domingo, 9 de octubre de 2022

La unión de España.


A tres días escasos de conmemorar los fastos del 12 de octubre, la Fiesta Nacional (conocida también como de la Hispanidad o de la Raza) en los que, sobre todo, se glosa la unidad de España, parece un momento oportuno de continuar nuestra crítica recurrente a las “verdades asumidas” sin más, sin la pretensión con ello de llevar la razón ni, desde luego, sin querer “aguar la fiesta” a nadie. Sólo reflexiones.
Sapere aude (“atrévete a saber” o, para otras fuentes, “ten el valor de usar tu propia razón”), que ya dijo Horacio en el siglo I a. C., hace unos cuantos años, en su Epístola II del Epistularum liber primus. dando por sentado que la historia es un arma ideológica de incalculable valor en la que la técnica es sencilla: se cuenta lo que se quiere y como se quiere, no lo que realmente ocurrió y cómo. Ensayos y novelas, medios de comunicación o políticos arriman el ascua del relato a su sardina. El poder autocrático siempre ha diseñado una historia a su medida: Franco se pintó en un cuadro como el Cid (el de Menéndez Pidal) revivido. El poder ha falsificado muchas veces la historia, reduciéndola a veces al absurdo.


Para estas reflexiones nos apoyaremos en parte en la obra del prestigioso historiador y escritor José Luis Corral1, quien ya de entrada afirma que la unidad de España desde la época de los Reyes Católicos es una "falsedad tremenda" ya que en el contexto histórico en el que se enmarca el relato, no existía el Estado español: "
España solo existe como nación desde el punto de vista político y jurídico desde 1978, Antes podía llamarse España, pero era otra cosa: el imperio de los Austrias o el reino de los Borbones, donde también estaban América, Filipinas o el norte de África, La unión forjada en tiempos de los Reyes Católicos fue "dinástica" y "no política"”. Fernando el Católico se proclama rey de las Españas, no de España, una verdad que rompe con verdades establecidas que no son ciertas. Otras tergiversación más sería la supuesta unidad de la nación española forjada por Isabel y Fernando: los Reyes Católicos son una construcción interesada que ha tenido éxito a lo largo de los siglos. “La idea que nos han vendido desde siempre, y que se amplificó mucho durante el franquismo, es que los Reyes Católicos se casan y se funda España. No. Lo que hubo fue una unión dinástica entre Isabel y Fernando, una de la corona de Castilla y el otro de Aragón”. La lucha por mantener o hacerse con el poder en esos territorios, los tejemanejes e intrigas que se generan tras el fallecimiento de la reina dejan en simple juego de niños a cualquiera de los capítulos de la serie televisiva House of Cards2; hay asesinatos, palabras al oído y secretos que no se pueden desvelar, disputas, en definitiva, por dominar las casas de Castilla y de Aragón que sentaron las bases de lo que sería el Imperio en el que nunca se ponía el sol.


A mayor abundamiento, eso que no se cansaban las derechas de repetir machaconamente, particularmente el gobierno Rajoy, de que España es la nación más antigua de Europa, tampoco es verdad. “
Tenemos una perspectiva muy de presente, pensamos que España tiene una estructura moderna, pero no es así ni jurídicamente ni políticamente ni económicamente ni territorialmente. No hay que irse demasiado lejos en el tiempo para darse cuenta de que la España que conocemos hoy es, en realidad, bastante novedosa. No tiene nada que ver con la de 1969 por ejemplo; para empezar es un 60% más pequeña por la pérdida del Sahara y Guinea Ecuatorial. La construcción del estado español moderno es de 1978. En el ordenamiento jurídico español de 1969, el Sáhara o Guinea eran tan españolas como la provincia de Albacete, y cuando José Antonio Primo de Rivera decía que España era una unidad de destino en lo universal no era verdad. Cuba ya no era española entonces, pero sí lo había sido pocos años antes. Desde diferentes posturas españolistas se está falseando lo que fue el matrimonio de los Reyes, que fue una unión dinástica que nunca llegó a una unidad política, ni económica ni jurídica de lo que era la corona de Castilla y la corona de Aragón3.”.

Bien mirado, la gente no se va a molestar por la Historia auténtica, el problema es que los políticos la usan para manipular pero lo cierto es que la historia de España está llena de luces y de sombras, más sombras que luces. Falta mucho conocimiento histórico. Los alumnos de la universidad llegan con una historia (con minúscula) hecha de tópicos pues la Historia se enseña como si fuera el catecismo. No enseñes fechas o nombres, enseña a buscar el por qué de las cosas; así se cuenta bien la Historia y eso crea ciudadanos maduros, críticos y reivindicativos, por lo que el poder nunca quiere ese tipo de enseñanza, no le interesa. Cierta derechona exagera y deforma nuestro pasado glorioso, incluso la extrema derecha está manipulando la historia de forma torticera, (por ejemplo, que Vox salga diciendo que hay que ilegalizar partidos que no creen en la unidad de España cuando ésta es, en realidad, tan reciente.. ), parte de la izquierda y los nacionalismos estrechan los éxitos y aumentan los defectos; esos éxitos no dependen de la gente, sino de los dirigentes y la clase dirigente española, por lo menos desde el siglo XVI, ha sido pacata, egoísta hasta límites increíbles y muy pagada de sí misma. Y lo sigue siendo. Este mundo no es tan distinto del de los Austrias; la libertad se gana, pero hay que defenderla. Si nos olvidamos de nuestros derechos y nos relajamos en la defensa de las libertades nos equivocaremos y estaremos condenados a que haya una época de regresión. Esperemos que los jóvenes lo entiendan y no ocurra.


En “
El vuelo del águila”, novela histórica de Corral, un relato sobre esos tiempos que combina personajes reales – y de la realeza - con una familia ficticia de médicos judíos conversos,. la muerte de Isabel II en 1504 es el punto de partida, y los médicos, que no existieron pero representan el "paradigma" de todos los sefardíes que se quedaron en la península Ibérica en 1492, conviven de forma "muy acompasada" con personajes como Fernando el Católico, Felipe el Hermoso o Maximiliano de Austria y se convierten en unas herramientas que van destrozando mitos y figuras históricas. Reyes, reinas y nobles se adentran en el lado oscuro. Aquel mundo no es tan diferente de este, pues. “Este es un país sin ideología, sin líderes importantes… porque el líder importante es aquel que va delante pero pegado a la gente. Es el primero que entra y el último que sale. Y de eso no hay. Manuel Azaña sería uno de los líderes históricos más respetables. No hay personajes beatíficos en el poder, para mantenerse ahí, hay que tener un colmillo muy afilado”. Este texto retrata una faceta que trasciende a la que "nos han contado", basada en la grandeza política, la expansión por Europa y América y el esplendor literario del Siglo de Oro y aparecen conspiraciones, recelos, envidias y todas las insidias de la corte. Todo comenzó con la muerte de Isabel la Católica, cuya consecuencia directa fue la pérdida del territorio de Castilla por parte de Fernando, una situación que esquivó el monarca al provocar que se tachara a Juana la Loca de "inhábil" para el cargo y se le nombrara a él como regente.(el de Juana I de Castilla y su locura es uno de los temas que también se tocan; todos estaban interesados en que estuviera loca porque era una mujer independiente y, si hubiera gobernado, hubiera roto el sistema y descontrolado a mucha gente). A los personajes históricos como Juana, su marido Felipe el Hermoso o su hijo, Carlos I, los ha perfilado el autor con un "toque personal", que, puntualiza, no aparece en las grandes crónicas históricas pero sí en los pequeños documentos y relatos de la época, a partir de los que se ha documentado. En el libro hay Historia (con mayúsculas, mucha y bien documentada), pero también ficción. En palabras del autor, “Lo complejo de una novela histórica es que la ficción y la realidad se ensamblen sin chirriar. Para eso he utilizado la verosimilitud en la ficción y la veracidad en la parte histórica".


No obstante, a pesar del desencanto, pasado y presente, y de los dardos de ballesta que lanza Corral en sus libros, desliza un punto de esperanza. «
Llevamos 500 años intentado hundir este país entre todos y hemos sobrevivido. Este país es demasiado rico porque a pesar de todo, de la corrupción, de muchas otras cosas, de Panamá, etc., sigue mereciendo la pena. Y los españoles deberíamos reflexionar sobre eso. Cómo teniendo un país así, consentimos que pasen cosas como las que han pasado desde el siglo XVI hasta ahora«.

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1José Luis Corral Lafuente (Daroca,, Zaragoza, 1957) es un historiador, catedrático de Historia Medieval en la universidad y escritor. Está considerado como el maestro de la novela histórica española y ha recibido numerosos premios y reconocimientos a sus obras por el rigor de su información/documentación y por su voluntad de divulgación. Y sus documentadas ideas se habrían de tener muy en cuenta hoy: «Me asombra como desde el centralismo españolista se critica el nacionalismo catalanista o vasquista, y viceversa. Todos manipulan la historia. Cataluña es una nación porque siempre ha sido una nación; falso. España es una nación porque siempre lo ha sido; falso. España nació con los Reyes Católicos; mentira. Cuando se muere Isabel la Católica, no hay una España unida, había una unión dinástica. Este es un momento muy oportuno para contar todas esas cosas».

2House of Cards es la historia de un demócrata del 5º distrito del estado de Carolina del Sur y coordinador de la mayoría de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos que, tras haber sido pasado por alto para su nombramiento como Secretario de Estado, inicia un elaborado plan para llegar a una posición de mayor poder, ayudado por su esposa. La serie trata principalmente temas de manipulación y el poder.

3Ninguna idea podía ser tan grata como la de España a un peninsular formado en la cultura del Renacimiento. El esplendor, al menos superficial, de la Monarquía, y su sentido «unitario», “un monarca, un imperio y una espada”, debían hacer pensar en la Hispania romana de los textos clásicos, y también en la Hispania visigoda de san Isidoro, no menos ilustre desde su punto de vista: Hispanias unidas y unitarias. Por eso, porque la palabra España tenía ese valor antiguo, comprensivo de todo el territorio peninsular, "no puedo dejar de dolerme", dice un cronista en carta de 1520 al Emperador Carlos V, "de la impropiedad de hablar del vulgo castellano" "llamando sólo a Castilla España ya solos los castellanos españoles». En 1520 Carlos V expresaba su incomodidad al virrey de Valencia y le recuerda que "hay tiempos y casos en que el sufrimiento y disimulación valen mucho", entendiendo por "sufrimiento" concesiones, y por "disimulación" maquiavelismo: "y es más necesario en estos reinos donde se ayudan de privilegios y libertades, que en otras partes donde el mando y poder real es absoluto». En Castilla, sin duda, el "mando y poderío real" era absoluto. Aquí, no. La periferia mediterránea se erigía frente al monarca con su coraza foral. El desfase entre centro y periferia será constante, desde Carlos V hasta la fecha. Poco importa ahora si el toque óptimo viene de un lado u otro. Lo importante es que se trata de dos zonas político-sociales que la Monarquía no consigue fundir en una sola. Y como la Monarquía se identifica con el centro, la periferia queda siempre condenada a vivir "al margen". Centro y periferia han esclerosado sus respectivas posiciones. El centro se cree la parte suprema del Estado; la periferia se encuentra postergada en el Estado y entre uno y otra habrá una tensión continua. El centro se convertirá automáticamente en autoritario respecto a la periferia; la periferia se realiza sistemáticamente protestataria respecto al centro. Un Estado unitario auténtico lo habría evitado todo esto pero quizás el Estado unitario era una simple utopía; para que marchara bien era necesario que fuera unitario en un plano más profundo que la mera superestructura de la organización jurídico-administrativa: habría sido necesario unitario en la base social, es decir, uniforme en su comprensión de «pueblo».

 

1 comentario:

  1. Buena reflexión sobre el tema de la "Unidad" , al tiempo que leía me venía el recuerdo como contrapunto a tus reflexiones de aquellos golpes de catecismo hispánico que nos venían por vía de aquella Formación del Espíritu Nacional. Un abrazo

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