martes, 4 de octubre de 2022

Recuerdos, o no, de Moscú.



Si algo no se le puede negar al pueblo ruso (lo que explica, en parte, el
actual conflicto con Ucrania) es su desaforado y visceral nacionalismo excluyente y su “nostalgia de tiempos pasados”, que puede contar muy bien, porque es visible a simple vista, quien ha visitado el país, particularmente fuera de los circuitos turísticos. El cantante francés Gilbert Becaud1 publicó en 1964 una canción que, en principio, se iba a llamar llamaba Natacha (nombre real del personaje de la guía) aunque acabó llamándose Nathalie, un amor imposible en la época de la Unión Soviética, en plena guerra fría. La canción se refiere a un turista francés que visita Moscú durante el invierno y recorre la Plaza Roja y la tumba de Lenin acompañado de una guía rusa de nombre Nathalie, de la que se enamora y la letra de la canción da a entender que ambos pasaron una noche juntos. Luego el hombre regresa a París en donde espera algún día ser guía de Nathalie.(es de destacar que la canción menciona una cafetería de nombre Café Pushkin que en realidad no existía en 1964; en 1999 se fundó un establecimiento con ese nombre con la presencia del cantante). La canción “Nathalie” durante muchos años definió la imagen de Moscú para los franceses en particular y para los europeos en general . Hay cosas que retenemos indirectamente, inconscientemente, desde la infancia; y después ya no recordamos por qué tenemos tal o cual idea preconcebida. Contextualizando, la canción llegó después de la crisis de los misiles en Cuba, cuando Brezhnev reemplazó en el gobierno a Jruschov; por primera vez, alguien se atrevía a escribir una canción sobre la Guerra Fría. Parece de película, con una joven rubia con una cara sonriente en un país que no hacía sonreír a la gente en absoluto y cuando todos cantaban los méritos de América. La canción reequilibra las cosas entre el bloque del Este y el bloque del Oeste, Francia sueña con países extranjeros y, gracias a Bécaud, descubre la URSS, si bien algo se debe al autor de la letra, Pierre Delanoë (autor también de grandes estándars franceses como Une belle histoire, L'Eté indien, Les Vieux Mariés, Les Champs-Elysées, En chantant,… ) , que afirmaba Amo Rusia, su literatura, su música, toda ella” Pero, por otro lado, odiaba a los comunistas, quería “lograr liberar el alma rusa de esta atmósfera”..El caso es que la canción se hizo también muy popular entre la juventud moscovita y, entonces los medios oficiales rusos contraatacaron con un casi filibusterismo desmontando el contenido de la letra como si ésta no fuera producto de la ficción, aunque, eso sí, recordado que, como el autor de la letra de la canción se sabe que nunca ha visitado la URSS, lo que describe es la proyección de su imaginación: hace frío y está nevando, la Plaza Roja vacía es un fenómeno muy raro, y el Mausoleo de Lenin permanece allí; falta un oso que toca la balalaika... pero eso podría ser demasiado para una canción. Y el Café Pushkin…no había ningún café con ese nombre en Moscú en el momento de la canción. Es más: a principios de los años 60 acababan de aparecer los cafés en Moscú, y había muy pocos. Los constructores del comunismo comían en casa en ese momento, y solo tomaban café en fiestas o algún evento excepcional. Si hubiera inventado una canción sobre París sin haber puesto un pie en esta ciudad, habría llamado al café "Dumas", el primer nombre francés que recuerdan los rusos. Fue el restaurador André Delos (mitad ruso, mitad francés) quien lo abrió en 1999, 35 años después. Y se entiende perfectamente: si cada francés que llega a Moscú te pregunta dónde está el café Pushkin y eres empresario, acabas abriendo un café con ese nombre. Es un restaurante de cocina rusa, que recrea las tradiciones del servicio de mesa de las casas nobles rusas (yo diría que reconquista nuestra idea de estas tradiciones). Más adelante, nuevamente, la fértil imaginación del autor se aleja de las realidades de la época: ningún turista extranjero, contrariamente a Francia, podía conseguir el acceso en una residencia de estudiantes, que eran establecimientos cuasi-militares. Y el champán solo podría ser soviético aunque podemos imaginar que había traído una botella de Clicquot de Francia y la había llevado para esta visita guiada. Hay un interludio musical, una especie de combinación de elementos de la música rusa, especialmente de nuestra danza kazatchok, con violín y pandereta. Es una buena técnica, que inmediatamente provoca asociaciones con Rusia, que evoca sus códigos culturales, pero es un truco demasiado fácil darle un lado musical ruso a la canción. A pesar de todos estos clichés y estereotipos discutibles, hay que estar agradecido a Bécaud por esta canción gracias a la cual el público francés se enteró de que existe Moscú y que en Moscú había guías turísticas. Para acabar, otra Natalia, esta vez sin Moscú y en la música de Georges Moustaki.

------------------------------------------------------------

1Gilbert Léopold Silly, conocido como Gilbert Becaud fue uno de los mejores cantantes franceses de su época y quizás uno de los más prolíficos junto con Edith Piaf y Charles Aznavour. Su mayor éxito es el tema Et maintenant. Durante la Segunda Guerra Mundial, trabaja en los clubes nocturnos como pianista con el seudónimo de François Becaud y allí compone sus primeras canciones, buena parte de ellas versionadas después a otros idiomas con el mismo efecto sobre el público. Compuso además una cantata, una ópera y música para el cine.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario