuesta del Financial Times es, precisamente, la internacionalización de las escuelas españolas, lo que demuestra que, incluso a este nivel, la lengua propia no es un escollo.
Bien, ahora sabemos que nuestras escuelas de negocio forman de manera exquisita a sus alumnos.... que tienen que marchar fuera del país a crecer trabajando y aplicar esos conocimientos excelentes.adquiridos. ¿Sabría tomar nota el ejecutivo de que de nada sirve el orgullo de tener la mejor formación del mundo si no se acometen de una vez y en serio políticas de reactivación económica con el fin de no perder ese enorme talento y calidad?
Eso sí, como conclusión, la más cálida enhorabuena a las instituciones citadas.
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