jueves, 29 de febrero de 2024

Mujeres y rock.



Ya que hemos empezado con Esopo y sus fábulas, sigamos con ellas: la famosa de la rana y el escorpión es igual que el dicho tan popular de “la cabra tira al monte”, y en ambas se nos muestra cómo hay instintos que son imposibles de aparcar en las conductas de los animales, y por supuesto de las personas. Todos hemos conocido a gente que comete actos que le avergüenzan y que trata de no realizar, porque sufre una pulsión tal que les nubla la razón y les secuestra la voluntad, y no sólo hablamos de quienes son adictos a alguna sustancia como el alcohol o las drogas que sabemos que generan una necesidad física sino también de quienes practican la violencia, el engaño, la traición, etc. a quienes declaran amor eterno o fidelidad por siempre. Nuestra recomendación sería poner tierra de por medio porque, tal y como dice esta canción de Can the can, es imposible hacer que cambien porque lo tienen grabado en su ADN. Después de las grandes artistas del rock de los años sesenta como Grace Slick, Janis Joplin y Joan Baez, entre las grandes protagonistas de los años setenta y ochenta se afirmó durante una breve etapa Suzi Quatro (Susan Kay Quatrocchio, de Detroit), la pequeña, dinámica y frenética muchachita del glarn-rock. Aunque no tenía ni la intención ni la apariencia característica, su rock era brillante, dulce como un caramelo, evanescente como una pompa de jabón. Sus letras, sus canciones, su forma algo masculina de enfrentarse con el mundo expresaban una vitalidad algo basta pero auténtica. En un período en que en el rock triunfaban las caras maquilladas, Suzi Quatro, que de femenino sólo tenía el nombre, declaró: 'Las chicas, las normales, las que tienen problemas, se identificaban conmigo porque no tenía pechos grandes'. Su padre era pianista de jazz, músico semiprofesional y la enseñó piano, batería sobre todo el bajo. Sus ídolos fueron primero Elvis Presley, que la convirtió en roquera, y The Beatles, que hace que forme un grupo con sus hermanas. Dos años después marcha al Reino Unido para empezar su carrera en solitario ya totalmente orientada al garaje rock, con un primer single que fue un fiasco pero con un segundo, esta Can The Can, que será número uno en Gran Bretaña y Australia. Durante un par de años sus discos arrasaron en una larguísima secuencia de éxitos: 'Daytona demon', 'Too big', 'Devil gate drive', 'The wild one 48 crash', pero su rock era como la goma de mascar, que en seguida pierde sabor. El salto al mercado norteamericano lo consigue como actriz en la serie Happy Days y sus problemas con las discográficas la alejarán de las listas, por lo que continuó como actriz, presentadora de televisión, y creando álbumes deliciosos para su legión de fans. Su gran momento ya había pasado, pero Suzi Quatro siguió tocando frecuentemente en directo y grabando algunos discos. Suzi tiene constancia de haber abierto un camino que después han seguido otras muchachas: 'En los años setenta la industria discográfica no creía en el rock tocado por mujeres. Yo fui la primera'. Y de aquella experiencia quedó un puñado de canciones ingenuas y divertidas. Ha vendido 50 millones de discos. La letra de la canción nos habla de la lucha por conseguir que su hombre no sea un picaflor y se marche con la primera que pille, aunque eso es un imposible porque es su naturaleza. La música arranca con un ritmo de percusión brutal al que sigue el bajo a todo trapo y secundados por la guitarra, preceden a la voz poderosa y a grito pelado de la vocalista que es apoyado por los coros. Después parece que se suaviza casi susurrando pero se va viniendo arriba hasta que saca rabia por esa boca a toneladas.


1 comentario:

  1. Pues aunque sean mujeres hacen mucho ruido !🤣🤣🤣

    ResponderEliminar