jueves, 1 de febrero de 2024

Aún sin aclarar...



Hoy, 1 de febrero, hace 46 años de la muerte, aún oscura, del “cantor y guitarrero” (como a él mismo le gustaba definirse) argentino Jorge Cafrune (nacido Jorge Antonio Cafrune Herrera, hijo de un emigrante del que heredó su apodo, el turco); hay distintas versiones sobre su muerte: desde un accidente en la ruta mientras andaba en caballo, hasta un atentado pergeñado por la dictadura militar por transgredir, con su música, los sinuosos límites de la tolerancia ideológica impuestos por el gobierno de facto. Cafrune fue un cantor comprometido, relacionado con el peronismo de izquierda, de origen popular. No era un virtuoso de la guitarra pero, aún así, tuvo arrestos para ser padrino de Mercedes Sosa en el Festival de Cosquín de 1965:: “Yo me voy a atrever, porque es un atrevimiento lo que voy a hacer ahora, y voy a recibir un tirón de orejas de la comisión, pero qué le vamos a hacer, siempre he sido así, galopeador contra el viento. Les voy a ofrecer el canto de una mujer purísima, que no ha tenido oportunidad de darlo y que, como les digo, aunque se arme bronca, les voy a dejar con ustedes a una tucumana: Mercedes Sosa”. La muerte de Jorge Cafrune se dio en pleno apogeo de la última dictadura en la Argentina. Una de las versiones indica que una camioneta lo atropelló en la Ruta 27, a la altura de Benavídez, mientras cabalgaba junto a su amigo, el “Fino” Chiquito Gutiérrez hacia Yapeyú, el pueblo natal de José de San Martín. El animal en el que cabalgaba terminó encima suyo y le provocó heridas irremediables; de acuerdo a esa versión, el caballo que montaba le clavó las patas en el pecho y le provocó fracturas en las costillas y politraumatismo en el cráneo. Pese al intento de llevarlo al hospital de Tigre, llegó allí sin vida. “Me amenazaron diciéndome que si hago el viaje moriré. Dicen que un zurdo no puede mancillar la tierra de San Martín”, le confesó Cafrune al periodista Héctor Ramos, pocos días antes de emprender esa cabalgata para depositar un cofre con tierra que habían traído de Bolougne Sur Mer, donde murió San Martín. Cafrune falleció siendo uno de los artistas más populares en su género durante aquella época. Pero las sospechas sobre su fallecimiento iban más allá e involucraban a la dictadura militar. Durante el juicio a las Juntas, dos sobrevivientes del centro clandestino “La Perla” habían declarado que por escuchas el teniente Carlos Enrique Villanueva fue el que dispuso la muerte del cantante de folklore, es decir, que fue un asesinato por encargo porque, según dijo, “Cafrune es más peligroso con sus palabras y sus canciones que un ejército con sus armas. Hay que darle un escarmiento. A este tipo hay que matarlo”. La razón que habría encontrado ese teniente para atentar contra Cafrune fue que éste violó la censura dispuesta al participar del festival nacional de Folklore de Cosquín, en la edición de 1978. En ese sentido, su presunta sentencia de muerte fue haber cantado uno de sus éxitos: “Zamba de mi esperanza”. Con ese tema, amplificó su popularidad. A esa teoría se le suma un dato: la camioneta que lo había embestido fue utilizada en años anteriores por el Ministerio de Bienestar Social para traslados y el padre del conductor que atropelló al cantante había trabajado para su titular, José López Rega, el cerebro detrás de la Alianza Anticomunista Argentina, conocida como la Triple A.


No hay comentarios:

Publicar un comentario