Nunca se sintió orgulloso de aquella partitura, pero no tuvo más remedio que rendirse al aplauso generalizado. El Septimino en Mi bemol mayor, Op. 20 de Ludwig Van Beethoven fue y es una de las obras más queridas del compositor alemán. Dedicado a la emperatriz María Teresa de Austria, está dividido en 6 movimientos de los que el tercero - el minueto- es el más conocido de toda la obra. Se hizo muy popular gracias a la serie de dibujos animados "Érase una vez… el hombre". Para la época de la composición de su única pieza para la poco usual combinación de siete instrumentos (tres de viento, cuatro cuerdas), Beethoven tenía 30 años, llevaba siete establecido en Viena, y la sordera había comenzado a inquietarlo seriamente. Y no estaba mal llegar a un público más amplio. Por eso, en relación con el Septeto ya publicado, Beethoven escribe a su editor: "...a la vista de las costumbres, se podrían transcribir los tres instrumentos de viento... para un violín, una viola y un violonchelo más...". Ocurría que la nobleza y la alta burguesía acababan de descubrir la naturaleza, de modo que la música que burgueses y nobles aficionados podían ejecutar en tertulias al aire libre tenía gran demanda, por lo que el Septeto fue un éxito inmediato desde su aparición, aunque Beethoven mantendrá perennemente con la obra cierta distancia. Dirá, más tarde: "...hay en él mucha imaginación pero poco arte... En aquella época yo no sabía componer, ahora creo que sí sé". Sin embargo, la obra destila gran entusiasmo y energía, donde no faltan los cautivadores y atractivos solos para el lucimiento de los instrumentistas. Escrita en el estilo de los divertimentos y serenatas propios del siglo que terminaba, sus seis movimientos evocan ciertamente el espíritu de aquellas formas que Haydn y Mozart cultivaron con tanto brillo y elegancia. Pero hablemos de su popularización entre nosotros, y por lo tanto de la serie de dibujos animados sobre la historia de la humanidad: "Érase una vez... el hombre" (en francés: Il était une fois... l'homme) creada por Albert Barillé y que en 26 episodios (con una duración de aproximada de unos 25 minutos ) pretendía que los pequeños descubrieran el origen del hombre y los grandes acontecimientos históricos. La estructura de los capítulos era bastante sencilla. Cada uno abarcaba una época distinta, pero los protagonistas siempre eran los mismos. De esta forma tan simple el público infantil podíamos identificar el rol de comportamiento de cada personaje, siendo el más carismático el Maestro (siempre con su larga barba blanca y que siempre parecía, por su forma de pensar, avanzado a su época). A este le acompañaban Pedro, Flor (que muchas veces parecía hacer de su mujer) y un personaje bondadoso y fortachón (Gordo), que siempre acababa dando mamporros a los personajes "negativos": Tiñoso y Canijo. Pero no hay nada más maleable que la historia y contarla de manera simplificada, puede llevar, como es lógico, a una serie de inexactitudes (la realidad es tremendamente compleja) que se sale de lo tolerable. Como ejemplo fue censurada porque algunos de los temas que trataba ofendieron a la Iglesia Católica, y la visión que se daba en la serie a la etapa del Imperio español (siglos XVI-XVII) no era muy positiva; lo del capítulo 15 de la serie, por contener mensajes estereotipados sobre la leyenda negra española, debió ser inadmisible, por lo que se optó por lo más sencillo: no emitirlo. 'Érase una vez... el hombre' no es una serie para niños al uso, empezando por su introducción: mientras se cantaba aquello de "Érase una vez un planeta triste y oscuro… " —letra compuesta por José Luis Perales, por cierto, sobre el 'Septimino' de Beethoven, a diferencia de la versión francesa original que utilizó la 'Tocata y fuga' de Bach, que es sin duda más perturbadora—, los dibujos repasaban cronológicamente los momentos más representativos de la historia —y la prehistoria— hasta acabar con un pronóstico para el futuro bastante desolador: un grupo de personas corren hacia un cohete espacial, pero mueren achicharrados segundos antes de que La Tierra explote. Probablemente sí haya series educativas infantiles tan dignas, pero seguro que sus cabeceras no son tan gore.
La música de la serie de los pitufos que daban en tv cuando los niños eran pequeños!!’😃🥰👏👏👏
ResponderEliminarEs a de Beethoven!!!!